Índice de Carranza contra los trabajadores (Artículos políticos 1915) de Ricardo Flores MagónAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

ARTÍCULOS POLÍTICOS 1915
CARRANZA CONTRA LOS TRABAJADORES
RICARDO FLORES MAGÓN

La muerte del sistema burgués


El porvenir de la revolución mexicana, dice el compañero Antonio de P. Araujo, es el comunismo anarquista.

Venciendo mil dificultades; arriesgando la vida a cada momento, pudo nuestro compañero Araujo ponerse al habla personalmente con el incansable y honesto luchador suriano, Emiliano Zapata.

No es cosa fácil llegar hasta los lugares en que opera el revolucionario. Se necesita audacia y talento para lograrlo. Nuestro compañero lo logró y habló con él.

Araujo encontró personificadas en el revolucionario suriano, la buena fe y la abnegación, cualidades indispensables para ser un buen revolucionario. Emiliano manifestó a Antonio, que no tiene otro interés que el bienestar de la clase trabajadora, y estas sencillas palabras dichas por un hombre sencillo, tenían su confirmación allí mismo, con hechos, con grandes hechos.

Las conferencias entre Zapata y Araujo tuvieron lugar a finales de febrero de este año en la hacienda de San Juan Chinameca, Estado de Morelos. Desde las ventanas de la casa de la hacienda se veían los campos poblados de trabajadores. Araujo no tuvo más que echar una ojeada a través de las ventanas, para comprobar la gran verdad que había oído de los labios del austero luchador. Vio en los rostros de aquellos trabajadores la satisfacción, la alegría, el bienestar. No vio los rostros angustiados de los trabajadores a jornal, sino las caras satisfechas de hombres y de mujeres que no conocen amo.

Las haciendas que visitó Araujo, las encontró en manos de los antiguos peones, quienes las trabajan libremente, habiendo huido los burgueses dueños de ellas ante el pueblo rebelado.

En los pueblos del Estado de Morelos que recorrió el compañero Araujo, pudo comprobar, también, que las palabras de Emiliano eran sinceras:

no tengo otro interés que el bienestar de la clase trabajadora.

En los pueblos no hay policías, y, por lo mismo, en ellos reina el orden. No habiendo ricos, no hay necesidad de policías. En los jardines de las poblaciones, donde antes solamente la burguesía se recreaba, Araujo encontró a los trabajadores paseando con sus familias. Ya no había léperos de levita que los rechazaran con la punta del bastón, añadiendo estas palabras: ¡Fuera de aquí, pelado!

Por todas partes del territorio controlado por las fuerzas revolucionarias zapatistas, encontró Antonio que reinaba el bienestar. Los domingos, hombres, mujeres y niños vestidos de limpio se dan cita en los pueblos para gozar de la vida social. Nada de andrajos: en su lugar, ropas humildes, es cierto; pero resplandecientes de limpieza.

Emiliano, en las sabrosas pláticas que tuvo con Antonio sobre el porvenir de la revolución, hizo patente una vez más su amistad hacia los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, y nos envió palabras de aliento para que no desmayemos en la lucha que tenemos emprendida.

Emiliano desea con entusiasmo la formación de colonias comunistas compuestas por miembros del Partido Liberal Mexicano, en el territorio controlado por sus fuerzas. Mientras Venustiano Carranza hace que los campesinos compren la tierra, Zapata la pone en manos de los trabajadores sin precio de ninguna clase. Zapata está dispuesto a proveer de todo lo necesario a los colonos miembros del Partido Liberal Mexicano. La dificultad para las comunicaciones, debido al estado caótico en que se encuentra el país, ha impedido que la colonización se haya llevado a cabo.

La visita del companero Araujo al luchador suriano, ha servido para fortalecer los lazos de unión que siempre han existido entre el movimiento del sur y el Partido Liberal Mexicano, así como para precisar y robustecer los puntos de contacto de las dos tendencias, puntos de contacto que son la base sólida de una obra de unificación revolucionaria en todo el país, que va tomando forma según el tiempo pasa, que va precisándose con el ejercicio de métodos verdaderamente revolucionarios y las lecciones saludables de la experiencia. En su misión de procurar la unificación de los métodos revolucionarios, Araujo ha recorrido dieciséis Estados de los que componen la nación mexicana, y el estudio de sus observaciones robustece la esperanza de todos los que deseamos que aquella lucha formidable del pobre contra el rico, no degenere en una obscura contienda de aspirantes a puestos públicos, sino que, de progreso en progreso termine con la muerte completa del sistema capitalista.

Araujo visitó los centrós obreros de los diferentes Estados por él recorridos, y se dio cuenta cabal del modo de pensar de los trabajadores. Dondequiera encontró que la mentalidad de la clase trabajadora es propicia a la expropiación, y que en muchas partes no se espera otra cosa que una buena oportunidad para llevar la a la práctica.

El principio de autoridad, tan odiado instintivamente por el pueblo de México, se encuentra cada día más debilitado, y hay regiones donde ya no rige.

En cuanto al clero, ha perdido por completo su prestigio en una gran parte del país.

El triunfo de la anarquía, es solamente cuestión de tiempo. Que el movimiento mexicano tenga más duración, y el sistema burgués quedará reducido a escombros. No desmayemos, compañeros. ¡Adelante!

(De Regeneración, del 2 de octubre de 1915, N° 206).

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