Indice de La vida heróica de Práxedis G. Guerrero de Eugenio Martínez Nuñez LIBRO SEGUNDO EL REVOLUCIONARIO - Capítulo Decimocuarto - Acción revolucionaria de Janos. Sacrificio de GuerreroAPÉNDICE Carta de Enrique Flores MagónBiblioteca Virtual Antorcha

LA VIDA HERÓICA DE PRÁXEDIS G. GUERRERO

Eugenio Martínez Nuñez

LIBRO TERCERO

CAPÍTULO ÚNICO



En capítulos anteriores hemos visto que toda la vida ciudadana de Guerrero estuvo consagrada a luchar por la redención de los de abajo, y que cuando empuñaba la barreta incansable y demoledora de su pluma para denunciar infamias, opresiones e injusticias, era más temible para los tiranos que el revolucionario con las armas en la mano.

En efecto, siendo las obras del pensamiento más fecundas, poderosas y duraderas que las de la fuerza armada, si Guerrero no hubiera sido más que un rebelde que se lanza a la lucha cruenta en defensa de los desheredados, no habría pasado de ser uno de tantos guerrilleros generosos y valientes que sucumbieron en aras de un bello ideal, su obra hubiera sido pasajera y su nombre estaría expuesto a perderse entre las sombras de la ingratitud y del olvido; pero como por fortuna llevaba dentro la luminaria divina de una vigorosa inteligencia, y esa inteligencia la puso por entero al servicio de la libertad y la justicia, esas dos grandes cosas que constituyen la verdadera felicidad y la verdadera personalidad de los pueblos, la obra suya será imperecedera y su nombre figurará para siempre entre los de aquellos apóstoles y pensadores que al través de todos los tiempos sacrificaron su talento, su comodidad, los mejores frutos de su corazón y hasta su vida por el bien común.

Sería ocioso precisar de nuevo que Guerrero sustentaba la tan avanzada cuanto incomprendida doctrina social que tiende a satisfacer las aspiraciones de la Humanidad por vivir bajo el amparo de una verdadera civilización: el Anarquismo, pues sus mismas confesiones, la mayor parte de sus escritos y los hechos de los últimos años de su vida lo pregonan así con elocuencia. El era anarquista o libertario, que es lo mismo. El quería para todos los desamparados, para todos los humildes, para todos los que tienen hambre de pan y de justicia, una vida sin sufrimientos ni miserias, una vida mejor en la que nadie acaparara para su exclusivo provecho los beneficios y las ventajas que pertenecen a toda la comunidad. Porque hay que decirlo de una vez, para desvanecer los errores del vulgo con respecto a esa adelantada doctrina sociológica, quien con un sentido despectívo o aterrorizante le atribuye una misión caótica de confusión y de exterminio, y que sus partidarios no tienen más objeto que provocar sangrientos motines callejeros, tomar el puñal del asesino y arrojar bombas al pie de los tiranos, siendo que el anarquismo, muy lejos de ser esa desordenada explosión de apetitos y ese desenfreno de carnales pasiones, sólo pretende el imperio de la justicia, de la igualdad y del bien sobre la tierra, puesto que según sus teorías es la agrupación absolutamente libre de los seres humanos, sin propiedad privada, sin gobiern0, sin distinción de nacionalidades, sin imposición de ninguna especie, trabajando todos y distribuyéndose por acuerdo mutuo los productos del trabajo general, constituyendo una sociedad sin privilegios ni egoísmos, ni diferencias, basada en la fraternidad y en el amor (1), y si hubo entre los luchadores mexicanos algunos que difundieran tan elevados, aunque todavía quiméricos principios, no sólo con escritos henchidos de convicción y de idealismo, sino con ejemplos continuos de desprendimiento de sus propios bienes, para alivio de necesidades ajenas, ese fue Guerrero, y por eso su figura tiene que ser exaltada por todos los que saben apreciar los sacrificios y las grandezas de los hombres que se preocuparon por levantar la dignidad y el bienestar de sus semejantes.

Una de las características de Guerrero, como escritor, fue la de haber sido un trabajador infatigable, pues desde que abrazó la causa de ]a libertad en las minas de Morenci, hasta su muerte. su vida fue una continna actividad intelectual, Ricardo Flores Magón, que tuvo oportunidad de convivir con él y de tratarlo íntimamente en los Ültimos meses de su vida, cuando laboraban juntos en Regeneración, dice que siempre se le veía inclinado ante su mesa de trabajo esribiendo, escribiendo, escribiendo aquellos artículos luminosos con que se honra la literatura revolucionaria de México; artículos empapados de sinceridad, artículos bellísimos por su forma y por su fondo ... Refiere también Flores Magón que durante las horas de trabajo a menudo le decía el joven luchador que que pobre era el idioma; que no había términos que tradujeran exactamente lo que se pensaba; que el pensamiento perdía mucho de su lozanía y de su belleza al ponerlo en el papel, y que, sin embargo, aquel hombre extraordinario había sabido formar verdaderas obras de arte con los toscos materiales del lenguaje. En efecto, difícilmente sería escoger entre los escritos debidos a su pluma alguno que pudiera ser considerado mejor que los demás: todos sus editoriales, sus brillantes crónicas revolucionarias, sus magníficos pensamientos y sus sentencias lapidarias recopilados bajo el epígrafe de Puntos Rojos, tienen la misma precisión y la misma belleza de su vigoroso y original estilo literario.

