REVOLUCIÓN DEL CURA MIGUEL HIDALGO
HASTA LA MUERTE DE ÉSTE Y DE SUS COMPAÑEROS

Lucas Alamán

APÉNDICE
Décimo documento

Noticias comunicadas por el padre D. Mucio Valdovinos, sobre los sucesos que precedieron a la entrada del brigadier Cruz en Valladolid.

La translacion de los españoles a los conventos dió márgen a otro incidente notable, o mas bien disminuyó los resultados del movimiento popular que contra los españoles se preparaba, y cuyas consecuencias el padre Caballero temia.

Ese motin se conoce aquí bajo el nombre de la revolucion del Anglo. Y ya que a este incidente me he referido, diré con brevedad lo que sucedió.

Un tal Tomás, herrero de Toluca, fue el autor del motin. No he podido averiguar por qué le llamaban el Anglo; pero sí que cuando el cura Hidalgo estuvo en esta, ningun extranjero lo acompañaba. El expresado Tomás montó a caballo una mañana, se dirigió con un grupo de indios a la Compañía de Jesus, y comenzaron a gritar: mueran los españoles.

Muy pronto crecieron los amotinados, y se temieron consecuencias muy serias. Apenas tuvo tiempo el superior de la Compañía para cerrar la puerta. Entre tanto los españoles subieron a las azoteas y las desenladrillaron para defenderse.

En momentos la puerta vino abajo, y cuando ya ocupaban el patio se presentó el padre Lujano, individuo que fue muy conocido en esta, porque tenia una voz extraordinaria y una fuerza hercúlea, y luchó un rato con el expresado Tomás, habiéndose apoderado del freno del caballo que montaba.

Entre tanto los indios mataron a D. Tomás Carrasquedo, que no era español, pero que habia querido contenerlos.

Nada hubiera sido bastante para lograr este objeto, si en aquellos mismos momentos no hubiera salido el Divinísimo del templo de las Rosas, que está muy inmediato a la Compañía; como por encanto cesó el tumulto, las masas se dividieron en pequeñas fracciones, gritando siempre: mueran los españoles, y dando motivo para temer que se dirigieran a los demas edificios donde aquellos estaban, en la misma actitud, y con las mismas armas que en la Compañía.

Aunque el tumulto momentáneamente se apaciguó, se temia una alarma a cada hora, pues la multitud de indios estaba siempre en la embriaguez, y con facilidad podia ser excitada.

En estos dias críticos prestó servicios muy importantes el conde de Sierra-Gorda, ya representando al intendente Anzorena los males que la poblacion sufriria cuando entrara el general Cruz, cuya venida se anunciaba muy próxima, ya recorriendo las calles y plazas y exhortando a los indios a la paz, los que por su carácter de eclesiástico lo respetaban.

Tambien el prebendado Valdés cooperó muy activamente para el logro de aquel objeto.