Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSegunda parte de la Sesión celebrada el día 15 de octubre de 1914 en la ciudad de Aguascalientes Segunda parte de la sesión celebrada en la mañana del día 16 de octubre de 1914 en la ciudad de AguascalientesBiblioteca Virtual Antorcha

CRÓNICAS Y DEBATES
DE LAS SESIONES DE LA
SOBERANA CONVENCIÓN REVOLUCIONARIA

Compilador: Florencio Barrera Fuentes

SESIÓN CELEBRADA LA MAÑANA DEL DÍA 16 DE OCTUBRE DE 1914 EN LA CIUDAD DE AGUASCALIENTES
Primera parte

SUMARIO

Lectura de telegramas sobre la continuación de hostilidades y la libertad de los reos políticos.- Discusión sobre la contestación del gobernador Maytorena.- Discusión sobre el número de miembros que deben integrar las comisiones dictaminadoras.- Se aprueba que sean cinco para cada comisión.- Se nombra una comisión que proponga candidatos.- Se aprueba comunicar a toda la República que deben cesar las hostilidades, y que se hará responsables a quienes infrinjan tal disposición.- También se aprueba que vaya un comisionado a enterarse de la situación de Sonora y de los motivos que tengan para no haber suspendido las hostilidades.

PRESIDENCIA DEL C. GENERAL ANTONIO I. VILLARREAL


A las 9.40 a.m., habiendo en el salón el número competente de ciudadanos delegados, se reanudó la sesión, dando lectura la Secretaría a los telegramas del ciudadano Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, C. Venustiano Carranza, y las contestaciones que a éstos dio el ciudadano presidente de la Convención, y por último, con el del ciudadano José M. Maytorena, que se refiere a los reos por delitos políticos, contestando al que la Convención le dirigió con fecha 12 del presente.

El C. Hay:

Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Hay.

El C. Hay:

Yo creo, señores, que tanto el señor Carranza como el señor general Villa, el señor Maytorena y el general Zapata y todos los jefes de la República, deben estar perfectamente penetrados de la obra de concordia, de amor y de paz que nosotros estamos haciendo. Yo creo también, que nosotros no debemos permitir que se salgan por la tangente ...

El C. secretarío (interrumpiendo):

Nuevamente se va a dar lectura al telegrama (al de Maytorena); parece que había un error. Dice que: estando las personas a que se refiere, bajo la férula de los tribunales civiles, él no puede ya hacer nada por ellos.

El C. Hay (continuando):

Eso es sencillamente salirse por la tangente; eso es dar una interpretación torcida a una invitación perfectamente clara y concisa de esta Soberana Convención. Nosotros debemos de hacer presente al señor Maytorena que no estamos para juegos, porque los juegos en estos momentos cuestan sangre, y que tampoco podemos perder el tiempo, porque el tiempo actualmente también es sangre. Se dice en ese telegrama que los reos políticos están bajo la férula de los tribunales civiles, y que, por lo tanto, él no puede ya hacer nada.

Si el señor Carranza, si el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista nos contesta lo mismo; si lo sigue Villa y todos los demás nos contestan lo mismo, entonces tendríamos que confesar que habíamos sido absoluta y perfectamente burlados y nosotros no podemos permitirlo. Si venimos aquí a cumplir con nuestras convicciones y con nuestras obras de hombres honrados y patriotas, tenemos el derecho, tenemos la obligación de imponer nuestra voluntad, si ellos no quieren cumplir con nuestras decisiones. (Aplausos)

En estos momentos no hay tribunales en la República, en estos momentos no hay gobernantes en la República, que no pudiesen supeditarse y que no deban supeditarse a las decisiones de esta Soberana Asamblea.

Nosotros venimos aquí con honradez, y debemos exigir esa honradez de todos los demás; nosotros venimos a hablar claro y sinceramente y esperamos igual sinceridad e igual claridad de todos los demás, yo creo, me inclino, quiero creer, que el señor Maytorena por un deseo por apegarse a las leyes que en estos momentos no existen ahí, se ha considerado incompetente para sacar de la férula de los juzgados a los reos políticos que ahí están acusados; pero también yo creo que es obligación hacerle ver que, en estos momentos, sobre esos tribunales está esta honorable Convención, que sobre su voluntad están las decisiones de esta soberanía y que sobre la voluntad de todo el pueblo mexicano está la voluntad de nosotros. (Aplausos)

El C. Murrieta:

Juzgo muy razonables las palabras que acaba de dirigir el general Hay; pero comprendo también que es muy posible que el gobernador Maytorena no esté enterado perfectamente de todos los acontecimientos que se hayan llevado a cabo en esta Asamblea. Creo yo que el señor Maytorena, por las dificultades que hay para que pueda ponerse en comunicación con nosotros, no sabrá todas las disposiciones nuestras, ni la soberanía tal vez de esta Convención.

El C. Piña:

Pido la palabra para una aclaración.

El señor Maytorena se encuentra en Nogales en la línea divisoria entre Estados Unidos y México.

El C. Raúl Madero:

¿Ya contestó el telegrama en que se le comunicaba la soberanía de esta Convención?

El C. Gallegos:

El caso me parece demasiado grave, es de vida o de muerte para esta Asamblea, si de alguna manera no deben burlarse los acuerdos, es preciso apoyar, pues, con toda la fuerza de nuestra alma las frases y las expresiones vertidas por el señor Hay; de manera que debemos exigir al señor Maytorena que dé libertad a esos presos inmediatamente.

El C. Paniagua:

Pido la palabra para una aclaración.

El C. Iturbe:

Suplico a la Presidencia se sirva informarme si ya contestó el mensaje en que se le comunicaba que se había declarado libre y soberana esta Asamblea.

El C. secretario:

La Secretaría informa que se le comunicó, pero que no ha contestado.

El C. Ruiz:

Eso es lo que yo quiero, que se conozca si el señor Maytorena ha reconocido o no soberana a la Convención.

