Índice de Memorias de Francisco Vázquez GómezSegunda parte - Capítulo XIITercera parte - Capítulo IBiblioteca Virtual Antorcha

Segunda parte

CAPÍTULO XIII

ALTA POLÍTICA DEL COMITÉ MADERISTA. LA COMEDIA EN LA HISTORIA.


C. Aquiles Elorduy:

...; pero sea de ello lo que fuere, el señor Madero, cuando fue interpelado por el Centro Antirreeleccionista para que explicara ese cambio, contestó: Ese cambio se hace contra mi autorización, se hace a mi pesar, yo sé que esto va a desorientar la opinión pública, que esto va a desorientar a la nación, porque en el cerebro de cada ciudadano de los que han apoyado a la revolución, está que los hombres comprometidos a llevar adelante los ideales del Partido Antirreeleccionista, somos el doctor VAzquez Gómez y yo; pero mis amigos han querido que no sea aspi, y yo tengo que ser complaciente con ellos (1).


If you can bear tu hear the truth you´ve spoken twisted by knaves to make a trap for fools ...

Rudyard Kipling (2).


En las páginas precedentes traté de probar que el comité maderista fue el que llevó a cabo la división del Partido revolucionario y fue, por lo mismo, el responsable de lo acaecido después como consecuencia; pero por si mis inferencias pudieran no tener la fuerza suficiente para convencer de ello a los lectores, voy a copiar y a comentar parte de un artículo, publicado por el señor Juan Sánchez Azcona en El Gráfico, de 29 de noviembre de 1930, artículo en el cual, el autor me concede completa razón. Dice:

No sucedía lo mismo con respecto a la candidatura vicepresidencial del doctor Vázquez Gómez. Su vacilante actitud al estallar el movimiento armado, unida a sus pretéritas y manifiestas ligas con el general Reyes en momentos en que éste empezaba a hostilizar a la revolución, le habían enajenado al doctor Vázquez Gómez las simpatías de una gran porción de los maderistas que sabían muy bien que el distinguido galeno se sentía muy más capacitado que Panchito para llevar las riendas de la nación, y que la conciencia de tal superioridad indudablemente le conduciría a desarrollar una política propia dentro del nuevo gobierno con peligro para la firmeza de éste y con inevitable escisión en el Partido de la Revolución. Y se estimó medida conveniente de alta política precipitar y definir esa escisión desde luego, antes que sus consecuencias pudieran ser más nocivas. Por ello se resolvió celebrar una nueva convención antes del acto electoral, desconociéndose la fórmula de la Convención de 1910 que había sido adoptada para las elecciones de aquel año, pero que carecía de fuerza para actos ulteriores. No era la tendencia de la mayoría del nuevo partido sacar a flote la candidatura vicepresidencial de Pino Suárez, sino la de evitar, si posible fuera, la confirmación de la de Vázquez Gómez. Se procuraría el triunfo de Iglesias Calderón, de Robles Domínguez, de González Garza o de cualquiera otro que ofreciera garantías de no hacer política propia y de estar identificado con Madero, reconociendo sin reservas su autoridad material, moral y mental.

Es un error que conviene destruir en aras de la verdad histórica, el de que el distanciamiento entre Madero y los hermanos Vázquez Gómez provino de la imposición de Pino Suárez. La verdad es que el distanciamiento previo entre Madero y los hermanos Vázquez Gómez, originado por actitudes de éstos, fue la causa de la designación incidental de Pino Suárez. (3).

Quiero hacer constar aquí que Madero se resistió muchísimo a modificar la primitiva fórmula electoral y que muy contra su voluntad hubo de someterse a la exigencia imperiosa de la mayoría de su partido (el comité). Se sentía ligado moralmente al doctor Vázquez Gómez no obstante que este caballero había condenado categóricamente en un principio el movimiento armado y de modo terminante se había rehusado a colaborar en él, no siendo sino hasta que aquel movimiento había cobrado ya irresistible desarrollo, cuando accedió a prestar su concurso.

De veras siento, y mucho, que el amigo Sánchez Azcona haya padecido de amnesia al escribir este artículo, porque eso lo desacredita como cronista verídico de la revolución, como se lo van a demostrar el mismo señor Francisco I. Madero y el autor de estas Memorias.

