Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSesión del 26 de noviembre de 1914 Sesión del 1° de enero de 1915Biblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 27 DE NOVIEMBRE DE 1914 CELEBRADA EN SAN LUIS POTOSÍ
Crónica del periódico La Convención, publicada en su edición del día 28 de noviembre de 1914


En síntesis, podemos decir que la Comisión Permanente de la Convención Revolucionaria, dio, en su sesión de ayer, un paso firme hacia el camino que ha de conducirla a resolver las importantes cuestiones que han sido sometidas a su estudio.

Ayer se aprobó el nombramiento de las Comisiones dictaminadoras y se designó al personal que debe integrarlas. Ambas cuestiones, ampliamente discutidas, dieron margen a varios incidentes, algunos enojosos, de los que nos ocuparemos en el curso de esta crónica. Por ahora, nos concretaremos a referir cuáles fueron los acuerdos aprobados.

Fue el primero, después de rechazar la proposición que había en cartera, relativa al nombramiento de diez comisiones dictaminadoras, el que en esta sesión presentó el delegado Manuel Zevada y que se refiere a la designación de siete comisiones, formada de tres miembros cada una, y a las cuales serán turnados todos los trabajos pendientes de resolución, previa enumeración rigurosa y progresiva. Estas comisiones se encargarán de dejar los asuntos en estado de dictamen, y en el concepto de que si alguno de ellos no fuese aceptado, y tuviese que volver a comisión, no pasará a la misma que formuló dictamen, sino a la que en orden progresivo le siga.

Así que esta cuestión fue aprobada, se pasó a designar el personal que integrará las expresadas Comisiones, las cuales quedaron formadas de la siguiente manera:

Primera Comisión: Alejandro Aceves, Vito Alessio Robles y David G. Berlanga.

Segunda Comisión: Mauricio Contreras, Martín Espinosa y Saúl B. Gallegos.

Tercera Comisión: Guillermo García Aragón, Agustín García Balderrama y Luis González.

Cuarta Comisión: Roque González Garza, Felipe Gutiérrez de Lara y Alberto B. Piña.

Quinta Comisión: Carlos de la Vega, Esteban Márquez y Pánfilo Natera.

Sexta Comisión: Enrique W. Paniagua, Miguel A. Peralta y José I. Lugo.

Séptima Comisión: Daniel Ríos, Dionisio Marines y Manuel Zevada.


COMO DEBEN SER LAS ACTAS

Comenzó la sesión a las diez y veinticinco minutos de la mañana, bajo la presidencia del general Roque González Garza; el secretario Vito Alessio Robles procedió a dar cuenta del acta de la anterior. Puesta al debate, la impugnaron los delegados Lugo y Marines, solicitando diversas modificaciones en sus conceptos; el segundo calificó los términos en que ese documento estaba concebido, de difusos, y pidió que se concretara lo más que fuera posible.

El presidente, para terminar la discusión, dispuso que se consultara la voluntad de la Asamblea, acerca de si las actas deben ser más concisas. La Asamblea asintió de conformidad.

Luego, el coronel Paniagua, formuló una protesta por el criterio que había informado al acta, manifestando que se reserva para más tarde la exposición de sus fundamentos.


COMISIONES PONENTES Y NO ESPECIFICAS

Aprobada el acta, la Secretaría dio cuenta de dos telegramas de escasa importancia. Luego se reanudó el debate sobre la proposición pendiente, relativa al nombramiento de las diez Comisiones dictaminadoras a que antes aludimos.

Esta proposición, que ampliamente fue discutida en sesión pasada, y que no se resolvió por haberse empatado la votación por tres veces consecutivas, la suscribieron los señores Paniagua, Lugo, García Aragón, Gutiérrez de Lara, García Balderrama y otros.

Puesta a discusión nuevamente, habló en contra, el delegado Luis González, y en pro el general Lugo. El capitán Piña, por su parte, impugnó la iniciativa de referencia y a la vez señaló las ventajas que podrán obtenerse si en vez de Comisiones dictaminadoras como las que se proponían, se aceptaba que éstas fueran ponentes.

