Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSesión del 15 de enero de 1915 Sesión del 18 de enero de 1915Biblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN DEL 16 DE ENERO DE 1915 CELEBRADA EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Crónica del periódico La Convención, publicada en su edición del día 18 de enero de 1915


Con la casi plena concurrencia de los ciudadanos delegados y de numeroso público, ansioso de presenciar los debates, la sesión del sábado se abrió a las cinco de la tarde, bajo la presidencia del general Roque González Garza.

Leída y aprobada, con las aclaraciones que pidió el general Pasuengo, el acta de la sesión anterior, la Secretaría propuso, y la Asamblea aceptó por unanimidad, que la discusión en lo particular de los artículos pendientes del Proyecto de Ley sobre organización del Poder Ejecutivo preconstitucional se difiriese, para tratar acerca de los importantes asuntos ocurridos en el día.

En tal virtud, el general González Garza cedió la presidencia al ciudadano Montaño, y ascendiendo a la tribuna informó ampliamente a la Asamblea sobre la fuga del Presidente Provisional Eulalio Gutiérrez, en unión de otros miembros de su gabinete, y la actitud que él -González Garza- tuvo que asumir en su triple carácter de Presidente de la Soberana Convención, de Delegado de la misma y de ciudadano, de acuerdo con el parecer de los más ilustres revolucionarios, para dar a la ciudad abandonada y presa de inquietudes, por la infidencia de su mandatario, todas las garantías que era de urgencia proporcionarle.

Dicho informe y las aclaraciones que después hizo sobre la actitud de los demás ministros que permanecieron fieles a la Convención, fue recibido con calurosos aplausos.

El Delegado Orozco criticó duramente la conducta de los infidentes, pidiendo que la Asamblea depusiera inmediatamente de su puesto al Presidente Gutiérrez, que tan mal había sabido corresponder a la confianza en él depositada. Su moción fue objeto, también, de nutridos aplausos.

Le siguió en el uso de la palabra el ciudadano Soto y Gama, quien declaró que el momento actual debía considerarse como uno de los más grandes y solemnes para la nación, puesto que le permite ver que comienza la obra de depuración que traerá por inmediata consecuencia, abolir para siempre el reinado de los personalismos, para que sólo impere el de los principios de la Revolución que, viendo de frente al porvenir, se va por sí misma desprendiendo de todos los elementos corrompidos, que bajo la égida de su nombre se albergaron para dar cabida a mezquinos sentimientos.

Los generales Cervantes, Serratos y Montaño hacen uso de la palabra: el primero, para pedir que se rinda un tributo a la verdad que nunca ha faltado a su destino sublime, y de la que es un eco la voz popular; y los segundos, para reprobar la conducta de Gutiérrez y hacer ver que el inicuo proceder de los que por sus ambiciones egoístas siembran la alarma y la división entre nosotros, sólo ha servido para despertar dormidas energías y atraer simpatizadores a la causa noble y honrada que la Convención, cada día purificándose más en su seno, ha jurado sostener para devolver a nuestra patria la paz, el orden y el bienestar que sus malos hijos le han arrebatado.

En análogos o parecidos términos hacen igualmente uso de la palabra varios ciudadanos delegados, y sus peroraciones resultan aplaudidas.

La Secretaría somete a la consideración de la Asamblea un proyecto de ley proponiendo que la Convención reasuma todos los poderes, haciendo depositario del Ejecutivo al Presidente de la Asamblea, general Roque González Garza, entre tanto la Convención designa Presidente Provisional.

El general González Garza pide permiso a los presentes para retirarse, por ser su personalidad motivo del asunto que va a discutirse, y lo substituye en la Presidencia nuevamente el general Otilio Montaño.

Después de calurosa discusión, la Asamblea aprueba el proyecto en lo general, y más tarde en lo particular, por gran mayoría de votos. Una comisión nombrada al efecto introduce al salón al general Roque González Garza, quien después de prestar la protesta de honor correspondiente, con aplausos de los delegados y del público que llenaba las galerías, hizo en la tribuna su profesión de fe y solemnemente prometió que por su patria, por su pueblo y por la Convención, estaba dispuesto a sacrificar su vida en el cargo a que el torbellino de la Revolución lo había llevado, por benevolencia de la Convención, y en el cual deseaba permanecer el menor tiempo posible, dentro del que, solemnemente, prometía hacer todo esfuerzo para poner término a la anómala situación por que venimos atravesando.