Con esto bien pudiera pensarse que Guerrero hubiese realizado su obra intelectual con el objeto de distinguirse como escritor y como artista, pero simplemente lo hizo para desahogar el torrente de pensamientos y emociones que afluían en su cerebro y en su corazón amantes de lo bello, y principalmente, como un medio de propagar sus ideales de justicia y de liberación social. Hablando de la gran calidad de su pluma y de la ausencia de vanidad que inspiraba su espíritu combativo, el ya citado escritor anarquista Diego Abad de Santillán dice que Guerrero, por los dotes de su talento, estaba llamado a ocupar uno de los primeros puestos en la literatura revolucionada de idioma español ... Léanse las pocas páginas que nos quedan de él y se constatará que en una antología de la: literatura de la América española, Práxedis merece un puesto de honor. Compárense sus escritos con los de los cantores de la tiranía en México o con los de los literatos que acuden a Francia o a España a comprarse un nombre y se confirmará la gran significación de nuestro camarada en el mundo de las letras; sus descripciones, sus pensamientos son piezas literarias bellísimas y, sin embargo, no han sido escritos con el mero propósito de ejercitar una cualidad artística sobresaliente, sino que fueron la expresión natural de la riqueza de pensamientos y de sensaciones de un temperamento ardiente de idealista y de luchador.

Guerrero no sólo sobresalió como escritor, orador y filósofo entre todos los intelectuales del movimiento social de México, sino que sus pensamientos cruzaron el océano para difundir sus enseñanzas de amor y rebeldía en algunas publicaciones libertarias del Viejo Continente. Los escritores socialistas y anarquistas de mayor autoridad en Europa solicitaban, en efecto, su colaboración (2), y llegó a darse el caso de que reprodujeran en sus periódicos algunos de sus artículos que ya hahían sido publicados en Punto Rojo y en Regeneración, pues en ese material existía siempre algo nuevo, algo original, desarrollado con ese estilo tan fecundo en elevadas imágenes y atrevidos conceptos que tan envidiable prestigio literario había conquistado en Norteamérica al poeta de la Revolución proletaria mexIcana.

El efecto y la admiración que por su generosidad y brillante talento había inspirado Guerrero entre sus compañeros de combate radicados en México y Estados Unidos, se extendía también hasta los luchadores extranjeros de relieve que no habían tenido oportunidad de tratarlo personalmente, pero que conocían la austeridad de su vida de sacrificio y la gran significación de su pluma libertaria. En prueba de este reconocimiento, el culto escritor anarquista Max Nettlau, que ocupa uno de los primeros lugares como historiador en el movimiento revolucionario internacional, y que es autor de una de las mejores biografías de Miguel Bakunin, tenía en proyecto escribir un prólogo para los artículos de Práxedis, de quien se expresó en los siguientes términos:

Guerrero me agrada por su estilo corto, preciso, lapidario. Hombres de ese tipo nos hacen mucha falta ... tiene un cerebro y una mano sólidos para escribir ...

Una de las cosas que forzosamente tienen que producir admiración al observar la vida de Guerrero, es que muriendo a los veintiocho años de edad, y. habiendo desempeñado desde el principio de su juventud hasta sus últimos días los oficios más humildes, haya dejado una obra intelectual de tan alto valor literario, así como que su gran inteligencia y su gran corazón los haya puesto al servicio de los oprimidos, cuando era de esperarse que por las circunstancias de su encumbrado origen y del ambiente aristocrático en que vivió desde su nacimiento hasta que llegó al completo desarrollo físico y mental, hubiera sido uno de tantos intelectuales de librea que se agrupaban en derredor de la dictadura para cantarle sus grandezas y aplaudirle sus virtudes, Como ocurre con otros grandes luchadores, Guerrero, aunque escribió abundantemente, ya haya sido porque su vida azotada por continuas persecuciones no se lo permitiera o porque él no lo hubiese intentado, jamás reunió sus trabajos para formar uno o varios libros.

La mayor parte de su labor intelectual se encuentra diseminada en folletos y periodicos revolucionarios como Alba Roja, Revolución, Punto Rojo, Evolución Social y Regeneración, cuyas colecciones desgraciadamente se han perdido; pero los pocos escritos suyos que se reunieron después de su muerte y que en su mayoría se hallan publicados en dos pequeños volúmenes editados por el Grupo Cultural Ricardo Flores Magón, y que circularon profusamente hace algunos años, dan una idea clara de la maravillosa calidad de su cerebro.

En fin, la obra literaria de Guerrero, considerada bajo el aspecto revolucionario, es el más rudo ataque al viejo mundo de los despotismos y de las injusticias y la luz más intensa que haya guiado a los oprimidos en el camino de su emancipación; considerada bajo el aspecto filosófico, es la orientación a nuevos rumbos y nuevos sistemas para hacer más fecunda la lucha de los hombres por el bien de sus semejantes; y considerada bajo el aspecto puramente artístico, es un florilegio pletórico de bellos pensamientos que no pueden menos que producir un sentimiento de afecto y admiración hacia el hombre que no teniendo más tribuna que el taller, la mina, la barricada y el destierro, supo dar vida a las vibraciones de su privilegiada inteligencia.

Ciudad de México, 1935.
Eugenio Martínez Nuñez



Notas

(1) De Carta Abierta a Ricardo Flores Magón, por Juan Sarabia, Archivo del autor.

(2) Cuando Manuel Sarabia se encontraba en Europa, hizo amistad con algunos grandes escritores socialistas y anarquistas, entre ellos Lenin y Kropotkin, y por su conducto se publicaban los artículos de Guerrero.
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