Índice de Revolución del cura Miguel Hidalgo hasta la muerte de éste y de sus compañeros de Lucas AlamánPresentacion de Chantal López y Omar CortésCAPÍTULO I - Segunda parteBiblioteca Virtual Antorcha

REVOLUCIÓN DEL CURA MIGUEL HIDALGO
HASTA LA MUERTE DE ÉSTE Y DE SUS COMPAÑEROS

Lucas Alamán

CAPITULO I
Primera parte

Conspiracion en Querétaro.- Su principio.- Favorécela el corregidor Dominguez.- Personas comprometidas en ella.- Hidalgo.- Allende.- Aldama.- Abasolo.- Denuncia de Galvan.- Providencias que se toman.- Denuncias de Garrido en Guanajuato y de Arias en Querétaro.- Dáse aviso al Virrey Venegas.- Otra denuncia en Querétaro.- Procede el corregidor a la prision de los conspiradores.- La esposa del corregidor da aviso a Allende.


La conspiración mal apagada en Valladolid y cuya importancia y ramificaciones quedaron encubiertas, por no haberse continuado la causa que se comenzó a instruir contra los conspiradores, habia ido progresando y extendiéndose durante el gobierno del arzobispo Virrey y de la audiencia que le sucedió en el mando. El centro de ella estaba en Querétaro, lugar que proporcionaba grandes comodidades para las comunicaciones y correspondencias con la capital y las provincias, por ser el punto de donde salen los caminos para todas las principales ciudades del interior y tránsito preciso de todos los correos.

Contaban ademas los conspiradores con el apoyo del corregidor de letras de aquella ciudad D. Miguel Dominguez que favorecia la revolucion, y con mayor y mas decidido empeño su mujer Da. María Josefa Ortiz.

Era Dominguez un magistrado apreciable por sus conocimientos e integridad; habia estado encargado en México, en calidad de oficial mayor, de uno de los oficios de gobierno, que eran por los que despachaban los Virreyes todos los negocios administrativos y de particulares, y esta circunstancia le hizo conocer y estimar por el Virrey Marquina, quien sin solicitud suya, le nombró para el corregimiento de Querétaro, empleo distinguido y lucrativo que era considerado como una intendencia (1).

Estando desempeñándolo, fue Dominguez encargado por el Virrey Iturrigaray del arreglo de los obrages de paños, en los que sufrian dura servidumbre los que entraban a trabajar en ellos, vendiendo su libertad por un adelanto de dinero y quedando en prision, tratados como esclavos, hasta que pagaban aquella suma; este arreglo no se hizo sin grande oposicion, y Dominguez se contrajo la enemistad de los dueños de aquellos establecimientos, que eran todos europeos.

Mejoró tambien mucho la policía de la ciudad y procuró a esta grandes comodidades y ventajas, con la bien dirijida aplicacion del caudal de la Sra. Da. Josefa Vergara, dueña de la hacienda de Esperanza, que dejó aquella finca y todos sus bienes para objetos de beneficencia y utilidad pública; todo lo cual habia hecho apreciar a Dominguez por aquellos habitantes.

Hemos visto en el libro anterior (2) que Iturrigaray lo suspendió del empleo y con qué motivo, y que hubo de reponerlo por órdenes reiteradas de la corte, siendo condenado en el juicio de residencia a pagarle el sueldo del tiempo de la suspension y los perjuicios que con ella le causó.

Vimos tambien que Dommguez promovió en el ayuntamiento de Querétaro, la convocacion del congreso que Iturrigaray trataba de reunir (3) y desde entonces parece que siguió trabajando por la independencia.

Con el nombre de Academia Literaria, se habia establecido en Querétaro una reunion a que concurria el corregidor y otras muchas personas que profesaban las mismas opiniones. Estas reuniones se tenian en casa del presbítero D. José María Sanchez, y en la del Lic. Parra habia juntas secretas (4), a que asistian el mismo Parra, los licenciados Laso y Altamirano, el capitan Allende del regimiento de la reina, y el de la misma clase D. Juan Aldama, que iban secretamente de S. Miguel el Grande. Contábanse entre los conjurados el capitan D. Joaquin Arias, del regimiento de Celaya, que con algunas compañías de este se hallaba de guarnicion en aquella ciudad; varios oficiales del mismo cuerpo; Lanzagorta del de Sierra gorda, los dos hermanos Epigmenio y Emeterio Gonzalez, y otros muchos de ménos importancia (5).

El cura de Dolores D. Miguel Hidalgo fue oculto a Querétaro a principios de Septiembre, invitado por Allende y habló con Epigmenio Gonzalez, pero poco satisfecho por entónces de los medios con que contaban los conjurados, no se decidió a tomar parte en la revolucion que intentaban, lo que mas adelante hizo, habiéndole dado Allende informes mas satisfactorios (6).

Aunque el corregidor no asistia a estas juntas secretas, Allende iba a su casa de noche siempre que venia de S. Miguel y era el medio de comunicacion con el cura Hidalgo, y como estos con Aldama y Abasolo vinieron a ser los jefes principales de la revolucion, antes de pasar adelante, será bien dar alguna idea de sus personas.

Nació D. Miguel Hidalgo y Costilla el año de 1747 en el pueblo de Pénjamo, en la provincia de Guanajuato (7). Su padre D. Cristóbal Hidalgo, era nativo de Tejupilco en la intendencia de México, y habiéndose establecido en Pénjamo, casó allí con Da. Ana María Gallagamandarte de quien tuvo cuatro hijos, el segundo de los cuales fue D. Miguel, y de otros matrimonios sucesivos tuvo otros muchos, de donde proceden los descendientes que hay con diversos apellidos. D. Cristóbal se trasladó con su primera mujer y los cuatro hijos que de ella tenia, a la hacienda de Corralejo, de la que fue nombrado administrador, y en ella se educaron éstos, dedicados a las ocupaciones del campo. Mandólos despues a Valladolíd, destinándolos a la carrera eclesiástica, a la abogacía y medicina, que eran las profesiones que solían abrazar los hijos de los que, como el administrador de una hacienda, podian hacer los gastos de una educacion literaria, para proporcionarles un porvenir que no podian prometerse de la herencia que pudieran dejarles.

