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TODA UNA VIDA DE LUCHA
(Homenaje a Mollie Steimer)

Recopilación y comentarios,
Chantal López y Omar Cortés

DECLARACIÓN DE MOLLIE STEIMER
MOLLIE STEIMER




La Rusia de hoy es una gran carcel en donde cada individuo que es conocido por su total disconformidad con los comunistas, es espiado y fichado por la G.P.U. (Tcheka) como un enemigo del gobierno. Nadie puede recibir libros, periódicos, ni aún, una sencilla carta de sus parientes sin que sean controlados por el censor. Esta institución que mantiene al pueblo en absoluta ignorancia de todas aquellas noticias que puedan perjudicar los intereses de los bolcheviques, está ahora mejor organizada y mas estricta que en la época del famoso Gabinete Negro bajo el Zar Nicolas II.

Las prisiones y los campos de concentración de Moscú, Petrogrado, Kharkov, Odessa, Tashkent, Vologda, Archangel, Solovki, y Siberia estan poblados de revolucionarios que no estan de acuerdo con el regimen tiranico impuesto por los bolcheviques. El trato inhumano que esta gente recibe de manos de sus carceleros sólo puede tener un propósito, esto es, deteriorarlos física y mentalmente haciendo que sus vidas se vuelvan insoportables.

Mencionaré algunos casos de los que tengo conocimiento:

María Korshunova, una joven anarquista, quien desde su arresto en Petrogrado ha sido continuamente arrastrada de una carcel a otra. A finales de 1922, recibió una sentencia mediante la cual se le confinaba al encierro y a la incomunicación total por diez años. Fue llevada de Petrogrado a la carcel de Moscú, en donde se suponía que cumpliría su sentencia, pero no hacía ni un mes que estaba ahí cuando, de repente, la llevaron a Cheliabinsk, Siberia. Ahí, nuestra joven compañera, pensó que se le dejaría sola por un tiempo. Pero tan pronto como recibió la primera carta de su madre, fue enviada hacia otro lugar, esa vez a Viatka, que es una de las peores cárceles en Rusia, famosa por sus condiciones de inmundicia y de miseria, y, lo que es peor, por la cruel conducta de los guardianes -se les llamaba camaradas- hacia sus desamparadas víctimas, las prisioneras. Desde que María Korshunova fue transferida a ese lugar de tortura, ninguna carta ha sido recibida y ninguna noticia sobre ella se tiene.

Esta compañera era bien conocida entre los obreros de Petrogrado como una revolucionaria de gran idealismo y sinceridad. A menudo se le comparó con Sofía Perovskaya.

Otro ejemplo:

Hace dos años, María Veger, una anarquista conocida desde hace muchos años, maestra de profesión, fue arrestada a raíz de un cateo en su casa. Durante éste, encontraron ejemplares del londinense Freedom, del Arbeiter Freind, del Fraye Arbeiter Shtime (Nueva York), y algunos libros sobre anarquismo.

Después de permanecer durante varios meses en la cárcel de Moscú, en donde se enfermó de escorbuto, finalmente recibió una sentencia de dos años de exilio, en Archangel, ciudad situada en el norte. El documento oficial que le fue entregado dice: dos años de exilio en Archangel por contrarrevolucionaria.

En Archangel, María Veger, padeció un extremo sufrimiento. Una enfermedad común en esta región pantanosa -la malaria-, se sumó al escorbuto. Cuando una oportunidad se lo permitió, María se escapó y regresó a Petrogrado. Pero no gozó muchó tiempo de libertad. En julio de 1923, fue arrestada junto con cuarenta y un anarquistas en Petrogrado. Los agentes de la G.P.U. la trataron con especial brutalidad. Mientras que a todos los demás prisioneros -entre quienes me encontraba- se les mantuvo en el cuartel general de la G.P.U. durante cuatro días antes de transferirlos a otra cárcel, María fue encerrada ahí durante cerca de dos semanas.

La prisión de la G.P.U. no era precisamente la casa celestial que los bolcheviques y sus portavoces querían que el mundo creyera. Yo estaba encerrada en una celda que era como una caja cerrada; estaba provista de una pequeña apertura del tamaño de una tasa, a través de la cual se suponía que el aire entraba, pero no era así, porque el corredor en el que la apertura desembocaba tampoco tenía ventilacion. Una lámpara débil ardía día y noche en esa celda, provocando un fuerte dolor en los ojos. No había nada mas que un banco de madera para recostarse y una serie de bichos entre los cuales estaban presentes los piojos y las chinches que le hacían a uno la vida pesada. Unicamente la mofa y la brutalidad del camarada carcelero rompían el silencio en esa obscura y maloliente cárcel.

Los representantes de la G.P.U. sabían lo que estas condiciones significaban para la ya enferma María Veger, y adrede la torturaban. Día a día era llamada a la oficina y se le pedía informacion, a cambio de la cual prometían transferirla a otra cárcel en donde la vida no fuese tan miserable. Finalmente, cuandó se convencieron de que María prefería morir a proporcionar la informacion requerida acerca de sus compañeros, los chequistas ordenaron transferirla a la Casa de Arresto Preliminar, en donde estuvo estrictaménte aislada y' mantenida bajo el status de delincuente común.

