CONCLUSIÓN

La Ley para el arreglo de la Hacienda pública fue promulgada el 17 de julio de 1861. La parte relativa a la suspensión del pago de la deuda externa, fue derogada el 26 de noviembre del mismo año, o sea algo más de cuatro meses después. Tiempo éste sumamente corto si nos atenemos a la lentitud que, a la sazón, tardaban en transmitirse las comunicaciones. Tomando en cuenta la reacción inmediata y la rapidez con que los países acreedores tejieron el plan militar, nos percataremos de lo efímero que fue la vigencia de la mencionada ley.

Efectivamente, y ya lo hemos señalado, ante la terrible y crítica situación que enfrentaba entonces la República, no existía otro camino para el gobierno juarista, sin embargo, no podemos ignorar lo que se logró al escogerlo. Ciertamente la República no sólo no dejó de pagar un centavo, sino incluso debió pagar más de acuerdo a lo pactado en los Tratados de la Soledad, firmados cuando las fuerzas militares de la triple alianza iniciaban su marcha al interior del país. No obstante, la cohesión que logró en la población mexicana la agresión perpetrada primero por la triple alianza y después por el descarado intervencionismo francés, fue de tal importancia que de hecho consolidó a la Nación mexicana. En efecto, para ello, hubo de correr sangre; enfrentar numerosos y terribles padecimientos y sacrificios, mas al fin la resistencia popular fue capaz de echar al mar al ejército francés, una auténtica potencia militar de aquél entonces y, con el fusilamiento de Maximiliano en el Cerro de las Campanas, el pueblo mexicano adquirió a la par que el respeto internacional, la cohesión y madurez necesarias para enfrentar el futuro y arreglar sus problemas domésticos sin temor al intervencionismo extranjero. La República adquiría mayoría de edad.

En la actualidad, la República vuelve a estar en peligro (Téngase en cuenta que el libro México declara la moratoria, fue editado en 1988. Nota de Chantal López y Omar Cortés). En el pasado su salvación se debió única y exclusivamente al tesón y esfuerzo de la población mexicana, y en el futuro habrá de ser igual.

Chantal López y Omar Cortés