Índice del Epistolario revolucionario e íntimo de Ricardo Flores MagónCarta anteriorCarta siguienteBiblioteca Virtual Antorcha

Penitenciaría Federal de los Estados Unidos.

Leavenworth, Kansas.

Junio 2 de 1921.

Nicolás T. Bernal.

Oakland, Calif.

Mi querido Nicolás:

Me ví obligado a detener mi contestación a tu estimada carta del 31 de mayo último, porque tenía algunas cartas que por su naturaleza demandaban respuesta pronta y personal.

Mi viejo amigo Felipe Jáuregui - Consulado de México, Vigo, España -, me escribe otra vez y sobre un tema que no quiero dejar de contestar. Este buen amigo mio, aunque reonoce que el ideal anarquista es grande y puro, no obstante me aconseja no contender por él, sino más bien acomodarme a las circunstancias, llevado por lo tanto, deliberadamente, al capricho de las olas; porque, después de todo lo que se diga, sólo por grados podrá la humanidad llegar a un sistema de intercurso social que esté basado en el amor y la justicia. Esto es, en substancia, lo que dice Jáuregui. Estimo su consejo, pues me lo da en un espíritu de amistad, y con el objeto de inducirme a tomar un descanso, descanso que ciertamente mucho necesita mi cuerpo adolorido. Pero, ¿tengo derecho a un descanso? Si detengo mi lucha por el ideal, ¿puede alguno garantizarse un descanso? No; nadie puede aseguràrmelo, pues la fuerza que me obliga a interponer mi cuerpo adolorido entre el amo y el esclavo, no está afuera, sino dentro de mí: es mi conciencia. Si detuviera mis esfuerzos por la libertad y la justicia para que mi cuerpo pudiera disfrutar de las comodidades de que se ha privado voluntariamente, una conciencia ultrajada y encolerizada se levantaría dentro de mí para amargar la mezquina satisfacción que hubiera comprado al precio de mi honor.

Respecto a que la humanidad solamente por grados podría llegar a un sistema de intercurso social basado en el amor y la justicia, no puedo realmente entender la conclusión. No fue por grados como la humanidad pasó de la autocracia a la democracia, y el salto de la anterior a la última implica una revolución mental mucho más profunda que la que es necesaria para capacitar a las masas a que abracen mi ideal. ¿Se ha olvidado que fue el mismo Dios que gobernó por medio del Rey? Sin embargo, sabemos que las masas tomaron en sus manos la institución divina, la destruyeron y trataron de gobernarse a sí mismas para suprimir el privilegio y obtener la libertad, la justicia y el bienestar para todos. La humanidad no pasó de la autocracia a la democracia por grados, sino en el acto; y si no tuvo éxito en su generoso intento para hacer a todos libres y felices, el fracaso no se debió al salto que dió, sino al hecho de que se dejó intacta la fuente de donde provenían el privilegio y la desigualdad; esto es, la propiedad privada. Siempre que se habla del anarquismo, todos se encantan con sus sublimes principios, y muchos, con un profundo suspiro, exclaman: ¡Qué hermoso; pero la humanidad es tan ignorante todavía, que pasará mucho tiempo antes de que se pueda vivir en anarquía! ¡Qué error! El estudio de los pueblos primitivos, los esquimales por ejemplo, y muchos otros entre los cuales no ha hecho su aparición la llamada civilización, demuestra que viven prácticamente en anarquía y, por lo tanto, son libres y felices, no habiendo sido pervertido su sentido de justicia por los móviles mìo y tuyo ¡Lo único que se necesita es ser tan cuerdo como el esquimal!

Recibí uno de los folletos de que me hablaste. Gracias a nuestro querido Owen.

Con recuerdos a los buenos camaradas y un fuerte abrazo para ti, quedo tu hermano.

Ricardo Flores Magón


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