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CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 27 DE ABRIL DE 1915

Presidencia del ciudadano José Quevedo

(Crónica publicada por el periódico La Convención, en su edición del 28 de abril de 1915)


Los ciudadanos delegados que forman la Soberana Convención Revolucionaria, continuaron en la sesión de ayer, discutiendo el artículo XXI del Programa de Reformas Politico-Sociales de la Revolución. La sesión fue en extremo interesante y el debate sensacional, vibrante y razonado, arrancó nutridos aplausos para los oradores del pro y el contra, distinguiéndose notablemente los delegados Cervantes, Mesa y Salinas, Méndez y Palacios Moreno.

A las cuatro y veinte minutos de la tarde, bajo la presidencia del ciudadano José Quevedo, se abrió la sesión, y después de leer y aprobar en votación económica y sin discusión el acta de la anterior, se procedió a tomar la protesta con las formalidades debidas al nuevo delegado, Enrique M. Bonilla, representante del general Cal y Mayor.

Artículo XXI. Proteger a los hijos naturales y a las mujeres que sean víctimas de la seducción masculina, por medio de leyes que les reconozcan amplios derechos, y sancionen la investigación de la paternidad.

Puesto a discusión el artículo XXI del Programa de Gobierno, hizo uso de la palabra el delegado Samper, quien para concretar la discusión, manifestó que debía dividirse el artículo en dos partes, a y b; la primera, refiriéndose a la protección de la mujer víctima de la seducción masculina y la segunda, a la investigación de la paternidad.

El ciudadano Díaz Soto y Gama, como miembro de la Comisión de Programa, se opone a la desmembración del artículo y pide, como moción de orden, que siga el artículo, completo, a discusión.

LA DEBILIDAD DE LA MUJER

En medio de una expectación general, sube a la tribuna el segundo vicepresidente de la Asamblea, profesor Antonio Mesa y Salinas, para hablar en pro del artículo a discusión; el orador manifiesta que es tan importante el artículo a discusión, que no sabe cómo ha habido miembros de la Asamblea, que se han atrevido a manifestar que se estaba perdiendo el tiempo.

Entra en materia, inspirándose en la virtud y en el amor, palancas que mueven a la humanidad, pintando la debilidad de la mujer, su vida en los tiempos coloniales, el trato brutal que le da el hombre, convirtiéndola en un ser desgraciado e hipócrita, pretendiendo que no tenga vicios ni pasiones.

Sienta en apoyo de la aprobación del artículo, que si al hombre se le obligara a reprimirse cada vez que se encuentra enfrente de la mujer, se refrenarían muchísimo las seducciones. Ataca a los oradores del contra, considerándolos inmorales al declarar al hombre el Rey de la Naturaleza.

¿En qué consiste el valor del hombre? pregunta el orador, es bien sabido por todos que se apoya en la debilidad de la mujer y en la falta de defensa social.

Ningún pueblo puede ser grande si no tiene madres enteramente dignas, el castigo de las penas y la responsabilidad de las culpas acabarán con la debilidad de la mujer.

Al referirse a varios oradores que han criticado a las mujeres por el uso de sus perfumes y de sus adornos, y de las coqueterías de que se valen para cautivar al hombre, declara que son los atractivos genuinos del sexo, que ninguno tiene derecho a criticar.

Pone ejemplos de mujeres modelos, e interpela a la Asamblea preguntando qué harían los delegados, si sus madres, sus hijas, sus esposas o sus hermanas, fueran víctimas de la seducción de algún doncel, y se apoya en que con la aprobación de ese artículo, el freno para los hombres los hará respetuosos para con la mujer.

Habla después extensamente del concubinato y de los hijos naturales, y estudia el artículo a discusión, bajo el punto de vista legal, manifestando que es preferible mil veces que se cometa una injusticia, a dejar sin apoyo a la mujer y a los hijos naturales. (Voces: No ... no ... no ...)

El orador robustece su afirmación, y al hablar del respeto a la mujer, dice que hay que elevarla al santuario de la adoración, entrando después a estudiar la cuestión desde el punto de vista revolucionario.

