Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesPrimera parte de la Sesión celebrada el día 23 de octubre de 1914 en la ciudad de Aguascalientes Primera parte de la Sesión celebrada el día 24 de octubre de 1914 en la ciudad de AguascalientesBiblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN CELEBRADA EL DÍA 23 DE OCTUBRE DE 1914 EN LA CIUDAD DE AGUASCALIENTES
Segunda parte

PRESIDENCIA DEL C. GENERAL ANTONIO I. VILLARREAL


-El C. Vallejo:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Vallejo.

El C. Vallejo:

Al triunfo de la causa constitucionalista, el general Salgado, después de haber sido nombrado gobernador del Estado de Guerrero, estuvo en la capital de la República, recogió elementos y pertrechos, se fue al Estado de Guerrero y acabó por desconocer al gobierno del señor Carranza, o, más bien dicho, al Gobierno Constitucionalista. Hizo pedazos' a la guarnición de Pungarabato hace algunoa días, y quienes pueden suministrar datos sobre el particular, son el señor general Cipriano Jaimes y Lugo.

El C. Pulido:

Pido la palabra para informar, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Pulido.

El C. Pulido:

Hace cinco días se acaba de someter nuevamente al ciudadano Primer Jefe, el señor general Salgado.

El C. García Aragón:

Me acaba de autorizar el señor general Jaimes para informar a esta honorable Asamblea, que las tropas que estaban en Pungarabato acaban de ser atacadas por las tropas de Jesús H. Salgado, que últimamente vino a reconocer al señor Carranza; pero tan pronto como supo que algunos jefes de la División del Norte y Maytorena habían desconocido al señor Carranza, él también se declaró independiente y continúa revolucionando.

El C. Lugo:

Confirmo lo que ha dicho el señor Pulido, autor de la iniciativa, en todas sus partes.

El señor general Salgado ha sido un revolucionario de convicción; no ha sido comprendido, y menos, señores, se le ha hecho justicia. El señor Jesús H. Salgado tiene cuatro años de revolucionario, está pobre; desde luego no revoluciona por ambición, sino por convicción.

El señor general Salgado domina en casi todo el Estado de Guerrero con fuerzas que dependen directamente de él; los jefes de estas fuerzas, en la Convención que se verificó en el mes de marzo, en Chilpancingo, después de la caída de esta plaza, designaron al señor general Salgado como gobernador provisional del Estado de Guerrero. El señor general Salgado reconoció al señor general Carranza como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo; estuvo en comisión con él; no sé si a última hora habría alguna ruptura en sus relaciones, y si la hay, no será nunca un motivo para que no se invite al señor general Salgado para que tome participación en esta Asamblea. (Aplausos)

El señor general Salgado tiene, pues, mando de fuerzas; más de veinte generales están a sus órdenes (siseos y murmullos) en el Estado de Guerrero; más de veinte mil revolucionarios existen.

En el Estado de Guerrero no hubo un cartón; en el Estado de Guerrero no hubo un peso; en el Estado de Guerrero no hubo un billete revolucionario; el Estado de Guerrero ha hecho la revolución con sus propios esfuerzos, con sus propios recursos, que bien sabéis son muy pobres y exiguos, y, por lo tanto, aquilatando esos esfuerzos, esos revolucionarios son dignos de estar aquí, puesto que si tenemos patriotismo, no tenemos derecho de rechazarlos así, puesto que han luchado sin ningún recurso ni auxilio, han luchado como buenos.

El C. Vigil:

No voy aquí a hacer referencias del señor gobernador Salgado, porque no conozco detalles sobre su carrera, sino que peleó en las filas revolucionarias desde 1910; pero si voy a hablar aquí, es para pedir, que para que se permanezca en el seno de esta Convención, para ocupar un lugar en el seno de ella, es necesario tener un programa político que contenga entre sus fines el liberalismo y las reformas de la actual revolución; sin ello, no caben en ella.

El C. Ruiz:

Pido la palabra, señor presidente, en pro.

El C. presidente:

Tiene la palabra, en pro, el ciudadano Ruiz.

El C. Ruiz:

Señores: si la alta misión de esta Asamblea es procurar la paz y la concordia, cuando se trata de uno de los hombres que han figurado en la Revolución de un modo o de otro, y esos hombres han sido sostenidos y apoyados por individuos que nos merecen entero crédito, y toda confianza y todo respeto, como el señor general Lugo, debemos, por lo menos, considerarlo como uno de tantos revolucionarios. Si la misión nuestra es ésa, de paz, debemos todos, sin vacilar un solo instante, hacer un último esfuerzo con ese señor, aun cuando esté en estado de rebeldía como lo están otros, y hacer un esfuerzo sin vacilar, digo, y considerarlo en el número de los hombres que están desviados por lo que se quiera. Esta Convención tiene un alto espíritu conciliador; tenemos la ventaja de estar reunidos aquí un número de hombres que pensamos igual y que tenemos por única tendencia la paz nacional.

Por eso pido que se acepte el dictamen en la forma que está, y que se invite al señor Salgado a que venga a la Convención.

El C. García Vigil:

Quisiera saber del firmante de esta iniciativa, si conoce el programa del señor general Salgado, para no irnos a equivocar y nos venga a parecer un reaccionario.

El C. Pulido:

Pido la palabra.

El C. presidente:

¿Va usted a informar? ¿Es usted el firmante de la proposición?

El C. Pulido:

Sí, señor.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Pulido.

El C. Pulido:

El programa del general Salgado es exactamente el mismo que el del general Zapata. Siempre han operado de acuerdo en Morelos y Guerrero.

El C. Berlanga:

Yo creo que para que nosotros invitemos al general Salgado, como dije la primera vez, no podemos hacerlo únicamente por informaciones particulares, sin que nosotros conozcamos el programa oficial firmado por él. No está en el mismo caso de Villa, Maytorena y Zapata; estos tres jefes tienen su programa perfectamente bien definido; no está ni puede nunca compararse con ellos, mientras no sepamos precisamente el programa por el cual pelea. Así es que yo, lo único que quiero, es que defina su programa, que se le pida su programa, que sepamos cuál es, y entonces sabremos si está dentro del credo de la Revolución, y si lo aceptamos, o no. Esto es lo que yo propongo.

El C. Bandera y Mata:

El señor general Salgado es uno de los revolucionarios, en el Estado de Guerrero, que más gente ha tenido, y ha operado siempre con el general Zapata; el programa que ha sostenido es el mismo que ha sostenido siempre el general Zapata; el del señor Berlanga es el mismo del general Zapata ...

El C. Vigil:

Pido la palabra para una aclaración.

¿Por qué reconoció al señor Carranza, si tenía el mismo programa que el general Zapata?

El C. Berlanga:

Si tenía el mismo programa, ¿por qué? ...

El C. Bandera y Mata:

El señor general Salgado se encuentra en el mismo caso del general Villa y Maytorena: habían reconocido desde un principio el Plan de Guadalupe, y por circunstancias especiales desconocieron ese Programa; de modo que el general Salgado está en el mismo caso, y creo que tiene derecho a venir a esta Asamblea, más cuando el espíritu de esta Asamblea es de concordia.

El C. Lugo:

Se está desviando la discusión.

Se trata de invitar al señor general Salgado y a los generales que militan a sus órdenes. Con respecto al señor general Salgado, digo yo, gobernador del Estado de Guerrero, por que lo es, voy a decir dos palabras más:

El señor general Salgado ha firmado, como dicen los señores, el Plan de Ayala.

El señor general Salgado es gobernador del Estado de Guerrero; no porque haya subscrito el Plan de Ayala dejó de tener personalidad propia, independiente de Zapata, puesto que es el jefe de un Estado libre y soberano.

Si la Presidencia se concreta a invitar al jefe, nada se perderá si hace extensiva su invitación, porque al venir se tendrán que discutir esas personalidades, y en ese caso se podrán desechar las personalidades de los que no estén identificados con los ideales revolucionarios.

El C. Raúl Madero:

Pido la palabra para una aclaración. Yo quisiera saber si es una simple suposición del señor Berlanga, de que el señor Salgado proclama la bandera de Religión y Fueros.

El C. Chargoy:

El objeto de esta Convención es hacer labor de paz; en consecuencia, necesitamos que el señor general Salgado, de quien se dice tiene un gran número de fuerzas, esté representado aquí; eso de que se cambie y quite un artículo, como dicen algunos, que se cambie la frase, esas personas son las que necesitamos que vengan a decir aquí: Protesto cumplir con las decisiones de esta Convención.

