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Penitenciaría Federal de los Estados Unidos.

Leavenworth, Kansas.

Junio 16 de 1921.

Gus Teltsch.

Lake Bay, Wash.

Mi querido Gus:

Ahora soy yo quien debo disculparme por haber retardado mi contestación a tu querida y espléndida carta del 25 de mayo último. Tenía la intención de escribirte la semana pasada, pero recibí una comunicación inesperada de la Embajada Americana en Washington, D. C., que requería pronta respuesta. La comunicación es como sigue:

Embajada de México en los Estados Unidos de América. Washington, D. C., junio 4 de 1921.

Sr. Ricardo Flores Magón, P. O. Box, Nº 7, Leavenworth, Kansas.

Estimado señor:

Se ha recomendado a esta Embajada interceder en su favor ante las autoridades federales de los Estados Unidos, con el objeto de obtener su indulto y libertad.

A fin de facilitar los esfuerzos de la Embajada, ruego a usted, si lo juzga conveniente, se sirva informarme sobre la causa de su encarcelamiento y término de su sentencia, como también las circunstancias atenuantes que oportunamente pudieran aducirse en su favor, o las que ahora puedan aducirse. Esperando que tan pronto como le sea posible, me remita usted la información pedida, le anticipo las gracias y quedo su atento servidor.

Manuel C. Téllez, Encargado de negocios, ad-interim.

Rivera recibió una nota igual. El proletariado mexicano constantemente ha estado urgiendo a la administración de Obregón mi libertad y la de Rivera por conductos diplomáticos, y esta acción de la Embajada Mexicana es el resultado de las actividades de mis hermanos mexicanos. ¿Tendrán éxito? No lo sé; pero se me ha dicho que han determinado poner en acción todo su poder económico si se desatiende su demanda, y por lo tanto paralizar por completo los negocios entre los dos países, negándose a manejar la carga destinada a cualquiera de las dos naciones y suspender sus operaciones en las negociaciones de propiedad norteamericana. Tu carta, mi querido Gus, es alentadora en lo que se refiere al futuro, al espléndido futuro de nuestros sueños; pero ¿no es espléndido también el presente? Concibo la majestad y belleza del edificio en construcción y me imagino lo felíz que ha de ser la raza humana en este edificio bajo cuyos benditos techos no habitará la tristeza. ¿Veré su terminación? No lo creo, y esto no porque sea cosa de un lejano futuro, que no lo es, sino porque ya estoy viejo. Sin embargo, estoy bien satisfecho de haber tenido la oportunidad de asistir a la colocación de sus piedras fundamentales y de haber sido testigo de este magnífico periodo de gestación. La hora es solemne. Esta llena de incertidumbre y temor. En los surcos, en donde el corazón de los humildes ha arrojado generosamente durante edades de tristeza y de angustia su semilla de esperanzas y de ilusiones, ha principiado ya el trabajo de germinación. Se puede descubrir en el silencio ae la palpitación de la nueva vida en la creación, lo mismo que con dulce emoción la joven madre percibe los débiles latidos de la vida joven que se agita en su vientre. Presintiendo el prodigio, el alma perspicaz revive, el corazón adolorido se regocija, y el cerebro luctuoso, que solamente había tenido lugar para pensamientos sombríos y ensueños funestos, está ahora encendido con el calor de los sueños generosos de libertad y justicia. ¿No es el presente también espléndido, mi querido Gus? ¿No es el momento de participar de la sublimidad que acompaña a toda la creación, ya sea un gusano, un verso o una estrella? La hora es trascendental, llena de interés para el que piensa o sueña, y la historia ha abierto ya un capítulo bajo este título sugestivo: Gestación. Es la gestación del nuevo orden bajo el cual no habrá sino una ley: No hagas a otro lo que no quieras para ti. Es el desmoronamiento de lo viejo y gastado para dar lugar a lo nuevo. El aire está cargado de promesas y ansiosamente las inhalo, antes que la muerte me sorprenda sin haber hecho una copiosa provisión de ilusiones y esperanzas rosadas, cuya bella compañía necesito hasta los umbrales de lo desconocido ...

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No teniendo más espacio, termino esta carta enviando mi cariño a todos los buenos camaradas y un fuerte abrazo a ti, mi querido hermano.

Ricardo Flores Magón


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