D. Miguel se distinguió en los estudios que hizo en el colegio de S. Nicolás de aquella ciudad, en el que despues dió con mucho lustre los cursos de filosofía y teología, y fue rector del mismo establecimiento.

Los colegiales le llamaban el zorro, cuyo nombre correspondia perfectamente a su carácter taimado.

Por los años de 1778 a 79 pasó a México, donde recibió las órdenes sagradas y el grado de bachiller en teología, pues aunque, segun se dice, el cabildo eclesiástico de Valladolid le franqueó mas adelante cuatro mil pesos para los gastos y propinas del grado de doctor, los perdió al juego en Maravatio, al hacer el viajé a México para solicitarlo.

Habiendo servido varios curatos, por muerte de su hermano mayor el Dr. D. Joaquin (8), se le dió el del pueblo de Dolores, en la misma provincia de Guanajuato que aquel servia, y que producia una renta que ascendia a ocho o nueve mil pesos anuales.

Poco severo en sus costumbres y aun no muy ortodoxo en sus opiniones, no se ocupaba D. Miguel de la administración espiritual de sus feligreses, que habia dejado, con la mitad de la renta del curato, a un eclesiástico llamado D. Francisco Iglesias; pero traduciendo el francés, cosa bastante rara en aquel tiempo en especial entre los eclesiásticos, se aficionó a la lectura de obras de artes y ciencias, y tomó con empeño el fomento de varios ramos agrícolas e industriales en su curato. Extendió mucho el cultivo de la uva, de que hoy se hacen en tddo aquel territorio considerables cosechas (9) y propagó el plantío de moreras para la cria de gusanos de seda, de las cuales existen todavía en Dolores ochenta y cuatro árboles plantados por él, en el sitio a que se ha dado el nombre de las moreras de Hidalgo, y se conservan los caños que hizo hacer para el riego de todo el plantío (10).

Habia ademas formado una fábrica de loza, otra de ladrillos, construido pilas para curtir pieles, e iba estableciendo talleres de diversas artes. Todo esto, y el ser no solo franco sino desperdiciado en materia de dinero, le habia hecho estimar mucho de sus feligreSes, especialmente de los indios cuyos idiomas conocia, y apreciar de todas las personas que, como el obispo electo de Michoacan Abad y Queipo, y el intendente de Guanajuato Riaño, se interesaban en los verdaderos adelantos del pais.

No parece sin embargo que en algunos dé estos ramos, tuviese conocimientos bastante positivos, ni ménos el órden que es indispensable para hacerles hacer progresos considerables.

Preguntándole una vez el obispo Abad y Queipo, qué método tenia adoptado para picar y distribuir la hoja a los gusanos segun la edad de estos, separar la seca y conservar aseados los tendidos, sobre lo que se hacen tantas y tan menudas prevenciones en los libros que tratan de esta materia, le contestó, que no seguia órden ninguno, y que echaba la hoja como venia del árbol y los gusanos la comian como querian: ¡la revolucion, me decia con este motivo el obispo de quien originalmente sé esta anécdota, fue como la cria de los gusanos de seda, y tales fueron los resultados! (11)

No obstante esto, habia conseguido muchos adelantos, hasta hacer con la seda de sus cosechas algunas piezas de ropa para su uso y el de la señora última esposa de su padre. Habia aumentado tambien la cria de abejas, y de estas hizo trasladar muchos enjambres a la hacienda de Jaripeo, cuando compró esta finca.

Era muy afecto a la música y además de haberla hecho aprender a los indios de su curato, en donde habia formado una orquesta, hacia ir la del batallon provincial de Guanajuato a las frecuentes diversiones que en su casa tenia.

La proximidad del lugar de su residencia a aquella capital, hacia que fuese a ella frecuentemente y permaneciese largas temporadas, lo que me dió ocasion de verlo y tratarlo muy de cerca.

Era de mediaria estatura, cargado de espaldas, de color moreno y ojos verdes vivos, la cabeza algo caida sobre el pecho, bastante cano y calvo, como que pasaba ya de sesenta años, pero vigoroso, aunque no activo ni pronto en sus movimientos; de pocas palabras en el trato comun, pero animado en la argumentacion a estilo de colegio, cuando entraba en el calor de alguna disputa. Poco aliñado en su traje, no usaba otro que el que acostumbraban entonces los curas de pueblos pequeños (12).

Era D. Ignacio María de Allende hijo de un honrado español del comercio de S. Miguel el Grande, en la misma provincia de Guanajuato. Quedó su casa en estado de quiebra a la muerte de su padre, pero el dependiente y albacea de este D. Domingo Berrio, español tambien, habiendo manifestado a los acreedores francamente el estado de la casa, y ofrecídoles pagarles, por la confianza que les merecia, le dejaron en el giro de ella que siguió por algunos años, en los cuales no solo cubrió todas las deudas y mantuvo decorosamente a la familia, sino que entregó a D. Ignacio y a sus hermanos D. Domingo, que murió antes de la revolucion (13), y D. José María que no tomó parte en ella, no un caudal cuantioso, pero si bienes suficientes para subsistir honrosamente.