Debo decir que ya es tiempo de que los culpables del fracaso de la revolución de 1910 Y del desastre que ocurrió al gobierno y a la persona. del señor Madero, dejen de arrojar a los Vázquez Gómez el agua inmunda con que han pretendido, vanamente, lavarse sus propias y personalísimas culpas. Dicho esto, entremos en materia:

¿Por qué no acepté entrar desde luego a la revolución, cuando a ello me invitó el señor Madero en nuestras conferencias de San Antonio, en los primeros días de noviembre de 1910? Ya lo he dicho, y vuelvo a reptirlo: por la muy sencilla razón de que no habiendo yo tomado parte en la preparación u organización del movimiento armado, cuando el señor Madero me expuso, a solicitud mía, lo que él consideraba organización, comprendí que soñaba; así se lo dije, y así fue: el ejército no se volteó, el tío Catarino faltó a la cita, y el señor Madero no pasó el Bravo; muy al contrario, el señor Madero, ante lo rotundo del fracaso, llegó a pensar en el perdón y la amnistía y tuvo que ocultarse en diversas poblaciones americanas. Además, y debo decirlo, quien significa algo, por poco que sea, no puede ni debe lanzarse a una empresa de tamañana magnitud, por las responsabilidades gravísimas que entraña, si no está al tanto de todo y aprueba la organización que se haya dado a dicha empresa: yo no podía entrar a la revolución nada más porque me invitaban: el doctor Vázquez Gómez nunca ha sido ni filibustero ni irresponsable ...

Yo entré a la revolución el 6 de febrero de 1911 (en esta obra hay documentos que lo prueban) y después de que el señor Madero hubo aceptado mi condición de que aquello se organizaría debidamente; entré a la revolución días antes que el señor Madero cruzara el Bravo hacia el Sur, obligado por la policia americana que le seguía los pasos muy de cerca; no lo atrajo el irresistible desarrollo del movimiento armado; éste creció después.

Debe el señor Sánchez Azcona meditar en la significación del hecho siguiente: los documentos que existen y que prueban la existencia de un remedo de organización (si así lo quiere), son posteriores al 6 de febrero de 1911. Ni antes, ni para el último día del mismo mes de febrero, había cobrado el movimiento armado caracteres de irresistible desarrollo; y que ello era así, lo prueban también las burlas y donaires de que nos hacía objeto el señor licenciado don Luis Manuel Rojas (quien también me ha hecho el cargo de ser de los de última hora), en Revista de Revistas, que entonces dirigía. Consulte el señor Sánchez Azcona los números de dicha revista correspondientes al período de noviembre de 1910 a mayo de 1911, y verá el regocijo que a dicho letrado causaba, entre otras cosas, y precisamente, lo provisional de nuestro revolucionario y humildísimo gobierno.

Como la advertencia debe ir al canto, este es el lugar de hacerla, aunque temo sea innecesaria, ya que el señor Sánchez Azcona se ha dedicado al periodismo y sabe, por lo mismo, y mejor que yo, que cuando en un periódico se publica algo sin firma que lo ampare, ese algo se publica bajo la responsabilidad del director del periódico en cuestión (4).

Dice también el señor Sánchez Azcona que con el objeto de que el doctor Vázquez Gómez no fuera a desarrollar una política propia dentro del nuevo gobierno, con peligro para la firmeza de éste y con inevitable escisión en el partido de la revolución, se estimó medida conveniente de alta politica precipitar y definir esa escisión desde luego, antes que sus consecuencias pudieran ser más nocivas, y por eso se resolvió celebrar una nueva convención antes del acto electoral, desconociéndose la fórmula de la convención de 1910 .. Todo lo cual, en claro y sencillo castellano, quiere decir que se estimó medida conveniente de alta política eliminar al doctor Vázquez Gómez, aunque por ello se dividiera el partido de la revolución; y que para lograr dichas eliminación y división, se resolvió celebrar una nueva convención. Esta, por otro lado, tuvo por objeto sacar a flote la candidatura del señor Pino Suárez, como ya estaba convenido de antemano (5).

