Por qué hay que afiliarse al Partido Antirreeleccionista
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Se inicia el cisma entre los corralistas

La desleal y vergonzosa campaña seguida hasta hoy con una absoluta carencia de escrúpulos, por los partidarios de alquiler del Señor Corral, empieza a producir escozores de conciencia entre los elementos menos dañados que apoyan su desprestigiadísima candidatura.

Hasta ahora habían admitido con su silencio una complicidad que en vano intentarán desvanecer con sus tardíos arrepentimientos; pues el mal está definitivamente consumado. Esas plumas mercenarias que con tan increíble torpeza fueron llamadas a prestigiar a un ciudadano, sólo lograron exhibir todas las miserias morales que llevan escondidas bajo el dorado manto del privilegio y del poder, las llamadas por ironía altas clases directoras de la sociedad; pero que, es preciso confesarlo, se hallan al mismo profundo nivel moral del más desdichado y pobre hijo de esta tierra, con la enorme diferencia de que el analfabeta es un ser inconsciente que ignora lo que es patria, mientras que nuestros omniscientes deshonran a sangre fría a nueStra sociedad y son antipatriotas a sabiendas y por cálculo.

Esos adalides del escándalo que para mengua de los que pagan y como un mentís formidable contra sus aptitúdes para gobernar, han manchado nuestras incipientes luchas democráticas, erraron lastimosamente al escogitar las armas del combate; pues aquel en cuyo favor rompieron lanzas, de indiferente que era para el pueblo, hoy está oonvertido en el blanco de sus desprecios y odios, los que difícilmente podrá ya extinguir (1).

Y nada improbable será que ante tan pésimo resultado, esas plumas mercenarias vuelvan la cara al ídolo que no han sabido mantener en pie, y se afilien a cualquiera otro bando que mejor les pague para concluir de derribarlo.

Ellos habrán logrado a la fecha herir de muerte a su adversario, quien nunca podría representar las más legítimas aspiraciones de un pueblo humillado por los sistemas despóticos (2); pero la verdad es que para obtener este triunfo, primero han dado muerte a su jefe, y ésto no puede llamarse sino una espantosa derrota (3).

El toque de sálvese-quien-pueda, está ya dado; la desbandada es un hecho. Pronto surgirán las delaciones entre los vencidos para definir responsabilidades y saber a quién debe atribuirse la catástrofe.

Entretanto, sereno y majestuoso, libre de ruindades y de pasiónes viles, el Partido Anti-reeleccionista va ganando los espíritus fuertes y patriotas y va surgiendo ante las conciencias como una ingente exigencia nacional, despertando cívicos anhelos en las almas, ávidas de justicia para todo ciudadano y de honradez política en cada uno de nuestros gobernantes.

México, Julio 28 de 1909.

(Publicado en el Anti-Reeleccionista, Órgano del Centro Anti-Reeleccionista de México, de fecha 28 de julio de 1909).

Federico González Garza