D. Ignacio estuvo casado con una señora Fuentes, y era capitan en el regimiento de caballería de milicias de la Reina, cuya demarcacion era S. Miguel, siendo entónces mas apreciados estos empleos subalternos en los cuerpos provinciales, que lo que ahora lo son los mas altos grados en el ejército; estuvo en el canton de S. Luis a las órdenes de Calleja en tiempo del Virrey Marquina, y concurrió al que se formó por Iturrigaray en Jalapa, en el que se distinguió en todos los ejercicios militares, mereciendo la aprobacion de este Virrey; tenia de 35 a 40 años, era de hermosa presencia, muy diestro a caballo y en todas las suertes de torear y otras del campo, de cuyas resultas tenia estropeado el brazo izquierdo, resuelto, precipitado, de valor, muy inclinado al juego y a las mugeres y a toda clase de disipaciones.

D. Juan Aldama era capitan del mismo cuerpo, y tambien vecino de S. Miguel; su hermano el Lic. D. Ignacio, que tomó parte en la revolucion despues de comenzada esta, habia abandonado la abogacía que era en aquel tiempo poco productiva en las poblaciones del interior del pais, para dedicarse al comercio, en el que fomentado por los españoles D. Juan de Isasi y D. José Landeta, del mismo S. Miguel, con su honradez y laboriosidad habia logrado formar un capital de 40,000 ps. D. Juan, de mas madurez y prudencia que sus compañeros, conocia el peligro, veia el mal, pero una vez lanzado en la revolucion, siguió a su pesar el impulso que a esta se le dió, y contribuyó a causar todas las desgracias que no tenia poder para evitar.

El mas jóven e inexperto de los conspiradores era D. Mariano Abasolo, capitan del mismo regimiento de la Reina y vecino de Dolores; tenia 27 años y habia heredado de su padre un caudal considerable (14), al que habia agregado el de su esposa Doña María Manuela Taboada, con quien hacia poco tiempo habia casado, siendo esta heredera de un rico hacendado español de Chamacuero.

Abasolo pretendió en su causa no haber tenido conocimiento de la conspiracion hasta despues de hecha la revolucion, y el papel poco distinguido que en ella hizo, prueba por lo ménos que sus compañeros lo tenian por muy insignificante; lo conducia el influjo de Allende con quien tenia amistad, al que se contraponia el de su esposa, constantemente opuesta a la revolucion y empeñada en apartarlo de ella.

Entre los incidentes casuales que intervienen en los mas grandes sucesos, es un hecho digno de notarse, que todos los conquistadores de América y en especial de Nueva España, eran naturales de Badajoz y Medellin en Extremadura, y todos los que causaron la ruina del imperio español establecido por aquellos en el nuevo mundo, procedian de las provincias vascongadas, y aun de un pequeño territorio de ellas; el padre de Allende era de Gordejuela en el señorío de Vizcaya, y los de Aldama y Abasolo de Oquendo en la provincia de Alava, no léjos de Vitoria, lugar muy inmediato a Gordejuela, y si a esto se agrega que Bolivar procedia del mismo obispado de Vitoria, e Iturbide del reino de Navarra, parecerá claro, que las provincias meridionales de España estaban destinadas a producir los hombres que habian de unir la América a aquella monarquía, y las del norte los que habian de separarla de ella.

Desde cuando comenzase Hidalgo a pensar en ejecutar la revolucion de que fue declarado jefe, es cosa que no puede determinarse. Segun él mismo. declaró en su causa, aunque habia tenido con anticipacion varias conversaciones con Allende acerca de la independencia, eran de puro discurso, no obstante su conviccion de que la independencia seria útil al pais, sin pensar nunca en entrar en proyecto alguno, a diferencia de Allende que siempre estaba propenso a hacerlo, sin disuadirlo tampoco Hidalgo, aunque si le dijo en alguna ocasion, que los autores de semejantes empresas no gozaban nunca el fruto de ellas.

Mas por varios indicios se tiene entendido, que estaba ya resuelto desde principio del año de 1810. Estando en Guanajuato en Enero de aquel año, con motivo de haber ido a aquella ciudad el obispo Abad y Queipo, pidió a D. José María Bustamante (15) el tomo de un diccionario de ciencias y artes en que estaba el artículo de artillería y fabricacion de cañones, y se lo llevó consigo al regresar a su curato; díjose tambien que durante su permanencia en aquella ciudad, en la biblioteca del cura Labarrieta en cuya casa se alojaba, estuvo leyendo con empeño el tomo de la historia universal que contiene la conspiracion de Catilina (16).

Un dia que estaba a la mesa con el intendente Riaño y el obispo, convidó a ambos para que en tiempo de la cosecha de uvas, es decir en Septiembre, fuesen ambos a pasar una temporada a Dolores, para ver las manipulaciones del vino que iba a hacer (17) y el estado de adelanto en que tenia la cria de seda y las fábricas de loza y curtiduría (18); convite que fue aceptado, aunque no llegó a tener efecto, y como la revolucion comenzó en el mes mismo en que debia haberse verificado, se creyó despues que el objeto era dar principio a ella, asegurando las personas de las dos autoridades eclesiástica y civil.

Cuéntase igualmente que habiéndole pedido el obispo simiente de gusano de seda para fomentar este ramo en Valladolid, por habérsele perdido la que antes le habia dado, le ofreció que de la cria de aquel año que esperaba fuese copiosa, le llevaria él mismo tal gusanera, que no podria entenderse con ella; expresiones que despues se interpretaron por el efecto, atribuyéndolas al plan que tenia formado de ocupar con sus enjambres de gente desordenada aquella capital.

Sea cual fuere el crédito que pueda darse a estas especies, parece seguro que Hidalgo no se decidió a tomar parte en la revolucion, hasta que Allende le instruyó de los progresos que hacia la conjuracion que se tramaba en Quérétaro, y habiendo sido casual el que esta estallase en Septiembre, son infundadas las inferencias que de esta circunstancia han querido sacarse.