Debe fijarse el lector en que aquellos que decidieron eliminar al doctor Vázquez Gómez, lo hicieron a pesar del señor Madero, que se resistió muchísimo a modificar la primitiva fórmula electoral, y en que si al fin lograron los disidentes lo que tanto anhelaba don Gustavo Madero, ello fue muy en contra de la voluntad del jefe de la revolución, quien hubo de someterse a la exigencia imperiosa de la mayoría de su partido (¡el comité !). Conste, pues, que por temor de una futura y problemática política propia, eliminaron al doctor Vázquez Gómez ... quienes con ese acto y tamaña confesión prueban y admiten haber hecho política propia, política contraria a los intereses del señor Madero, y política nada leal a la revolución, pues que a sabiendas provocaron y consumaron la división en el partido revolucionario. Admirable talento político el de aquellos que dispersaron sus fuerzas y con ello pensaron dar mayor firmeza al gobierno del señor Madero; brillante gestión revolucionaria del comité y de don Gustavo Madero, el fragmentar el partido revolucionario en vísperas de hacerse gobierno la revolución. Muy necio será el que no crea que con eso lograron lo que se proponían: presentar sus batallones en cuadro, y desarmados, en la mañana del 9 de febrero de 1913. La historia dirá, a su debido tiempo, si dentro del maderismo hubo inocentes que le prepararon el terreno a Huerta ...

Dice el amigo Sánchez Azcona que la fórmula de la Convención de 1910, carecía de fuerza para actos ulteriores, mas no dice el porqué de la carencia, ni ulteriores a qué, y es de lamentarse sinceramente. El señor licenciado don Luis Manuel Rojas fue un poco más explícito en su artículo publicado en El Gráfico, de 28 de noviembre de 1930, (el del señor Sánchez Azcona fue publicado en el mismo periódico el 29 del mismo mes y año). He aquí los argumentos del señor licenciado:

Sabido es que la convención del Partido Antirreeleccionista, reunida en el Tívoli del Elíseo a mediados de abril del año de 1910, proclamó a los señores Francisco I. Madero y Francisco Vázquez Gómez como sus candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la República. Y aunque esa fórmula resultó luego evidentemente derrotada en los comicios de julio (por la candidatura Díaz-Corral) ... que pudo aprovecharse de los valiosos elementos oficiales y los intereses creados, contra las aspiraciones populares de organización incipiente, acabando con tal suceso el valor o significación política de aquélla, el doctor Vázquez Gómez creyó siempre que tenía derecho de ocupar el segundo puesto ...

Debe el señor Sánchez Azcona fijarse en que si al licenciado Rojas le está, y muy bien, afirmar eso, a él, en cambio, le estaría muy mal hacer suyo ese porqué, pues se haría culpable del feo pecado de apostasía, por lo que se refiere al Plan de San Luis. En efecto, el señor licenciado don Luis Manuel Rojas, según dijo en la Cámara, fue corralista por convicción (Diario de los Debates, de 26 de septiembre de 1912), de allí que no sea una inconsecuencia el que afirme que la fórmula antirreeleccionista de 1910, carecía de fuerza o valor para actos ulteriores, por haber sido evidentemente derrotada por la candidatura Díaz-Corral en los comicios de julio del mismo año. Tampoco le está mal el decir que dicha derrota se debió a que ellos, los corralistas, pudieron aprovecharse de los valiosos elementos oficiales y de los intereses creados, contra las aspiraciones populares de organización incipiente, pues es confesión que, por venir de quien viene (de un corralista convencido) debemos estimar en lo que vale, ya que justifica una vez más (algo es algo), el movimiento armado de 1910.

Tampoco le está mal al señor licenciado don Luis Manuel Rojas decir todo eso, porque con ello demuestra la firmeza de sus convicciones. ¿Sabe el señor Sánchez Azcona cuáles eran las convicciones del señor licenciado Rojas en materia electoral? El mismo señor licenciado se lo va a decir desde la tribuna de la Cámara:

... todos los mexicanos, sin excepción, estuvimos privados, en realidad, del derecho del voto durante los treinta años del gobierno recién pasado. (Diario de los Debates, de 25 de octubre de 1912).

