Indice de Proudhon y el socialismo de 1848 de Carlos Gide y Carlos Rist Presentación de Chantal López y Omar Cortés CAPÍTULO PRIMERO. Crítica de la propiedad y del socialismoBiblioteca Virtual Antorcha

Proudhon y el socialismo de 1848

Carlos Gide y Carlos Rist

Introducción



Este es, sobre poco más o menos, el modo como se puede definir el lugar de Proudhon dentro de la historia de las doctrinas. Lo mismo que todos los socialistas, su punto de partida es una crítica del derecho de propiedad. Este derecho, que los economistas se han abstenido cuidadosamente de discutir, transformando, como él dice, la Economía Política en un simple resumen de las rutinas propietarias, es, sin embargo, a sus ojos, la base de nuestro sistema social y explica todas las injusticias del mismo. Por eso Proudhon comienza por un ataque contra la propiedad y contra los economistas, sus defensores.

Pero, ¿cómo reformar el sistema actual? ¿Por cuál otro reemplazarlo? He aquí la dificultad, y si Proudhon hubiera nacido veinte años antes, habría imaginado, como tantos otros, una utopía cualquiera para resolverla. Pero lo que era posible en 1820 ya no lo era veinticinco años más tarde. Los sistemas socialistas más diversos han ocupado ya a la opinión; Owen, los sansimonianos, Fourier, Cabet, Luis Blanc, han propuesto sus remedios, y antes de Proudhon han sido intentadas casi todas las nuevas perspectivas abiertas a la fantasía de los reformadores; él conoce todas esas tentativas, las examina y saca en conclusión que todas, todas, han llegado a callejones sin salida. Y he aquí que la crítica del socialismo viene a añadirse a la crítica de los economistas.

Se trata, por tanto, de encontrar una salida, de corregir los vicios de la propiedad privada, sin caer, sin embargo, en lo que él llama la irremediable tontería del socialismo. A proudhon le repugnan instintivamente las utopías y no gústa nada de esos inventores que tratando a las sociedades como a máqUinas, creen que basta descubrir un truco ingenioso para corregir todas las resistencias y volver a poner la máquina en marcha; para él la vida social es un perpetuo progreso (1); sabe que el tiempo es necesario para conciliar las fuerzas contradictorias que se entrechocan en una sociedad. En encontrar esta solución difícil se halla ocupado cuando sobreviene la Revolución de 1848; entonces, lanzado bruscamente a los campos de la acción se ve forzado a dar a sus ideas una forma concreta, perfecta y fácilmente asequible; el crítico tiene que hacerse constructor, y a su vez y casi a pesar suyo, forja una utopía: el Banco de cambio.

La solución que tantos otros habían buscado en un subvertimiento completo de la producción o de la distribución de lós bienes, él cree encontrarla en una reforma de la circulación. La idea es ingeniosa y merece ser recogida en una historia de las doctrinas, porque conntiene mucho de verdad mezclado con lo que de erróneo tiene, y también, además, porque el Banco de Proudhon es el prototipo de una serie de proyectos semejantes que no se podrían pasar en silencio. Este concepto es el único que vamos a retener; haremos, pues, caso omiso de las ideas de Proudhon filósofo, moralista, teorizante político (2), aunque no las menos interesantes, pero que no nos interesan, sin embargo, más que en la medida en que en la medida en que han podido influir sobre Proudhon economista.



Notas

(1) Filosofía del progreso -Obras, tomo XX, pág. 19-: Siendo el movimiento la esencia del espíritu, la verdad, es decir, la realidad, exactamente lo mismo en la naturaleza que en la civilizaclón, es esencialmente histórica, sujeta a progresión, conversión, evolución y metamorfosis. En las Contradicciones económicas dice: La ciencia social es el conociento razonado y sistemático, no de lo que ha sido la sociedad, ni tampoco de lo que ha de ser, sino de lo que es, en toda su vida; es decir, en el conjunto de sus manifestaciones sucesivas, porque ahí solamente es donde puede haber razón y sistema (Tomo I, pág. 43). Aplicando esta noción a la organización del trabajo, por ejemplo, añade: No diremos nosotros, como dicen los economistas, que ya está organizado; ni como los socialistas, que hay que organizarlo; sino que se organiza,, es decir, que se está organizando desde los comienzos del mundo, que se organizará hasta el final ... y toda la misión de la ciencia es la de buscar incesantemente, en vista de los resultados obtenidos y de los fenómenos en curso de cumplimiento, cuáles son las innovaciones inmediatamente realizables. (Tomo I, pág. 45).

(2) Se las encuentra expuestas con gran inspiración en el libro de Bougle La sociologie de Proudhon, París, 1911, y en Proudhon et notre temps, París, 1920, Chironi edit., recopilación publicada por los Amigos de Proudhon
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