Entre los varios escritos que se han publicado contra la revolucion del cura Hidatgo, hay algunos en que se atribuye esta a influjo francés, y se dice que el general Dalvimar a su tránsito por Dolores, tuvo con el cura una larga conferencia, lo que dió motivo a que en las preguntas que se le hicieron en su causa, fuese una si habia conocido a aquel general y qué conversaciones tuvo con él, a lo que contestó que lo habia visto en su curato cuando lo traian preso, pero que solo habia hablado con él sobre cosas indiferentes, y esto a presencia de varias personas. Mil causas mas poderosas que el influjo extranjero, contribuian a excitar la revolucion y no hay necesidad de este, cuando aquellas están, tan a la vista.

Aunque se han querido atribuir los medios que se emplearon para conmover al pueblo y hacerle tomar parte en la revolucion, a la necesidad que hubo de empezarla prematuramente, ellos sin embargo hacian parte del plan que se tenia premeditado. Preguntándole el corregidor Dominguez a Allende en una de las veces que concurrieron en Querétaro, con que fondos contaba para la ejecucion de sus intentos, Allende le contestó que con los caudales de todos los europeos, lo que Dominguez horrorizado combatió como atroz e injusto, pero no por eso hizo que se desistiese de esta idea (19).

Tambien se ha dicho que no se habia formado plan ninguno del gobierno que se habia de establecer cuando se hubiese hecho la independencia, y aunque esto sea cierto, pues ninguno se manifestó ni parece se tuviese por los jefes del movimiento; sin embargo, cuando fue preso Epigmenio Gonzalez, entre los papeles que se encontraron en su casa, uno de ellos fue el plan general o sistema que se habia de plantear, poniendo un emperador y varios reyes feudatarios, y esto indica que si nada se habia resuelto, habia sido cosa tratada en las juntas, o de que por lo menos se ocupaban algunos de los concurrentes a ellas.

Este plan con todos los demas papeles, se entregó al oidor Collado que como en su lugar veremos, fue comisionado para estas causas (20).

Tuvo el gobierno oportuno aviso de la conjuracion por la denuncia que hizo a D. Joaquin Quintana, administrador de correos de Querétaro, el dependiente de aquella oficina D. Mariano Galvan que hacia de secretario en las juntas, por lo que se le premió con el empleo de tercenista de la fábrica de cigarros. Segun informó Galvan, en las juntas se trataba de las personas y medios con que se contaba para la revolucion, tomando por punto principal la seduccion del pueblo y aprenhender a todos los europeos, quitando la vida al que se resistiese; que Allende y Aldama habian asistido a las juntas, llevando una vez varios soldados y cinco o seis sargentos de su regimiento, y que durante su permanencia en Querétaro recibia el primero continuamente cartas del cura Hidalgo, las que leia para sí y que aseguraba qué contaba con varias personas principales, aunque no especificó quienes ni de donde eran; que en este órden seguian las juntas, mudando frecuentemente el lugar de la reunion, sin que Galvan hubiese podido descubrir mas, porque habian empezado a desconfiar y recatarse de él, encargando a un hermano suyo sacase las cartas y las contestase, lo que antes hacia el mismo Galvan (21).

De todo dió parte reservado Quintana al administrador general de esta renta en México D. Andrés de Mendivil, quien lo puso en noticia del oidor Aguirre, entregándole la denuncia firmada por Galvan que Quintana habia remitido con el primer aviso, pero Aguirre no informó de ello a la audiencia que a la sazon gobernaba, probablemente por desconfianza del regente Catani, previniendo en contestacion que se observasen todos los pasos de los conspiradores, lo que se encargaron de hacer D. Fernando Romero Martinez, uno de los principales europeos del comercio de Querétaro, y D. José Alonso, sargento mayor y comandante de las compañías del regimiento de Celaya que estaban allí de guarnicion.

Repetidos por Quintana los avisos de cuanto pasaba, Aguirre instruyó de todo al Virrey Venegas que habia llegado ya y estaba en Jalapa, a donde fueron a encontrarlo con estas noticias D. Juan Antonio Yandiola y D. José Luyando, que habian venido a México con el título de comisarios régios para varios encargos del gobierno de España en materia de hacienda.

Trataba entre tanto el cura Hidalgo de proveerse de armas, haciendo fabricar lanzas en la hacienda de Santa Bárbara, perteneciente a los Guetierrez (22), e intentó ganar al batallón provincial de infantería de Guanajuato. Con este fin, llamó a Dolores con pretexto de una de las fiestas que frecuentemente hacia, al tambor mayor y maestro de música de aquel cuerpo Juan Garrido, y a los sargentos Dominguez y Navarro; propúsoles su plan y les ofreció hacerlos oficiales de su batallon, en lugar de los españoles que lo eran y habian de ser destituidos. Todos convinieron en ello, pero de regreso a Guanajuato, Garrido denunció el 13 de Septiembre todo lo que habia pasado con Hidalgo, al capitan de su batallon D. Francisco Bustamante, quien lo puso en conocimiento del mayor del mismo cuerpo D. Diego Berzabal, el cual dió parte al intendente Riaño.

Llamado por este Garrido, confirmó la denuncia y entregó setenta pesos que el cura le habia dado para seducir a la tropa, pidiendo se le pusiese preso para no dar a entender que era el denunciante, puesto que se iba a proceder a la prision de Dominguez y Navarro (23).

Dícese que Berzabal ofreció al intendente ir con un piquete a prender al cura y demas cómplices, lo que si se hubiese hecho, habria cortado de pronto la conspiracion; mas Riaño tuvo por mas acertado encargar a D. Francisco lriarte que desde la hacienda de la Tlachiquera, inmediata a Dolores donde estaba, avisase cuanto ocurriese, y dió órden al subdelegado de S. Miguel D. Pedro Bellojin, para que de acuerdo con la autoridad militar, procediese a la prision de Allende y Aldama y pasase a hacer lo mismo a Dolores con el cura Hidalgo; órden que Allende interceptó, por aviso que de Guanajuato tuvo.