Estudia las legislaciones pasadas, que no han tenido ninguna defensa para la virtud de la mujer; cita ejemplos de virtud, y exclama que de dónde se pretende que la mujer tome la virtud, si le enseñamos el crimen, y que para establecer esa virtud general, hay que perseguir y castigar al hombre malvado, y que esa persecución y ese castigo es lo que pretende la Revolución y que lo que esa misma Revolución ha hecho con el hombre acaudalado, debe hacer con el hombre malvado. (Prolongados aplausos)

La Secretaría pregunta si está suficientemente discutido el punto, y la Asamblea contesta que no.

NIETO INTERPELA NUEVAMENTE

El delegado Nieto interpela al ciudadano Mesa y Salinas y le pregunta si escuchó todo su discurso, que pronunció el viernes pasado, suplicándole que le conteste si lo escuchó todo; el interpelado contesta que no lo escuchó todo.

El mismo delegado Nieto interpela al ciudadano Díaz Soto y Gama, preguntándole de qué medios precisos debe valerse la ley para la investigación de la paternidad.

Voy a contestar, dice el ciudadano Soto y Gama, con el Código viejo; y al pretender leer, lo interrumpe el ciudadano Nieto, surgiendo un incidente que la Mesa termina, llamando al orden al delegado Nieto.

El licenciado Díaz Soto y Gama manifiesta que el Código del año de setenta, menos bárbaro que el de ochenta y cuatro, sancionaba la investigación de la paternidad; lee el artículo 335 del mencionado Código, y los correlativos; también el Código Civil de ochenta y cuatro, dice el licenciado Soto y Gama, ordena en un solo caso la investigación de la paternidad, cuando la época de la concepción en la mujer coincide con el rapto. Entra en explicaciones de orden jurídico y dice al preopinante: Ya ve el señor Nieto qué fácil es investigar la paternidad, qué fácil es descubrir a esos padres descuidados, qué fácil es establecer los derechos de parentesco, y tenga en consideración el señor Nieto el célebre adagio de que la paternidad siempre se supone.

El ciudadano Nieto continúa en sus interpelaciones y pregunta al doctor Cuarón en el siguiente sentido:

Señor doctor Cuarón: le ruego me conteste la siguiente pregunta, teniendo en consideración que la reputación profesional de usted va de por medio, seré concreto:

¿Existe la viabilidad de la investigación de la paternidad?

El C. Cuarón
Matemáticamente, no es posible (aplausos del contra)

Desde elpunto de vista material, no puedo responder al señor Nieto; pero yo, a mi vez, le pregunto: ¿Cree el señor Nieto que una doncella durante los dos primeros meses de matrimonio le falte a su marido?

El C. Nieto
Conteste usted y no me pregunte, ¿científicamente, pongámonos en el caso?

El C. Cuarón
¿Va usted a elegir el caso?

Tercia en la discusión el ciudadano Cervantes, quien manifiesta que tendría mucho gusto en contestar a Nieto, siempre que se le permitiera pasar a la tribuna a defender el punto más difícil de la discusión, como lo es la investigación de la paternidad.

Pocas ocasiones he estado de acuerdo con el Sur, pocas veces he estado de acuerdo con el señor Soto y Gama, ¿será que quiero halagarlos? ¿Será que pretendo reconciliarme en el terreno de la discusión con el licenciado Soto y Gama?

Indudablemente que no.

Tampoco creo que me habré equivocado, pero el asunto de la investigación de la paternidad es lícito y honrado, y al defenderlo, se defiende a la mujer víctima de los hombres malvados, se defiende a los niños víctimas de padres miserables, y si la Asamblea me lo permite, contestaré en la tribuna. (Aplausos, voces de: suba, que suba)

El delegado Nieto hace constar que su interpelación no ha sido contestada, y que se le concede la palabra al señor Cervantes, porque como habla tan bonito, desean escucharlo.

NOTABLE DISCURSO DE CERVANTES

El delegado Cervantes sube a la tribuna en medio de una ovación tributada por la delegación del Sur. La Presidencia le indica que no había necesidad de que pidíera permíso a la Asamblea, para contestar.

El delegado Castellanos habla de los medios de la investigación de la paternidad, pero lo hace en voz tan baja, que el cronista no lo pudo escuchar.