Si, pues, por convicción fue corralista el señor licenciado don Luis Manuel Rojas durante algunos, cuando menos, de los treinta años que estuvimos privados del voto, lo natural es que acepte como evidente nuestra derrota en los comicios de 1910, y que una de sus convicciones corralistas haya sido el fraude electoral, pues aquel gobierno recien pasado sólo empleaba ese método (infalible, eso sí) para privar del voto a los mexicanos ...

Que al señor Sánchez Azcona le estaría muy mal hacer suyos los argumentos del señor licenciado, se lo va a demostrar el Plan de San Luis, que dice en sus cláusulas:

1- Se declaran nulas las elecciones para Presidente y Vicepresidente de la República, magistrados de la Suprema Corte de la Nación, diputados y senadores, celebradas en junio y julio de este año; y
2- Se desconoce el actual gobierno del general Díaz, así como a todas las autoridades cuyo poder debe dimanar del voto popular, porque además de no haber sido electas por el pueblo, han perdido los pocos títulos que podían tener de legalidad, cometiendo o apoyando con los elementos que el pueblo puso a su disposición para la defensa de sus intereses el fraude electoral más escandaloso que registra la historia de México.

Dejo al lector que concilie, como quiera, las convicciones corralistas y el triunfo evidente de la candidatura Díaz-Corral en los comicios de 1910, con el Plan de San Luis y el aspecto revolucionario del señor licenciado don Luis Manuel Rojas ...

Por lo que toca a mis ligas manifiestas con el señor general don Bernardo Reyes, en los momentos en que éste empezaba a hostilizar a la revolución, diré: que el reyismo estuvo en su apogeo a mediados de 1909; que yo tomé parte en el reyismo en ese año; que el general Reyes se fue para Europa a fines del mismo año, y que entonces se acabó el reyismo ... El general Reyes volvió de Europa, en junio de 1911, y si no volvió un mes antes, cuando estábamos en Ciudad Juárez, fue porque a indicación mía, y mediante orden militar, fue detenido en la Habana, como lo prueban los telegramas respectivos ya copiados en el capítulo correspondiente de este libro. Cuando volvió el señor general Reyes ... el señor Madero le ofreció la Secretaria de Guerra.

¿Qué ligas, manifiestas o no, pude tener con el general Reyes, cuando éste empezó a hostilizar a la revolución, o mejor dicho, a los revolucionarios? Durante el movimiento armado, dicho señor general estuvo en Europa, y no empezó a hostilizar a los revolucionarios sino en vísperas de las elecciones de 1911; es decir, dos años después de que yo fui reyista. Y si el haber sido reyista dos años antes, me enajenó las simpatías de los maderistas en 1911, ¿por qué en la convención de 1910 me designaron candidato a la vicepresidencia? Lo lógico hubiera sido que, ya para la convención de 1910, mi reyismo de 1909, es decir, de un año antes, me hubiera enajenado las simpatiaa de los maderistas. Pero, como verá el lector, no sólo con la lógica está reñido el amigo Sánchez Azcona: también lo está con la verdad.

Dr. V ázquez Gómez:

... y si a esto se agrega que es reyista el que será jefe de las fuerzas revolucionarias (el general Villaseñor), el sentimiento antirreyista aumentará considerablemente y aumentará también la desconfianza hacia usted" (en las filas revolucionarias.) (Carta al señor Madero, de 22 de julio de 1911).

Señor Francisco I. Madero:

Nadie teme ya al reyismo ... Además, ahora ya está acordado que sea el general Villaseñor, y a éste le habló el presidente de acuerdo conmigo ... respecto a las ideas reyistas de este señor, no hay que preocuparse, pues fue reyista en la época en que se creía que Reyes era una esperanza para la patria. (Carta al doctor Vázquez Gómez, de 22 de julio de 1911).

Dr. Vázquez Gómez:

Respecto al partido reyista, cada día toma más incremento, más fuerza, y son más claras las tendencias a presentar el país en un estado de anarquía tal, que ya comienzan a decir por medio de la prensa, que el único hombre capaz de dominar esta situación, es el señor general Reyes. Así, pues, su confianza. respecto de ese partidO no es fundada ... (Carta al señor Madero, de 29 de julio de 1911).

