Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesPresentacion de Chantal López y Omar Cortés Sesión del 9 de noviembre de 1914 en la ciudad de AguascalientesBiblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

PALABRAS INTRODUCTORIAS


Al dia siguiente de que el general Eulalío Gutiérrez se hizo cargo de la Presidencia de la República, principiaron las vicisitudes de su gestión; en tanto que organizaba el gobierno principiando por designar al general José Isabel Robles como Ministro de la Guerra, en Orizaba, Veracruz, los generales Alvaro Obregón, Eduardo Hay y Antonio I. Villarreal, conferenciaron con don Venustiano Carranza para que entregara el poder, de acuerdo con la comisión que les confirió la Soberana Convención; y en la misma ciudad, pocas horas después Obregón y Hay, sin acordarse de su juramento, se pusieron del lado del señor Carranza, quien ordenó que todos los generales que hubieran concurrido a la Convención deberían ponerse bajo su mando el día 10 de noviembre y que las fuerzas de los que no se presentaran quedarían a las órdenes de los jefes inmediatos. A estos hechos siguieron otras muchas adhesiones, unos a la Primera Jefatura y otros al Presídente Gutiérrez de los que se solidarizaron con los acuerdos de Aguascalientes.

El 10 de noviembre el señor Carranza y el Presidente Gutiérrez, el primero en Córdoba y el segundo en Aguascalientes, celebraron una conferencia telegráfica en la que Gutiérrez le informó de su designacíón como Presídente Provisional y le manifestó su inconformidad porque Carranza llamara a las armas a sus partidarios desconociendo la Convención y también que el general Francisco Villa de hecho ya se había separado de la División del Norte y esas fuerzas dependían del Ministerio de Guerra; por su parte, el señor Carranza le contestó que consideraba ilegal su nombramiento, porque se había hecho sin que él, Carranza, hubiera presentado su renuncia, además de que su designación era sólo por veinte días y en ese plazo nada serío se podría hacer para la pacificación del país, ya que carecía de bases legítimas y de facultades para gobernar.

Había vuelto a aparecer el grave problema que representaba para el entendimiento de los revolucionarios la posición del general Villa, ya que el propio Primer Jefe le manifestó temores de que estuviera escuchando la conversación que celebraban y que tomara en cuenta que sus actos sólo favorecían los intereses del Jefe de la División del Norte, que con la elección del Presidente Gutiérrez pretendía obtener el control de los Estados de San Luis y de Coahuila, ya que don Eulalio era gobernador de San Luis Potosí y su hermano, el general Luis Gutíérrez, era comandante militar en Saltillo; y le afirmó que sólo entregaría el poder, cuando un gObierno serio hubiera retirado a Villa del mando de la División del Norte.

El Presidente Gutiérez por su parte, replicó a Carranza no comprender por qué negaba a la Convención la facultad de nombrar Presidente, si él mismo había ofrecido renunciar si se aceptaban determinadas condiciones; le hizo notar, lamentándolo, el apasionamiento personal que ponía sobre Villa y apeló a su patriotismo para que abandonara esa actitud, asegurándole que Villa dejaría el mando; también le manifestó que el general Pablo González ni se retiraba ni reconocía los acuerdos de la Convención, sino que se preparaba para combatir prolongando una lucha inhumana.

El mismo día 10 de noviembre, vencido el plazo dado al Primer Jefe para que entregara el poder, a las 6 de la tarde, el general José Isabel Robles, Primer Vicepresidente de la Convención, en funciones de Presidente, declaró a don Venustiano Carranza rebelde y anunció que ya dictaba órdenes para que las fuerzas convencionistas lo batieran, instruyendo desde luego a los generales Emiliano Zapata y Lucio Blanco para que procedieran a hacerlo; y el general Gutiérrez anunció que al día siguiente iniciaría su avance rumbo a la ciudad de México.

La inquietud de esos días fue grave; los hombres que habían hecho la Revolución actuaban incesantemente; así los generales Pablo González, Antonio I. Villarreal, Eduardo Hay y Francisco de P. Mariel, le pidieron a Carranza, que se encontraba en Córdoba, se retirara desde luego de los cargos que desempeñaba y pidieron también a la Soberana Convención y al Presidente Gutiérrez obligar a Villa a retirarse de los asuntos políticos y militares del país y que en caso de no hacerlo, se comprometían a combatirlo hasta reducirlo al orden.