El delegado Herrera hace una moción de orden y cede la palabra al delegado Cervantes. (La Presidencia agita la campanilla)

Restablecido el orden, habla el ciudadano Cervantes. Comienza por manifestar que su colega y amigo el delegado Nieto es muy amante y partidario de las interpelaciones, nada más que en esta vez son capciosas, a grado tal, que le recuerdan las preguntas que se le hacen a los niños para sorprenderlos y asustarlos; por ejemplo, se les pregunta: ¿Por qué usan los panaderos sombreros blancos? y los niños sólo responden: para cubrirse, sin poder explicar que los sombreros de los panaderos son blancos por el trabajo de la harina. Así el delegado Nieto nos pregunta cuáles son los medios de la investigación de la paternidad, creyendo que vamos a ir a estudiar la fisiología de la mujer acusadora, para responder su pregunta. Pero no se trata de ir a estudiar la fisiología de la mujer acusadora, sino de un principio eminentemente moral que protege a la mujer débil, a la niñez desvalida y abandonada por padres criminales, que convierten a sus hijos en papeleros y mendigos.

Tampoco vengo a hablar como el delegado Orozco, del amor libre, porque soy respetuoso como el que más, de la institución del matrimonio, del cual hablaré cuando se trate de la cuestión del divorcio. Sin embargo, yo creo que es más sublime una mujer que se entrega a un hombre por amor, que aquella que ve al hombre a través de la familia y de los pergaminos.

En seguida habla de la destrucción del matrimonio por medio del divorcio, ataca las opiniones científicas del doctor Cuarón, expuestas en la sesión del viernes, y diserta ampliamente sobre la unión sexual. Se refiere a los místicos y religiosos, y con gran inspiración, describe el nacimiento del pudor, diciendo que, el hombre que en muchas ocasiones se considera superior a los demás animales, se avergüenza de ser igual a éstos cuando cede a las leyes de la naturaleza y por eso es que se oculta.

Establece después una comparación entre la mujer unida en matrimonio y la concubina, hablando de las uniones que obedecen a prejuicios sociales, y las que están inspiradas en el amor. Considera moralizador el artículo a discusión, habla de los vicios del señorito que se avergüenza de dar su nombre a los hijos naturales, rebate los argumentos del delegado Casta, considerándolos como ofensores del sexo débil, al considerar que la mujer es la que persigue al hombre. Recurriendo al punto biológico, demuestra que la mujer es una víctima del hombre, equipara a la mujer, en derechos, con el hombre, declara que seducir es sobornar, es corromper, y considera de metafísica la cita hecha del Quijote, de Cervantes, por el delegado Nieto, relativa a la mujer violada, que ocurrió a Sancho en busca de justicia.

Entra en estudio de la defensa de la honra de las esposas, hijas, madres y hermanas; se extiende en la seducción de las mujeres, y termina citando un concepto que considera muy hermoso, del delegado Mesa y Salinas, y que se refiere a los padres que si no dan su nombre a sus hijos, les dan pan y habitación. (Estruendosas ovaciones)

La delegación del Sur, entusiasmada, tributa caluroso aplauso al orador.

El delegado Nieto pide la palabra para rectificaciones, y el ciudadano Méndez le indica que se inscriba en el contra.

La Presidencia llama al orden.

El ciudadano Nieto rectifica los conceptos del delegado Cervantes, hablando del instinto perverso de ciertas mujeres.

El delegado Cervantes aclara que él defiende el santo papel de la mujer desde el punto de vista del amor, y no en el caso prosaico que refirió el preopinante.

EL DELEGADO VELAZQUEZ, EN CONTRA

El ciudadano Velázquez pide la palabra en contra, y aborda la tribuna.

Refiriéndose a los fracasos de todas las revoluciones, dice que éstos se deben a que cuando ya se aproximan al triunfo, se ven rodeadas de parásitos que sin comprender los altos fines que persiguen, quieren mostrarse más radicales que los verdaderos revolucionarios, con el objeto de embaucar a las multitudes.

Dice que es revolucionario del siglo pasado, cuando el licenciado Soto y Gama exigía el cumplimiento de la Constitución y defendía a Juárez y cuando él (Velázquez) con los Mata, los Arriaga, los Sarabia y otros, hacían trabajo efectivo en contra de las tiranías.

Al considerar el caso a discusión, cita una ley matrimonial del Estado de Jalisco, que no se llegó a poner en práctica y que fue duramente atacada en El Colmillo Público.

Concluye diciendo que no cree que dentro del espíritu revolucionario, la reforma de ese artículo represente un adelanto.

La Secretaría pregunta si se suspende la discusión del programa por haber transcurrido el tiempo reglamentario, y se opone a ello el delegado Soto y Gama.