El C. Piña:

El señor Maytorena ha reconocido de hecho a esta Convención desde el momento en que su delegado ha hecho juramento solemne, y aquí no debemos ver si el señor Maytorena está en Sonora, porque para nosotros el señor Maytorena está en esta Convención.

El C. Obregón:

Pido que se dé lectura a la proposición para ver si es de la aprobación de la Asamblea.

El C. presidente:

Su proposición es distinta.

El C. Obregón:

Creo que por ser del asunto de Sonora ...

El C. presidente:

No, señor.

El C. Obregón:

Entonces pido la palabra para hablar de este asunto.

Yo quisiera aclarar si en Sonora hay otras autoridades más que la del señor Maytorena, porque entiendo que no hay ninguna clase de autoridades en aquel Estado; se suprimieron ayuntamientos, se suprimieron las elecciones para diputados al Congreso y se evitó por todos los medios que hubiera Congreso, y creo que autoridades judiciales no hay, no sé si últimamente habrá algunas.

El C. Mariel:

Yo suplico al señor general Eugenio Aguirre Benavides, nos diga si el señor Maytorena está subordinado a la División del Norte o es independiente.

El C. Aguirre Benavides:

Entiendo que es independiente; entiendo que no depende de nosotros.

El C. Mariel:

Porque el señor general Angeles manifiesta que estaba de acuerdo con el señor general Villa.

El C. Aguirre Benavides:

No, señor; nada tiene que ver, desconóció al Primer Jefe, pero está independientemente de nosotros, y puede ordenársele directa y terminantemente.

El C. Espinosa:

¿Se me permite hacer una aclaración, señor presidente?

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Espinosa.

El C. Espinosa:

Yo tengo informes de que el general Villa ha dado nombramientos de generales a Urbalejo y Acosta, y estos señores están allá con Maytorena: luego hay afinidad en la Revolución.

El C. Aguirre Benavides:

Pues si hay afinidad, no quiere decir que reconozca Maytorena al general Villa. Yo no sé, pero creo que esta Convención debería ordenarle a Maytorena, puesto que lo ha invitado dicha Convención y está aquí su representante; pero él es independiente y no forma parte de la División del Norte.

Hay más, aquí se leyó un telegrama del general Villa, donde dice que ya le suplica a Maytorena -esta súplica entiendo que ha de ser amistosa- para que cesen las hostilidades en ese Estado y parece que no entendió bien el telegrama y no le dio mucho valor, puesto que ha seguido peleando.

El C. Villarreal:

Lo que ha contestado Maytorena es, en mi concepto, una simple repetición a lo que contestó a la Convención reunida en México.

Se ve, pues, el propósito firme que tiene Maytorena de acudir a chanchullos para hacer que continúen en prisión los reos políticos que tiene en Hermosillo; ha tenido mucho tiempo para pensarlo, y, sin embargo, persiste en su empeño de no dar libertad a esos reos políticos.

Yo creo también, y sinceramente lo confieso, que Maytorena está de hecho a las órdenes del general Villa. Yo he venido aquí a decir la verdad y no me detendré por consideración ninguna; eso está en mi conciencia y creo que está en la conciencia del señor general Aguirre Benavides, que acaba de hablar.

Maytorena es un hombre que nunca ha dado pruebas de valor, y cuando vinieron los momentos angustiosos del país, cuando se dio el cuartelazo, Maytorena se apresuró a pedir licencia y se fue a los Estados Unidos y estuvo allá seis meses y volvió cuando ya estaba dominado el Estado de Sonora; no es hombre que jamás haya dado o tenido actos de valor y osadía ...

El C. Vigil:

Pido la palabra para una moción de orden.

Con el mismo derecho con que se pidió al señor Alberto B. Piña, ayer, que no emitiera conceptos depresivos para ninguna de las personas cuya conducta está fuera de juicio en esta Convención y que todavía no se pone a discusión, pido que el señor Villarreal suprima esos términos. (Aplausos)

El C. VilIarreal:

He dicho únicamente que el señor Maytorena no ha presentado actos de valor, para sostener la tesis de que me ocupo; este acto de ahora, de que desoye a la Convención, de que a pesar de lo que le indica la Convención, persiste en su empeño de continuar reteniendo en prisión a los reos políticos, es un acto de osadía y ese acto de osadía no lo haría el señor Maytorena si no fuera porque se considerara sostenido por el señor general Villa. Y quiero llegar a esta conclusión de que vayamos a las cuestiones de hecho y no a lo que simplemente aparece en el papel, quiero llevar a ustedes la convicción de que si hacemos que el general Villa ordene a Maytorena que ponga en libertad a los reos políticos lo hará con más facilidad que si se lo ordenamos nosotros, porque ya hemos visto que a nosotros no nos obedece; con esa energía le hemos pedido al Primer Jefe que ponga en libertad a los reos politicos que tiene en México, y ponía como condición que primero Maytorena lo hiciera, porque dudaba de que Maytorena cumpliera con este encargo de la Convención, se le dijo que igual cosa podía contestar Maytorena y él debía ser el primero en poner el ejemplo, en acatamiento a esta Convención, e inmediatamente procedió o prometió proceder a poner en libertad a los reos. Maytorena no obró así y es necesario que esta Convención no quede burlada. (Aplausos)

El C. Aguirre Benavides:

Pido la palabra.

El C. J. Isabel Robles:

Antes que todo, señores, yo creo indicado el paso de que esta Convención ponga en la inteligencia del señor Maytorena que se ha declarado Soberana; de otra manera esta Asamblea no debe tomar como un desacato el punto en cuestión que se relaciona con el señor Maytorena, porque cuando la Convención se reunió en México, existió en el señor Maytorena, como en todos nosotros, la desconfianza, o más bien dicho, un prejuicio de que aquella Convención no fuera integrada por hombres que pudieran deliberar, y creo que todavia existe en el señor Maytorena aquel prejuicio; por lo tanto, el primer paso que debe darse es poner en conocimiento del señor Maytorena que se ha declarado la Convención libre y que, como libre, se ha declarado soberana; si después de ese convencimiento el señor Maytorena persiste en su actitud, entonces creo que podemos tomar ese acto como un desacato para la Convención.

