Índice de Mi historia militar y política 1810-1874 de Antonio López de Santa AnnaCapítulo XIVCapítulo XVIBiblioteca Virtual Antorcha

MI HISTORIA MILITAR Y POLÍTICA
1810-1874

Antonio López de Santa Anna

CAPÍTULO XV

OJEADA RETROSPECTIVA


Al imponerme de la maligna imputación de Comonfort, la contradije en un manifiesto fechado en St. Thomas a 10 de abril de 1857, como el deber exigía. Sin embargo, considero conveniente que conste en estas memorias aquella sencilla impugnación para mejor inteligencia; la verdad no necesita comentarios, ella triunfa siempre de la mentira; reproduciré, pues, el mismo relato.

En el año de 1848 el erario nacional quedó adeudándome doscientos treinta y dos mil pesos, por préstamos que hice y sueldos no pagados durante la invasión de los Estados Unidos, según comprobaba la liquidación de la Tesorería General de la Nación. Y aunque este alcance lo favorecía una ley que concedía preferencia en los pagos a las cantidades suplidas para las atenciones de la guerra, fue al crédito público por disposición del presidente, don José J. de Herrera, habiendo en caja dinero de la administración.

Arista, su sucesor, con la misma mala intención ordenó que mi alcance continuara en el crédito público.

En 1853 el ministro de Hacienda, Olazagarri, dispuso que mi dicho alcance pasara a la vía de pago; y a principios del año siguiente fue pagado a don Manuel Escandón, quien tenía mi poder para cobrar esa cantidad y recibirla.

Comonfort aludía a este pago al producir la gratuita imputación que impugné, como he referido.

Y en confirmación de que el mal proceder de los hombres produce siempre remordimientos en la conciencia, véase la final conducta de Comonfort. Este hombre, allá en los días de su destierro, se arrepintió de su ligereza en el hablar y proceder, y a su regreso al país se lo comunicó a don Ignacio Sierra y Roso, persona de mi estimación, con encargo de que me hiciera saber que por la prensa quedaría yo satisfecho. En efecto, se ocupaba de ese trabajo cuando lo sorprendió la muerte trágica que tuvo ... Dios lo ha juzgado y yo lo he perdonado.

Pero la producción calumniosa de Comonfort la acogieron luego mis enemigos políticos y se apresuraron a propagarla con estas palabras: el tirano ha situado cuarenta millones de pesos en Banco de Londres. El vulgo crédulo y la prensa extranjera divulgaban: El general Santa Anna posee una fortuna colosal ...

La calumnia es como la babosa, deja un rastro difícil de borrar. Maquiavelo se fundaba aconsejando: calumnia, calumnia, que de la calumnia algo queda.

La fama de mi ponderada riqueza cundió admirablemente sin que valiera desmentirla. En todos los lugares de mi residencia veíame importunado por individuos del comercio solicitando letras a cargo del Banco de Londres, así como otros pidiéndome préstamos y limosnas. He aquí mi respuesta que a todos sorprendía: Señor mío: usted se equivoca al creer que tengo fondos en el Banco de Londres, aseguro a usted bajo mi palabra que no he tenido ni tengo en él un solo peso. Mi fortuna en la tierra de mi nacimiento consistía en bienes raíces y mis sueldos; pero despojado de todo por mis enemigos políticos, hoy con nada cuento. Esa fortuna colosal que se dice poseo es invento de aquellos que me han abominado, y que no contentos con esto han procurado mi descrédito. No obstante tan franca explicación los solicitantes salían diciendo: tiene dinero, pero no quiere sacarlo.

En efecto, puede decirse sin exageración alguna que mis enemigos políticos han sido inexorables; nada han respetado para satisfacer su injusto encono; el honor de la patria, los grandes servicios, la venerable ancianidad, la desgracia, todo lo que conmueve al corazón humano y merece respeto, ha sido despreciado por ellos; pero sepan que los mal intencionados no han conseguido ni conseguirán perturbar la tranquilidad de mi alma, que una conciencia limpia fortalece, tranquilidad que me acompañará hasta la tumba.

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