El capitan Arias, que como hemos visto arriba, estaba en Querétaro con su compañía del regimiento de Celaya (24) el mismo que segun se dijo, quiso hacer una reacción en favor de Iturrigaray y que habia tomadó tanta parte en la conjuracion que habia de ser el principal ejecutor de ella en aquella ciudad, sospechando que el plan habia sido descubierto, creyó que el mejor medio de ponerse en seguro era denunciarse él mismo, y lo hizo el dia 10 de Septiembre, dirijiéndose no al corregidor, sino al alcalde D. Juan de Ochoa, europeo, y al sargento mayor de su cuerpo Alonso, que tambien lo era, para que viesen de qué modo podian evitar el degüello general de los europeos, que habia de ser por donde se habia de dar principio a ejecutar la conspiracion (25).

Ochoa despachó inmediatamente y a toda diligencia al capitan D. Manuel Arango, a encontrar al Virrey Venegas que estaba en camino para la capital, y darle noticia de lo ocurrido, sin poner comunicacion ninguna por escrito por no aventurar el secreto; pero despues, habiendo instruido al escribano D. Juan Fernando Dominguez, uno de los mas celosos y activos del partido europeo, este redactó una exposicion en que se daba cuenta de todo, acompañando lista de los conspiradores, la que Ochoa despachó al Virrey.

Tres dias despues el 13 de Septiembre, Arias manifestó a Ochoa y a Alonso las cartas que habia recibido de Hidalgo y Allende, en que le hacian prevenciones sobre el movimiento que iban a hacer.

El mismo dia 13 al anochecer, un español llamado Francisco Bueras (26), denunció formalmente al cura juez eclesiástico Dr. D. Rafael Gil de León, que habia una conspiracion que iba a estallar aquella noche para degollar a todos los españoles; que habia acopio de armas en casa de un tal Sámano y en la de Epigmenio Gonzalez, habiéndolo sabido por uno de los mozos que habian trabajado en hacer cartuchos y que el corregidor tenia parte en esta trama, agregando que de todo habia dado aviso al comandante de brigada García Revollo (27).

El cura, aunque no era sabedor de la conspiracion, siendo amigo del corregidor pasó inmediatamente a instruirle de la denuncia, la que ponia a este en la precision de proceder contra sus cómplices, o de ser preso con ellos por el comandante de brigada; así lo dijo a su mujer, anunciándole que se veia en la necesidad de poner en prision a Epigmenio, y recelando alguna imprudencia del carácter fogoso de la señora, al salir de su casa cerró el zaguan, se llevó consigo las llaves y fue en busca del escribano Dominguez, porque aunque no estando de semana no le tocaba actuar, pero sabiendo que estaba tan relacionado con el partido europeo, le convenía ver por su medio lo que se hubiese trascendido.

Llegó a hablarle a las once de la noche, y le dijo que un sacerdote de la mejor nota le habia denunciado la conspiración que debia estallar aquella noche y en la que estaban comprometidos mas de cuatrocientos individuos, pidiéndole consejo sobre lo que debia hacer.

El astuto Dominguez, que por la denuncia de Arias estaba perfectamente impuesto de todo y de la parte que el corregidor tenia en la conjuracion, fingió no creer nada, para no darle a entender que lo sabia; pero insistiendo el corregidor en la verdad del hecho, le propuso que pidiese auxilio al comandante de brigada y procediese a catear la casa de Epigmenio Gonzalez.

Adoptó esta idea el corregidor y debiendo acompañarle Dominguez, quiso este que para mayor seguridad, fuesen con él sus dos yernos D. Francisco García y el capitan D. Juan Nepomuceno Rubio (28), lo que el corregidor resistió, diciendo que bastaba con su cochero y lacayo.

Hízose esta resistencia sospechosa a Dominguez, recelando se intentase algo contra su persona; pero por no dar indicio al corregidor de que estaba en el secreto, le acompañó solo, aunque armándose con una espada y un puñal. El comandante de brigada, a quien el corregidor y Dominguez instruyeron de lo que ocurria (29), hizo que tomasen las armas cuarenta hombres, con veinte de los cuales fue él mismo a sorprender la casa de Sámano, y dió los otros veinte al corregidor para que fuese con ellos a la de Epigmenio.

Grande era el conflicto en que el corregidor se hallaba teniendo que proceder, conforme a las obligaciones de su empleo; a la prision de los conspiradores, sin haber podido ni aun darles aviso, corriendo el riesgo de que ellos lo denunciasen, por lo que trató de salvarlos por todos los medios que pudo.

Dirijíase a la casa de Epigmenio, situada en la plaza de S. Francisco, para hacerla abrir tocando inmediatamente a la puerta, con lo que habria tenido aquel tiempo para evadirse; pero el sagaz Dominguez lo impidió, haciendo que antes subiese la tropa por una botica inmediata y guardase las azoteas. Entónces dijo al corregidor que ya podia hacer llamar a la puerta; Epigmenio se asomó a una ventana y rehusaba abrir, hasta que se le amenazó con que se echaria la puerta abajo, y se le hizo ver la tropa que estaba en la azotea, y entónces abrió por la tienda.

El corregidor contentándose con una ligera visita, daba por concluida la diligencia y queria retirarse, no habiéndose encontrado nada al primer golpe de vista; Dominguez insistió en que el cateo se hiciese con mas escrupulosidad, y como que conocia bien la casa y estaba seguro de lo que en ella se ocultaba, notando que la puerta que del comedor daba entrada a la recámara, estaba tapada con unos tércios de algodon, los hizo quitar y entrando a la pieza interior, se encontró en ella a un hombre que estaba haciendo cartuchos, porcion de estos y gran cantidad de palos dispuestos para picas de lanzas. Llamó entónces Dominguez al corregidor para manifestarle lo que se habia encontrado en aquella pieza, y cogió al hombre que hacia los cartuchos para examinarlo, lo que no pudo hacer porque el corregidor le dijo a ese tiempo: Vámonos, que ya está descubierto el cuerpo del delito; mas Dominguez no obstante, hizo se abriesen otras piezas de la casa, en las que se hallaron mas cartuchos y porcion de municiones.

