Índice de Lecciones de historia patria de Guillermo PrietoPRIMERA PARTE - Lección IVPRIMERA PARTE - Lección VIBiblioteca Virtual Antorcha

LECCIONES DE HISTORIA PATRIA

Guillermo Prieto

PRIMERA PARTE

Lección V

El Rey acolhua Nezahualcóyotl. Triple Alianza de México, Tlacopan y Texcoco. Guerra sagrada. Muerte de Itzcóatl. Moctezuma IIhuicamina (Flechador del Cielo), quinto Rey mexicano. Templo de Huitzilopochtli. Inundación de México. Dique sugerido por Nezahualcóyotl. Conquistas y guerras. Los chalquenses. El señor de Ecatepec. Muerte de Cuatlatoa, Rey de Texcoco. Recepción a los guerreros vencedores en Tepeaca. Muere Moctezuma Ilhuicamina. Exaltación de Axayácatl (Cara que Anuncia Agua), sexto Rey mexicano. Sus victorias. Muerte de Nezahualcóyotl. Rasgos biográficos de este gran Rey.


En 1431 se hizo jurar Rey de Texcoco Nezahualcóyotl: entre él y el sabio Itzcóatl repartieron las tierras en tres señoríos, que fueron México, Acolhuacan y Tlacopan, que constituyeron en Reinos, siendo su primer monarca Totoquihuatzin.

Los tres soberanos pactaron que las futuras conquistas se hiciesen por cuenta de ellos en común, haciéndose de los botines de guerra y las tierras cinco fracciones, dos para México, dos para Acolhuacan y una para Tlacopan. A esta alianza se debe la preponderancia del valle de México sobre el resto del país.

Itzcóatl, hombre de talento y eminentes virtudes, aprovechó la paz que disfrutó después de la muerte de Maxtlaton, estableciendo una buena administración en sus Estados, vigorizando la justicia, poniendo orden en la hacienda, y haciendo florecer las artes y el comercio.

Los mexicanos, con el invicto Moctezuma a la cabeza, emprenden cada día nuevas excursiones, sometiendo fuerzas rebeldes, y agregando a la corona de México, Xochimilco, Cuauhnáhuac, Jiutepec y otros pueblos.

En 1440 murió Itzcóatl (Serpiente Rodeada de Navajas o Flechas), de edad muy avanzada, en medio del universal sentimiento y de las bendiciones de sus súbditos, durando en el ejercicio del y poder trece años.

Este monarca fue sin duda el más grande de los Reyes aztecas su dignidad y la firmeza de su carácter se acompañaron siempre de la prudencia; sus distinciones a los guerreros no impidieron que a los sabios y a las clases trabajadoras dispensara su protección.

Leal con Nezahualcóyotl, contribuyó a su elevación al trono, y no comprometió como aliado suyo las libertades de México.

Los resultados de la muerte de Maxtlaton fueron en alto grado traScendentales: extinguióse con la vida de aquel tirano el Reino tepaneca, se creó la monarquía de Tlacopan, se verificó la alianza de las tres monarquías de México, Acolhuacan y Texcoco, que hizo poderosísimos a los pueblos todos del valle; por último, se aprovechó de los beneficios de la paz con sumo tino en su manejo, y estableció sobre las bases de la sabiduría, de la justicia y el patriotismo, el engrandecimiento sólido de los pueblos que tuvieron la fortuna de llamarlo su Rey.

A la muerte de Itzcóatl, poco se detuvieron los mexicanos en deliberar sobre quién sería el nuevo monarca; fue elevado al trono inmediatamente después del fallecimiento de Itzcóatl, Moctezuma I, Ilhuicamina (Flechador del Cielo), ya tan conocido por sus heroicas hazañas.

Moctezuma, en el trono fue tan glorioso como lo había sido en la guerra. En principios de su reinado quiso construir un templo magnífico a Huitzilopochtli, invitando a los pueblos vecinos para que contribuyesen a la grande obra. Todos accedieron a la excitativa del monarca, con excepción de los chalquenses que rechazaron a los embajadores y llenaron de injurias a Moctezuma. Este incidente encendió mal solapados rencores, y estalló la guerra de los chalquenses, con quienes el Rey mexicano se mostró inflexible.

Cuando se estaba edificando el templo de que acabamos de hablar, construido con la cooperación de los aliados de Moctezuma, cinco señores de los nobles de Texcoco se internaron cazando en los montes de Chalco hasta dar en manos de unos soldados, los que creyeron adular a su señor, y se los llevaron prisioneros. Éste sacrificó a los unos y a los otros, los momificó y los plantó como candelabros en su sala, para que alumbrasen, con rajas de ocote encendidas en las manos. Moctezuma por esto duplicaba su severidad contra los chalquenses.

También en aquellos primeros días del reinado de Moctezurna se verificaron las bodas de Nezahualcóyotl con una princesa de Tacuba. Dícese que para lograr la mano de la hermosísima doncella, envió a su prometido a campaña con una misión pérfida, echando este borrón sobre su nombre. Las bodas a que aludimos las inmortalizó el Rey poeta en una de sus mejores odas.