Señor Francisco I. Madero:

Ha estado conmigo el general Villaseñor ... en quien podemos tener confianza absoluta ... (Carta al doctor Vázquez Gómez, de 31 de julio de 1911).

Diga ahora el señor Sánchez Azcona: ¿quién tenía ligas, manifiestas o no, con el señor general Reyes, en momentos en que éste empezaba a hostilizar a la revolución? Por mi parte, creo estar autorizado para decir que era el señor Madero quien parecía tenerlas. Diga también el connotado miembro del comité maderista, quién era más consecuente con los intereses de la revolución: ¿el jefe de ella, o el doctor Vázquez Gómez, a quien se eliminó porque tanto los señores Madero como los incondicionales del comité, sabían que con él no contaban para entrar en componendas con los científicos y corralistas ni para volver la espalda a la revolución? Muy mal tino tuvo el amigo Sánchez Azcona para escoger los pretextos que habían de servirle para explicar lo inexplicable dentro del más elemental criterio revolucionario: la conducta antirevolucionaria, y aun antimaderista, del famoso comité y de don Gustavo Madero.

Pero es necesario precisar definitivamente quién desarrolló una política propia contra los intereses de la revolución, y aun los personales del señor Madero, con todas las funestas consecuencias de una escisión en el partido de la revolución; y también si aquella que se estimó medida conveniente de alta política (precipitar y definir esa escisión), fue de veras alta política, política leal al señor Madero y política leal a la revolución.

Doctor Vázquez Gómez:

Resulta entonces que los únicos realmente que piden la renuncia de mi hermano (el licenciado Vázquez Gómez, ministro de Gobernación), son el grupo de disidentes dirigidos por Gustavo su hermano, quienes fueron a pedírselo al Presidente; pero esto lo hacen porque son enemigos míos y trabajan en contra mía de una manera activa y ya no oculta, por más que usted (Madero) me haya dicho que los habia disuadido. Si usted les ha dicho algo sobre el particular, el hecho es que no lo obedecen y continúan sus trabajos activa y enérgicamente. (Carta al señor Madero, de 22 de julio de 1911).

Señor Francisco I. Madero:

Ayer estuvo aquí Sánchez Azcona conmigo y hablamos extensamente y no me dijo nada de ello (de las intrigas de los disidentes. F. V. G); por los contrario: todos en el comité están de acuerdo en que usted siga siendo el candidato del partido para la vicepresidencia. (Carta al doctor Vázquez Gómez, de 22 de julio de 1911).

Doctor Vázquez Gómez:

¿ ... ?

Señor Francisco I. Madero:

Pasando a otra cosa, le diré qUe en el comité se discutió mucho lo de su candidatura, y al fin fue aceptada por todos. Asi es que no fueron vanas mis recomendaciones para traer la unión en ese importante club que va a dirigir la campaña política. (Carta al doctor Vázquez Gómez, de 26 de julio de 1911).

Doctor Vázquez Gómez:

Por primera vez, hoy me vió una comisión del comité que usted nombró y hablamos y nos pusimos de acuerdo acerca del modo de cómo debe hacerse la unión de todos los grupos disidentes de nuestro partido. (Carta al señor Madero, de 29 de julio de 1911).

Licenciado José María Pino Suárez:

(aparte). Ellos informarán a usted, porque así se los he suplicado, de mi actitud ante la poStulación que hacen varios amigos y clubs políticos de mi candidatura a la Vicepresidencia: A todos les he contestado que estando afiliado al Partido Antirreeleccionista y siendo usted el candidato de la convención de dicho partido, no puedo aceptar aquella postulación. Con esta actitud creo cumplir con mis deberes de patriota ... (Carta al doctor Vázquez Gómez, de 13 de julio de 1911).

Señor Francisco I. Madero:

Me informó Vasconcelos y usted me lo confirma ... que el comité está completamente de acuerdo en la candidatura de usted, y que así se lo manifiesto. Por consiguiente no debe usted abrigar ningún temor de desunión en nuestro partido. Ya le dije que yo había preparado lo necesario y nunca dude que llegaríamos a un resultado satisfactorio, pues conoce muy bien el ascendiente que tengo sobre los miembros del comité. (Carta al doctor Vázquez Gómez, 29 de julio de 1911).