Con tal descubrimiento el corregidor se vió obligado a prender a Epigmenio Gonzalez, a su hermano y a todos cuantos estaban en la casa, la que quedó custodiada con tropa.

En la mañana siguiente comenzó el corregidor a tomar las declaraciones a los presos, las que interrumpió para seguirlas en la tarde, en todo lo cual como se deja entender, se condujo muy flojamente.

En la noche siguiente mandó el corregidor se hiciese nuevo exámen de la casa, lo que no se verificó porque Dominguez, sabiendo de que en ella estaba encerrada mucha pólvora, temió un accidente si se entraba con luz artificial, con lo que se difirió la práctica de esta diligencia (30).

Miéntras el corregidor estaba ejecutando la prision de Epigmenio, su esposa, persuadida del riesgo que la conspiracion corria de frustrarse y todos los comprometidos en ella de ser aprehendidos, si no se tomaban prontas y eficaces medidas, trató de dar inmediatamente aviso a Allende del punto a que habian venido las cosas. La recámara de su habitacion caia sobre la vivienda del alcaide de la cárcel, la que, como en casi todas las capitales de provincia, estaba en los bajos de la casa del gobierno.

Llamábase el alcaide Ignacio Perez, y era uno de los mas activos agentes de la conjuracion. La seña convenida entre él y la corregidora, para comunicarse en cualquier caso imprevisto, eran tres golpes con el pié sobre el techo del cuarto del alcaide; diéronse en esta crítica circunstancia, y como que el corregidor habia dejado cerrada la puerta del zaguan, a traves de esta impuso la correjidora a Perez de las ocurrencias de aquella noche, y le previno buscase persona de confianza que fuese en toda diligencia a S. Miguel a instruir a Allend6 de todo (31).

El empeñoso Perez no quiso confiar a otro encargo tan delicado; él mismo se puso en camino y no habiendo encontrado a Allende en S. Miguel, a donde llegó al amanecer el dia 15, buscó a Aldama a quien dió cuenta del objeto de su venida (32).

Apénas amaneció el dia 14, la corregidora hizo que su hijastra, acompañada del P. Sanchez, fuese a ver a Arias a quien suponia ignorante de estos sucesos, excitándolo a dar principio inmediatamente a la revolucion; pero aqnel contestó de una manera desabrida, diciendo que se veia en aquel compromiso por haberse fiado de quienes no debiera y que ya tenia tomado su partido, dejando con esta respuesta a la corregidora en cruel incertidumbre.

Verificada la prisión de Gonzalez, Arias manifestó al alcalde Ochoa que todo cuanto el corregidor habia practicado, no era mas que una apariencia para ocultar las maquinaciones que seguian con actividad; que la corregidora le habia hecho hablar para que acelerase el pronunciamiento, y que no podia permanecer por mas tiempo en la situacion difícil en que se hallaba. El alcalde, puesto de acuerdo con el mismo Arias, dispuso prender a este, como se ejecutó en la noche del 15 a las nueve, llamándolo su comandante Alonso de una visita donde estaba (33) y en el acto de conducirlo el propio Alonso, Ochoa y Dominguez en un coche a la hospedería alta del convento de la Cruz, le sacó Dominguez de la bolsa de la casaca unos papeles que de propósito se habia puesto en ella, entre los cuales estaba una esquela de Hidalgo a Allende, y las dos cartas de este a Arias que ya tenia presentadas.

En la primera decia Hidalgo, que ya no había remedio; que el plan se habia de verificar a lo mas tarde el 1° de Octubre, y Allende procurando disipar los temores que Arias le habia manifestado, le persuadia que no tuviese cuidado porque algunos se hubiesen arrepentido, pues contando con los amigos que tenia y poniéndose al frente de los suyos, aseguraria el éxito ocupando las avenidas de la plaza mayor y de la de S. Francisco.

Preguntado Arias en la declaración que en seguida se le tomó, por qué conducto habia recibido aquellas cartas y quienes eran los amigos con quienes decia contaba; contestó a lo primero que se las habia entregado D. Antonio Tellez, y en cuanto a lo segundo fingió eludir la pregunta; pero instado nuevamente hubo de contestar como estaba convenido en toda esta comedia, que eran el corregidor y su mujer y todos los demas individuos, que como en su lugar se dijo, concurrian a las juntas.

Con esta declaración formal, el alcalde Ochoa libró auto de Prision contra todos, pidiendo auxilio al comandante de brigada, y por un acto irregular autorizado por las circunstancias, la autoridad inferior procedió a la prisión de la superior, apoyado Ochoa en todos los españoles de Querétaro.

El comandante de brigada puso órden al mayor del regimiento de la Reina D. Francisco Camuñez, para que prendiese a Allende y a Aldama, e hizo partir con ella al teniente de dragones de Querétaro D. José Cabrera; órden tardía, que si se hubiera dado como se debió hacer, el mismo dia 10 en que se tuvo la primera denuncia de Arias, hubiera desconcertado enteramente la revolucion impidiendo el que se ejecutase en Dolores y S. Miguel, así como en Querétaro se estorbó, con las prisiones que se hicieron, la explosion que debia haberse efectuado allí.

