Índice de El Proletariado Militante (Memorias de un internacionalista) de Anselmo de LorenzoAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

TOMO SEGUNDO

EXPLICACIÓN PREVIA

Han pasado muchos años desde que terminé el primer volumen de esta obra, que ha estado en peligro de no tener continuación.

Hice aquel trabajo en condiciones harto difíciles: había vuelto a mi hogar después del encierro y del destierro por el tristemente célebre proceso de Montjuich y trabajaba diez horas diarias como corrector en una imprenta de Barcelona, dedicando las veladas y días festivos a la composición de mi obra; por eso escribí en la conclusión: Doy por terminada esta primera parte de mi trabajo, dudando mucho, a pesar de mi buena voluntad, de poder emprender la segunda a causa de graves dificultades propias de mi estado.

Después se operó un cambio importante en mi método de vida: Francisco Ferrer Guardia, el fundador de la Escuela Moderna de Barcelona, el mártir de la enseñanza racionalista, me asoció a su obra, encargándome la traducción de las obras francesas necesarias para la biblioteca. Abandoné la imprenta y emprendí la traducción de aquella colección de libros que comprende, desde las Aventuras de Nono, de Grave, empezada en 1900, hasta El hombre y la tierra, de Reclús, terminada en 1909, y que ha llegado a tener importancia histórica por su significación y por la ola de malicia que en su contra suscitó la reacción y la hipocresía.

Mis nuevos deberes absorbieron por completo mi tiempo y hube de guardar mis notas y documentos, para ocasión oportuna. Guardados los tenía, hasta que un registro policíaco, operado en mi casa, antes de mi prisión arbitraria, cuando estalló la huelga general de Barcelona en 1902, causó la pérdida de muchos y preciosos documentos, lo mismo que un manuscrito francés que estaba traduciendo a la sazón y que no pude recobrar cuando se me abrieron las puertas de la cárcel.

Por desgracia, Ferrer cayó en poder de sus enemigos; la Escuela Moderna fue cerrada, confiscada su librería y él mismo fue sacrificado. Así quedé tristemente libre y dueño de mi tiempo, en calidad de desocupado, cuando la vejez y los achaques me tenían ya inválido para el trabajo de mi oficio. Pensé entonces en mi obra suspendida, y me puse a trabajar en ella, hasta que por providencia del Tribunal Supremo de la Guerra y Marina, sé entregaron los bienes de Ferrer a su heredero, se abrió la librería y volví a mis funciones de traductor de la Escuela Moderna.

No obstante, no habiendo abandonado nunca la idea de continuar mi Proletariado Militante, le dediqué el tiempo que pude, alternando, entre mis traducciones, la redacción de mis conferencias, publicadas en diversos folletos, y mi colaboración a la prensa obrera.

En él me propuse ejecutar cuanto dejé consignado en la introducción del primer volumen y ejecutarlo de la misma manera, animado por las manifestaciones de aprobación públicas y privadas que he recibido.

He escrito así este libro, y me he propuesto no hacer historia, sino recoger datos para la historia, porque de este modo puedo garantizar la verdad y la autenticidad de todo, y porque así me ha sido más fácil y de mi gusto, y he considerado que era del único modo que podía dejar hecho algo útil en lo que de utilidad pueda haber en mi trabajo.

Sirva esta sinceridad de excusa por mi deficiencia literaria, ya que, aunque habiendo escrito mucho, nunca me tuve por escritor, como tampoco fui orador sino un modesto propagandista de la emancipación proletaria que, según las ocasiones, se servía para su objeto de la palabra escrita o hablada.

Anselmo Lorenzo

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