El C. Marciano González:

Hemos sabido que el señor general Salgado revoluciona, y que en la actualidad es el gobernador del Estado de Guerrero, por determinación de todos los jefes que militan allí; que no tiene programa definido; pero de aquí saldrá, puesto que se trata de unificarlo, supuesto que se exige la protesta de cumplir las disposiciones que emanen de esta Convención.

Yo pido con el mismo derecho con que pediría para alguien, que viniera Salgado; seguramente que veinte mil hombres tienen el mismo derecho para ser representados, que quince mil; no importa que dos años atrás Salgado haya sido un equivocado. Que venga a beber aquí en esta fuente purisima, donde están congregados todos los revolucionarios, donde están reunidos todos los hombres de más altos ideales, los hombres de más sanas intenciones y principios inquebrantables.

El C. García Vigil:

Lo que noto, es que aquí tiene muchos abogados el señor Salgado; pero el señor general Salgado no ha hecho una moción para venir a comulgar aquí en esta fuente purísima, donde están reunidos los hombres que tienen altísimos ideales. El señor general Salgado ha estado revolucionando con sujeción ¿a qué?

¿Podemos nosotros, de motu proprio de esta Asamblea, darle cabida en ella, cuando él no lo ha solicitado, ni lo ha indicado de manera alguna? ¿La Primera Jefatura ha informado siquiera de que es gobernador del Estado de Guerrero por elección unánime de todos los jefes, el señor Salgado? Además, ¿nos consta a nosotros que tiene veinte mil hombres a sus órdenes? Aun cuando nos informe el señor general Lugo, me voy a permitir decirle que esos veinte mil hombres pueden haber dejado de ser ayer, o antes de ayer, revolucionarios. Se necesita que realmente hagan efectiva esa labor, y nosotros, aun cuando hemos estado lejos del Sur, hemos seguido a distancia los progresos de la Revolución en el Sur, y tenemos entendido que el señor Salgado ha vagado por la sierra al frente de gavillas, unas veces numerosas y otras escasas.

El C. Lugo:

Pido la palabra para una aclaración.

El C. García Vigil:

Voy a terminar señor. Yo no me opongo sistemáticamente a que venga aquí el señor Salgado; soy partidario precisamente de que se reúnan aquí todos los elementos genuínamente revolucionarios para producir la gran obra de la Revolución; pero es indíspensable que el señor Salgado tenga siempre definidas sus tendencias y que nosDtros sepamos que invitamos a uno de los nuestros. Por lo tanto, yo someto a la consideración de todos los abogados del señor Salgado, ya que es muy fácil comunicarse con él, puesto que es gobernador del Estado de Guerrero, decirle que se necesita que venga a esta Convención a definir sus tendencias, y cuando lo haya hecho satisfactoriamente, yo daré mi voto por él.

El C. Rodríguez Cabo:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Rodríguez Cabo.

El C. Rodríguez Cabo:

Me permito proporcionar a esta Asamblea algunos datos respecto del señor general Salgado.

Recuerdo que durante los días del Cuartelazo, ya sería como el octavo o noveno, la víspera o antevíspera de que fuera puesto preso el señor Madero, el señor Salgado le dirigió un telegrama diciéndole que por ningún motivo reconocería a Félix Díaz, y que, por lo tanto, se ponía a sus órdenes con todas sus fuerzas.

El C. Siurob:

Pido la palabra para contestar y hacer una aclaración.

Yo supe que el señor Salgado entró en negociaciones con Huerta, y aunque se me ha dicho que el objeto de entrar en negociaciones con Huerta, era una mera tanteada para adquirir fondos en el Estado de Guerrero, porque no hay elementos suficientes.

Yo quisiera que personas conocedoras del terreno me informaran sobre el particular, aunque estoy cierto de que no predominan allí las ideas de oscurantismo y conservantismo; y desde el momento en que las fuerzas son dominadas por el señor general Salgado, se puede colegir que son fuerzas liberales.

El C. Ruiz:

El señor Vigil ha hablado de defensores del señor Salga do y yo protesto, porque aquí habemos muchos que somos defensores de los principios de paz y concordia. (Voces: ¡Bien! Aplausos)

El C. Francisco Figueroa:

Yo poseo un documento autógrafo del señor Salgado, en que prueba ser enemigo de la Revolución Constitucionalista, y lo presentaré en la próxima sesión si es necesario.

El C. Vigil:

Pido la palabra para contestar una alusión personal.

El señor Ruiz dice que yo dije que había muchos defensores; pero no dije que él era uno de ellos; en cuanto al término ideológico, sí lo dije, porque aquí hay muchos que tienen la defensa de él.

El C. Serrano:

Si tomamos en cuenta el precedente que alega la Comisión, no tenemos nada que decir, porque ha invitado hasta a los yaquis, para hacer una labor de paz y armonía. Se ha sentado como precedente que sólo las facciones reaccionarias y huertistas no podrán asistir a la Convención, y el señor Salgado no es ni huertista ni reaccionario.

El C. Siurob:

Pido la palabra para insistir. En su proposición ...

El C. Berlanga:

Es un sofisma al que se ha recurrido aquí: el ahora usado por los señores Lugo, Marciano González y no sé quién más; es decir, que vengan aquí las personas a quienes hemos llamado y que aquí se discutan sus personalidades, y en caso de que no esté perfectamente aceptada su personalidad o definida su actitud, es el sofisma, en este caso podremos invitar a todos para que vengan aquí y después salgan; podría invitarse a Higinio Aguilar, pues es precisamente el arma que han esgrimido los defensores del señor general Salgado -tal vez no me haya explicado bien-; que se invite al señor general Salgado, pero cuando conozcamos el programa político que sigue y sus ideales, para ver si está comprendido entre los que defienden nuestros ideales revolucionarios, porque creo que no debemos invitarlo.

El C. Gallegos:

No con el objeto de que se invite o no se invite al señor Salgado voy a hablar; pero sí para hacer una proposición. Insisten algunos señores, por que se presente el programa de éstas o aquellas fuerzas. Creo que si sometemos este asunto tan interesante a la consideración de muchos de los que estamos aquí, sería muy difícil responder a ello.

Un programa político revolucionario es muy difícil el concebirlo y mucho más difícil ser aceptado. Creo que no debemos meternos en esas honduras, pues muchos no estaríamos capacitados para responder. Así es que yo creo que se debe invitar al señor Salgado, no por sus ideas, sino por esta razón: porque el señor Carranza lo ha reconocido como gobernador. (Voces: ¡No, no, no!) De manera que yo estimo que el mismo Plan de Guadalupe no es un programa; así es que si vamos examinando el Plan de Guadalupe, tendremos que desecharlo, porque no es nada. Así es que vamos tomando en consideración otro orden de ideas, vamos haciendo la pacificación; no vayamos a meternos en esas dificultades; nosotros tampoco tenemos programa y queremos exigirlo de otros.

El C. García Vigil:

El Plan de Guadalupe, que no es un plan revolucionario, sí establece que tiende a establecer el orden constitucional, y el señor Salgado no establece nada.

El C. Siurob:

Pido la palabra para una aclaración, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Siurob.

El C. Siurob:

La aclaración a que me refiero es ésta: que se aclare el punto de si realmente entró en tratos con el traidor Huerta el señor Salgado, en épocas anteriores y para ese fin me dirijo al señor general Lugo, en cuya honradez confío de una manera absoluta, para que, con la honradez que lo caracteriza, informe a la Asamblea sobre el particular.

El C. Lugo:

¿Me concede la palabra el señor presidente?

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Lugo.

El C. Lugo:

Veo con sentimiento que algunos de los señores preopinantes desconocen por completo lo que se ha hecho en el Sur en favor de la Revolución presente. Se llega a confundir al general Salgado con Higinio Aguilar y Andrew Almazán, dos connotados traidores, dos connotados enemigos de la Revolución.

El general Jesús H. Salgado es un hombre honrado, como he dicho, es un hombre fiel. Trabajó por la causa revolucionaria desde el principio y los hechos son muy elocuentes, señores: ¿quién arrojó a la División mandada por el ex general Antonio G. Olea, de Chilpancingo e Iguala? Las fuerzas del general Jesús H. Salgado.

En Chilpancingo fue sitiado el general Cartón por los señores generales Emiliano Zapata, Encarnación L. Díaz, Jesús H. Salgado y Julián Blanco. Esas fueron las cuatro unidades que batieron al general Cartón y al cabo de siete días tomaron Chilpancingo, tomando prisionero al general Cartón, siendo ejecutado por un Consejo de Guerra. El general Salgado fue quien operó en las sangrientas batallas de Cocula contra las fuerzas del general Olea, reforzadas por el jefe de las Armas de México, general Leopoldo Díaz Ceballos; me cabe el orgullo de decir que yo estuve presente, y aquí está otro testigo, el representante del señor Mastache. (Voces: ¡Allí estuvo!)

