Índice de Lecciones de historia patria de Guillermo PrietoPRIMERA PARTE - Lección IXPRIMERA PARTE - Lección XIBiblioteca Virtual Antorcha

LECCIONES DE HISTORIA PATRIA

Guillermo Prieto

PRIMERA PARTE

Lección X

Calendario. Adivinación. Figuras del año, del siglo y del mes. Años y meses chiapanecos. Fiestas.


Distinguían los mexicanos, dice Clavijero, cuatro edades diferentes, con otros tantos soles.

1a. Atonatiuh, esto es, sol o edad de agua; desde la creación del mundo hasta el diluvio universal.

2a. Tlaltonatiuh, edad de la tierra; desde el diluvio y la edad de los gigantes hasta que por los incendios y terremotos acabó la tierra en el segundo sol.

3a. Ehecatonatiuh, edad del aire; empezó con la caída de los gigantes, hasta que las grandes tempestades y torbellinos exterminaron a todos los hombres.

4a. Tletonatiuh, edad del fuego; comprende desde la restauración del género humano hasta el fin de los siglos. Creían que al fin de uno de sus ciclos debía suceder esta gran catástrofe, y ésa era la de sus solemnidades; según unos, hasta la dedicación de las pirámides al sol y la luna.

Contaban su ciclo de cincuenta y dos años, divididos en cuatro periodos, cada periodo de trece años.

De dos ciclos se componía lo que ellos llamaban una edad de ciento cuatro años (Huehuezilixtli).

Al ciclo le decían toximolpia, es decir, ligadura de muchos años.

Los años tenían los cuatro nombres siguientes: tochtli, conejo; ácatl, caña; técpatl, pedernal; calli, casa.

Y con ellos y trece números de orden se componía el ciclo que se dividía en tlalpilli o indicaciones en este orden:

Primer tlalpilli 1 conejo.

Segundo tlalpilli 2 cañas.

Tercer tlalpilli 3 pedernales.

Cuarto tlalpilli 4 casas.

Quinto tlalpilli 5 conejos.

Sexto tlalpilli 6 cañas.

Séptimo tlalpilli 7 pedernales.

Octavo tlalpilli 8 casas.

Y así continuaba hasta el decimotercero, que era el 13 conejo.

Comenzaba el segundo periodo con una caña y dos pedernales, tres casas, cuatro conejos, etcétera.

El tercer periodo comenzaba con un pedernal y acababa con trece pedernales.

Y el cuarto con casa, y terminaba con trece casas.

El año se dividía en cuatro tiempos: técpatl, primavera; calli, estío; tochtli, otoño; ácatl, invierno.

Constaba el año de 365 días.

Los meses eran dieciocho, y cada uno de ellos tenía veinte días, lo que da la suma de 360, pero al último de los meses agregaban cinco días, que llamaban nemotemi, es decir, inútiles, porque en ellos no hacían más que visitarse unos a otros.

El año primer conejo, es decir primero del siglo, comenzaba en 26 de febrero según Gama, aunque estos cálculos no aparecen completamente exactos, siendo variable el principio de cada año durante un ciclo, y cada cuatro años se anticipaba un día el año mexicano al juliano, por causa del día intercalar del año bisiesto, de modo que los últimos años empezaban el 14 de febrero, por causa de los trece días que interponían en el curso de cincuenta y dos años. Terminando el ciclo. volvía el nuevo al 26 de febrero.

Los nombres de los dieciocho meses son los siguientes:

1. Atlacahualco.

2. Tlacaxipehualixtli.

3. Texoxtontli, desvelo de 20 días.

4. Hueitoxoxtli, ayuno, penitencia, desvelo.

5. Tóxcatl, daño, pérdida de frutos.

6. Etzacualixtli, atole y tamal de frijol.

7. Tecuilhuitzontli, fiesta de nobles.

8. Hueitecuílhuitl, fiesta mayor de nobles.

9. Tlaxochimaco, repartimiento de flores.

10. Xocohuesi, vendimia de frutos.

11. Ochpanixtli, limpieza de templos.

12. Teotleco, venida de los dioses.

13. Teplihuite, fiesta cercana.

14. Quecholli, llegada de los dioses aves.

15. Panquetzalixtli, prevención de guerra.

16. Atlemoztli, aguanieves.

17. Títitl, tiempo de heladas.

18. Izcalli, mudanza de tiempo.

Nombres de los días

1. Cipactli, animal marino.

2. Echécatl, viento.

3. Calli, casa.

4. Cuetzpallin, lagartija.

5. Cóhuatl, culebra.

6. Miquixtli, muerte.

7. Mázatl, venado.

8. Tochtli, conejo.

9. Atl, agua.

10. Ixcuintli, perro.

11. Ozomatli, mona.

12. Malinali, yerba torcida.

13. Ácatl, caña.