En segundo, creo indebido el dirigirme al señor Villa para ordenar al señor Maytorena, pues si bien es cierto que están de acuerdo en algunos puntos y que el señor Maytorena guarda una consideración muy crecida al señor general Villa, que nadie puede negar, debo manifestar con toda sinceridad que el señor Maytorena no es dependiente del señor general Villa.

El C. Aguirre Benavides:

Pido la palabra para contestar al señor Villarreal la imputación que me hizo.

(Lo que tiene en la conciencia el señor general Aguirre Benavides lo viene a manifestar a esta Convención con el corazón en la mano)

El C. Marciano González:

Respetable Asamblea:

El telegrama que se dirigió al señor Maytorena se refiere a que la Convención se había erigido en soberana.

Este telegrama llevaba al señor Maytorena el convencimiento de que nos habíamos erigido en Convención soberana y, como Convención soberana, que teníamos fuerzas bastantes y la energía suficiente para hacer que se respete por quien quiera y donde quiera.

Hablo bastante fuerte y bastante claro. Aquí no hay, señores, más que la experiencia y la puerta abierta con la enseñanza de la dictadura de entonces, el subterfugio puesto en práctica por Porfirio Díaz en estos momentos. El telegrama al señor Maytorena, lo dice muy claro: Esta Convención soberana ha acordado sean puestos en libertad, desde luego, los prisioneros general S. Alvarado, teniente coronel Antonio Cruz, mayor R. Moreno y siguen otras personas con grados militares.

No sé, no me explico por qué, señores, en un lapso tan corto de tiempo, estos señores que son reos politicos se han convertido en reos que están sujetos a procedimientos del orden civil. Convenzámonos, señores, no se trata aquí más que del verdadero subterfugio; no pretendamos cerrar los ojos.

El C. Piña:

Pido que se lea el telegrama del señor Maytorena, porque creo que está muy adulterado.

El C. González M.:

El telegrama del señor Maytorena dice así; voy a leérselo a usted: (Le da lectura)

En primer lugar, la facultad que tiene la Asamblea para decretar la libertad de esos prisioneros es omnímoda, puesto que el telegrama mismo lo dice, que es Asamblea soberana y suponiendo que no lo fuera, o suponiendo ignorancia anterior a esto, el señor Maytorena debe reconocerla soberana y de antemano acatar la voluntad de esta Asamblea, supuesto que a ella ha mandado su representación y creo que el representante de él se llama Piña. Así es que el señor Maytorena tenía para sí que mandaba un representante a esta Convención para discutir y acatar las resoluciones de la misma Convención. Así es que existe la soberanía, existe el reconocimiento del señor Maytorena a las facultades de este tribunal o de esta Asamblea, y no es, sino como dije antes, el subterfugio, la maña y el dolo a que recurre el señor Maytorena diciendo que los reos militares quedan sujetos a procedimientos de los tribunales del orden civil. Es verdad, señores; es el chanchullo de todos los que no quieren decir la verdad y que toman siempre ese pretexto baladí en que se apartan del camino recto a que los hombres que nos hemos reunido aquí queremos sujetarlos y encarrilarlos.

Si aprobáramos de plano, si acatáramos como verídicas las resoluciones del señor Maytorena, nos haríamos tontos con toda la buena voluntad, haciéndonos creer en lo que nosotros mismos dudamos: o la Asamblea es soberana o no lo es, o reconoce el señor Maytorena la facultad omnímoda de esta Asamblea o no la reconoce; que lo diga, porque no es verdad que estos señores estén sujetos a procedimientos civiles, se trata de militares que son enemigos políticos del señor Maytorena y por la fuerza que tiene ahí, por la autoridad de su poder, porque él tiene el mando del ejército en aquel Estado, quiere hacer lo que se le antoja burlarse de las decisiones de esta Asamblea y querer engañar porque sabemos, señores, porque las observaciones nos traen el convencimiento de que es un chanchullo por más que quienes lo defiendan pretendan decir que no.

El C. Piña:

Pido la palabra.

El C. Robles:

Debo hacer una aclaración señores; hay una confusión en lo que acaba de decir el señor González; esta contestación del señor Maytorena, a un telegrama anterior, si mal no recuerdo, que se le ha dirigido, entonces se le decía que la Convención, no se le decía que había declarádose soberana, por eso insisto en aclarar nuevamente ese punto.

El señor Maytorena reconoció la petición que hacía la Convención, pero no precisamente acatándola como soberana; en el telegrama que se leyó se le pone de manifiesto que la Convención con su soberanía le pone ese telegrama, todavía no lo ha contestado; eso es la aclaración que anteriormente hice y que vuelvo a hacer.

El C. secretario:

La Secretaria va a informar de los telegramas que ha puesto, entre ellos al señor Maytorena:

Se acordó enviar a cada uno de los señores don Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista; general don Francisco Villa, Jefe de la División del Norte, y don José María Maytorena, gobernador de Sonora, el siguiente telegrama:

Confirmando el telegrama fechado en la ciudad de México en el cual la Convención pidió fuesen puestos inmediatamente en libertad las personas que fueron aprehendidas por no ser afectas al Gobierno de usted, esta misma Asamblea reunida en la ciudad de Aguascalientes y como una entidad soberana, reitera a usted su acuerdo, esperando ver cumplidos sus deseos a la mayor brevedad posible.

Constitución y Reformas.
Aguascalientes, octubre 10 de 1914.Por la Mesa Directiva de la Convención, el primer secretario.
S. M. Santos. Rúbrica.