Y entonces solamente las fuerzas del general Salgado derrotaron a las fuerzas del general Olea, general federal y gobernador de Guerrero, por parte de Huerta, y esas fuerzas derrotadas por él y el señor Ceballos que había ido a reforzarlas, salieron al día siguiente de su derrota para no volver más al Estado de Guerrero. Díganme ustedes si un jefe que tiene organizadas sus fuerzas para dar batalla a fuerzas organizadas, merece bien, ya no digo bien, siquiera el honor de ser invitado por esta Asamblea.

No contento Salgado con expulsar a las fuerzas federales del Estado de Guerrero pasaron sus fuerzas al Estado de Michoacán y México. Aquí hay algunos señores de Michoacán y podrán decir si no fue el general Salgado con parte de sus fuerzas a poner sitio a Huetamo, y después de 15 días de sitio, donde se combatió de día y de noche, si no cayó la plaza en poder de las fuerzas del general Salgado y de los que estaban operando en combinación. Dígan si no cayó esa población y si no después Salgado siguió con todas sus fuerzas al Estado de México, donde se encontraban las fuerzas de Díaz Ceballos poniendo el sitio a Zacualpan, el cual fue evacuado siete días después por los federales.

Digan ustedes si este jefe que ha sido reconocido por el señor Carranza como gobernador del Estado de Guerrero, y a quien tuve yo el honor de presentar al señor Carranza, díganme ustedes si no merece estar representado aquí.

El C. García Aragón:

Pido la palabra para una aclaración. He recibido hace cuatro días un telegrama en que se dice han atacado mis fuerzas en Pungarabato; por lo tanto, ha desconocido al señor Carranza.

El C. Lugo:

Voy a ser algo duro, pero el señor García Aragón me obliga a ello, y no es falta de cortesía, es un acto de justicia.

El señor general Salgado manda muchas fuerzas que tiene dispersas en territorio de su mando, ¿cómo podrá impedir que entre sus fuerzas se susciten esos conflictos?; ¿sería lógico, sería posible, culpar a este señor?; ¿es responsable el general Salgado de un conflicto de esa naturaleza?

El C. García Aragón:

Pido la palabra para una aclaración.

El C. Lugo:

Voy a terminar y luego seguirá.

El C. García Aragón:

Yo soy miembro de la Junta de Gobierno, y he estado de acuerdo con todos los señores para que se le invitara, pero tratándose de un acto contra mis fuerzas ...

El C. Lugo:

El señor García Aragón no tiene derecho de hacer esa objeción, porque no tiene fuerzas en Pungarabato y si las tiene es porque lo acaban de reconocer.

El señor García Aragón se separó del Sur desde el mes de noviembre de 1913 y hasta ahora no lo hemos vuelto a ver por allá. (Aplausos)

No es el señor general García Aragón el que ha de venir a explicar, con justicia, los asuntos relacionados con el Estado de Guerrero, porque el señor García Aragón, como revolucionario, estuvo hasta noviembre de 1913; desde esa fecha desapareció y no hemos vuelto a saber de él; pero corren versiones que son perjudiciales para su honorabilidad.

El C. García Aragón:

En Michoacán estuve cuando era usted secretario de Gertrudis Sánchez, y que si viene usted ahora a defender a Salgado por el hecho de que usted lo llevó ante el señor Carranza, es porque está usted interesado en el gobierno de Guerrero. (Risas, siseos, murmullos)

El C. presidente:

Tengan la bondad de suprimir las manifestaciones.

El C. Hay:

Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente:

Tiene la palabra para una moción de orden el ciudadano Hay.

El C. Hay:

Esa moción que voy a hacer es de verdadero orden.

Yo desearía que los señores que están tomando la palabra no se hagan imputaciones personales cuando estemos tratando un asunto enteramente diferente. Por mi parte yo suplicaría que viniera el señor Salgado aquí, porque creo de justicia que invitemos a todos aquellos que están levantados en armas y que no se han levantado en favor de Huerta. Si hemos tratado así a Villa, a Maytorena y a Zapata, así debemos hacerlo con Salgado.

Yo pediría, por lo tanto, que pasásemos a votación para evitar estas discusiones enojosas entre los miembros de la Asamblea.

El C. Lugo:

Pido la palabra para una alusión personal. (Voces: ¡Votación, votación!, campanilla, siseos)

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Lugo.

El C. Lugo:

El señor dice que tengo interés en el Gobierno de Guerrero y protesto porque no es cierto. (Siseos, murmullos)

El C. presidente:

Un momento, señor orador; continuará usted en el uso de la palabra cuando se restablezca el orden en la Asamblea.

El C. García Aragón:

Estoy interesado en que siga hablando el señor Lugo y suplicaría a la Mesa, lo mismo que a la Asamblea, que se le permita hablar.

El C. presidente:

La Mesa no le quita el derecho de hablar, pero desea que primero haya orden.

Tiene la palabra el ciudadano Lugo.

El C. Lugo (continuando):

La alusión personal era que decía el señor García Aragón, que yo tengo interés en el gobierno de Guerrero; lo desafío a que me lo pruebe, y voy a probar lo contrario.

El señor secretario particular del señor Primer Jefe, licenciado Gustavo Espinosa Mireles, me preguntó que qué deseaba, y yo le contesté que nada. Señores, está vivo y está presente en México el señor Espinosa Mireles, y él puede decir si es verdad lo que digo. De manera que explique el señor por qué tengo yo interés en el gobierno de Guerrero.

El C. secretario:

La Mesa pregunta, por conducto de la Secretaría, si está suficientemente discutido el dictamen. Los que crean que está suficientemente discutido, sírvanse poner de pie. Sí está suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa, de que se apruebe, sírvanse poner de pie. Aprobado el dictamen.

La Mesa suplica al señor Pulido se sirva indicar los medios para llegar al señor general Salgado e invitarlo.

El mismo C. secretario:

Se ha presentado la siguiente proposición:

Proponemos a esta honorable Asamblea, que, en vista de que los trabajos de la Secretaría están muy retrasados, y en vista también, de que los asuntos de más trascendencia se tratarán hasta que vengan los delegados del Ejército Libertador, se sirva la Asamblea acordar se suspendan las sesiones hasta el día veintiséis.

Firman como doce delegados.

El C. Hay:

Pido la palabra.

El C. Ruiz:

Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Ruiz para una moción de orden.

El C. Ruiz:

El señor delegado, miembro de la comisión de Gobernación, general don Raúl Madero, ha dicho que ya dictaminó esa comisión sobre la proposición que presenté para trasladamos en masa a la ciudad de México. Pido se dé lectura y se ponga a discusión ese dictamen.

El C. secretario:

No está a discusión eso, sino este trámite.

El C. González Garza:

Pido la palabra para una moción de orden. Yo suplicaría al señor presidente se revistiera' de la mayor energía ...

El C. presidente:

Le advierto al señor González Garza que no necesito consejo, que él es quien debe dárselo; él es precisamente quien mete el desorden.

El C. González Garza:

Pues lo que yo quiero es que usted lo haga.

El C. presidente:

No necesito ni quiero que usted me lo diga. Usted es el más desordenado de todos los delegados; por eso precisamente le hablo a usted.

El C. González Garza:

No es cierto.

El C. presidente:

Pues usted es el más desordenado.

El C. González Garza:

Repito que no es cierto.

El C. presidente:

Con qué facilidad se desmiente usted.

El C. González Garza:

Sí, señor. Usted me ha quitado la palabra dos veces.

El C. Hay:

Pido la palabra para una moción de orden. Si no me equivoco ... (Muchas voces, gran escándalo, desorden, campanilla)

El C. presidente (al señor secretario):

Acabe usted de leer.

El C. secretario:

Se pregunta a la Asamblea si es de obvia resolución la moción que se acaba de leer hace un momento. Los que estén por la afirmativa, sírvanse poner en pie. Considerado como de obvia y pronta resolución. Está a discusión.

El C. Alessio Robles:

Pido la palabra para informar.

El C. presidente:

La Secretaría va a informar.

El C. Alessio Robles:

La Secretaría informa que hasta el día no hay ningún asunto retrasado, y no falta más que dar cuenta con algunos dictámenes de las comisiones. Si se suspenden las sesiones no podrá darse cuenta con ellos; si no se suspenden, entonces se dará cuenta mañana.