14. Océlotl, tigre.

15. Cuauhtli, águila.

16. Coscacuahtli, ave de pluma.

17. Ollin-Atonatiuh, sol.

18. Técpatl, pedernal.

19. Quiáhuitl, lluvia.

20. Xóchitl, flor.

Aunque los signos y caracteres por estos números estaban distribuidos en los meses, no se hacía caso sino de dividir de trece en trece días.

El primer día del siglo era el primer Cipactli, el segundo era seundo Echécatl, etcétera.

La regla para conocer el signo de cualquier. día del año, era la siguiente:

Tochtli empieza por Cipactli
Ácatl empieza por Miquixtli
Técpatl empieza por Ozomatli
Calli empieza por Coscacuahtli,

dando siempre al signo del día el mismo número del año, esto es según Clavijero.

Como se ve, daban grande importancia al número trece sin duda porque ése era el número de los dioses; también era muy preciado el número cuatro.

Los meses se dividián en periodos de cinco días, marcando uno de ellos para las ferias o tianguis.

El año mexicano constaba de setenta y tres periodos de trece días, y el siglo de setenta y tres periodos de trece meses o ciclos de 260 días.

Los vientos cardinales eran: catochtli, mediodía o sur; omécatl, oriente; eytépatl, septentrión; nahuicalli, occidente.

Tenían los mexicanos en mucho la adivinación y los agüeros, sacando éstos de los días del nacimiento del niño.

Cuando los comerciantes se ponían en camino, procuraban que fuese en el signo cóatl (serpiente), prometiéndose buen éxito.

Los nacidos en el siglo cuauhtli debían ser burlones, mordaces, etcétera.

La coincidencia del año y del día del conejo, se creía venturosa. Esta clase de ideas son comunes a todos los pueblos semicivilizados, y aun en medio de la civilización se dice la buena ventura, y nosotros creemos en magnetizadores y espiritistas.

Para significar el mes, pintaban un círculo o rueda, dividida en veinte figuras de los veinte días del mes.

La representación del año era otra rueda con las dieciocho figUras de los meses, y a veces la luna esculpida o pintada en el medio.

El siglo se representaba con otra rueda dividida en cincuenta y dos figuras, o más bien cuatro figuras reproducidas trece veces.

Solían pintar una sierpe enroscada en torno, indicando en cuatro pliegues de su cuerpo los cuatro puntos cardinales y los principios de los cuatro periodos de trece años cada uno.

Los chiapanecos usaban en lugar de las cuatro figuras -conejo, caña, pedernal y casa-, las palabras votam, tambat, been y cbtnax¡ para los días usaban los nombres de veinte hombres ilustres de su nación, entre los cuales los cuatro nombres referidos ya seguían el orden de los mexicanos.

Estos nombres eran:

1. Mox.

2.lgh.

3. Votam.

4. Ghauan.

5. Abagh.

6. Tox.

7. Moxic.

8. Lambat.

9. Molo o Mula.

10. Elah.

11. Batz.

12. Enoh.

13. Been.

14. Tlix.

15. Tziquín.

16. Chavin.

17. Chix.

18. Chinax.

19. Cabogh.

20. Aghual.

Gran variedad de fiestas tenían los mexicanos para implorar la gracia de sus dioses, celebrar sus triunfos y honrar a sus muertos. Clavijero las pormenoriza¡ y de ese autor extractamos lo que nos ha parecido más notable.

El segundo día del primer mes (febrero) se hacía una gran fiesta a Tláloc en que se sacrificaban muchos niños que se compraban con tal objeto.

El primer día del segundo mes (18 de marzo) la solemnidad era en honor del dios Xippe, con sacrificios cruelísimos; entre otras atrocidades se contaba la de desollar a las víctimas y vestirse sus sangrientas pieles los sacrificadores; por esto se llamó la fiesta Tlacaxipehualixtli, es decir, desolladura de hombres.