El Reino estaba tan floreciente, que algunos historiadores dicen que se cultivaban hasta las cimas de los montes; el comercio extendió sus conquistas pacíficas y crió vínculos con pueblos distantes; y la legislación dictada, aunque en mucha parte cruel, tendía a mejorar las costumbres y al desarrollo de los elementos poderosos de la monarquía.

Las expediciones guerreras de Moctezuma eran frecuentes, atrayendo a la obediencia de los aliados muchos pueblos que se convertían en poderosos tributarios.

Por los años de 1446 ocurrió la grande inundación de México: muchos habitantes de la ciudad perecieron; otros en balsas y canoas se comunicaban con los demás y todos clamaban por un remedio para aquella calamidad.

Moctezuma consultó con Nezahualcóyotl, y éste opinó por la construcción del famoso dique que se llevó a cabo, y cuyo tramo da hoy mismo idea de la grandiosidad y atrevimiento de la obra con relación al tiempo en que se ejecutó.

Después de la plaga de que hemos hecho mención, sobrevinieron tan fuertes y tan repetidas heladas en 1454, que produjeron un hambre horrible; las madres se vendían para dar a sus hijos alimento, y se puso una especie de tarifa para arreglar el cambio de las gentes por mazorcas de maíz.

La emigración y la muerte espantaban; los socorros del Rey y de los nobles eran insuficientes; la desolación horrible: el espanto de un pueblo inmerso en la agonía y el delirio producido por el hambre son superiores a toda descripción. La desesperación traduce tanta desgracia como castigo de los dioses, y entonces el Rey, la nobleza y los sacerdotes, para apaciguar a la divinidad, inventan lo que se llamó la guerra sagrada, es decir, la persecución a los enemigos de casa, o mejor dicho sus vecinos, como lo eran los pueblos de Tlaxcala, Cholula y Huejotzingo.

Esa guerra sagrada, que sacrílega debería llamarse, era con fuerzas y por cuenta de los tres Reyes aliados, pactándose que en ninguna circunstancia se había de quitar un solo palmo de tierra a los vencidos.

Es necesario fijar la atención en la circunstancia referida, porque a ella debieron su existencia Tlaxcala, Huejotzingo y Cholula. Estas Repúblicas no cayeron en poder de los emperadores, porque ellos desde antes habían pactado no conquistarlas, no por la bondad de sus instituciones ni por sus fuerzas. No lo primero, porque las Repúblicas de que hablamos tenían mucho de tiránico, porque llevasen el nombre de instituciones populares; no lo segundo porque eran en sí realmente miserables para combatir con los tres Reyes aliados, que eran realmente irresistibles.

Las guerras suscitadas por los mixtecas, las discordias de los pueblos de menos valía y la perversidad de los chalquenses, mantuvieron sobre las armas las fuerzas del monarca.

EstoS chalquenses tuvieron la temeridad de hacer prisionero a un hermano de Moctezuma, y ya en su poder, emplearon con él todo género de seducciones para que se revelará e hiciese traición a su hermano, ciñéndose la corona de Chalco, y prestándole obediencia los rebeldes.

El hermano de Moctezuma, llamado Chimalpilli, señor de Ecatepec, fingió escuchar con agrado a sus seductores, y les dijo que para que les contestase dignamente quería se le construyese un tablado altísimo, desde donde pudiera dirigirse al pueblo; hiciéronlo así, subió al tablado, lujosamente vestido y con un ramo de flores en la mano, y dijo al concurso que le rodeaba, que para aceptar el favor que se le hacía necesitaba ser perjuro y traidor a su patria, y que eso no lo haría, que antes bien, los llamaba para darles un buen ejemplo de fidelidad; y diciendo esto, se precipitó de aquella altura, haciéndose su cuerpo mil pedazos.

En 1464 muere Cuauhtlatoa, Rey de Tlatelolco, y sube Moquíhuix al trono.

En 1465 nace Nezahualpilli, hijo de Nezahualeóyotl, su sucesor en el trono y uno de los acolhuas de más renombre por su elocuencia.

Moctezuma 1 emprendió guerras incesantes, generalmente con buen éxito, lo que dio grande superioridad a su Reino sobre los de sus aliados.

Es curiosa la descripción que hace el padre Durán sobre la manera con que se recibió en México a los guerreros que volvieron victoriosos de Tepeaca y a los prisioneros que en aquel pueblo cautivaron.