El C. Aguirre Benavides:

A reserva de que se apruebe o se repruebe, suplico a la Presidencia exija a los señores delegados que no salga ninguno de la población, porque pueden presentarse asuntos de trascendencia y no se encontrarán en Aguascalientes. Tenemos tres días de permiso, según esa proposición. (Voces: ¡No, no!) Sábado, domingo y hoy en la tarde; a excepción de unas cuantas horas, son tres días.

Con esos tres días la mayor parte se va de Aguascalientes.

El C. Hay:

Yo creo que si la Mesa hace una amonestación a los delegados de la Asamblea, recordándoles que no pueden ausentarse de la población, sin un permiso de la Convención, creo que ninguno podrá ausentarse, porque sería faltar a su compromiso solemne. Si se presentase algo urgente, podríamos, en caso de que no hubiera un acuerdo, tomarlo inmediatamente, y podría tomarse la resolución, en caso de urgencia, de citarse para una sesión extraordinaria, por cuya razón ninguno podria ausentarse sin el permiso correspondiente.

El C. presidente:

¿Ha terminado el señor delegado Hay?

El C. Lugo:

Pido la palabra para una aclaración. Estoy conforme con lo que dice el señor, nada más que no se haga la amonestación, porque esa amonestación es una pena y no merecen los señores delegados la pena de amonestación.

El C. Hay:

Con todo gusto retiro la palabra amonestación; porque no quise decir que se aplicara una pena, sino que se hiciera una advertencia; no fue ese mi espiritu y pido perdones.

La comisión de Guerra tiene excesivo trabajo, muchos asuntos, y la comisión de Programa tiene que trabajar con ahinco en el asunto que se le ha encomendado, y con esas sesiones extraordinarias quizá no podriamos dar cumplimiento.

Por otra parte, como estamos viendo, aqui se presentan asuntos de poca importancia, ¿por qué no suspendemos estas sesiones hasta el lunes, con la advertencia de que ninguno puede ausentarse sin permiso de la Asamblea?, y si hay alguna cosa extraordinaria se puede citar a sesión extraordinaria en la forma que se juzgue más conveniente. Yo creo que es enteramente razonable.

El C. secretario:

La Mesa informa al ciudadano Hay, que el acuerdo a que él hacia alusión hace un momento, se contrae a que nadie puede faltar a las sesiones sin previo aviso y sin que la Mesa considere esas razones como poderosas para no asistir.

El C. Eulalio Gutiérrez:

La comisión de Guerra es una de las que, según dicen, tiene más trabajo, y yo, que soy uno de los miembros, estoy dispuesto a trabajar ahora mismo para que esté lista para mañana.

El C. Hay:

Los intereses son combinados, son de la comisión de Guerra y de la comisión de Programa.

La comisión de Guerra puede trabajar con exceso, muy cierto; pero también es cierto que debe dejársele tiempo a la comisión de Programa para cumplir con su cometido. Son dobles esos intereses y yo creo que debe tomarse en consideración este asunto por la Asamblea.

El C. García Vigil:

Apoyo lo que dice el señor secretario, porque no se acordó que nosotros permaneciésemos aquí en Aguascalientes, porque para eso yo jamás daría mi voto, pues eso sería tanto como establecer aquí una tiranía y como declarar presa a la Convención. Por otra parte, no se necesita, porque estamos aquí, según lo ha dicho el señor Hay, no es necesario que no salgamos y que se nos prohíba. Basta que nosotros hayamos prometido venir a las sesiones, y éste es el único compromiso que hemos contraído y lo cumpliremos, porque estamos a base de honor.

El C. Ruiz:

Me permito decir a la Asamblea una cosa muy importante: la proposición que presenté yo para que nos trasladáramos a México, fue firmada en lo económico por más de cincuenta y cinco personas de la Asamblea ...

El C. presidente (interrumpiendo):

Señor Ruiz, vamos a terminar este asunto, no se levantará la sesión. En seguida que terminemos este asunto, preguntará la Mesa si considera de obvia resolución la proposición de usted y entonces podrá apoyarla.

El C. Ruiz:

Esa proposición que se ha presentado, señor presidente, es con el objeto de destruir en todas sus partes la proposición mia. (Voces: ¡No, no, no!)

El C. Raúl Madero:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Madero.

El C. Madero:

Yo me opongo a la iniciativa para la suspensión de las sesiones hasta el próximo lunes, porque no parece sino que somos colegiales que estamos aprovechando toda oportunidad para tener un día de recreo.

Tenemos algunos asuntos en cartera ya dictaminados y que deberían de tratarse.

Además, de un momento a otro podría presentarse un asunto de importancia y podría suceder que no habría quórum, y además, esto sería ocasión para que más de la mitad de los señores delegados salieran de Aguascalientes. Yo tengo entendido que en este día deberán llegar las comisiones de México y Morelos, cuyo resultado la Convención debe saber.

El C. García Vigil:

Estoy enteramente. de acuerdo con el general Raúl Madero, únicamente esperando nos haga presente por qué presume que puedan presentarse asuntos de importancia. Si nos los dice y son fundados en efecto, apoyaré la moción de que no nos vayamos.

El C. Raúl Madero:

Al decir que se podían presentar algunos asuntos de importancia, lo digo basado en que la comisión que ha ido al Sur, es de importancia, y por consiguiente, ha de traer algo que nos concierne muy íntimamente.

El C. Hay:

Pido. la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Hay.

El C. Hay:

Yo creo que podría aplazarse esta sesión hasta el próximo lunes, sin suspender la presente, de tal manera que nadie, por su honor, pueda ausentarse, y en el caso de que hubiera alguna cosa importante, fácilmente la Mesa podrá, como antes dije, citar a una sesión extraordinaria, o citar a la continuación de esta sesión a una hora determinada.

Yo creo que así se salvan todas las dificultades en todos sentidos.

El C. Aguirre Benavides:

Yo no veo la razón que haya para que se suspenda la sesión; la comisión declara que, a juicio del señor Hay, es de las que tienen más trabajo, y como yo estoy en ella, estoy dispuesto a seguir trabajando para despachar los asuntos; formo, también, parte de la comisión de Programa, que está trabajando también, y tiene el deseo de seguir trabajando; yo apoyo esto no por el deseo que tengo de trabajar en un tiempo inconveniente; pero sí por la circunstancia de que fácilmente puede presentarse un asunto de importancia y no contemos con la mitad de los delegados, porque sin una restricción efectiva para que salgan de esta ciudad, salen y resalen. (Risas; aplausos; voces: ¡Sí, sí!; campanilla)

El C. Paniagua:

Por mi parte, no salgo.

El C. Osuna:

Yo creo que no son de suspenderse los trabajos de esta Convención; si no se nos concede el tiempo necesario para estudiar una cosa útil, van a obligarnos a estar dos o tres días sin hacer nada; si no podemos salir, no podemos hacer nada. Yo, por mi parte, me interesaría algo ... (Voces: ¡Ir a León!)

El C. Serrano:

No está a discusión si podemos o no salir; sino si se suspenden las sesiones.

El C. Osuna:

Es precisamente lo que digo, que no deben suspenderse.

Por otra parte, si hay otra comisión que tiene mucho trabajo, le podemos permitir a esa comisión que tome el tiempo necesario para despacharlo, puesto que los asuntos que se van a resolver no son de mucha importancia; pero sí los asuntos que tienen más trascendencia nos quitan mucho tiempo, y debemos ocupar el tiempo que nos queda en despachar esos asuntos.

El C. Alessio Robles:

Los proponentes se fundan, según ellos dicen, en que los trabajos de la Secretaría están muy retrasados, y no es cierto, están al día, ya lo dije. Además, hay asuntos importantes que tratar, muy importantes; no solamente se pueden presentar, sino que ya están presentados; por lo tanto, pido que haya sesión mañana y el domingo, si fuera necesario. (Voces: ¡No, no!)

El C. secretario:

La Mesa pregunta, por conducto de la Secretaría, si está suficientemente discutido el punto. Pónganse en pie los que estén porque está suficientemente discutido. (Voces: ¿Qué está a discusión?) La petición. Rechazada.

Nuevamente se pregunta: los que estén por la afirmativa de que se suspendan las sesiones hasta el lunes, que se pongan en pie. Rechazada. (Voces: ¡Que se cuente!) (Voces: ¡Aprobada!) ...

El C. González Garza:

Pido votación nominal.

