Índice de La celestina de Fernando de RojasPresentación de Chantal López y Omar CortésPersonajesBiblioteca Virtual Antorcha

Introducción

El autor, escusándose de su yerro en esta obra que escribió, contra sí arguye y compara

El silencio escuda y suele encobrir
La falta de ingenio y torpeza de lenguas:
Blasón qu'es contrario, publica sus menguas
A quien mucho habla sin mucho sentir.
Como (la) hormiga que deja de ir,
Holgando por tierra con la provisión:
lactóse con alas de su perdición;
LIeváronla en alto, no sabe dónde ir.

Prosigue

El aire gozando ageno y extraño,
Rapiña es ya hecha de aves que vuelan;
Fuertes más qu'ella; por cebo la llevan;
En las nuevas alas estaba su daño.
Razón es que aplique a mi pluma este engaño,
No despreciando a los que me arguyen,
Así que, a mí mismo mis alas destruyen,
Nublosas y flacas, nascidas de hogaño.

Prosigue

Donde ésta gozar pensaba volando,
Oyo de escrebir cobrar más honor,
Del uno y del otro nasció disfavor:
Ella es comida, y a mí están cortando
Reproches y vistas y tachas. Callando
Obstara; y los daños de envidia y murmuros
Insisto remando; y los puertos seguros
Atrás quedan todos, ya cuanto más ando.

Prosigue

Si bien queréis ver mi limpio motivo,
A cuál se endereza de aquestos extremos,
Con cuál participa, quién rige sus remos,
Apolo, Diana o Cupido altivo;
Buscad bien el fin de aquestos qu'escribo,
O de el principio leed su argumento:
Leedlo, veréis que, aunque dulce cuento,
Amantes, que os muestra salir de captivo.

Comparación

Como el doliente que píldora amarga
O la recela, o no puede tragar,
Métela dentro de dulce manjar;
Engáñase el gusto, salud se le alarga:
Desta manera mi pluma se embarga,
Imponiendo dichos lascivos, rientes,
Atrae los oídos de penadas gentes:
De grado escarmientan, y arrojan su carga.

Vuelve a su propósito

Estando cercado de dudas y antojos,
Compuse tal fin que el principio desata;
Acordé dorar con oro de lata
Lo más fino tíbar que ví con mis ojos;
y encima de rosas sembrar mil abrojos.
Suplico, pués, suplan discretos mi falta:
Teman groseros; y en obra tan alta,
O vean, o callen, o no dejen enojos.

Prosigue, dando razones por qué se movió a acabar esta obra

Yo ví en Salamanca la obra presente:
Movíme a acabarla por estas razones:
Es la primera, que estó en vacaciones,
La otra inventaria persona prudente;
Y es la final, ver ya la más gente
Vuelta y mezclada en vicios de amor.
Estos amantes les pornán temor
A fiar de alcahueta, ni falso sirviente.

E así que esta obra en el proceder
Fue tanto breve, cuanto muy sotil,
Vi que portaba sentencias dos mil
En forro de gracias, labor de placer.
No hizo Dédalo, cierto, a mi ver,
Alguna más prima entretalladura,
Si fin diera en esta su propia escritura
Cota, o Mena, con su gran saber.

Iamás yo no vide en lengua romana,
Después que me acuerdo, ni nadie la vida,
Obra de'stilo tan alto y subido,
En tosca, ni griega, ni en castellana.
No trae sentencia, de donde no mana
Loable a su autor y eterna memoria,
Al cual Jesucristo reciba en su gloria,
Por su sancta pasión, que a todos nos sana.

Amonesta a los que aman que sirvan a Dios y dejen las malas congitaciones y vicios del amor

Vos, los que amáis, tomad este ejemplo,
Este fino arnés con que os defendáis;
Volved ya las riendas, porque no os perdáis;
Load siempre a Dios visitando su templo;
Andad sobre aviso; no seáis d'ejemplo
De muertos y vivos y propios culpados;
Estando en el mundo yacéis sepultados.
Muy gran dolor siento cuando esto contemplo.

O damas, matronas, mancebos, casados,
Notad bien la vida que aquéstos hicieron;
Tened por espejo su fin cuál hobieron:
A otro que amores dad vuestros cuidados.
Limpiad ya los ojos, los ciegos errados,
Virtudes sembrando con casto vivir;
A todo correr debéis de huir,
No os lance Cupido sus tiros dorados.

Fin
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