¿PIENSA QUE ESTA USTED EN AMERICA?

El trato que me daban tampoco era muy soportable. Como a los demás prisioneros políticos, se me negaban los más elementales derechos en la cárcel, y se burlaban y me ridiculizaban tanto la administracion de la cárcel como las más altas autoridades. Por hablar con María cuando la ví por la ventana, me amenazaron con enviarme al calabozo.

Siendo incapaces de soportar esta existencia, habiéndosenos negado un juicio y estando mantenidos como delincuentes comunes, declaramos una huelga de hambre, pidiendo mejores condiciones y el derecho a recibir visitas. El séptimo día de nuestra huelga de hambre, después de que el doctor de la cárcel declaro que no podíamos aguantar más y que deberíamos ser alimentados aunque fuera necesario usar la fuerza, uno de los jefes de la G.P.U. nos visitó y accedió a nuestras peticiones. Pero antes de que nos fueran concedidas, un prisionero -compañero mío-, fue llamado por el director de la cárcel e interrogado acerca de la posibilidad de que él me instara a comer. Su respuesta fue de total negativa. El director se enfurecio y le dijo: entonces será obligada. ¿Acaso piensa ella que está tratando con la policía americana? Afírmó entonces que los brutales medios usados por la policia americana eran juegos de niños comparados con los que él y sus compañeros se proponían poner en práctica.

El estado físico de la compañera María Veger cada día empeoraba, pero el doctor de la cárcel afirmo que no podía hacer nada por ella en las condiciones en que la mantenían. A pesar del hecho de que se encontraba realmente muy enferma, fue condenada a tres años de exilio en el Monasterio de Solovetz, la espantosa cárcel situada en una isla del Mar Blanco, a donde los barcos arrivan solo dos veces al año. Tal pena equivalía, de hecho, a una sentencia de muerte si se toma en cuenta el estado en que se encontraba nuestra compañera.

El 16 de septiembre, María fue enviada al Monasterio de Solovetz para cumplir la sentencia que le había sido impuesta, pero una semana más tarde nos llego la informacion de que se le regresaba a Petrogrado. Después de dos días de lucha con los oficiales de la G.P.U., finalmente obtuve el permiso de verla.

Con alta temperatura y dificultad para mantenerse de pie, María me contó la historia de su viaje, la cual relataré brevemente:

Cuando se le trajo a la prision de Vologda, que está ubicada a la mitad del camino entre Petrogrado y Archangel, el oficial local de la G. P. U., declaro que María no sería enviada más lejos porque todas las cárceles y los campos de concentracion, incluyendo el Monasterio de Solovetz, se encontraban tan superpoblados que las autoridades locales habían resuelto no aceptar más prisioneros. María fue mantenida en Vologda durante varios días, y se le regreso junto con otros prisioneros políticos. Se le trasladó de una a otra prisión, y en cada una la historia se repetía negándose los respectivos directores a aceptarla por no haber lugar. Ningún prisionero político sabía con exactitud en donde cumpliría la condena impuesta, y María estaba ante igual dilema.

De nuestra plática, María no se quejaba acerca de su miserable estado, pero hablaba sobre lo que se podría hacer por los prisioneros que acababan de regresar a Petrogrado. Se encontraba particularmente nerviosa acerca del destino de una mujer a quien se le había negado la visita de su niño de siete años, y me rogaba que hiciera cualquier cosa para arreglar esto, puesto que la mujer se encontraba demasiado débil para soportar el sufrimiento a que estaba siendo sometida. No pudimos proseguir más tiempo nuestra conversación porque un guardia nos apresuró a concluir la visita. La compañera Veger se despidió con las siguientes palabras: Diles a los compañeros en el extranjero que organicen y unan todas sus fuerzas, que no se desalienten a causa de la situación en Rusia. Al contrario, comunícales que deben usar nuestra experiencia y estar bien preparados para la revolución mundial venidera.

Estaba sumamente afligida cuando la deje. Al mismo tiempo que los comunistas estaban haciendo grandes protestas en contra de la persecución y el mal trato dado a los prisioneros políticos -mencionando sólo a los comunistas- en los paises capitalistas, ellos mismos imponían crueles sentencias a sus oponentes y estaban matando lentamente a muchos de nuestros mejores compañeros en las cárceles y en los campos de concentración, y a otros cientos les hacían sufrir a causa del hambre y del intolerable frío en el norte de Rusia y en Siberia. Los revolucionarios rusos, los verdaderos revolucionarios de Rusia, hoy están exiliados y separados del mundo entero. Les está vedado el derecho de comunicarse con cualquier persona, excepto con los detestables espías que siempre están siguiendo sus huellas.

Mollie Steimer.
París, 24 de diciembre de 1924.
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