El C. secretario:

Pido que se pongan de pie los que estén por la afirmativa, para contarlos. Aprobado. (Voces: ¡No, no; aprobado!) Es lo que dije primero: aprobado. (Voces: ¡Reprobado!)

El C. Raúl Madero:

Señor presidente, que la Mesa informe cuántos votos hubo en pro y cuántos en contra.

El C. secretario:

La Mesa saplica que los que estén por la afirmativa, se sirvan poner en pie. (Escándalo. Voces: ¡Pido la palabra! ¡No hay nada a discusión!, campanilla, siseos. Voces: ¡Hay duda!)

El C. Vigil:

Como hay duda, señor presidente, pido votación nominal. (Escándalo. Voces: ¡Hay duda!) Solicito que pase al estrado el señor que dice que hay duda; que él personalmente cuente los votos.

El C. secretario:

Hay mayoría, señores. La Mesa declara que ha habido mayoría, señores.

El C. Mariel:

Pido la palabra, señor presidente, para suplicar a usted, muy atentamente, diga si ya se libraron las órdenes para que regrese mi escolta a su matriz.

El C. Ríos Zertuche:

Señor presidente, pido la palabra para hacer una aclaración.

Yo suplicaría a la Asamblea reconsiderara este asunto por esta simple razón: está ya terminado el asunto tan importante de la sesión secreta de anoche, vamos a esperar dos o tres días para que se resuelva. (Voces: ¡Está aprobado!, siseos, campanilla) No está resuelto, está tramitándose.

El C. presidente:

Quedaron facultados todos a la vez.

Tiene la palabra el ciudadano González Garza.

El C. González Garza:

Como miembro de la comisión de Relaciones, manifiesto a la Asamblea que está pendiente de resolución ese importantísimo asunto; lo mismo que hay cinco o seis de mucha importancia. Sírvanse, señores delegados, tomar en consideración que hemos venido a esta Asamblea a trabajar, en todos los asuntos que se sometan a discusión. En primer lugar, las razones expuestas hasta este momento no convencen; convencen solamente a los que quieren tener dos o tres días de asueto; pero no a los que vienen a trabajar; ¿cuál es la razón que han puesto, la razón principal?

El C. Vigil:

Pido la palabra para hacer una aclaración.

Varios delegados a la vez:

Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Vigil.

El C. Vigil:

¿Hemos olvidado que hemos tenido mayoría?

El C. González Garza:

Pues yo protesto contra esa votación.

El C. Vigil:

No está a discusión eso; lo único que hemos votado aquí es que la minoría se sometiera a las decisiones de la mayoría de esta Asamblea. Esto es lo que hemos votado.

El C. González Garza:

Pues yo protesto contra esa determinación, porque la primera vez que preguntó la Mesa, fue rechazada la moción, y cuando preguntó por segunda vez, entonces fue cuando los señores delegados se pusieron en pie; esa fue la razón por la que pedí votación nominal; pero una vez que la Asamblea aprobó esto, con mucha justicia, y tomando en consideración los importantes asuntos que están pendientes, suplico a la Asamblea reconsidere el asunto.

El C. secretario:

Extraña a la Secretaría que el señor González Garza esté todavía alegando, porque muchas veces pregunté y dije muy clara y terminantemente y con voz fuerte, que los que estuvieran por la afirmativa de la moción ...

El C. González Garza (interrumpiendo):

Recuerde el señor secretario que cuando por primera vez preguntó ...

El C. secretario:

¿Usted es el que me quita la palabra, verdad, señor? Está demostrado que usted es el incorrecto.

El C. secretario Marciano González:

Yo apoyo al señor Ríos Zertuche en que este asunto debe considerarlo la Asamblea y me apoyo en las siguientes razones: primero, que la Secretaría está al día, es decir, que está apta para poder seguir trabajando en todos los asuntos que le competen. Segundo, que la comisión de Guerra, que es la que tiene más recargo de trabajo, por uno de sus miembros ha manifestado que está dispuesta a trabajar todo lo que sea posible para poner en estado de dictamen todos los asuntos que tiene en estudio, y en tercer lugar, la principal razón que expongo es la siguiente: que se propone a los señores delegados suspender la sesión ahora; ¿para qué? ¿Para que las comisiones dictaminen todos los asuntos que tienen en sus manos? Pues en ese caso pienso que al llegar el plazo fijado por la Asamblea, ésta va a tener mucho recargo de trabajo.

El C. Vázquez:

Si las comisiones se dedican mañana y pasado mañana, tanto la de Programa como las otras, a dictaminar o a hacer el programa a que antes me he referido, cuando vengan los delegados del general Zapata y otros delegados que estamos esperando, ya podremos trabajar y no perder el tiempo.

El C. González Garza:

El señor Vázquez ha olvidado que no sólo las comisiones están obligadas a dictaminar sobre cualquier asunto, sino que tienen después obligación de venir a sostener sus dictámenes, que dan origen a las discusiones serias. En consecuencia, la Asamblea debe reconsiderar este asunto.

El C. Vázquez:

Creo que ya la Asamblea aprobó este asunto.

El C. secretario:

Se ha presentado la siguiente proposición:

Propongo a la honorable Asamblea se reconsidere si han de suspenderse las sesiones hasta el lunes próximo.

Raúl Madero.

El C. Hay:

¿Cuál es?

El C. secretario:

Que se reconsidere si han de suspenderse las sesiones hasta el lunes próximo o no.

El C. Hay:

Pido la palabra en contra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra en contra el ciudadano Hay.

El C. Hay:

Acaba de decir el señor Roque González Garza que los que hemos apoyado la suspensión de las sesiones, no han tenido más objeto que el de tener algunas horas o días de asueto. Yo protesto en nombre de los que apoyamos que se suspendieran las sesiones; nosotros no estamos buscando asueto; así es que como yo apoyo la suspensíón de sesiones, fue precisamente para que podamos dedicarnos de una manera efectiva, tranquilamente, a los asuntos que tenemos entre manos, y como dice el señor García Vigil, a base de honor de todos los miembros, el no ausentarse, y si hay algún asunto importante, que la Mesa autorice, como es natural, para citar a una sesión extraordinaria; de tal manera, que la suspensión no es final, solamente condicional; en el caso de que no haya asuntos importantes para el país, entonces no habrá sesiones, habrá asuetos para aquellos que no tienen trabajo; pero aquellos que tenemos trabajo no lo haremos; por lo tanto, pido que no se reconsidere el asunto, pido que haya sesiones extraordinarias en caso de que la Mesa lo considere conveniente, y pido que todos los miembros se comprometan por su honor a no ausentarse de las sesiones para el caso de haber sesiones extraordinarias.

El C. Vigil:

Yo no dije que estaba a base de honor el no ausentarse, porque lo considero una tiranía; por el contrario, dije que era una tiranía el que a base de honor no pudiera uno ausentarse de Aguascalientes; pedí base de honor para concurrir a las sesiones.

El C. Gutiérrez de Lara:

Señores: han oído ustedes que cuando dijo el señor Hay que estábamos obligados a permanecer en el salón, un no se oyó como protesta a que se tuvieran más sesiones. Si se suspenden, muchísimos delegados se van de aquí; si hubiera algún asunto como el de anoche en la sesión secreta, estábamos obligados a estar aquí hasta que se resolviera, pues no tenemos el derecho de usurparle a la Patria ni un solo momento.

El C. Marciano González:

Yo debo traer a colación que usted fue uno de los primeros que se fue a México a arreglar asuntos particulares, sin pedir permiso a la Asamblea. (Aplausos) Ahora entro en materia: el señor Gutiérrez de Lara fue, porque tenía asuntos de imprescindible resolución, intereses personales de él. Nosotros vamos viendo aquí que no se nos dio tiempo para tramitar asuntos particulares, y precisamente porque no queremos abrir la puerta para salimos furtivamente, porque no queremos mal abrir la puerta, por eso pedimos que no haya un día de sesiones y tener tiempo para salir de aquí.

¿Con qué derecho la Asamblea viene a convertirse en tiránica y a coartar los derechos de los asambleístas? Sobre todo, ¿para qué tanto alarde de patriotismo? Es muy bonito bordado; pero prácticamente ...

Díganme ustedes: en todos estos días muy pocos asuntos de vital importancia hemos tratado, ¿por qué se niega a los delegados un día, el domingo? No tenemos que pedirlo, no hay ningún asunto trascendental. Insisto en esta idea: ¿por qué vamos a llevar hasta allá nuestra exigencia? Es decir, qué ¿necesito dar detalles de lo que voy a hacer mañana, cuando nó hay sesión?