El C. Iturbe:

Yo suplicaria, señores, que dijera el representante del señor Maytorena si ya le comunicó que ha firmado el juramento, que ha jurado cumplir y hacer cumplir las determinaciones de esta Asamblea, porque seria muy conveniente que si no lo ha hecho, lo hiciera, porque entonces no tendria razón de ser que quisiera decir: las determinaciones de esta Asamblea no son válidas.

El C. Mariel:

Suplico muy atentamente al señor presidente, se sirva hacer de nuestro conocimiento si se envió en telegramas, a todas las partes contendientes, la declaración de la soberanía de esta Convención, y si han contestado de enteradas.

El C. secretario:

La Secretaría informa que públicamente se declaró soberana esta Convención; se les pusieron telegramas a todos y no han contestado.

El C. Berlanga:

Pido la palabra para una aclaración.

El C. Piña:

Ciudadano presidente, señores delegados:

En estos momentos acabo de presentarme al seno de la Convención; no me fue posible concurrir con la puntualidad que es de mi deber hacerlo, por haber estado atendiendo asuntos relacionados con los problemas que estamos tratando aquí; por lo tanto, no estoy en autos respecto de lo que ha movido esta discusión, relacionada con la cuestión de Sonora, pero estando enterado de la situación de aquel Estado, paso a informar de una manera sucinta lo que por allá sucede, Si la Asamblea permite que sea un poco más extenso de lo que fui anoche, para que la honorable Convención ...

El G. Siurob:

Como no está a discusión lo que está diciendo el señor, y como no está informado del asunto que se está tratando, pido al señor presidente que por conducto de la Secretaría informe sobre el punto que se está tratando.

El C. secretario:

La Secretaría informa que estaba dando cuenta con un telegrama del señor Maytorena en que se le ruega pusiera a los presos en libertad.

El C. Piña:

¿Me hace usted favor de leerlo?

(El C. secretario lee el mensaje relativo)

El C. Piña:

Pues bien, cOncretándome al punto, el señor gobernador Maytorena hasta estas fechas no tenía conocimiento ni por la Mesa Directiva, ni por su resentante, que soy yo, de que esta Convención se habia declarado nacional SOberana; por lo tanto, no podia reputar como de autoridad competente a esa fecha, las decisiones de esta honorable Convención.

El C. Villarreal:

Que se vuelva a leer el telegrama, aun cuando no es cierto que ya se había declarado Soberana esta Asamblea.

El C. secretario:

La Secretaría va a leer otro telegrama, además del leído del señor Maytorena. (Les da lectura)

El C. Almanza:

No puedo explicarme, señores, por qué ha de declararse soberana esta Convención y hacer constar que es soberana, sin haberse hecho.

El C. José Isabel Robles:

Para una aclaración. El mensaje del día 14 no ha sido contestado.

El C. Siurob:

Que se diga si el telegrama, contestación del señor Maytorena, es de fecha posterior al que le puso la Convención notificándole de plano la soberanía de la Asamblea.El C. secretario:

La Secretaría informa que el mensaje del señor Maytorena está fechado en Naco, el día 14 y que contesta un mensaje de fecha 12.

El C. Ruiz:

Señores, debemos justos antes que todo ...

El C. presidente:

No he dado la palabra a su señoría. Tiene la palabra el ciudadano Piña.

El C. Piña:

El señor gobernador Maytorena contestó, según ese mensaje de fecha 14, a un mensaje de fecha 12, que le ha dirigido esta Convención y a esas fechas la Convención no se había declarado soberana; por lo tanto, no tenía autoridad bastante para ordenar al señor gobernador.

Hago también la aclaración a esta honorable Asamblea, de que yo, con fecha 13, en la noche, le he puesto al señor gobernador un mensaje participándole que al siguiente día se declararía esta Convención nacional soberana, y que todos los mandatos y disposiciones de ella, habíamos juramentado cumplir y hacer cumplir, y, por lo tanto, él estaba en su deber y obligación de acatar los mandatos de esta honorable Corporación.

Estoy seguro -dado el espíritu de conciliación y los sentimientos patrióticos que animan al señor Maytorena -que sabrá también cumplir y hacer cumplir las determinaciones de esta honorable Asamblea.

Con respecto a la detención de los reos a que se refiere ese mensaje, debo informar a ustedes, señores, lo siguiente:

La mayor parte de ellos están acusados de varios delitos del orden político y del orden común. Voy a decir en qué consisten los delitos del orden político: consisten en que se han confabulado algunos de ellos para atentar contra la soberanía del Estado y contra la personalidad legítima del señor gobernador. Consisten los delitos del orden común de que se les acusa, en que también han fraguado un complot para atentar contra la persona del señor Maytorena y contra las personas de algunos de los amigos del señor gobernador Maytorena, de esos delitos se les acusa ante los tribunales del Estado y aunque esta Convención los reputase como políticos, hay la circunstancia, señores, de que en Sonora están perfectamente constituidos los poderes Judicial y Ejecutivo; ahí hay un Supremo Tribunal que conoce de todos estos asuntos y como obran independientemente entre sí por virtud de la constitución misma, el señor gobernador no puede usurpar las facultades y los derechos que le corresponden al Poder Judicial. Si a estas fechas han sido consignados, como entiendo que así lo han sido esos reos, ante las autoridades judiciales, ni el señor Maytorena, y creo que asimismo ni la Convención, tienen facultades legítimas y legales. (Siseos)

Lo repito, señores, y voy a dar mis razones. Permítanme externar los conceptos que para ello los considero encaminados a demostrar mis aseveraciones. Conforme a la Constitución de Sonora y conforme a la Constitución General de la República, los poderes Judicial, Ejecutivo y Legislativo, son independientes entre sí, y, por lo tanto, los asuntos que se ventilan por el Poder Judicial, no pueden ser en modo alguno entorpecidos por el Poder Ejecutivo, ni tampoco por el Poder Legislativo. Yo supongo, según se desprende, es decir, yo entiendo según se desprende del mensaje del señor gobernador, que esos reos están bajo la jurisdicción del poder Judicial y si se persigue un delito del orden común en ellos, ni el gobernador del Estado, señores, ni ninguna otra autoridad de la República, puede evitar que se haga efectivo el castigo que les corresponde conforme a los delitos que hayan cometido.

