Índice de Del artesanado al socialismo de José María González | Anterior | Biblioteca Virtual Antorcha |
---|
La primitiva sociedad de artesanos de Pachuca
La Sociedad de Artesanos y Socorros Mutuos, cuyo lema es Unión y Constancia, es una asociación libre, que tiene por objeto hacer el bien que pueda, especialmente a los miembros que la forman y en general a la clase pobre; es uno de sus propósitos llegar a tal grado de moralidad, que sea una recomendación el simple hecho de pertenecer a ella.
Textualmente hemos copiado el artículo 1° del reglamento de la Sociedad de Artesanos de Pachuca, porque en ese artículo se encierra un gran pensamiento; se comprende un espíritu de progreso y filantropía; se entrevé un porvenir risueño para la clase obrera de Pachuca.
Decir que la moralidad debe llegar a tal grado ... que sea una recomendación el simple hecho de pertenecer a la Sociedad de Artesanos de Pachuca, es decirlo todo, es oponerse al vicio, al crimen, a la desgracia; es decir que el obrero quiere ser grande y feliz por sí mismo, que ama a la patria y a la familia, y que cree que sólo por la moralidad puede colocarse en el lugar que la sociedad común tiene destinado a sus buenos hijos.
Cuanto nos conmueve, cuanto nos llena de placer el propósito de los obreros de Pachuca; porque como ellos, comprendemos también que todas las acciones del hombre que vive en sociedad deben tener por guía la moralidad; porque, obreros lo mismo que ellos, sabemos que es ya tiempo de que demos un mentís a los que nos envilecen a cada momento llamándonos viciosos.
Todo aquel que cree que nació para pertenecer a una clase privilegiada, clase que huye del trabajo porque lo juzga degradante, es un verdugo implacable del trabajador, es un obstáculo continuo que se opone al engrandecimiento del obrero, y por esto los hijos del trabajo son tratados con el más alto desprecio y sirven sólo para satisfacer el gusto o el capricho de los que no saben remunerar con justicia al trabajador, y sí robarle el precio de sus afanes; por fortuna, la civilización nivela al rico y al pobre cuando en ambos concurren las virtudes y el talento.
La nobleza del trabajo va superando a la nobleza de la sangre y del dinero; y cuando por medio de la asociación se pudiera hacer resaltar más y más esa nobleza, muy pronto, no en lejano día, nadie se considerará noble si no pertenece a la clase obrera moralizada.
Por eso se ve que todas las sociedades de obreros tienen por base la moralidad, y que esas sociedades poco a poco van redimiendo a nuestros trabajadores extraviados y viciosos porque se hallaban aislados; por eso vemos que los artesanos de Pachuca se agrupan, forman al hombre colectivo que marcha, que se instruye, que se auxilia, que va siendo ya una potencia con quien tienen que luchar los perversos y los soberbios.
Hay una clase de la sociedad que se opone al engrandecimiento del obrero, y esa clase no puede ver con indiferencia lo que va perdiendo: para ella, el progreso del trabajador es la pérdida de las prerrogativas y los fueros, es la extinción de la esclavitud, es el desarrollo de la inteligencia, es la nivelación de los hombres ante las leyes del progreso y de la civilización, es, en fin, el perfeccionamiento de los bienaventurados que tienen hambre y sed de justicia; y esa clase, clase maldita, descendiente de Caín y de Lamek, conspira, se afana, pone todos los medios de que aun puede disponer para detener el curso de las ideas sublimes que van elevando al obrero al puesto que debe ocupar todo ser útil y moralizado.
Pues bien; no sólo para neutralizar sino para destruir los obstáculos que oponen los enemigos del obrero, es necesario asociarse, es necesario luchar, con constancia, llenos de fe y de abnegación, porque sólo de esa manera se obtendrá un triunfo imperecedero.
La clase obrera ha sufrido mucho y sigue sufriendo; ella ha sido el ludibrio de los que tienen una fortuna por pequeña que sea, de los que poseen un mediano talento, y de los que gobiernan; sobre ella pesa la obligación, y a ella se le niega el derecho; nadie ha procurado sacarla del oscurantismo y de la miseria, nadie ha pensado en elevarla por medio de la instrucción y de las virtudes, y sólo la han tratado con el rigor y el desprecio con que se trata al infeliz esclavo. Siempre humillada, siempre explotada, nunca ha podido ser más de lo que han querido que sea sus enemigos; necesario es, por lo mismo, que ella sola procure su engrandecimiento; que rompa las cadenas con que la tienen atada; que alce su frente con la dignidad, con la conciencia que tiene de que por su trabajo todo progresa, todo se anima, todo se perfecciona: sólo así cumplirá la sagrada misión del trabajo.
La Sociedad de Artesanos de Pachuca, ha probado que está animada de buenos deseos y que lleva adelante su propósito; sabemos que cuenta con un respetable mímero de socios y que tiene establecidas sus clases para adultos; sinceramente la felicitamos y deseamos que progrese, que sirva de modelo a otras nuevas sociedades que se formen allí y en los demás Estados de la República. Esa sociedad, honra a Pachuca y a sus hijos, y merece los aplausos de los hombres honrados; nosotros, desde nuestro humilde taller la saludamos y le pedimos que no olvide lo que ella misma ha dicho en la parte expositiva de su reglamento:
La idea de la fraternidad y de la beneficencia siempre encontrará hombres sensibles que se estrechen la mano para defenderla.
El Hijo del Trabajo. Año III. Época segunda. Núm. 126, México.
Diciembre 22 de 1878, p. 1.
José María González
Índice de Del artesanado al socialismo de José María González | Anterior | Biblioteca Virtual Antorcha |
---|