El general Obregón que se había quedado en México al regresar de Orizaba, le telegrafió a Villa el 11 de noviembre, a Aguascalientes, diciéndole saber que la División del Norte había avanzado al Sur y que era el momento en que debía demostrar a la nación ser un patriota; que si se ausentaba temporalmente de México, el señor Carranza entregaría el poder, pero que si Villa se obstinaba en la lucha, sería maldecido por la patria; le recomendó consultar con su conciencia estos asuntos y decidirlos sin influencia de nadie. El mensaje enviado a Villa, Obregón lo transcribió a varios generales, tanto villistas como carrancistas, manifestándoles que si aceptaba esta sugestión, él, Obregón, apoyaría con sus fuerzas en la ciudad de México el gobierno de la Convención y se pondría a las órdenes del Presidente Gutiérrez.

Por su parte, el general Gutiérrez se trasladó de Aguascalientes a Lagos a conferenciar con el general Pablo González, quien le ofreció tratar de convencer al señor Carranza de que renunciara, condicionado a que las fuerzas convencionistas no avanzaran al sur de dicha población.

En la sesión del 13 de noviembre de 1914, celebrada todavía en la ciudad de Aguascalientes, la asamblea acordó el receso de la Soberana Convención Revolucionaria y designó una Comisión Permanente que entraría en funciones después de que en tres sesiones ordinarias no hubiera quórum y sus atribuciones serían: preparar dictámenes, estudiar lo relativo al programa revolucionario; y convocar a sesiones, a la inmediata ocupación de la ciudad de México, por sus fuerzas militares.

La Comisión Permanente comenzó a funcionar el 19 del mísmo mes y su primer acuerdo fue acompañar al Presidente Gutiérrez, que en la mísma fecha movilizó su Gobierno a San Luis Potosí, al amparo de las fuerzas de la División del Norte que avanzaban sobre la ciudad de México; y en la capital potosina sesionó del 21 al 27; siguió luego a Querétaro y finalmente a México, ciudad que había sido ocupada ya por fuerzas zapatistas y del general Lucio Blanco, leales al Gobierno de la Convención, al que dieron triunfal bienvenida el 3 de diciembre.

El 5 de diciembre, la Comisión Permanente se instaló en la Cámara de Diputados quedando presidida por el general Roque González Garza y acordó, en cumplimiento del Decreto del 13 de noviembre de 1914, convocar a la Soberana Convención Revolucionaria para reanudar sus sesiones el 1° de enero de 1915, en el propio recinto parlamentario; días después cambió su directiva y ya sólo celebró sesiones de carácter secreto, no volviendo a reunirse en sesión pública hasta el dia 27, fecha en que fueron designados Presidente el general Pánfilo Natera y Secretario el coronel Manuel Zevada, fungiendo sólo para asuntos de trámite hasta el día 31.

De acuerdo con la convocatoria, el 1° de enero de 1915, el general José Isabel Robles declaró inaugurado el nuevo periodo de sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria, ahora en la capital de la República, pero ya no con tantos delegados como habían concurrído a Aguascalientes y viviendo el país días angustiosos, en medío de la guerra civil, desatada por la propia revolución triunfante, ahora dividida por sus dos máximos caudíllos en constitucionalismo y convencionismo.

La ciudad de México, como reflejo de lo que ocurría en la República, era también campo de lucha. Los caudillos vencedores, Vílla y Zapata, que se habían establecido en ella, al igual que sus hombres de todas las graduaciones, comenzaron a vengar agravios reales o supuestos y sin ningún respeto a la autorídad que decían respaldar, ni a la justicia por la que tanto se había luchado, mataban y mataban, hoy y todos los días, a muchos hombres que tambíén habían luchado por el triunfo de la causa; y Villa llegó a tratar de presionar en actitud apasionada al propio Presidente Gutiérrez, quien con los hombres de su gobierno, encontró como única forma de liberarse de la presión del villismo huir de la capital y establecerse en algún lugar desde donde pudiera hacerse la unificación revolucionaria; el intento fue inútil y al cabo de unas semanas el gobierno se había desintegrado, al igual que las fuerzas que lo acompañaron en su salida.