Hecha esta aclaración, espero que la honorable Asamblea tome la determinación que a su juicio sea más equitativa y más justa.

El C. Hay:

Pido la palabra. Yo creo que podríamos cortar la discusión mediante una proposición que tengo ante la honorable Mesa; pero antes de pedir la lectura, me voy a permitir decir algunas palabras.

Es cierto que el día 12 no estábamos erigidos en Convención soberana; se mandó un mensaje en que se mencionaba la soberanía de la Convención, y esa citación fue indebida, pero me inclino a creer que no hubo dolo; pero bajo el punto de vista en Sonora, si el señor Maytorena recibió un mensaje en que se mencionaba la soberanía de la Convención, mensaje que él debió contestar a la Secretaría; él debió desde luego acatar esta soberanía, y si no la acataba, es decir que no estaba dispuesto a ello; él no debió haberse salido por la tangente, él debió haber dicho: En contestación a su mensaje, deseo saber si esa Convención es soberana, pues mientras no lo sea, no me considero obligado a contestar, y si es soberana estoy dispuesto a acatarla o desobedecerla; por eso creo que el mensaje del señor Maytorena tuvo intención desviada de irse por una vereda en vez del camino real; pero eso fue el pasado, vamos a borrarlo por el momento, para no entrar en discusiones. Tengo una proposición para que categóricamente responda el señor Maytorena si está dispuesto a acatar las disposiciones de esta Convención, que deben ser llevadas a cabo inMediatamente.

(Voces: ¡Que la lea la Secretaría!)

Pido permiso para leerla. (Lee la proposición)

El C. Obregón:

Aquí está representado el señor Maytorena; de hecho el señor Maytorena responde a todas las decisiones de la Asamblea; creo que esto saldrá sobrando. (Aplausos)

El C. Hay:

Pido la palabra.

El C. Ruiz:

Pido la palabra para una aclaración, señor presidente.

El C. presidente:

Tiene la palabra el ciudadano Ruiz.

El C. Ruíz:

Me permito decir al señor compañero, que está en el mismo error que todos estábamos al principio; que el señor Maytorena no ha recibido ningún telegrama que se refiera a la soberanía de esta Convención; el telegrama que él contestó fue el que se puso con fecha 12; no ha dicho el señor Maytorena que no acata las disposiciones de esta Convención.

El C. Hay:

Yo creo no es irrazonable lo que estoy diciendo, y yo solamente quiero que ratifique de una manera absoluta su obediencia categórica a esta Convención, desde el momento en que ...

El C. Piña:

Pido la palabra para una moción de orden. El ciudadano Hay no deja de lastimar la reputación del ciudadano gobernador Maytorena, a quien tengo obligación de defender como su representante legítimo en esta honorable Asamblea.

A mi me ha mandado el señor gobernador Maytorena ante esta honorable Asamblea con amplios poderes para acatar, protestar y adherirme a todas las disposiciones de ella. En consecuencia, las observaciones del señor Hay son del todo injustificadas y del todo inconducentes y protesto contra ellas.

(Voces: ¡Pido la palabra! No hay nada a discusión)

El C. Hay:

Está a discusión esta proposición, señor Madero, que yo he presentado con anuencia de la Mesa. La Asamblea tiene derecho de votar en pro o en contra, pero no me podéis quitar el derecho de apoyar esta proposición.

El C. secretario:

La Secretaria informa que está a discusión la proposición del ciudadano Hay.

El C. Hay:

He pedido permiso únicamente para leerla. Pero me someto para no perder el tiempo; pero fue una proposición hecha a través de la Mesa, la cual me permitió leerla para proponerla en lugar del señor secretario.

El C. Piña:

Señores: si hemos de ser justos, es necesario que meditemos que el señor Maytorena contestó el telegrama del día 12 en el que se le dice: esta Convención declarada entidad Soberana; pero era el único aviso que tenia de la soberanía de esta Asamblea, que todavía no había sido declarada Soberana. Así es que el señor Maytorena, reitero mis palabras de hace un momento, no se manifiesta rebelde a la Asamblea; reconoció la soberanía de la misma. Seguramente que en el transcurso del día recibiremos mensaje de él en que haga alusión a la soberanía de esta Asamblea y a los reos politicos que se le pide que sean puestos en libertad. Esto es de justicia; seguramente que acatará las decisiones de esta Asamblea, supuesto que ha mandado representación a ella, que tiene autoridad suficiente para hacer traducir e interpretar los sentimientos y manera de pensar del señor Maytorena. Esto es justicia, señores. (Aplausos)

El C. Ruiz:

Una moción, señor.

Me permito preguntar al señor delegado del señor gobernador Maytorena si ha telegrafiado después de la comunicación oficial publicada.

El C. Piña:

Con permiso de la Mesa voy a contestar la interpelación del señor.

Con fecha 13 deposité un telegrama en la oficina respectiva, para el ciudadano gobernador. Al siguiente dia por la noche fui a buscar mensajes para mí y alli se me dijo que mi mensaje no había pasado. En el mensaje de referencia le participé al ciudadano gobernador que he ingresado a esta honorable Asamblea. Visto que no había pasado mi mensaje, según me dicen, porque no había comunicaciones con Sonora, he depositado otro mensaje participándole que esta Asamblea se declaraba Nacional y Soberana, con fecha 14; con fecha de anoche, 15, he vuelto a ponerle otro mensaje ratificándole mi anterior, yo no he tenido contestación a ninguno de estos mensajes de parte del ciudadano gobernador Maytorena; en consecuencia, cualquier prejuicio, cualquier concepto que se anticipe en contra del señor gobernador de Sonora es enteramente injusto; por lo tanto, pido a los honorables miembros de esta Asamblea se sirvan ser un poco más comedidos, con respecto a la conducta del gobernador Maytorena, que está enteramente dispuesto a acatar y respetar las resoluciones de esta honorable Asamblea.