A las cuatro de la mañana del 16 de Septiembre estaban hechas las prisiones de todos los conjurados de Querétaro; el comandante de brigada puso cien hombres sobre las armas, y al primero que prendió fue al oficial de guardia del cuartel de Celaya; el corregidor fue conducido por Ochoa primero al cOnvento de S. Francisco, y tardando mucho en abrir allí, al de la Cruz: su esposa fue puesta en la casa del mismo Ochoa y en seguida en el convento de Santa Clará, y los demas presos en los conventos del Cármen y S. Francisco. De todo se dió aviso al Virrey el 16 a la una y media del dia, mandándole testimonio de lo actuado hasta aquella hora (34).


Notas

(1) D. Juan Calado que lo tenia, murió en Tula al venir a México a curarse, y luego que el Virrey Marquina supo su fallecimiento, dió el empleo a Dominguez antes de que se presentasen otros pretendientes. El corregimiento de Querétaro tenia de sueldo cuatro mil pesos, y con los derechos de visita de los obrages y los que se causaban en la administracion de justicia, subia a ocho mil pesos anuales.

(2) Véase, Alamán, Lucas, Prolegómenos de la independencia mexicana, título que nosotros pusimos al primer Libro de que hace referencia Lucas Alamán, y que se encuentra aquí, en la sección de historia de nuestra Biblioteca Virtual Antorcha. Nota de Chantal López y Omar Cortés.

(3) Estábase tratando de esto en el cabildo en el momento que entró el administrador de correos con la noticia de la prision de Iturrigaray, con lo que Dominguez recogió el borrador de la representacion que proponía se hiciese, y las cartas de varios sujetos de México que apoyaban la idea.

(4) Otras veces se reunian en la calle del Serafin, en casa de la madre del boticario Estrada.

(5) Todas las noticias relativas al principio de la conspiracion, su progreso y descubrimiento, están sacadas del proceso formado contra la corregidora Da. Josefa Ortiz, por órden del Virrey Calleja. El Juez de letras de Querétaro a quien se dió la comision, Dr. D. Agustin Lopetedi, en el cuaderno 50, de los autos, tomó declaracion a multitud de sujetos, de las cuales he sacado los hechos conducentes a la historia de estos sucesos. Todo lo referido hasta ahora ha sido sacado de la declaracion del escribano D. Juan Fernando Dominguez.

(6) Así lo declaró Hidalgo en su causa. Lo mismo dijo Abasolo en la suya, cuya declaracion se halla unida a la causa de la corregidora de Querétaro. Estas son las únicas causas de los primeros jefes de la revolucion de 1810, que existen en el archivo general, hallándose unidas a la de Abasolo las de otros ménos notables. Todas las demas se han extraviado habiendo constancia de que estaba la de Allende, y tambien de la persona a quien se entregó de órden del gobierno hace años. Las de otros individuos las han ido sacando sus parientes y quedándose con ellas, como si fuese cosa que les pertenece, lo que hará en lo sucesivo imposible encontrarlas.

(7) Todas estas noticias biográficas del cura Hidalgo, las he sacado de la historia manuscrita del Dr. Arechederreta que lo conoció mucho personalmente, y de los parientes del mismo cura, que con otros muy importantes me ha proporcionado el P. D. Mudo Valdovinos.

Cabe aclarar, que el mismo Lucas Alamán llegó después a señalar su error en relación la lugar de nacimiento de Hidalgo, precisando que no era cierto que Hidalgo hubiese nacido en Pénjamo, sino en la hacienda de Corralejo, señalando como documento de tal corrección, la fe de bautizo de Miguel Hidalgo. Comentario de Chantal López y Omar Cortés.

(8) La circunstancia de haber sido su hermano doctor y cura del mismo pueblo de Dolores, es lo que hizo creer que D. Miguel lo era y que muchos le diesen este título.

(9) Bustamante en su Cuadro histórico, atribuye la disposicion que encontró el cura Hidalgo en sus feligreses para entrar en la revolucion, al descontento que les causaba el no poder aprovechar la uva para hacer vino, por las prohibiciones que habia en favor de las agricultura de España y a la miseria a que por esto se veian reducidos. Todo esto es falso: no habia tal miseria, pues en toda la provincia de Guanajuato, la agricultura prosperaba por el influjo de las minas de aquel mineral, ni las cosechas de uva eran ni son para fabricar mucho vino, consumiéndose toda la uva en grano en Guanajuato. Despues de cerca de cuarenta años de completa libertad en este ramo, no se hace en Dolores mas que poco y malísimo vino, que no se usa mas que para decir misa en los pueblos inmediatos, Don Agustin Hidalgo, sobrino del cura, en los apuntes que me ha dado acerca de su tío, por conducto del P. Valdovinos, atribuye la resolucion de aquel a hacer la independencia, a haberse detenido en la secretaría del virreinato el permiso que habia obtenido del rey, para el cultivo de la vid; mas el mismo cura no dice una palabra de tal ocurrencia en su causa, en que como veremos, atribuye su resolucion al deseo de la independencia, por razones de conveniencia general.

(10) Estas noticias están tomadas del informe que en 1845 dió a la direccion general de industria, que estaba entónces a mi cargo, D. Pedro García, presidente de la junta industrial de Dolores, y pueden verse en la memoria de la direccion respectiva a aquel año. Las moreras que cultivaba el cura Hidalgo eran de la especie comun del pais.

(11) Me refirió esta anécdota el Sr. Abad y Queipo, en Madrid en el año de 1821.

(12) Era este traje un capote de paño negro con un sombrero redondo y baston grande, y un vestido de calzon corto, chupa y chaqueta de un género de lana que venia de China y se llamaba Rompecoche.