Lo acordado dice terminantemente: recuerde usted bien, entiéndalo bien. (Voces: ¡No lo regañe! Risas)

Que se necesitará permiso de la Asamblea para faltar a las sesiones. Creemos que no habrá sesión mañana, que no habrá pasado mañana; si mañana hubiera extraordinaria, ya nosotros los que vamos a salir responderemos a ese llamado y sabremos cómo disculparnos.

El C. Raúl Madero:

Para que no haya quórum.

El C. Marciano González:

Mientras no haya quórum, los que faltamos para integrar ese quórum, señor, seremos los responsables de nuestra falta y no los que aquí están. Yo no he sido de los firmantes de la proposición, lo debo de advertir; pero precisamente aquí, donde hablamos de libertades y le damos a esa palabra una amplísima y grande extensión, ¿por qué vamos a quitarle a los ciudadanos la libertad? ¿Que porque es Asamblea Soberana? Entonces vamos en pugna de lo que estamos diciendo.

El C. secretario:

Se pregunta a la honorable Asamblea si considera suficientemente discutido el asunto.

El C. Gutiérrez de Lara:

Pido la palabra para una alusi6n personal.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Gutiérrez de Lara.

El C. Gutiérrez de Lara:

No es que alarde e de patriotismo. Es verdad que hace ocho días y por no estar estipulado, yo y otros compañeros nos ausentamos de la ciudad, con la circunstancia de que yo me ausenté únicamente el tiempo que no hubo sesiones y algunos otros faltaron a las sesiones. Esa proposición no fue franca. Viene pidiendo la suspensión de las sesiones por causas que hemos visto que no existen; debían decir: queremos permiso para ir a México.

El C. Marciano González:

Ha pasado usted los límites de la alusión personal y está usted entrando en considerandos que dejan de ser alusión personal.

El C. Hay:

Pido la palabra.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Hay.

El C. Hay:

Es muy penoso tener que cambiar de opinión dentro de pocos minutos, y yo he cambiado de opinión por lo siguiente: yo suplicaría a los señores de la Gavilla del Veneno ...

El C. Marciano González (interrumpiendo):

Yo ruego al señor Hay que no distinga de esa forma a dos o tres compañeros y amigos, que son íntimos, y a quienes se ha llamado Gavilla del Veneno.

El C. Alessio Robles:

Ellos mismos se han llamado así.

El C. Hay (continuando):

Creo que ellos mismos se llaman así; pero hablando en serio, yo que apoyé la proposición que fue firmada por algunos de los señores que están aquí, por motivos justos y que me parecieron altamente razonables, al ver yo en la mayoría de los miembros de esta Asamblea un deseo de aprovechar el tiempo en caso de que se citara a una sesión extraordinaria, y no queriendo yo ser coautor en esa suspensión de sesiones, por falta de quórum, retiro lo que anteriormente dije y propongo que reconsideremos el asunto para evitar que se suspendan las sesiones.

El C. Aguirre Benavides:

Voy a tener que hablar con toda claridad para que la Asamblea tome en consideración el importantísimo punto que se está tratando.

¿No ha flotado en esta Asamblea un espíritu de honda tristeza cuando hemos sabido que el señor Carranza se ha declarado rebelde a ella? ¿Qué pretenden los señores delegados que desean salir de esta Convención, de este grupo que representa a la Nación? ¿Estriban sus más íntimas aspiraciones cOn salir de esta capital del Estado de Aguascalientes, para que probablemente pueda surgir un conflicto que nos deje disgregados de esta honorable Convención?

Pregunto yo, señores, y deseo con toda el alma que no salga un solo delegado y que quede íntegra para resolver el problema nacional. (Aplausos)

El C. Vigil:

Pido la palabra. Mientras yo me considere preso en cualquiera forma, estoy incapacitado para deliberar; se me deja mi libertad, o no soy miembro de esta Asamblea. (Siseos ...)

El C. Raúl Madero, dirigiéndose al ciudadano Vigil:

El ciudadano Vigil dice que está preso ...

El C. Vigil:

Un momento, señor, deseo saber si vienen los siseos de las galerías, un momento.

El C. presidente:

La Mesa ordena que haya silencio en las galerías.

El C. Ruiz:

Pido al señor presidente dé orden de que el público desaloje el salón. (Voces: ¡Sí, señor!)

El C. secretario:

Se invita a los señores delegados permanezcan en su lugar. Se suplica a los señores delegados tomen asiento y guarden compostura.

Continúa la sesión.

El C. Raúl Madero:

El señor García Vigil ha dicho que se consideraría preso si la Asamblea le hubiera dicho que se quedara aquí; el señor García Vigil considera un cautiverio el cumplir con su deber, y si él lo considera será el único que lo considere así, porque los demás no lo consideramos cautiverio, porque estamos sirviendo a la Patria.

El C. Vigil:

Si se me obliga a estar aquí, si se me obliga a no salir de Aguascalientes, entonces lo consideraré un cautiverio.

El C. Raúl Madero:

Entonces sí, señor.

El C. Mariel:

Nosotros hemos jurado por nuestro honor cumplir y hacer cumplir las decisiones de esta Asamblea; hemos contraído aquí un grave compromiso moral; así es que presión moral nadie puede ejercerla en nuestro ánimo para dejar de cumplir con nuestras decisiones; si el señor Carranza se rebelara contra esta Asamblea, yo que paso por carrancista, permanecería aquí cumpliendo con mi deber, desconocería al señor Carranza y apoyaría lo que determinara esta Asamblea; y nosotros lo cumpliremos, aunque parodie a Huerta, cueste lo que cueste.

El C. González Garza:

Sírvase decir el señor presidente si en la Secretaría hay o no asuntos importantes. (Voces, escándalo) Precisamente es una interpelación para aclarar la discusión. (Escándalo)

El C. Ruiz:

Pido la palabra para una aclaración.

El C. secretario:

La Mesa informa, por conducto de la Secretaría, que hay en cartera varios dictámenes de las comisiones, para el caso ...

El C. González Garza:

¿De importancia o sin importancia, señor? (Voces: ¡No lo sabe la Mesa, señor!)

El C. secretario:

No sé.

El C. González Garza:

Sí sabe la Mesa.

El C. presidente:

Se suplica a los señores delegados guarden compostura.

El C. González Garza:

Al hacer esta interpelación, es porque el criterio de la Asamblea se inclina a suspender las sesiones, porque considera que no hay asuntos de importancia; pero si el señor presidente declara que sí hay asuntos de importancia, tengo la absoluta seguridad de que los señores delegados harán a un lado el asunto de darse un día de descanso, para tratar esos asuntos mañana u hoy mismo.

El C. Benignos:

Pido que siga la sesión permanente hasta que se resuelva el asunto.

El C. Vásquez:

Pido la palabra para una moción de orden. Ya está aprobado que se suspendan las sesiones hasta el lunes.

El C. presidente:

Está a discusión si se ha de reconsiderar el asunto.

El C. secretario:

Hay una proposición por escrito en que se pide se reconsidere el acuerdo, a fin de que los ciudadanos delegados no salgan de esta ciudad. Está a discusión. (Voces: ¡Que se ponga a votación!) tiene mucho derecho el que firma para apoyar esta proposición. (Voces: ¡Que se ponga a votación!)

El C. Gutiérrez de Lara:

Pido la palabra para apoyarla. Hace un momento que por primera vez hablé de patriotismo; nunca había abusado de esa palabra, y el señor González me lo echó en cara; yo no fui patriota hace ocho días al salir de aquí. y ahora soy muy patriota al no querer que salgan de aquí los señores; eso dijo el señor González; hace ocho dias no teníamos encima la responsabilidad de resolver un asunto que todos conocen, ahora tenemos pendiente resolver este asunto; si se suspendieran las sesiones se desintegraria el quórum, y aunque el señor presidente tuviera intención de llamarnos a una sesión extraordinaria, nosotros no podríamos reunirnos, y entonces sí tendríamos que aplazar este importantísimo asunto, que ahora sí existe y no debemos aplazarlo dos o tres días; por eso hablo de patriotismo, jamás he usado de esa palabra y ahora he abusado de ella, ahora si la empleo es porque creo que es justa.

El C. secretario:

La Mesa consulta a la Asamblea, por conducto de la Secretaría, si considera suficientemente discutido el punto.

