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A HACER OBRA REVOLUCIONARIA

Hemos corrido la palabra a nuestros hermanos de las diferentes tribus indígenas que habían sido despojados de sus tierras, que tomen inmediata posesión de ellas. Nuestras fuerzas los apoyarán en su obra reivindicadora; pero no basta esto. Es preciso que cada varón indio se arme para que de hoy en adelante nadie se atreva a arrebatarles lo que les pertenece. Nunca hay que deponer las armas.

Todas las tribus indígenas de la Baja California, todas las de Sonora, Chihuahua, Durango y demás Estados de la nación mexicana, han sido despojadas de sus tierras por aventureros americanos, por los millonarios de este país que tienen en sus garras las fuentes de riqueza de México. Necesario es que comience la obra verdaderamente revolucionaria: la toma de posesión de la tierra.

No solamente los capitalistas americanos habían despojado de sus tierras a los mexicanos al amparo del Dictador Porfirio Díaz. Burgueses de todas las nacionalidades habían acaparado para sí toda la tierra de México y reducido a los mexicanos a la esclavitud.

Pero no olvidad, hermanos desheredados, que la garantía de vuestra libertad y de vuestro bienestar, no es la autoridad, sino el fusil. No rindáis nunca las armas.

Compañeros: a tomar posesión de la tierra. Pero no la dividáis, no os concretéis a trabajar una determinada extensión de tierra individualmente, porque, creedlo, vais a deslomaros más tal vez que si la trabajáseis bajo la férula de algún amo. Trabajadla en común para obtener mejores resultados.

Por supuesto, cada uno que quiera tener su casa y un buen solar, para sembrar en él lo que sea de su agrado, o para criar algunos animales útiles, puede tenerlo; pero para que haya abundancia mediante un insignificante esfuerzo, el resto de la tierra debe ser cultivado en común.

Con la huida de Mayol, y sus esbirros, el Partido Liberal Mexicano ha quedado dueño de una vasta extensión territorial en el norte de la Baja California, desde el Río Colorado hasta la costa del Pacífico. Esa región puede dar de comer a millones de seres humanos y tener todavía un sobrante para cambiarlo por otros artículos o géneros que se necesiten, de manera que no se carezca de nada.

Nuestros hermanos del interior de México, deben imitar este ejemplo para dar un más fuerte impulso a la Revolución Social. No hay que pensar en que la tierra pertenece a determinado personaje: hay que tomarla resueltamente, no para el beneficio de uno solo, sino para el beneficio de todos y cada uno de los habitantes de México, hombres y mujeres.

Tal vez temáis, hermanos desheredados, que intervengan los Estados Unidos. No temáis. No fuisteis vosotros los que Ilamasteis a los capitalistas extranjeros para que os pusieran el yugo. Ellos solos fueron en busca de lucro. No fueron a haceros ningún servicio, sino a aprovecharse de vuestro trabajo teniéndoos a salario desde hace cuatro siglos en que os despojaron de la tierra los conquistadores españoles. Nuestros padres indios no llamaron a esos conquistadores, ni sus descendientes hemos llamado a los capitalistas de las otras nacionalidades. Simplemente fueron a hacer negocio, nos explotaron cuanto pudieron y es necesario no consentir más explotaciones ni de mexicanos ni de individuos de otras razas. Ha llegado el momento en que los pobres debemos tomar para todos lo que a todos pertenece.

No temáis la intervención de las potencias extranjeras. A un pueblo rebelde no lo somete nadie. No temáis la intervención, que nuestros hermanos desheredados de todo el mundo se levantarán en armas si algún gobierno se entromete en nuestros asuntos, y, si no nos defienden los desheredados de todo el mundo por egoísmo y por falta de solidaridad, no importa: perezcamos aplastados como valientes, que es preferible a soportar esta vida de esclavitud y de vergüenza.

Ricardo Flores Magón

(De Regeneración, 27 de mayo de 1911).


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