Voy a hacer a ustedes esta explicación o aclaración: cuando yo obtuve de manos del señor gobernador la credencial que me acreditaba como su representante en esta Asamblea, le dije: señor gobernador, deme usted sus instrucciones. Entonces él me dijo: Aquí van consignadas por escrito las instrucciones a las cuales debe usted sujetarse en esa Asamblea; vea usted que haya un espíritu de justicia y patriotismo, que haya el criterio de arreglar nuestras dificultades de una manera decorosa y eficaz, usted pase por todo. Son las instrucciones que el gobernador me ha dado. (Aplausos)

El C. Iturbe:

Yo creo que debemos tener en cuenta que pudiera muy bien contestar el gobernador Maytorena en los mismos términos en que lo hizo, diciendo que no era de su competencia. Hay que prever eso y yo propondría que en el mensaje se dijera que, si no era de su competencia, comunicara esa orden a los tribunales, a fin de que ellos la obedecieran. Hay que prever eso.

El C. Piña:

He informado a esta honorable Asamblea que el Poder Judicial está organizado en Sonora. Todos saben que el Poder Judicial es independiente del Poder Ejecutivo, y si realmente esos presos están a disposición de los tribunales en Sonora, podría darse esa orden al presidente del Supremo Tribunal de Sonora y así se obviaría tiempo y se evitarían dificultades.

El C. Paniagua:

Pido la palabra, señor presidente, hace dos horas que la estoy pidiendo. (Risas)

El C. presidente:

Tiene usted la palabra.

El C. Paniagua:

El señor Maytorena ha puesto un telegrama a esta Convención, donde dice que no puede poner en libertad a los reos, o a los presos; no digamos reos políticos y del orden político, dice que no los puede poner en libertad; viene un trámite, y es que la Mesa conteste ese telegrama y le haga saber que esta Convención soberana le ordena que ponga a aquellos reos, cuyos nombres se le dan, en libertad, sin meterse a discutir si son reos políticos o del orden común.

Por otro lado, hay que pensar en que debe sentarse un principio: o somos o no somos soberanos; se ha faltado a la soberanía de esta Convención y vemos que fracasa desde el primer momento, desde el principio, y debemos declarar si somos o no somos soberanos.

El C. Obregón:

Seguimos bordando en el vacío, en si semos o no semos, o juimos o no juimos. Creo que la Mesa debe dar cuenta a la Asamblea de lo que se contestó al señor Maytorena, y dar cuenta con una proposición que se presentó anoche y que fue aprobada. (Aplausos)

El C. secretario:

¡Orden! ¡Compostura! Señor general Mariel, ¡más compostura!

La Mesa informa que la Secretaría da lectura a estos telegramas, porque considera su deber tener al corriente a la Asamblea de lo que ha sucedido, no obstante que esta Asamblea ha autorizado a la Mesa para dar la contestación que quiera y se evite así estar discutiendo lo que no se debe discutir.

Va a dar lectura la Secretaría a una credencial y a un dictamen presentado por la Comisión Dictaminadora, sobre el general Buelna.

El C. Mauricio Contreras:

Hago presente que en esta ciudad se encuentra el ciudadano Cornejo. Hace algunos días se detuvo la aprobación de su credencial aplazándola para cuando viniera él. Aquí está su representante, y, sin embargo, no ha hecho presente que ha llegado el señor Cornejo.

El C. Obregón:

El señor Cornejo vino llamado para que se le interrogara aquí; pero el señor Ortega dijo que posteriormente presentaría su acusación por escrito y que inmediatamente presentaba ya una solicitud en que se retiraba la moción que él había hecho, reservándose sus derechos para acusar al señor Cornejo debidamente por escrito en seguida.

El C. Mauricio Contreras:

Creo oportuno, entonces, que se discuta la credencial para poder reconocer a su representante, pues si no comparece aquí el señor Cornejo, entonces el señor Serrano debe ser su representante.

El C. secretario:

La Mesa, por conducto de la Secretaría, pregunta si está en la Asamblea el representante del señor Miguel Cornejo.

El C. Serrano:

Está presente. Pido la palabra para una aclaración.

El señor coronel Ortega, que fue quien impugnó mi credencial, posteriormente quedó convencido que si tenía cargos contra el señor Cornejo los presentaría por escrito cuando fuera oportuno. Mientras tanto ha presentado una proposición a la Asamblea, pidiendo que se considere el dictamen que aprueba mi credencial.

El C. Mariel:

Para preguntar si ha sido suspendida la sesión.

El C. secretario:

Informa la Secretaría que no se ha suspendido la sesión.

Se suplica a los señores delegados pasen a sus lugares.

El C. Ruiz:

Señor presidente, pido la palabra para una moción de orden. Anoche se presentó una proposición mía, respecto a invitar a la Asamblea para que eligiera comisiones diversas de Guerra, Gobernación, etc., y quedó de aprobarse a primera hora esta mañana; no se ha vuelto a dar lectura a esa proposición; creo muy conveniente el punto, porque tenderá a facilitar y a reglamentar las labores de esta Convención.

El C. Murrieta:

Pido la palabra para una moción de orden.

El C. secretario:

La Mesa, por conducto de la Secretaría, pone en conocimiento del ciudadano Eduardo Ruiz, que no hay ningún reglamento; que esta Mesa, a su juicio, ve cuáles son las proposicioneg más importantes, las que tengan más importancia, y ésas son las que se ponen a discusión.

