Índice de Por el poder de la cruz. Una breve reflexión sobre la Primera Cruzada de Chantal López y Omar CortésCapiítulo anteriorCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha

5. La cruzada señorial o de los Barones.

Por cruzada señorial o cruzada de los Barones entenderemos la multiplicidad de expediciones militares de carácter liberatorio organizadas por la aristocracia latina entre agosto y octubre de 1096, que desde diferentes puntos, y en periodos dispares, partieron de la Europa Occidental siguiendo distintas rutas, con rumbo a Medio Oriente, para combatir a los turcos seldyucidas y liberar los santos lugares de la presencia y dominio del infiel.

Cinco de estas expediciones pasarían a la historia:

1. La que partió a principios del mes de agosto de 1096 de territorio francés, encabezada por Hugo, Conde de Vermandois.

2. La que partió a mediados del mes de agosto de 1096 de Lorena, comandada por Godofredo de Bouillon, Duque de la baja Lorena.

3. La que partiría en octubre de 1096 de la Italia meridional comandada por Bohemundo de Tarento.

4. La que partió a mediados del mes de octubre de 1096 de Tolosa, comandada por Raimundo IV, Conde de Tolosa.

5. La que saldría a finales del mes de octubre de 1096 comandada por Roberto, Duque de Normandía.

La organización de estas expediciones militares, respondió a la táctica diseñada en Cluny y puesta en práctica por el Papa Urbano II. Siguió al pié de la letra las recomendaciones papales en el sentido de que ninguno de los ejércitos que se formasen para liberar los santos lugares, partiera antes del mes de agosto de 1096, e igualmente, que todos los ejércitos fueran muy bien organizados, tomando en cuenta la adhesión señorial, clerical y del pueblo llano. El costo de cada expedición debía ser previsto y cubierto con anterioridad a la partida, al igual que el trazo de la ruta a seguir. También debía realizarse un balance aproximado del avituallamiento de la tropa durante el recorrido. Y, sobre todo, la organización de cada una de las expediciones debía responder a un criterio rígido de disciplina en el que se tomasen en cuenta los más mínimos detalles.

Además de la tropa, a estas expediciones se unirían importantes núcleos de población no combatiente, designados con el nombre de peregrinos, que serían los futuros colonizadores de los Reinos a instaurar en los territorios liberados.


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