La segunda fiesta de Tláloc se celebraba en el mes tercero (abril), repitiéndose el sacrificio de los niños, y también se celebraba fiesta a Coatlin, diosa de los mercaderes de flores, quienes le presentaban primorosos ramilletes.

El cuarto mes llamado Hueitoxoxtli o vigilia grande, era consagrado a terribles penitencias con que se preparaban a la solemnidad de la diosa Centéotl, a la que sacrificaban hombres y animales.

La gran fiesta de Tezcatlipoca, que se verificaba el día correspondiente a nuestro 17 de mayo, era una de las grandes solemnidades de los mexIcanos.

Diez días antes del día de la festividad se anunciaba vistiendo los sacerdotes el traje del dios, y esparciéndose por la ciudad acompañados de músicas; la víspera ofrecían su nuevo traje al dios, quedando el que había usado como una reliquia; en la gran procesión, los sacerdotes iban tiznados de negro y con gruesas cuerdas al cuello, formadas de hilos de maíz tostado; lo mismo hacían los nobles y las doncellas. Durante la procesión se hacía sangrienta penitencia, y al volver el ídolo a ser colocado en su altar, se le hacían ricas oblaciones.

Procedíase en seguida al sacrificio de la víctima: ésta era un joven el más hermoso que se podía haber a las manos: se le casaba veinte días antes con cinco hermosas doncellas, colmándolo de placeres y dejándole pasear, aunque bien custodiado, por toda la ciudad.

El quinto mes se celebraba la fiesta de Huitzilopochtli, cuya estatua fabricaban de la masa de cierto grano; vestíanle de algodón y ponían en sus espaldas un manto de plumas; lo esencial de la ceremonia consistía en incensar al dios y en sacrificarle una víctima como en la fiesta de Tezcatlipoca.

En el sexto mes la fiesta era a Tláloc, fiesta que consistía en todo género de crueldades y en el sacrificio de muchos niños.

El séptimo mes era el mes de junio: la alegría, poesías, cantos, bailes y toda clase de regocijos la animaban; celebrábase la fiesta de Hixtonáhuatl, diosa de la sal. Las mujeres se encargaban de la solemnidad; formaban un inmenso círculo llevando flores de cempasúchil en las manos. En el centro danzaba una bella que al fin era sacrificada a la diosa.

En julio, la fiesta era a la diosa Centéotl, llamada la gran fiesta de los señores. Éstos convocaban al pueblo para darle de comer y de beber.

El noveno mes era la segunda fiesta de Huitzilopochtli (agosto).

El décimo mes era la fiesta del dios del fuego.

En septiembre, undécimo mes, cesaban las fiestas, y después seguían, como más notables, la de Teteo Innan madre de todos los dioses.

La de octubre (duodécimo mes), por la llegada de los dioses.

A fines de octubre, cuarta fiesta de los dioses del agua y de los montes.

En noviembre, a Mixcóatl, diosa de la caza.

En diciembre, tercera fiesta de Huitzilopochtli.

En diciembre, fines, fiesta de los dioses del agua y de los montes.

En el mes décimo séptimo, que empezaba el 12 de enero, celebraban la fiesta de Ilamanteutli.

En el décimo octavo y último era la fiesta del dios del fuego.

En este mes se consideraban los cinco días infaustos de que ya hemos hablado: suspendíanse todos los negocios, multiplicábanse los sacrificios; se tenía por fatal el nacimiento de un niño en aquellos cinco días.

Pero la más notable de todas las fiestas, era la fiesta secular.

La última noche del siglo, en medio de la mayor consternación, se extinguía en todas partes el fuego y se rompían las copas, los vasos y toda la vajilla de las casas.

Salían de los templos y de la ciudad gran número de gentes precedidas de los sacerdotes, que se vestían con los trajes de sus dioses; en tropel y lleno de ansiedad se dirigía el concurso a Iztapalapa, a un cerro llamado hoy de la Estrella, donde se procedía a la renovación del fuego. Intentábase esto frotando dos leños, sirviendo de apoyo el pecho de un prisionero de distinción que después se sacrificaba.

Cuando el roce de los palos producía el fuego, el júbilo era inmenso; propagábase la llama de mano en mano en medio de los cantos, de los bailes y de todo género de demostraciones de regocijo; felicitábanse los amigos por aquella concesión de vida que recibían de sus dioses, y durante trece días que eran los intercalares, no cesaban las manifestaciones de contento.

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