(aparte) ... Tengo entendido que el señor Madero recomendó ya otra persona para el puesto indica (la vicepresidencia). (Telegrama al doctor Vázquez Gómez, de 29 de julio de 1911).

Doctor Vázquez Gómez:

¿ ... ? En cuanto a los trabajos de los enemigos de mi candidatura, no se suspenden por más que usted diga; muy al contrario, se extienden activamente en los Estados, de donde su hermano (Gustavo) manda llamar agentes para que hagan propaganda activa en mi contra. (Carta al señor Madero, de 31 de julio de 1911).


Por más que usted diga lo contrario, estos señores (don Gustavo Madero y los del comité) sin darse cuenta de que su conducta es conraria a los intereses de usted mismo, trabajan en contra de la unión que debe existir en nuestro partido; Y esto es tanto más de lamentarse, cuanto que en estos momentos existen trabajos de verdadera importancia en contra de usted y en contra mía, llevados a cabo por los partidos Evolucionista y Católico, que, según parece, se unirán en el momento oportuno; y usted sabe bien que el primero pretende por todos los medios legítimos e ilegítimos, que las elecciones no se verifiquen en el plazo fijado, pues tiene la seguridad de que si por una parte se aumentan los ataques a nosotros, y por otra, entre nosotros mismos se acentúa más la división, tendrá probabilidades de triunfar; y se a esto se agrega que pretenden a todo trance que se licencien todas las fuerzas revolucionarias para no dejarnos otro apoyo que el de los que fueron nuestros enemigos, usted comprende perfectamente que estamos expuestos a un fracaso y con nosotros, que es lo más importante, el fracaso de la revolución. (Carta al señor Madero, de 29 de julio de 1911).

Señor Francisco I. Madero:

Yo creo que son inexactas las noticias que dice tiene usted de que Gustavo mi hermano está trabajando contra usted, pues precisamente me aseguraron LOS miembros del comité que él y todos estaban dispuestos a sostener su candidatura, si no por simpatía personal, en lo cual están algunos de los miembros, sí por disciplina y por patriotismo, pues comprenden que ahora sería inconveniente toda división. (Carta al doctor Vázquez Gómez, de 1° de agosto de 1911).

He aquí a don Gustavo Madero y a los maderistas del comité engañando despiadadamente al señor Madero; a los que reconocían sin reservas su autoridad material, moral y mental, invocando el patriotismo, la disciplina y las conveniencias políticas como u simple recurso de comedia, para hacerle creer al jefe de la revolución que estaban de acuerdo en la cuestión vital de las candidaturas. Este engaño duró mientras don Gustavo Madero logró obtener el rompimiento entre el señor Madero y los hermanos Vázquez Gómez; una vez logrado, el señor Madero, sintiéndose y sabiéndose solo, no tuvo más remedio que abandonarse al capricho de don Gustavo Madero y de su gente. Y a todo eso el amigo Sánchez Azcona le llama ... ¡alta política! (6)

Digan ahora los incondicionales del comité, y con ellos el señor Márquez Sterling y demás novelistas de la revolución, quién era leal, franco y abierto con el señor Madero; quiénes se oponían a los dictados del apóstol, cuando los dictados del apóstol eran no dividir la revolución; quién era el revolucionario, y quiénes los intrigantes, los desleales, los interesados; quién utilizó su talento para ayudar al señor Madero, pues en ese momento era ponerlo al servicio de su patria; y quiénes utilizaron sus capacidades para satisfacer sus apetitos y pasiones ...