El C. Ruiz:

El señor general don Francisco de P. Mariel decía que estamos aquí a base de honor, y nadie lo duda ni un solo instante, todas son personas muy honorables que cumplirán con su palabra por encima de todo; pero yo pregunto a esta honorable Asamblea: si algún grupo considerable de los señores delegados se alejara de esta población, ¿bastaría el grupo que se quedara, para que hubiera quórum, en caso de una sesión extraordinaria? Yo creo que no. Además, si ese grupo se alejara y quisiera venir dentro del término y se embarcaran juntos, con todo su patriotismo y toda su honradez que tienen para cumpljr con su palabra y estar aquí; si se embarcaran juntos en un solo tren y que hubiera una interrupción en el camino -caso perfectamente factible-, el hecho positivo sería, señores, que esos señores no podrían estar aquí y entonces no podrían celebrarse las sesiones y entonces la Asamblea no se podría reunir y caerían sobre todos ellos las consecuencias.

El C. García Vigil:

Nosotros, esta Asamblea ha libertado a unos presos políticos, ¿qué temores, pues, existen de que no se pudiera libertar a quienes pudieran ser aprehendidos? ¿Por qué? ¿No se ha demostrado que esta Asamblea es Soberana a pesar de todas las deficiencias que hemos tenido? ¿No el ciudadano general Angeles ha estado en la ciudad de México y no ha sido detenido por el Primer Jefe, a pesar de que él fue quien lo dio de baja en el Ejército Constitucionalista? ¿Qué objeción se puede hacer a esto? ¿No es patente a la República que esta Convención es Soberana y que no es Soberana de palabra, sino que de hecho está demostrando esa soberanía? ¿Por qué, pues, estos temores?

El C. Hay:

Las razones por las que había cambiado de opinión, especialmente fue por el temor de ausentarse de aquí. Debo de ratificarlo también, apoyando lo que acaba de decir el señor Ruiz, nada más con esta pequeña modificación: nosotros debemos tener en consideración la distancia que hay de aquí a México, y en caso de que se citara a una sesión extraordinaria, tendrían que tardarse varias horas para venir los señores delegados. Es decir, que si ahora en la tarde, a las cinco, salen los señores delegados y a las seis el señor presidente citara a una sesión extraordinaria, sería muy difícil que regresaran esos señores delegados y no habría quórum. Esa fue la razón por la que cambié de opinión, y prefiero cambiar de opinión a seguir sosteniendo una cosa contraria a mi opinión. Yo he sido convencido por los señores delegados de que no hay razón ni es forzoso suspender las sesiones en vista del peligro de que falte el quórum.

El C. Gallegos:

Yo creo que tienen razón los señores que no quieren que se suspendan las sesiones. Más tarde quizá nos pese no permanecer aquí en un lugar donde sabemos que está nuestro puesto. Es verdad que no se derrumba la Patria, pero sí se puede interrumpir algún asunto de importancia y por ese solo hecho creo que vale la pena reconsiderar el asunto.

El C. Serrano:

Nos estamos desviando de la discusión; no se trata de si salen o no salen; de lo que se trata es de si se reconsidera o no el asunto.

El C. Eduardo C. González:

Yo creo que se debe reconsiderar este asunto, porque los argumentos que se tomaron en cuenta para suspender las sesiones fueron baladíes, no tenían base. En primer lugar, dio cuenta la Secretaría de que había mucho trabajo; luego se dijo que las comisiones de esa manera podían trabajar; pero acaso no tomaron en cuenta que durante ese tiempo si no hay sesiones se va a recargar el trabajo, y que entonces a la siguiente sesión volverán a pedir suspensión de las sesiones, porque tiene mucho recargo en el trabajo, y es el cuento de nunca acabar. Si se les da curso a las sesiones día a día, y resuelve los asuntos para que luego la Asamblea resuelva sobre ellos, no habrá recargo de trabajo; el recargo de trabajo viene precisamente por la suspensión innecesaria de las sesiones. Ahora más, cuando sabemos que cada día se va tomando forma en la Convención y se le da más importancia, y que en cualquier momento pueden llegar asuntos de suma trascendencia para el país, creo que si los miembros de esta Asamblea se ponen la mano en el corazón y realmente se preguntan si es honrado suspender las sesiones, dirán que no, más cuando la mayoría de los que han pedido la suspensión de las sesiones son aquellos que no pertenecen a las comisiones. Yo creo, sinceramente, que si se pregunta a las comisiones si se suspenden las sesiones, ellas mismas dirán que no; los que lo desean son los que no tienen más que ponerse a discutir, es el único trabajo que tienen; de manera que no creo que se deban suspender, y que sí debe reconsiderarse el punto.

El C. Muñoz Infante:

Yo propongo que en caso de que se suspendan las sesiones ... (Siseos, voces, murmullos, campanilla)

El C. presidente:

Favor de esperar a que guarden orden los señores delegados.

El C. Muñoz Infante:

Yo propongo que en caso de que se suspendan las sesiones, se prohíba a la prensa dé a la publicidad esta determinación, porque, en mi concepto, entrañaría seria desmoralización en el público, que está pendiente de todos nuestros trabajos y con justicia y con razón quiere ver que esto se resuelva cuanto antes.

El C. Ruiz:

Señores delegados: por patriotismo y por honor, pido que se reconsidere esta proposición. Aquí, que tantas veces hemos oído la frase de a base de honor estamos aquí. Este es el momento, señores, en que debemos proponer por tantos y tantos sacrificios, bajo una base de armonía, de paz y de confraternidad con que hemos llevado nuestras labores en una manera tan honrosa hasta la fecha. Eso, señores, es lo que ha dado respetabilidad a esta Convención ante toda la República y ante el mundo.

Una cuestión sencillamente mal interpretada, una falta cometida por la Convención o por los miembros de ella, puede repararse y podemos volver en sí, señores, a ese carril tan hermoso que hemos seguido y reconsiderar el punto. Es, señores, que debido a esa proposición, han surgido en cierto partido de la Convención, ideas ciertas o no ciertas, o una creencia de que esto ha motivado algo, una intriga, algo feo, algo corrompido que pueda haber aquí o fuera del seno de esta Convención y para demostrar, señores, que estamos llenos de buena voluntad, de patriotismo para llevar a cabo nuestras labores, debemos sacrificar en estos momentos cuestiones de amor propio y cuestiones de deseo y todo esto por el bien y armonía de la Convención, en la cual están fijadas las miradas de todos, señores. La soberanía de esta Convención, que se ha llegado a poner en duda, siempre ha triunfado y se debe a que nos han visto siempre trabajando. Si dejamos para algún tiempo, si suspendemos estos trabajos en que se están discutiendo los grandes problemas de la Patria, yo aseguro a ustedes que se aprovecharán muchos de ellos para meter la cizaña y llevarnos quizá a un abismo.

El C. Mariel:

El señor Ruiz acaba de decir que damos pruebas de hombres de honor en caso de que nosotros reconsideremos la proposición de que se reanudaran las sesiones hasta el lunes próximo.

Nosotros estamos satisfechos de nuestro buen deseo de solucionar el conflicto que se ha suscitado en toda la República, a fin de consolidar la paz; a eso hemos venido, no a otra cosa, por eso hemos trabajado y es muy natural que descansemos también. Yo digo a ustedes lo siguiente: ¿desconfían ustedes de que haya delegados que no cumplan con sus deberes, poniéndose fuera de todos aquellos hombres de honor?

El C. González Garza:

¿A quién se dirige usted?

El C. Mariel:

Al señor Aguirre Benavides.

El C. Aguirre Benavides:

Si me lo hubiera preguntado en lo particular, quizá le hubiera contestado otra cosa.

El C. Mariel:

Pues por eso precisamente yo estoy satisfecho, y, como ya he dicho, cumpliré el juramento que hice aquí, dondequiera que me encuentre, y yo creo qúe todos los demás compañeros también lo harán; así es que, ¿por qué desconfiar?

Hay mucha desconfianza de que al suspenderse las sesiones nosotros dejemos de cumplir con nuestros deberes ... ¿Que pueda rebelarse el señor Carranza?

El C. Valderrama:

Dijo que puede que.

El C. Mariel:

Entonces tenga usted confianza en nosotros, nosotros cumpliremos con nuestro deber en cualquier caso que se presente; así es que no debe ser un motivo de desconfianza el hecho de pedir que se reanuden las sesiones el lunes próximo, pues es muy justo que descansemos uno o dos días.

El C. Aguirre Benavides:

Me extraña mucho que el señor Mariel se dirija a mí para hacerme la interpelación, yo di otras razones muy distintas de las que expuso al interpelarme el señor Mariel.