Después de decir que salieron a recibir la comitiva todas las dignidades religiosas, prosigue así:

Acabada de hacer aquella ceremonia y de ofrecellos a los dioses, iban luego a la casa real con ellos y hacíanles hacer la misma ceremonia delante del Rey Moctezuma, el cual estaba sentado en su trono con mucha autoridad, y hacían esto porque a los señores los tenían como a sus dioses y así los tenían, acataban y reverenciaban como a tales. Hecha esta segunda adoración y reverencia, mandaba Moctezuma que luego los vistiesen a todos y les diesen mantas y bragueros y esteras a todos. Después de vestidos y muy bien cOmidos, mandábalos poner un atambor, y al son de él bailaban todos los presos en el tianguis (plaza del mercado) encima de un mentidero (sitio en que se juntan a conversar los ociosos) que en medio estaba como rollo o picota, lo cual era humilladero (lugar de devoción) del tianguis, en lo cual habia gran superstición; y para bailar dábanles rodelas en las manos, de plumas muy galanas, y armas que se vistiesen, y rosas y humareos (refiérese al uso del tabaco) de los que ellos usan de olores con que se confortan mucho, y por la mayor parte dan y reparten entre si estos humareos después de comer, porque dicen el humo de ellos es bueno para la digestión y para asentar el estómago; y en la fiesta que no hay de esto no la tienen por fiesta.

Después de llegados a México los presos y habiéndoles hecho hacer las ceremonias dichas, entraban tras ellos todos los señores y caballeros de Tepeaca que venian al reconocimiento y adoración dicha. Entró Coyolem, señor de Tepeaca, y con él Eluetli, señor de la misma provincia, y luego Chiauhcóatl, los cuales, con otros muchos caballeros se fueron derechos al templo, y puestos ante HuitZilopochtli, le ofrecieron muchos amoscadores (especie de abanicos de forma circular) blancos grandes y galanos, y ricos plumajes de diversas hechuras, y muchos arcos y braceletes de hueso muy liso y pintados y cueros curtidos de diversos animales, y joyeles de narices para los caballeros, y luego todos a una sacaban sus navajuelas y sangrábanse la lengua y las orejas, y luego comian tierra (los actos de adoración y sumisión, y también el juramento, se ejecutaban tocando la tierra con los dedos y llevándola luego a la boca. A eso llamaron los españoles comer tierra - Nota del autor), de la que estaban a los pies del idolo, lo cual acabado, venían a hacer lo mismo delante del que estaba en lugar del dios suyo que era el Rey.

Al morir Moctezuma I, extendía sus dominios por el oriente hasta el Golfo de México; por el sureste hasta el centro de las Mixtecas; por el mediodía hasta Quilapan o Cuilapan; por el sudoeste hasta el centro del país de los otomíes, y por el norte hasta la extremidad del valle.

Reinó Moctezuma I veintinueve años, y murió, llorado de todos, en 1469. Sucedióle inmediatamente Axayácatl (Cara de Agua o que Anuncia Agua), no obstante tener un hermano mayor, Tízoc, que parecía llamado preferentemente al trono.

Era Axayácatl nieto de Tezozómoc, hermano de los tres Reyes decesores de Moctezuma, y como ellos, hijo de Acamapitzin. Antes de sentarse en el trono, como sus antecesores, emprendió una campana.

Dirigióse a Tehuantepec, cuyos habitantes se habían aliado con los vecinos para resistir a los mexicanos.

Axayácatl triunfó totalmente de sus enemigos, y volvió, lleno de gloria Y de despojos después de extender sus dominios hasta HuatUlco, a sentarse en el trono. Emprendió guerras y obtuvo victorias contra los huejotzincas y atlixquenses, y erigió a su regreso de la campaña un templo que llamó Coatlán.

En 1472 murió el gran Rey acolhua Nezahualcóyotl, subiendo en consecuencia al trono su hijo Nezahualpilli.

Nezahualcóyotl es sin duda alguna la figura más noble y simpática de la antigüedad, no obstante sus crueldades y algunos actos que empañan el lustre de su nombre.

Valiente hasta la temeridad, sabio entre los sabios, hasta percibir la grandeza de un Dios único con los atributos que le confiesa la más pura filosofía; seductor como poeta hasta lo más sublime del lirismo, sus odas han pasado a la posteridad como modelo de elevación y ternura; misericordioso con los pobres y dulce y bienhechor para con los desgraciados, dadivoso, amable y justiciero, Nezahualcóyotl es un tipo que por sí solo puede vindicar de la nota de bárbaro a un pueblo y a una nación.

Sus máximas, morales en su mayor parte, pueden figurar entre las más sanas del cristianismo;'su legislación, aunque se resiente de crueldad por el tiempo en que vivió, es encaminada al perfeccionamiento y progreso de su pueblo.

Cuéntase que había mandado construir, y formaba parte de su palacio, una torre de nueve pisos; el último, medio oscuro, tenía grandes cornisas de oro, de las que se elevaba una gran rotonda pintada de azul y sembrada de estrellas. En ella existían nueve hombres que tocaban de tiempo en tiempo unas hojas de metal finísimo para llamar al Rey a la oración.

La pintura de los suntuosos palacios de Nezahualcóyotl, de sus jardines deliciosos, de sus baños magníficos, y sobre todo, el fausto, la pompa y la grandeza de cuanto rodeaba a Nezahualcóyotl, completan la idea que se tiene de este personaje, como hemos dicho antes, el más prominente de los antiguos tiempos.

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