El C. Paniagua:

Hace un momento que el señor Mariel imponía orden, y es él el primero en estar subiéndose y sentándose ahí en donde no debe. (Aplausos)

El C. Ruiz:

Pido la palabra para una aclaración.

Me permito insistir ante la Mesa que esa proposición fue aceptada anoche en la junta, en lo general, quedando, por lo tanto, inmediatamente para presentarse en lo particular.

El C. secretario González:

A pesar de que la proposición presentada por el ciudadano Ruiz fue acordada en lo general, va a dársele lectura para discutirla en lo particular. Dice así:

Proponemos ante esta honorable Convención:

Unico.- Que para que, como en toda Asamblea que está ocupándose de asuntos tan trascendentales, pueda haber organización y orden en todas sus altas labores, facilitándosele estas mismas, se nombre desde luego del seno de la misma las siguientes comisiones: de Guerra, de Gobernación, de Justicia, de Hacienda, de Comunicaciones y Fomento, y de Relaciones Exteriores, que comenzarán a fungir desde luego y serán las que rindan dictamen sobre cada asunto del ramo respectivo, presentando dichos dictámenes ante la Asamblea para su final acuerdo.

Aguascalientes, octubre 14 de 1914.
E. Ruiz.
Dr. R. Miranda.

Está a discusión.

El C. Aguirre Benavides:

A votación luego, luego.

El C. Ruiz:

Pido la palabra para una aclaración, señor presidente. Es un artículo único. Allí está comprendido todo; si se acepta, se aceptan todas las proposiciones, o ninguna.

El C. secretario:

Como esta proposición está en lo general aprobada, se va a sujetar a votación el número de individuos que deben integrar ebas comisiones. (Voces: ¡Tres!)

El C. Gutiérrez de Lara:

Señores, esta clase de individuos que forman estas comisiones, se dividen en dos grupos: uno, que es el que está pidiendo la palabra, y otro, que es el que decide el número de la votación. No es justo, no es democrático, que únicamente el grupo que toma la palabra sea el único que decida las determinaciones que aquí se tomen; así es que yo pido que las comisiones se formen y no quede uno solo de los miembros de esta Asamblea sin comisión, que significan dos conceptos, y sin embargo, estos individuos tienen una inteligencia y son capaces muchas veces, en conversación, de aclarar una idea, de una manera mejor y más clara que el orador, que a veces se desvía; por lo tanto, pido a los compañeros que no quede uno solo de los compañeros que no tenga una comisión.

El C. Gallegos:

Creo que sería altamente inconveniente que se nombraran tantas comisiones hasta que se agotaran los miembros de la Asamblea. Se deben nombrar las personas que, a juicio de la Asamblea, sean capaces para resolver los asuntos que se les encomiende, y es todo; así es que propongo sean tres personas y que todos estemos ocupados en comisión.

El C. Ruiz:

Pido la palabra.

El C. secretarío:

Está a discusión el número de personas que deben integrar estas comisiones; los ramos son cinco: Hacienda, Guerra, Fomento, Instrucción y Gobernación. Sírvanse decir ustedes si los dividen. Son seis las comisiones. Sírvanse decir el número de personas que deban integrarlas.

El C. Siurob:

Yo difiero de la opinión de nuestro compañero el señor delegado, por las razones de que las comisiones muy numerosas son estorbosas en su funcionamiento, tanto desde el punto de vista de la dirección como desde el punto de vista de la votación, y creo que bastan tres personas para que formen la comisión, como decía muy bien la persona que hizo uso de la palabra, para que resuelvan sobre los puntos que se traten.

El C. Peralta:

Quiero suplicar a la persona que hizo la proposición, que agregue una comisión de Relaciones, porque veo que no está.

El C. secretario:

Ya está considerada la comisión de Relaciones.

La Secretaría, por disposición de la Mesa, va a dar nuevamente lectura y a enumerar las distintas comisiones, a fin de que sin pérdida de tiempo se sirvan hacer proposiciones del número de personas que deban integrar esas comisiones.

Las comisiones son las siguientes: (Les dio lectura nuevamente a dichas comisiones)

El C. Santos:

Propongo verbalmente, a reserva de hacerlo por escrito, que las comisiones se compongan de tres miembros.

El C. secretario:

Está a discusión.

El C. Pasuengos:

Propongo para la comisión de Guerra que sean cinco miembros.

El C. Bandera y Mata:

Yo propongo que solamente para la comisión de Guerra sean cinco miembros, por ser la más importante.

El C. secretario:

Está a discusión si deben ser tres los miembros que integren la comisión de Guerra.

El C. Hay:

Propondría que se pregunte aisladamente para cada comisión, porque hay comisiones que necesitan más miembros que otras y diferentes los trabajos que tienen que ejecutar.

El C. Mauricio Contreras:

Si se opta porque la Comisión esté formada por tres personas, es muy poco y debe tomarse en consideración que muchas veces, por causa de enfermedad, faltan algunos miembros, o por causa de fuerza mayor, y así es que creo que mejor sean cinco personas, porque alguna vez se puede enfermar alguno y queda muy reducido el número a dos o uno; por eso creo que el número de tres no es oportuno.

El C. Ruiz:

Pido la palabra para apoyar la proposición del señor. En la práctica se va a ver la necesidad de que sea mayor el número, porque con mucha frecuencia, por ocupaciones urgentes, faltará algún miembro de la comisión.

El C. Gutiérrez de Lara:

Yo estaba dispuesto a sujetar a la opinión de la Asamblea que era corto el número de los que compongan las comisiones pero precisamente los argumentos que estan presentando los señores vienen a apoyar mi idea.

No van a tener las comisiones un solo asunto, no; ocasiones habrá en que tengan quince o veinte asuntos que despachar, y ea materialmente imposible que dictamine una comisión formada de tres miembros, cuando alguna vez falten uno o dos. Insisto nuevamente en que no despreciemos los consejos de las personas que no son capaces de hablar allá arriba, y que, sin embargo, tienen un criterio firme.