En tanto, la Soberana Convención Revolucionaria asumió los Supremos Poderes de la Nación eligiendo Presidente al general Roque González Garza, de reconocida filiación villista, el 16 de enero de 1915, el que, al protestar su cargo, se ofreció a ser pasado por las armas si no cumplía con su deber.

Al mismo tiempo el gobierno del señor Carranza se había fortalecido en Veracruz y desde ahí dirigía y controlaba una gran parte del territorio nacional y gozaba del reconocimiento de algunos gobiernos extranjeros.

Poco a poco fue sumando más y más revolucionarios que con la mejor buena fe habían estado con la Soberana Convención, pero que el paso de los días y los acontecimientos ocurridos en la ciudad de México los habían desilusionado. Y ya fuerte, militarmente, comenzó a asediar la capital, haciendo que los convencionistas se trasladaran a Cuernavaca el 26 de enero, donde la Soberana Convención Revolucionaria, constituida en Asamble Legislativa, reanudó sus sesiones el día 31.

En Cuernavaca, ya sólo había delegados de filiación villista y zapatista; sin embargo, desde un punto de vista puramente ideológico, es la etapa más fructífera a la vez que la más prolongada. No queda duda al leer y releer este voluminoso material, la limpia proyección del pensamiento de estos hombres, en su afán de querer resolver los grandes problemas del pueblo mexicano, en un campo de acción limitado por la fuerza de las armas, en un país dividido por la guerra intestina y exponiendo su vida todos los días por las causas más triviales.

Las sesiones se celebraron en Cuernavaca hasta el día 12 de marzo, pues ocupada el día anterior la ciudad de México por fuerzas zapatistas los convencionistas acordaron trasladarse luego a la capital, donde reanudaron sus trabajos el día 21.

La última etapa de sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria, duró propiamente del 21 de marzo al 9 de julio de 1915, ya que el 11 de este mes, la capital fue ocupada por las fuerzas constitucionalistas al mando del general Pablo González y el gobierno de la Convención, que sostenía como Presidente de la República al licenciado Francisco Lagos Chazaro, salió hacia Toluca, donde según una noticia publicada en el periódico Combate, de la ciudad de México, la Soberana Convención se reunió en la capital del Estado de México y designó una Comisión Permanente, quedando al frente de ella el delegado Francisco R. Velázquez.

Suspendida la publicación de periódicos por unos días, al ocupar la ciudad de México las fuerzas constitucionalistas, al reanudarse o aparecer nuevas publicaciones, éstas ya no se ocuparon ni del gobierno convencionista ni de la Asamblea como no fuera para denostarlos y la Convención, trashumante, ya no hizo la publicación de su órgano informativo.

De Toluca, al separarse la mayor parte de los delegados villistas, la Convención se trasladó a Cuernavaca en el mes de octubre, donde ya dejó de funcionar como tal y sólo integró un Consejo Ejecutivo formado por los delegados surianos, generales Otilio E. Montaño, Manuel Palafox y Genaro Amezcua y licenciados Luis Zubiría y Campa y Miguel Mendoza López, con funciones en los ramos de Instrucción Pública, Agricultura y Colonización, Guerra, Hacienda y Trabajo y Justicia, respectivamente, que expidió la muy importante Ley Agraria del 30 de octubre de 1915.

Posteriormente, el 18 de abril de 1916, denominándose todavía Convención Revolucionaria) pero ya solamente un grupo formado por jefes de filiación zapatista, lanzaron en Jojutla, Morelos, un Manifiesto conteniendo el Programa de Reformas Políticas y Sociales elaborado por la Convención desde su primera estancia en Cuernavaca, cuya discusión continuó en México y se aprobó fínalmente en la capital suriana.