El C. Piña:

Señores delegados: yo fui uno de los que votó en sentido afirmativo, respecto de la primera proposición que se hizo, teniendo hoy, en estos momentos, conocimiento de que estamos en vísperas de tratar un asunto muy grave, gravísimo, creo que debemos ser consecuentes con la proposición que acaba de presentarse y someterse a la consideración nuestra. Creo que para que los señores delegados que han estado inclinados en el sentido de que deben aplazarse las sesiones, para que ellos se convenzan de que hay razón en el sentido de que no deben aplazarse las sesiones de la Asamblea, se ponga en conocimiento de la Asamblea, cuáles son los asuntos gravísimos que estamos en vísperas de tratar y para ello me permito suplicar a la honorable Mesa Directiva que declare la presente sesión secreta.

El C. García Vígil:

Yo apoyo lo dicho por el señor; pero deseo que la Mesa informe sí hay asuntos graves, gravísimos que tratar y si existen, que permanezcamos aquí hasta resolver esos asuntos graves, gravísimos.

El C. presidente:

Han llegado tres interpelaciones a la Mesa. Una de ellas fue directamente a la Presidencia. La Mesa no quiso emitir su opinión, porque al referirse tendría que omitir su opinión, según la forma en que interpeló el señor González Garza, y no quiso por no inclinarse, como es su deber, ni a uno ni a otro lado de la discusión; pero ya que se pide por tercera vez, contestaré que todos los asuntos que hay en cartera son del conocimiento de toda la Asamblea, con excepción de los dictámenes; pero conocen todos los documentos y todas las proposiciones que han llegado a la Mesa, porque se les ha dado lectura, y por lo mismo, la Mesa no se considera con obligación de dar contestación a esas interpelaciones.

El C. García Vigil:

Entonces yo pido que los señores Piña y González Garza, entre esos asuntos, señalen los graves.

El C. González Garza:

Permítame el señor García Vigil que no le exprese en estos momentos ese asunto, porque lo considero sumamente grave y que en caso de que esta Asamblea volviera a aprobar la suspensión de sesiones hasta el lunes, entonces yo, con todo mi derecho, pediría, basándome en ese asunto, a la Presidencia, que convocara a una sesión extraordinaria.

Ruego al señor Vigil que no me obligue a eso, porque estoy decidido a no decirlo, porque considero que en unas cuantas horas más, mañana a más tardar, tendremos que tratarlo. Ruego al señor García Vigil que no me pregunte en estos momentos, porque debemos ser discretos.

El C. García Vigil:

El señor presidente ha informado que todos los asuntos que hay en cartera son del conocimiento de la Asamblea, y entonces no hay nada secreto.

El C. presidente:

Un momento, señor García Vigil. Algunos de esos asuntos han sido del conocimiento de la Asamblea en sesión secreta; pero de todos modos, todos los asuntos son del conocimiento de la Asamblea.

El C. Vigil:

Pero parece que el señor González Garza dice que hay otros asuntos más. Pido a usted, señor presidente, que se haga secreta esta sesión, con objeto de que podamos penetramos de esos asuntos.

El C. Raúl Madero:

Seguramente que el señor García Vigil no ha dejado de entender que hay algunos asuntos importantes. El señor presidente, con mucha discreción, ha dicho que los asuntos son del conocimiento de la Mesa y no quiere emitir opinión.

El C. Marciano González:

Todos los asuntos tratados en público y en secreto son del conocimiento de la Asamblea; no entrañan importancia más que uno, que cada uno de nosotros sabe; en cuanto a lo demás, a que puedan presentarse asuntos de verdadera trascendencia, usted, hace un momento, cuando pretendió hacer creer que había algún asunto de importancia, el general Madero le jaló el saco.

El C. Raúl Madero:

Le jalé el saco para que se sentara; no le he preguntado ni una palabra.

El C. González Garza:

Conste que no ha preguntado nada.

El C. Hay:

Pido la palabra para una moción de orden. Para suplicar de una manera afectuosa a mis compañeros que no estemos hablando sobre estos asuntos tratados en carácter confidencial.

Si el señor Madero le preguntó una cosa al señor González Garza, que no debía ser conocida por toda la Asamblea, estaba dentro de su derecho, y creo conveniente, para la buena armoníá, que no hiciéramos esa clase de alusiones.

Después de hacer esta súplica a los señores compañeros, rogaría al señor presidente me concediera la palabra para cuando termine el señor.

El C. González Garza:

Pido la palabra para una alusión personal.

Además de la razón expuesta por el señor Hay, de que el señor Madero tiene razón en hacerme una pregunta, debo decirle al señor Marciano González que ha faltado a la verdad, y el señor Madero está aquí y dice que no me ha preguntado nada.

El C. Marciano González:

A seguir el sabio consejo del señor general Hay, no hubiera dicho nada. Pero usted tiene el convencimiento de que así lo hizo, y por eso lo he referido; de otra manera, no me hubiera atrevido a decirlo.

El C. González Garza:

Está usted viendo moros con tranchetes.

El C. Marciano González:

Usted es el que está viendo moros con tranchetes, diciendo que va a haber asuntos de gran trascendencia.

El C. González Garza:

El tiempo se encargará de decirlo.

El C. Raúl Madero:

Ya hay en la Secretaría.

El C. Marciano González:

Yo pregunto a la Asamblea: ¿hay algunos de los miembros que ignoren los asuntos que aquí se han tratado? Nosotros pesándolos, pero efectivamente pesándolos a conciencia, alguno de ellos -no siendo el número 1, que no puede resolverse antes de que nos llegue contestación- ¿tendremos de los en cartera alguno que nos exija estar aquí?

Precisamente cada uno de los miembros que se ausente de la población, será responsable de sus actos. Si hay sesión y no está la mayoría de los miembros y no hay quórum, los faltistas tendremos qué responder, como dije antes.

El C. Aguirre:

¿Cómo se exige esa responsabilidad?

El C. Marciano González:

La responsabilidad se exige así: hay una lista de señores delegados, y si algunos de éstos faltan a las sesiones, ahí tiene usted el dato para exigir la responsabilidad.

El C. Hay:

Todos sabemos que es inútil declararse públicamente que hay un asunto pendiente, de cuya resolución va a depender la acción de esta Convención.

Todos nosotros, al llegar aquí y al encontrar a alguno de los compañeros, le preguntamos qué noticias tiene respecto de ese asunto. Quiere decir que nosotros sabemos que está pendiente una resolución de vital importancia para esta Convención. En vista de que está pendiente esa resolución, yo creo que realmente debemos impedir, por medio de la continuación de las sesiones, que ninguno se ausente.

Yo no quiero que por ningún motivo, en caso de que se suspendan las sesiones, se dé un decreto prohibiendo ausentarse a los aquí presentes, porque sería indecoroso para nosotros que existiera esa prohibición; pero yo creo que se pueden aunar las dos cosas; yo no digo que seré el primero, después he sido el primero en confesar ampliamente mi error, en vista de los datos y opiniones que pude conocer de muchos de los que están aquí. Honradamente hago la rectificación de mi voto, honradamente me retracto de mi opinión, y ahora vengo a suplicar que para evitar discusiones reconsideremos el asunto, lo cual podremos hacer en sesión secreta, y entonces podré hablar claro.

Me permito hacerle yo esta pregunta a la honorable Asamblea: ¿considera que el asunto de la soberanía de esta Asamblea es importante, o no? (Voces: ¡Sí, sí!)

¿No anda bailando en la cuerda dicha soberanía? (Voces: ¡No, no!) El que tenga plena conciencia, diga que sí. (Voces: ¡Sí, sí!) De manera es que considero absolutamente necesario que se trate como un asunto de importancia el de la soberanía de esta Convención, para dejarlo definido de una vez por todas.

El C. Figueroa:

Pido que la sesión sea secreta, señor.

El C. Serrano:

Pido la palabra en contra de la proposición.

El C. Mariel:

Yo suplico a usted mande desalojar el palco de la prensa para que no vea estos incidentes. (Voces: ¡Sí, sí; que se vaya la prensa!)

El C. secretario:

Se suspende la discusión sobre la proposición que se estaba discutiendo, y se le da lectura a la presentada por el ciudadano E. Hay, a fin de que se continúe en sesión secreta. Los que opinen porque se declare la sesión secreta, que se sirvan ponerse en pie. Aprobado.

El C. presidente:

Se levanta la sesión pública, para entrar en secreta.

Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesPrimera parte de la Sesión celebrada el día 23 de octubre de 1914 en la ciudad de Aguascalientes Primera parte de la Sesión celebrada el día 24 de octubre de 1914 en la ciudad de AguascalientesBiblioteca Virtual Antorcha