... Todo fue inútil: el comité, con don Gustavo Madero a la cabeza, al fin logró desvincular al señor Madero de los hermanos Vázquez Gómez, como primer paso para divorciar a aquél de la revolución. Olvidando la disciplina, panddo por sobre el patriotismo y haciendo a un lado las conveniencias políticas, los que aseguraron al señor Madero que no provocarían la división del partido revolucionario, que a todas luces consideraban inconveniente; los que fueron leales, los que eliminaron al doctor Vázquez Gómez por temor de que fuera a desarrollar una política propia, estimaron medida conveniente de alta política precipitar y definir esa escisión en el partido de la revolución, y de esa manera empezaron a preparar el ambiente en que habría de desarrollarse el drama de febrero ... (7)

Se convocó a otra convención, con el fin de dividir el partido de la revolución, como lo ha dicho el articulista cuya es la producción que comento. Se aprobaron, con el fin ya apuntado, las candidaturas de los señores Madero y Pino Suárez; y yo, considerándome y sabiéndome libre de todo compromiso, no acepté el resultado de dicha convención, en que nada tuvo que ver el Partido Antirreeleccionista, pues no fue el que la organizó ni llevó a efecto, y acepté que dicho partido siguiera trabajando por mi candidatura. Este acto mío, fue de los que dieron pasto, como ningún otro, a que se dasataran en toda clase de injurias e improperios los demócratas que pocos meses antes habían sido mis compañeros de lucha; y aun los de última hora, aun los que nada habían tenido que ver con la revolución, sino a la hora del triunfo, como Urueta (aquel delicado helenista que vivió con la imaginación, y nada más la imaginación, fijada en Grecia ...) aprovecharon la oportunidad para salpicarme con algunos desperdicios literarios ...

Para que el lector sea quien juzgue, transcribo a continuación algunas (las que se pueden repetir) de las apreciaciones que se hicieron de mí.

Señor Francisco I. Madero:

... y así, señoras, yo ofrecí trabajar por cualquiera candidato que resultase electo, por eso trabajo por el señor licenciado Pino Suárez ... y no comprendo, señores, cómo ... el doctor Vázquez Gómez que debía haberse sometido, como se sometieron Iglesias Calderón y Robles Domínguez, no se sometió ... Pero, desde el momento que no se ha sometido al fallo de la convención, demuestra ser un ambicioso, porque no ha querido someterse a la voluntad del pueblo. (La Nueva Era de 3 de octubre de 1911).

Sánchez Azcona:

... el pueblo no se dejará engañar por los intrigantes (Vázquez Gómez). Con su gran intuición ha comprendido que un cambio de fórmula se imponía, para armonizar las dos candidaturas y ligar estrechamente a los dos candidatos ... (La Nueva Era de 27 de septiembre de 1911).

Alfonso F. Zaragoza:

Los hermanos Vázquez Gómez pertenecen a la casta de los arrogantes y fieros de última hora. Podrán ser en lo personal todo lo estimable que se quiera, y todo lo recomendable que se pretenda; pero en lo político, puede su historia condensarse en tres palabras: deslealtad, interés, intriga. (La Nueva Era de 29 de septiembre de 1911).

Francisco I Madero:

... en cambio, los otros dos candidatos aceptaron desde luego el fallo de la convención y esa actitud los honra a ellos porque demuestra que son buenos patriotas y buenos ciudadanos, habiéndole dado una lección dura al doctor Vázquez Gómez, quien demostró que los sentimientos que lo guiaban eran únicamente personales y los personalistas son ambiciosos, intrigantes, y a mi lado no quiero tener intrigantes ni ambiciosos, quiero tener hombres dignos y leales ... (La Nueva Era de 26 de septiembre de 1911).

Sánchez Azcona:

Si el doctor Vázquez Gómez permitió (?) a sus partidarios que asistieran a la convención con el propósito deliberado de no acatar las decisiones de ella, sino en el caso de que él fuera el candidato designado, entonces el doctor Vázquez Gómez ha dado una prueba palpable de su poca voluntad de someterse a la decisión de las mayorías, así como de su ductilidad para comprometerse con reservas, características ambas que son inaceptables en un gobernante del nuevo régimen, por cuyo establecimiento hemos luchado. (La Nueva Era de 26 de septiembre de 1911) ... desde el momento en que Vázquez Gómez indicó a los mismos clubs que lo sostuvieran a pesar de lo que resultara en la convención, violando así el compromiso de honor contraído de sostener al candidato triunfante, fuera quien fuese ... (La Nueva Era de 28 de septiembre de 1911).