En seguida se discutió y aprobó la forma del Manifiesto que debería lanzarse a los habitantes de la República, manifiesto que reproducimos en otro lugar; luego se trató de la concesión al nuevo encargado del Ejecutivo de facultades extraordinarias en los ramos de Hacienda, Guerra y Gobernación.

En seguida se levantó la sesión.


DECRETO DE LA CONVENCION DICTADO EL DIA 16 DE ENERO

La Soberana Convención Revolucionaria decreta:

Artículo 1° En virtud de la infidencia del ciudadano general Eulalio Gutiérrez, que hasta aquí había desempeñado el Poder Ejecutivo, por delegación de la Honorable Convención Revolucionaria, se declara que dicho ciudadano cesa en su cargo de Presidente Provisional.

Artículo 2° En consecuencia, y en tanto se elija persona que lo substituya, la Honorable Convención reasume el Poder Ejecutivo, que ejercerá por conducto de su presidente el ciudadano general Roque González Garza, quien se sujetará en todos sus actos a los acuerdos de la Soberana Convención.

Transitorio. Este decreto se publicará por bando nacional en toda la República.

Sala de sesiones de la Soberana Convención.
México, enero 16 de 1915.
El Presidente, Otilio Montaño.
El Secretario, Genaro Palacios Moreno.
El Secretario, Reynaldo Lecona.


MANIFIESTO DE LA SOBERANA ASAMBLEA A LA NACION

La Revolución no detendrá su marcha ni dejará de realizar sus justos ideales, ni de definir su programa, porque el Encargado del Poder Ejecutivo, llámese Carranza o Eulalio Gutiérrez, cediendo al influjo de algunos jefes ambiciosos y de pocos escrúpulos, hayan pretendido convertirse en dictadores militares, defraudando de esa manera los anhelos libertarios de la propia Revolución, y pretendiendo para ello, substraerse a la obediencia de las disposiciones de la Soberana Convención Revolucionaria. Esta, como síntesis de las fuerzas sociales que rompieron con el pasado y derrumbaron las viejas instituciones, forjará el conjunto de leyes que, como nuevo molde que contenga las necesidades actuales de la nación mexicana, haya de izar la nueva bandera política y social de la República.

El Presidente Provisional, Eulalio Gutiérrez, temeroso, tal vez, de las responsabilidades que habrían de exigírsele por virtud del proyecto de ley respectivo, que fue aprobado en lo general, definiendo las causas de esas responsabilidades, se substrajo a la obediencia de las disposiciones de la Asamblea, ausentándose de la residencia oficial de los Poderes de la Unión, en forma oculta y cautelosa.

La nación no debe deplorar que abandonen el poder los hombres que teman afrontar las responsabilidades de sus actos, porque ellos no son sus dignos mandatarios, y la Soberana Convención designará para que substituya al señor Gutiérrez, a un revolucionario de alma levantada y de ideales firmes, que lo mismo sepa hacerse cargo de la grave situación por que atraviesa el país, que responder más tarde de sus actos.

Por lo demás, esta Soberana Convención Revolucionaria, levantando muy alto el pendón de los principios que la Revolución, de hecho ha conquistado, seguirá sus trabajos, tranquila y serena, a través de todas las tormentas y de todas las pasiones, y sobre todos los personalismos; y los miembros de ella, en estos momentos supremos, se comprometen ante la nación, a hacer todo género de esfuerzos para salvar su integridad, para garantizar los legítimos intereses de nacionales y extranjeros, y para realizar la conquista de las aspiraciones revolucionarias aun a costa de su vida.

En consecuencia, esta Convención asume los Supremos Poderes de la Nación, que ejercerá, en lo que se refiere al Poder Ejecutivo, por conducto de su Presidente, el ciudadano general Roque González Garza.

Mexicanos:

¡Seguid a la Convención!

México, enero 16 de 1915.
(Firman todos los delegados)

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