Agotado el debate, se procedió a la votación, y como fuera dudoso el resultado, se repitió nominalmente. Por mayoría de diez votos contra siete, fue rechazada la proposición.

En vista del anterior resultado, el delegado Zevada presentó otra proposición sobre este mismo asunto, y que es la que se aprobó y dio el resultado de que damos cuenta al principio de esta información. Sólo se modificó en el sentido de que fuesen siete Comisiones ponentes, en lugar de cinco que proponía el ciudadano Zevada.

Aprobada la proposición en lo general, se pasó a discutir en lo particular, escuchándose las opiniones de los delegados Balderrama, Lugo, Zevada y Piña, y como resultado de la discusión, se obtuvo que fuesen siete las Comisiones.

La segunda parte de la proposición, no motivó discusión y fue aprobada por mayoría de votos. Entonces, la Presidencia suspendió por breves momentos la sesión, a fin de que los delegados se pusieran de acuerdo para la designación del personal que integraría las Comisiones.

Reanudada la sesión, el delegado Zevada presentó su proyecto en la forma que anteriormente apuntamos, con la sola diferencia de que el señor Lugo figuraba en la cuarta Comisión y el capitán Piña, en la sexta. Estos delegados fueron cambiados en virtud del incidente de que hablaremos más adelante.

Puesta a discusión la primera Comisión, el Dr. Ríos Zertuche, pidió a la Presidencia que le informara cuál será el espíritu que regirá en esas Comisiones. La Presidencia respondió, que el espiritu que deberá regirlos en todos sus actos, será el revolucionarío.


CRITERIO POLlTICO EN LAS COMISIONES

El mayor Marines, presentó una observación: dijo que era conveniente formar las Comisiones con individuos del mismo credo político, a fin de procurar que los trabajos pudieran activarse. El delegado Contreras fue de la misma opinión, y citó un caso concreto: los delegados González Garza y Lugo, tan distanciados en política, y que figuraban en la cuarta Comisión, no podrán trabajar de común acuerdo. A esto, el general González Garza respondió que es verdad que entre el señor Lugo y él existen diferencias muy hondas en política; pero que eso no era obstáculo para que pudieran trabajar juntos, como ya lo han hecho en otras Comisiones de la H. Convención. Con esto se agotó la discusión, y por mayoría de votos quedó aprobada la Comisión primera.

Puesta al debate la segunda Comisión, se aprobó, previa petición del delegado García Balderrama, de que se llame al general Martín Espinosa.

Se pasó a la tercera, y ésta, sin discusión, quedó aprobada por mayoria de votos.

Puesta a discusión la cuarta, el general Lugo pidió la palabra. Recordó las imputaciones que en reciente sesión le hiciera el ciudadano González Garza, y en virtud de aquellas frases, dice, no podría laborar de perfecto acuerdo con él. Pide en consecuencia que se le cambie a otra Comisión.

El general González Garza quien previamente dejó la Presidencia y hablaba como simple delegado, apoya la cuarta Comisión, tal como ha sido presentada. Dice que los conceptos del señor Lugo son un solapado ataque a su personalidad, y la explica como un pretexto para eludir el cumplimiento de un deber. Luego hace referencias a las palabras por él pronunciadas en sesión pasada, y las cuales no retira y agrega que sabrá sostenerlas en todas partes.

Finalmente dice que la antipatía política que los divide, no significa que no puedan trabajar juntos.

El coronel Paniagua lo interrumpe, retándolo a que ambos se vayan a Canadá, o a China ...

- ¿A qué? -pregunta González Garza- no tengo dinero para el pasaje.

- Si tiene mucho dinero -responde Paniagua. González Garza se concreta a encogerse de hombros y dice:

- No le hagan ustedes caso, ¡está loco!