Continúa la discusión y se concede la palabra al delegado Herrera y Ponce, quien cede su turno al ciudadano Méndez.

DISCURSO DEL DELEGADO MENDEZ

El ciudadano Méndez comienza su discurso aplaudiendo al señor Cervantes, para quien tiene frases encomiásticas, critica la actitud de las galerías, que en esta ocasión no lo han aplaudido, y ataca las argumentaciones de los delegados Nieto y Casta; critica también al delegado Velázquez, a quien le dice que para ser revolucionario no se necesita matar mucho, pues que en este caso, Pascual Orozco sería un gran revolucionario. Habla de la Revolución Francesa y del Código napoleónico, en donde dice figuró la cuestión del divorcio.

Estudia la investigación de la paternidad, describe las obligaciones del padre, cita los derechos de los hijos naturales, que deben ser iguales que los de los legítimos, y ataca al periódico The Mexican Herald, que lo calificó con dureza injustificada en una de sus crónicas anteriores.

Termina el orador diciendo que los del contra atacan hipócritamente la prostitución, sabiendo que esto no es otra cosa que producto de las miserias sociales, que la Revolución trata de corregir.

El delegado Casta habla para hacer algunas aclaraciones, surgiendo varios incidentes que la Presidencia resuelve, llamando al orden al orador y al señor Méndez, que lo interrumpe.

El delegado Velázquez hace la aclaración de que no se refirió a Víctor Hugo en su discurso, pues éste fue desterrado de Francia por defender a su pueblo. Y que cuando aludió a los parásitos que rodean a las revoluciones ya en triunfo, quiso referirse a algunas personas que han pertenecido a la Casa del Obrero Mundíal.

DISCURSO DEL DELEGADO PALACIOS MORENO

El delegado Encinas manifiesta que cede su turno en el uso de la palabra al licenciado Palacios Moreno, para que éste trate el artículo a debate desde el punto de vista jurídico, cosa que, según él, no se ha hecho hasta ese momento.

Sube a la tribuna el delegado Palacios Moreno, y manifiesta que va a reclamar de la Convención que recobre su serenidad, pues los oradores del pro han estado en constante contradicción con sus mismas opiniones.

Dice que desde la Edad Media, la investigación de la paternidad estuvo en vigor, pero que la echó por tierra la ciencia, que declaró que no era viable. Cita a Baudry Lacantinery, tratadista sobre la materia, que niega la posibilidad de dicha investigación, y la cual se presta, según el orador, a toda clase de chantajes, y daría por resultado que los hijos naturales escogieran el padre que más les conviniera. Agregó que a las veinticuatro horas de ser puesto en vigor el artículo a discusión, todos los hogares mexicanos quedarían desquiciados y se presenciaría un noventa y nueve por ciento de injusticias, que acabarían con la paz y tranquilidad de la sociedad, que el señor Méndez calificara de hipócrita y gazmoña.

Estudia el matrimonio como base fundamental de la sociedad, y pide que en vez de estar perdiendo el tiempo en la discusión de ese artículo, que califica de necia, se estudie la manera de proteger a los hijos naturales, fundando establecimientos de beneficencia pública. (Ovación prolongada de las galerías)

Se suscitan varios incidentes con motivo de una aclaración del delegado Cervantes, que es interrumpido por el ciudadano Palacios Moreno, quien da una excusa al orador cuando termina de hacer uso de la palabra. Cuando habla el señor Cervantes, las galerías sisean, y la Presidencia les indica que se abstengan de hacer manifestaciones, pues si continúan, mandará desalojarlas. A ello se opone el coronel Cervantes, que dice que nunca ha estado más conforme con el señor Soto y Gama, que cuando dijo que era lástima que las galerias no tuvieran más medios de dar a conocer su opinión que por medio del aplauso o del siseo y que nunca ordenaría que fueran desalojadas. (Aplausos de las galerías)

Y termina sosteniendo que a fines del año antepasado, se estableció en Francia la investigación de la paternidad.

La Secretaría lee una moción del delegado Soto y Gama, para que se levante la sesión pública, a efecto de entrar en secreta, y continuar tratando un asunto económico que quedó pendiente el sábado.

La moción es aprobada, y en los momentos que el público abandona el salón, los oradores, tanto del pro como los del contra, son calurosamente felicitados.

A las siete de la noche se levantó la sesión pública.

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