revolucion es, de Agustin Cortes, Captura y diseño, Chantal Lopez y Omar Cortes, Antorcha
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Revolución es

Mamá, ¿qué cosa es la revolución? - Preguntó el niño mientras hojeaba una gastada revista de páginas borrosas, gastadas por tantos ojos que habían pasado por ellas.

La mujer planchaba.

No sé, hijo - respondió sin dejar de trabajar.

¿Es algo como la guerra? Porque ahí hay muchos hombres con rifles y pistolas - insistió el niño sin dejar de mirar las viejas fotografías.

Yo creo que sí, porque mi abuelo se murió en una - contestó la mujer con una voz como suma de murmullos.

En el patios de la derrumbada vecindad se escuchaban los gritos de los niños que jugaban.

¿Mi papá se fue a una revolución? - volvió a preguntar el niño mirando ahora fijamente a la mujer.

>i>No, él se fue al norte a buscar trabajo, ya te le he dicho, y no sigas hablando porque mañana tengo que entregar toda esta ropa.

El niño ya no habló, la mujer siguió trabajando, los ruidos de la vecindad fueron apagándose conforme la noche iba tragándose las cosas.

¿Son buenas las revoluciones? Aquí hay muchos niños riéndose y jugando - la voz del niño hizo a un lado el silencio.

Quién sabe, a lo mejor si, pero sólo ha de ser cosa de ricos, porque a los pobres sólo nos queda trabajar - la mujer levantó los hombros en un profundo gesto de cansancio.

Pero estos niños no son hijos de ricos sino que viven en el campo, como mi papá, y están muy contentos.

Entonces esos niños todavía no saben lo que es la vida, cuando crezcan ya no estarán contentos.

Pero aquí están sus papás y también están contentos.

Puras mentiras, hijo, los pobres nunca podremos estar contentos.

A lo mejor la revolución nos hace contentos.

La mujer sonrió condescendiente y continuó trabajando.

Mamá, tengo sueño.

Pues duérmase que mañana tiene que ir temprano a vender periódicos.

Mamá, ¿sabes una cosa?

¿Qué?

Cuando sea grande voy a ser revolucionario.

Y el niño cerró los ojos y, como convocando a las imágenes de las fotografías, se quedó dormido.


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