LAS ALUSIONES PERSONALES

Luego, el orador reanuda su discurso, y sostiene que los que forman el bando opuesto, no se han manejado con honradez política, y prueba de ello es que no han querido declarar que no tienen ambiciones políticas, a diferencia de todos los que formaban la División del Norte, y aun en el mismo general Villa, quienes han manifestado en repetidas ocasiones que carecen de toda ambición de ese género.

El general Lugo, a quien se le concede la palabra para responder a una alusión personal, extraña las frases de González Garza, y hace saber que no ha dicho la verdad, porque González Garza ha solicitado del Presidente provisional de la República, la cartera de Gobernación para su hermano Federico G. Garza.

Ante esta afirmación que el ciudadano González Garza, juzga calumniosa, estalla la indignación del aludido, desmintiéndolo categóricamente y se cruzan frases candentes y recíprocamente agresivas que hacen surgir numerosas protestas. El ciudadano González Garza afirma que Lugo miente, y lo califica de canalla.

El coronel Peralta protesta por el espectáculo que está dando la Asamblea, y el Vicepresidente hace un llamamiento al orden a los delegados actores de esta escena, y anuncia que si éstos no retiran sus palabras, se verá precisado a suspender la sesión. Los delegados Peralta, Marines y otros, dicen en voz alta que no quieren autorizar con su presencia los hechos acaecidos, y por ello se retiran del salón. El general González Garza se hace oír, y manifiesta que él está dispuesto a retirar sus palabras o a sostenerlas en cualquier terreno, según convenga. Pide, para retirarlas, que la Presidencia dirija un mensaje al Primer Magistrado de la República, y que éste informe si es verdad lo dicho por el delegado Lugo; pero en caso contrario, repetirá la frase que dirigió a Lugo, en el lugar donde lo encuentre. Lugo replica que él no ha dirigido insultos a nadie; que se concretó a mencionar un hecho. El Vicepresidente Gutiérrez de Lara, con no poco esfuerzo, consigue que por un momento se serene la Asamblea, y manifiesta que si el general González Garza no retira la frase injuriosa, suspenderá la sesión. Esto lo aplauden muchos de los delegados. González Garza, dice que no retira sus palabras, y que se atreve a la decisión del Presidente de la República y que si éste no ratifica la afirmación de Lugo, lo que le dijo en la Asamblea, se lo repetirá en otro sitio.

En vista de tan terminante déclaración, el Dr. Gutiérrez de Lara, levanta la sesión, lo cual motiva numerosas protestas de parte de varios delegados, a la vez que otros la celebran. El general González Garza asume nuevamente la Presidencia, cambiando al punto de actitud, por una serena en absoluto y ordena que se consulte a la Asamblea si es de suspenderse la sesión. Y como la mayoría está conforme con que continúe, y han regresado al salón los que lo habían abandonado, la sesión se reanuda y tras de discusión prolija y a ratos enojosa, en la que se hacen numerosas alusiones de carácter personal, y otros protestan porque en el seno de la Asamblea se pronuncian frases que en ella deben estar condenadas, la Asamblea puede, al fin colmarse y se reanuda la discusión. El general Lugo sale del salón y no vuelve.

Se acepta cambiar al general Lugo a la sexta Comisión, sustituyéndolo en la cuarta el capitán Piña. En esta forma queda aprobada la cuarta Comisión. Las subsecuentes se aprueban sin modificarlas.

Por último, se dio lectura a un escríto del general Márquez, en que participa haberse ausentado de la ciudad, por tener que marchar a Querétaro para el arreglo de un asuntó oficial, relacionado con la Comisión que desempeñará en el Estado de Puebla. El escrito de referencia se turnó a la primera Comisión ponente, y sus miembros manifiestan que hoy mismo quedará dictaminado.

La Presidencia participó que en la sesión de hoy se dará a conocer una moción, relativa a que se traten de preferencia todos los asuntos relacionados con el programa, y las renuncias que de sus cargos de Vicepresidente y Secretario, respectivamente, han presentado los ciudadanos Gutiérrez de Lara y Alessio Robles. Se levantó la sesión a las dos y cuarenta y cinco minutos de la tarde, citándose para hoy, a las diez de la mañana.

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