Hemos hecho este relato para precisar los términos del trabajo que nos fue encomendado por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana y corresponder también a lo expresado en el primer tomo de las Crónicas y Debates de la Soberana Convención Revolucionaria, donde concluimos una primera etapa con la elección del general Eulalio Gutiérrez como Presidente Provisional de la República.

Así pues, el segundo y tercer tomos de esta obra, están dedicados a compilar las Crónicas y Debates de las Sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria) desde el 9 de noviembre de 1914 al 9 de julio de 1915, en las ciudades de Aguascalientes, San Luis Potosí, México, Cuernavaca y México por segunda vez, sucesivamente, que vienen a completar la publicación total, documental, de una parte tan ignorada como importante de la Revolución Mexicana.

Su ignorancia es explicable: los medios de difusión con que contaba el gobierno convencionista, si en sus comienzos llegaron a ser magníficos como durante su primera estancia en la ciudad de México, después fueron a menos y seguían la suerte de su cambiante residenCia.

En la edición de La Convención correspondiente al 24 de marzo de 1915, Heriberto Frías escribió:

Con objeto de que cuanto antes sean conocidos en el resto de la República los interesantes trabajos que la Soberana Convención Revolucionaria llevó a cabo, durante su estancia en la ciudad de Cuernavaca, vamos a dar preferencia a la publicación de las traducciones taquigráficas de las sesiones celebradas en aquella capital, desde el 31 de enero último, hasta el 12 de los corrientes.

Conforme vayamos organizando nuestros trabajos, que ahora se dificultan por el pésimo estado en que la facción carrancista dejó los talleres tipográficos de esta ciudad, continuaremos la publicación de la primera parte de los debates, que corresponde a la etapa Aguascalientes - San Luis Potosí, y de la segunda parte que corresponde a las sesiones celebradas en México, hasta el 27 de enero último.

En seguida publicaremos los debates de esta última etapa, que comienza el 21 de marzo.

Para que dichos debates puedan ser coleccionados sin dificultad, vamos a dividirlos en cuatro partes. Es la primera la de Aguascalientes - San Luis Potosí; la segunda será la de México -de diciembre a enero-, la tercera, Cuernavaca -31 de enero a 12 de marzo- y la cuarta, la reinstalación de la Asamblea Revolucionaria en la ciudad de México, desde el 21 de marzo.

Los propósitos del insigne escritor no fueron realizados: la pasión partidarista ignoró las sesiones de la Junta Militar, antecedente inmediato de la Soberana Convención Revolucionaria, celebradas en la ciudad de México del 19 al 5 de octubre de 1914, cuya extraordinaria importancia quedó evidenciada con la publicación del primer tomo, ni tampoco se publicó completo el material de todas y cada una de las sesiones que integrarían las etapas en que él dividió su realización.

Y es hasta ahora, cuando por un decidido esfuerzo del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, es posible conocer en su integridad toda una obra, inmensa obra, de tantos compatriotas que se entregaron a un ideal que oprimió y relegó la facción triunfante en la guerra civil, pero que al fin, anhelo nacido en la entraña misma del pueblo, fue realizándose por otros hombres y en otras formas, hasta constituir el todo de nuestra Revolución Mexicana.

Hemos logrado la realización de este trabajo con la total revisión de las incompletas colecciones de los periódicos La Convención, El Liberal, El Pueblo, El Monitor, El Renovador, Combate, Criterio y El Norte; todos publicados entre septiembre de 1914 y julío de 1915, donde quedó la hüella del profesionalismo periodístico de Heriberto Frías, de Arturo Cisneros Peña, de Carlos Quirós, de Carlos Samper, de Rafael Pérez Taylor y de tantos otros que escribieron la nota diaria en servicial anonimato. El esfuerzo de ellos es el mérito de esta obra.

Los que realizamos la compilación, mismos que la hicimos para el primer tomo como lo mencionamos, estoy seguro que sólo tuvimos el propósito de servir en mínima parte para que se logre escribir la Historia de la Revolución Mexicana, con verdad y justicia.

México, febrero de 1965.
FLORENCIO BARRERA FUENTES.

Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesPresentacion de Chantal López y Omar Cortés Sesión del 9 de noviembre de 1914 en la ciudad de AguascalientesBiblioteca Virtual Antorcha