En Guanajuato, el cura Hidalgo se alojaba en casa del de aquella ciudad, Dr. D. Antonio Labarrieta, y como este comia diariamente en casa del intendente Riaño, lo hacia tambien Hidalgo, y por este motivo, teniendo mis padres mucha amistad con el intendente, tuve ocasion de ver y tratar frecuentemente a Hidalgo, que visitaba tambien mi casa. Cuando estuvo en Guanajuato en Enero de 1810, con motivo de haber pasado a aquella ciudad el obispo Abad y Queipo, siendo aquella la estacion de los coloquios o pastorelas, especie de comedias caseras que se hacen en las familias para solemnizar el nacimiento del Salvador, concurrió a una de estas diversiones en casa de mis primos los Septienes, en donde estaba alojado el obispo, y uno de los cuales estaba casado con la hija única del intendente. y vi sentados en el mismo canapé a este, al obispo y al cura Hidalgo, con una jovialidad, que prueba que ninguno de los tres preveia lo que iba a suceder, nada mas que siete meses despues.

(13) De este D. Domingo proceden todas las ramas que existen de la familia de Allende.

(14) Era dueño de las haciendas dd Rincon, Espejo, y S. José de las Palmas.

(15) Este apreciable sujeto fue de los discípulos mas aprovechados de Rojas en el colegio de Guanajuato, en el que siguió supliendo por aquel cuando fue preso por la inquisicion en 3 de Mayo de 1804. Una tarde, despues de comer el cura Hidalgo en las casas reales con el intendente, fue a visitar a D. Bernabé Bustamante, padre de D. José María, cuya casa no estaba léjos de aquellas, y encontrando que dormia siesta, se entretuvo en registrar los libros de D. José María, y encontrando el artículo citado, le dijo con emocion: Este tomo me lo llevo. Me lo ha referido D. Benigno Bustamante hermano de D. José María, sujeto de toda veracidad.

(16) Era esta historia universal la traducida del ingles por una sociedad de literatos franceses. Edicion de Paris de 1779 a 91 en 12 tomos. Esta misma obra fue mi primera lectura de historia.

(17) Se ve por esto que no era la falta de libertad para hacer vino lo que impulsaba la revolucion, pues que la primera autoridad de la provincia iba a presenciar los primeros ensayos. El mismo Riaño fomentó la fabricacion de vino en la hacienda de Cuevas, inmediata a Guanajuato, cuando lo quiso hacer D. José del Mazo, español, que adniinistraba aquella hacienda como tutor de sus dueños los Oteros.

(18) La seda que habia sacado el cura Hidalgo era muy buena, de la especie de la Mixteca. La loza que hacia era mejor que la que se hacia en Puebla y se vendía con aprecio en toda la provincia de Guanajuato. Ayudaba al cura Hidalgo en todos estos trabajos D. José Santos Villa, que tambien tomó parte en la revolucion y pereció en ella.

(19) Me lo ha referido así el Sr. D, Mariano Dominguez, quien lo oyó contar repetidas veces a su padre D. Miguel, y lo oyeron, tambien otras muchas personas de su familia.

(20) Proceso de la corregidora; declaracion de D. Juan Fernando Dominguez. Para no confundir a este con el corregidor, a este le llamaré con el título de su empleo y al otro con su apellido.

(21) Declaracion de Galvan en el proceso de la corregidora.

(22) Declaracion de Hidalgo en su proceso.

(23) Garrido ha muerto hace poco tiempo con el empleo de capitan, estando de guarnicion en Perote. Dominguez y Navarro fueron fusilados en Monclova por órden de Elizondo, como en su lugar veremos.

(24) Arias era vecino de Yuriria, y capitán de la compañía que tocaba a aquel pueblo, comprendido en la demarcacion del regimiento de Celaya.

(25) Declaración de Allende, unida a la causa de la corregidora. Declaración de Dominguez, id.

(26) Por otros informes tengo entendido, que el denunciante fue otro que no nombro porque vive y está empleado. Acaso hubo dos, y es lo que me inclino a creer.

(27) El P. Mier atribuye el descubrimiento de la conspiracion, a la denuncia que dice hizo en artículo de muerte al cura Gil el canónigo de Valladolid Iturriaga, que vivia en Querétaro y era de los conspiradores, y lo mismo insinúa Bustamante, aunque sin nombrar a Iturriaga. Este sabia de la conspiracion por el corregidor y Allende, y aunque no quiso tomar parte en ella, tampoco la denunció. El haber acaecido su muerte por estos dias, dió lugar a estas especies. Por otra parte se vé que su denuncia, despues de la de Arias, no era importante.

(28) Este Rubio era hermano de D. Cayetano, uno de los vecinos mas acaudalados de México. El D. Juan se ahogó en la barra de Matamoros, viniendo con una expedicion de Nueva Orleans. Una de sus hijas casó con D. Cayetano y otra con el Dr. D. Luis Gordoa, sujeto muy ilustrado y apreciable que la nacion ha perdido, habiendo muerto repentinamente a fines del año de 1846. D. Sabas Dominguez, que ha sido diputado, senador y gobernador de Querétaro, es hijo de este D. Juan Fernando.

(29) Probablemente no se habia dado conocimiento de estos sucesos al comandante de brigada, porque los españoles de Querétaro sospechaban de su hijo D. Juan José.

(30) Proceso de la corregidora. Declaracion muy extensa y circunstanciada de Dominguez.

(31) Como que este edificio permanece hasta ahora en el mismo estado que entonces tenia, los curiosos pueden visitarlo para recuerdo de estos sucesos.

(32) Declaración de Allende, unida al proceso de la corregidora. Ignacio Perez vivió hasta hace poco tiempo, y murió en su mismo empleo de alcaide.

(33) Estaba en casa de Don Juan Lozada, español que era la de mas concurrencia en Querétaro en aquel tiempo.

(34) Todo está sacado del proceso de la corregidora, declaración de Dominguez. El falso papel representado por Arias me ha sido confirmado por el Sr. Dr. Osores, que era entonces cura de una de las parroquias de Querétaro y ahora es dean de esta catedral.

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