No seré yo quien diga a todas las personas que tan buena opinión tenían del doctor Vázquez Gómez, que no era el mismo doctor quien se merecía ser calificado con tan exaltado lenguaje. Será el mismo jefe de la revolución quien diga al señor Madero que él, menos que nadie, estuvo autorizado para llamar ambicioso, intrigante, indigno y desleal al doctor Vázquez Gómez; el mismo señor Madero quien diga a los señores Zaragoza y Sánchez Azcona, que no fueron los hermanos Vázquez Gómez los desleales, los intrigantes, los interesados; que no fue el doctor Vázquez Gómez el que dió una prueba de su ductilidad para comprometerse con reservas, ni el que violó el compromiso de honor contraído. Será el mismo señor Madero quien diga que fue él, Madero, quien se comprometió con reservas y quien violó el compromiso de honor contraído; y que fueron ellos, los del comité y don Gustavo Madero, los intrigantes que no fueron leales ni al señor Madero ni a la revolución, pues con sus intrigas lo obligaron a violar el compromiso de honor contraído y a dividir la revolución:

Lo único que si no pude evitar fue que convocaran a una convención, porque tratándose de mi personalidad en juego, me parecía inconveniente insistir con ellos en este punto. Pero ya les manifesté (a los del comité) que usted y yo no podíamos aceptar el resultado de la convenciónQ si otros candidatos eran designados, porque ya habíamos aceptado (1910) la candidatura de numerosos clubs y habíamos contraído ese compromiso con ellos, y que precisamente una convención era para que al concurrir varios candidatos todos se resolvieran a apoyar al que resultase electo. (8)

¿Comentarios? Tiempo sobrado tendrá la historia para hacerlos. Por mi parte, me limito a transcribir a continuación algunas de las palabras del señor Madero que precedieron a la tragedia final, que precisan la responsabilidad, y expresan su definitivo concepto de los hombres que formaron su partido y su gobierno:

Ministro: Si vuelvo a gobernar me rodearé de hombres resueltos que no sean medias tintas ... He cometido grandes errores. Pero ... ya es tarde. (9).




Notas

(1) Diario de los Debates de 3 de octubre de 1912.

(2) Del libro Obras Políticas, del Lic. Blas Urrea.

(3) Las actitudes de los hermanos Vázquez Gómez que determinaron el distanciamiento previo (a la Convención de 1911) han sido minuciosamente referidas en esta obra. A este respecto no debemos olvidar que el licenciado Vázquez Gómez se mostraba más revolucionario cuando tocaban a serlo menos ... (Los Ultimos Dias del Presidente Madero, Pág. 256).

(4) Téngase en cuenta que Revista de Revistas se dedicaba, casi por completo y en aquel entonces, a achaques de modas y recetas de cocina. Si, pues, su director se decidió a olvidar por un momento asuntos de tamaña trascendencia para hacer ironia con lo provisional del gobierno revolucionario, el triunfo de éstos debe haberlo considerado bien lejano ...

(5) Con razón el señor Madero, al referirse en sus discursos a las convenciones de 1910 y 1911, llamaba a la primera la verdaderamente popular.

(6) ¿O el señor Madero tomó parte en esta combinación desde el principio? Dejo a los maderistas, y a la historia, que escojan de los términos del dilema. Para mí, tengo por seguro que el señor Madero tomó parte en la alta política cuando ya bien adelantadas las intrigas de sus leales, no tenía más remedio que aceptar su papel: así lo prueba el párrafo de su carta de 31 de julio, que más adelante volverá a leerse.

(7) Téngase en cuenta que para eliminar al doctor Vázquez Gómez y precipitar la escisión en el partido revolucionario, se resolvió celebrar una nueva convención; que esta resolución se hizo pública por primera vez, el 28 de Julio, y que el 19 de agosto, todavía el jefe de la revolución decía al doctor Vázquez Gómez que los del comité le habían asegurado, por todas las cosas que invocaron, que apoyarían la candidatura de dicho doctor, pues comprendían que de no hacerlo así, dividirian la revolución.

(8) Carta del señor don Francisco I. Madero al doctor VAzquez Gómez, fechada el 31 de julio de 1911.

(9) El señor Madero al señor Márquez Bterling. Los últimos días del Presidente Madero, Pág. 500.

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