Presentación de Omar CortésQuincuagésimo primer comentario - Complot en Ciudad JuárezQuincuagésimo tercer comentario - Las conferencias internacionales Biblioteca Virtual Antorcha

Alfonso Quiroga

MÉXICO EN 1916

QUINCUAGÉSIMO SEGUNDO COMENTARIO

SOBRE EL RETIRO DE LA PUNITIVA



Reseñados algunos sucesos que pueden dar idea de las condiciones en que se hallaba el gobierno a mediados del año de 1916, en cuanto a la oposición que se le hacía en el interior del país, vamos ahora a referirnos a otros asuntos de importancia también, comenzando por lo que se refiere a la expedición que el gobierno americano mando a México y de la cual hemos dado ya algunos antecedentes.

En el retiro de esa expedición se hacía descansar la esperanza de los carrancistas de que su gobierno se consolidara y de que comenzara para nuestro país una nueva era de prosperidad. Se aducía que la tensión producida por la presencia de los soldados extranjeros en territorio mexicano impedía la cordialidad de relaciones que debía existir entre México y Estados Unidos, y se hacía notar que cesando aquella todos se dedicarían a atender sus negocios, y la industria y la agricultura recibirían nuevos impulsos.

A eso se debió que hubiera un inusitado regocijo el día 20 de agosto al saberse que el general americano F. Funston había recomendado a su superior la conveniencia de retirar las tropas que se hallaban en México.

De Villa no se tenían noticias ciertas; el gobierno de facto había puesto en el norte del país cerca de setenta mil hombres; asi, pues, la frontera quedaba perfectamente protegida contra las temidas incursiones villistas y no había caso ya para que los soldados norteamericanos continuaran en territorio mexicano.

Si esa fue la opinión del jefe militar americano debe decirse que de tal suerte pensaban los miembros del gobierno de facto.

En esa opinión se sostenía el deseo de esperanza del retiro de las tropas americanas.

En más de una ocasión se mencionó para el caso determinada fecha; pero circunstancias del momento y que no son para consignarse en estas páginas, fueron alargando el asunto hasta que al fin pasó el año de 1916 y los soldados americanos permanecieron en nuestro territorio aunque con ello nunca consiguieron el objeto deseado por el presidente de la Unión Americana, y que era la captura del jefe revolucionario Francisco Villa.

Finalmente, y como para justificar la demora en el retiro de la expedición punitiva, manifestó que sólo se esperaba la resolución del ciudadano Venustiano Carranza sobre las tres principales condiciones que aquel había impuesto, y que, en esencia, prevenían lo siguiente:

El gobierno de facto se comprometía a mantener en la frontera norte del país un ejército de veinte mil hombres, los cuales cooperarían con las fuerzas norteamericanas a la protección de la misma frontera contra las incursiones de los rebeldes. En caso de no acceder a ella, establecerían una zona neutral en la que las fuerzas americanas pudieran operar libremente contra quienes cometían depredaciones como las que originó el envío de las tropas, y, por último, el mismo gobierno de facto firmaría un convenio por el que quedaba obligado a dar la necesaria protección a las vidas e intereses de los americanos residentes en México.

Ninguno de estos puntos fue resuelto categóricamente, por más que el gobierno de facto hizo notar la circunstancia de que el primero y el tercero estaban satisfechos con el hecho de hallarse en el norte mayor número de tropas, y de que hasta donde era posible se evitaban a los extranjeros las molestias y perjuicios que la situación originaba.

En vista de que la cuestión no había podido llegar a un arreglo definitivo, y por entonces iban a dar principio a sus conferencias los comisionados de México y Estados Unidos, se dejó a ellos la tarea de resolverla, considerándola como el primer asunto que tratarían, al iniciar sus trabajos.
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