El C. Murrieta:

Pido la palabra.

El C. Berlanga:

Para apoyar la proposición de que sean cinco los miembros que formen cada comisión. Hay comisiones que tienen muchísimo trabajo, habrá otras comisiones que no tengan trabajo como las anteriores, y si sujetamos a todas a un cartabón, de que tengan nada más tres miembros, tal vez no cumplan debidamente con su cometido. Nada absolutamente perdemos con añadir dos miembros a cada comisión, desempeñarán mejor su cometido.

El C. secretario:

La Secretaría, por disposición de la Mesa, va a dar lectura a la nueva proposición que se ha presentado, de que sean cinco los miembros:

Propongo que sean cinco los miembros de cada comisión.

Coronel Samuel M. de los Santos.
Octubre 16 de 1914.

Está a discusión.

El C. Murrieta:

Yo creo que las comisiones que se van a dar son de gran importancia, y que bastan tres para desempeñarlas; pero en esta forma: que se pusieran tres propietarios y un suplente, para en el caso de que pudiera faltar uno de los miembros.

El C. secretario:

Se pone a discusión la formación de la comisión de Relaciones.

El C. González Garza:

Yo estoy de acuerdo en que sean cinco los que formen la comisión; que sean tres o cinco, pero que sea non, para facilitar la votación.

El C. Ruiz:

Para facilitar la discusión y votación de mi proposición, yo pediría que se facultara a la Mesa para que ella fijara el número de personas que formen las comisiones o las deseche.

El C. Hay:

Estamos discutiendo el número de personas que fijaba la proposición, y como para cada una de las comisiones se hizo una proposición por separado, porque hay comisiones que necesitan tres personas y otras más número de miembros, propongo, por tanto, que se ponga a discusión el número de miembros que van a integrarlas.

El C. secretario:

La Mesa pregunta, por conducto de la Secretaría, si está suficientemente discutido el punto. Sí, está suficientemente discutido.

Se pone a votación si deben de ser cinco los miembros de la comisión, según la proposición aprobada. Las personas que estén por la afirmativa, sírvanse poner en pie. Aprobado que deberán ser cinco los miembros.

El C. González Garza:

Señores delegados:

Teniendo, como tengo, la absoluta seguridad que si se ponen a discusión las personas que deben integrar las distintas comisiones, según la moción del señor Ruiz, que aquí ya fue aprobada, se va a perder tiempo. Creo que en obvio de dificultades, el señor presidente, con las facultades que tiene, nombre al que firmó la moción y a otra persona que considere capaz para que formule una lista completa de candidatos, según el criterio de ellos. Una vez formulado el dictamen, el señor presidente pondrá a discusión en general esas candidaturas, y después de ser aprobadas en lo general, se irán poniendo en lo particular por comisiones, y a su vez en lo particular por personas de cada comisión.

Yo creo que eso nos evitará el perder tiempo, y no creo que el procedimiento que se quiere seguir sea el mejor.

Yo ruego a la Asamblea se sirva aprobar mi proposición, y creo que tampoco hay que hacerla por escrito, porque es obvia y de pronta resolución.

El C. Renato Miranda:

Para aclarar que la proposición que ha sido aprobada es del señor Ruiz y mía.

El C. González Garza:

El preopinante ignora lo que yo dije anoche, que yo no quiero quitarle los méritos al señor Ruiz ni a nadie; le dejo toda la gloria a él. (Aplausos)

El C. Ruiz:

Para una moción. Me permito suplicar a mi buen amigo el señor Roque González Garza, que me acompañe en esa labor, lo mismo que al general Obregón.

El C. Obregón:

Yo pido que se sujete a la Asamblea, y que la Asamblea nombre la comisión.

El C. Gallegos:

No estoy conforme con esa proposición, de que la comisión que se nombre va a nombrar las otras comisiones; creo que se ha seguido el procedimieJlto que es más rápido ...

El C. González Garza:

Los propone, no los va a nombrar.

(Dirigiéndose a la Presidencia): ¿Me permite usted la palabra para aclarar el punto? Mi preopinante dice que no cree democrático que se nombre una comisión para que ésa nombre las demás; no, señor, la comisión que va a nombrar el señor presidente, siempre que la Asamblea acepte, es para que proponga una lista de candidatos, que será sometida en orden a la consideración de la Asamblea; es una cosa muy distinta, y eso sí es democrático.

El C. secretario:

Está a discusión la proposición del ciudadano González Garza, relativa a que se nombre una comisión que proponga las personas que deben integrar las comisiones. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

La Mesa, con las facultades que la Asamblea le otorga, nombra a lbs ciudadanos Ruiz, Miranda y Osuna para que propongan los miembros que deben integrar las comisiones.

El C. Serrano:

Pido la palabra para una moción de orden. Que se cite a las nueve de la mañana con objeto de tratar asuntos importantes de carácter internacional.

El C. Ruiz:

¿Cuántas son las comisiones?

El C. M. Contreras:

Pido la palabra para una moción de orden. Acaba de hacer uso de la palabra el ciudadano Serrano, representante del señor Cornejo, quien no ha prestado su protesta; de lo contrario no hablaría, habiendo tomado también participio en sesiones secretas.

El C. Serrano:

Yo creo eso conveniente, porque creo cumplir con un deber.

El C. M. Contreras:

No pongo en duda la honorabilidad del señor Serrano; pero creo que está en derecho de pasar a prestar su protesta, como todos lo hemos hecho, no para herir su susceptibilidad.

Índice de Crónicas y debates de la Soberana Convención Revolucionaria Recopilación de Florencio Barrera FuentesSegunda parte de la Sesión celebrada el día 15 de octubre de 1914 en la ciudad de Aguascalientes Segunda parte de la sesión celebrada en la mañana del día 16 de octubre de 1914 en la ciudad de AguascalientesBiblioteca Virtual Antorcha