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Alfonso Quiroga

MÉXICO EN 1916

TRIGÉSIMO CUARTO COMENTARIO

ENÉRGICA ACTITUD DEL GOBIERNO DE FACTO



Como suceso culminante entre los relacionados con la situación mexicana, merece ser citado el envío de una nueva nota, de tonos más enérgicos que las anteriores, por el gobierno de facto al de Washington.

En la imposibilidad de reproducir aquí la nota del gobierno de facto, por ser demasiado extensa, procuraremos, lo más fielmente que nos sea posible, hacer un extracto de ella, dando a conocer los principales puntos que comprendía, y que pueden ser considerados en este orden:

1.- La entrada de la segunda expedición americana en México, efectuada como la primera, sin el consentimiento del gobierno mexicano, pone en peligro las relaciones amistosas entre ambos gobiernos. Como tal acción puede ser considerada como una violación de la soberanía mexicana, el gobierno mexicano urge al de los Estados Unidos considerar el caso cuidadosamente y manifesta sus intenciones respecto a México.

2.- Después del atentado de Columbus, el gobierno mexicano propuso un convenio para la persecución de los bandoleros, de acuerdo con numerosos precedentes. Se instó por un permiso recíproco para el cruzamiento de la frontera por las tropas americanas, previendo que el incidente pudiera repetirse.

3.- El gobierno americano declaró obrar de buena fe, asegurando al gobierno de México que su único propósito era destruir las partidas de bandoleros que atacaron la población de Columbus; que no se intentaba ninguna invasión de territorio mexicano o violación de su soberanía, y que la expedición punitiva sería retirada tan pronto como su objeto quedara cumplido.

4.- Desde que el gobierno mexicano tuvo conocimiento del envío de esta expedición, protestó por tal acto, habiendo expresado el gobierno americano su pena, explicando que había obrado bajo la creencia de que el cambio previsto de mensajes implicaba un completo consentimiento. Dijo también que una pronta acción era necesaria, y añadió que estaba dispuesto a recibir algunas indicaciones del gobierno mexicano para un convenio definitivo.

5.- Ambos gobiernos dieron principio entonces a negociaciones diplomáticas para llegar a un acuerdo. Dos proposiciones fueron ofrecidas por México y dos contra-posiciones por los Estados Unidos. Durante la discusión, el gobierno mexicano insistió constantemente en que las expediciones limitaran su zona de operaciones, así como también el número de hombres y la clase de las armas empleadas en ellas. Los Estados Unidos se opusieron a tales limitaciones, pero al final convinieron con ellas, en parte, pues estipularon que no serían aplicadas a la expedición de Columbus.

6.- Esta actitud dió por resultado la nota del gobierno mexicano del 12 de abril, en que se pedía la salida de las tropas americanas porque su presencia en México no era necesaria y porque los bandidos villistas habían sido dispersados.

7.- Mientras se esperaba contestación a la nota antes dicha, se arregló una conferencia entre comandantes militares de ambos gobiernos, con la esperanza de llegar a una solución. Con ese fin se reunieron los generales Scott y Funston y el general Alvaro Obregón. De la conferencia entre esos jefes resultó un convenio que fue sujetado a la consideración de ambos gobiernos, y en el cual Scott declaró que la destrucción de las bandas villistas se había logrado, y que los Estados Unidos darían principio a la retirada de las tropas con la condición de que el gobierno mexicano tomaría las medidas necesarias para proteger la frontera americana de asaltos de los bandidos.

8.- El gobierno mexicano rechazó ese convenio porque se hacía constar en él que se suspendería la salida de las tropas americanas en el caso de que sobreviniera algún asalto a la frontera mientras se efectuaba aquella. Esas condiciones no podían ser aceptadas, puesto que la retención de las tropas americanas afectaba la soberanía de México, que en ningún tiempo debería dejarse a discreción del gobierno americano.

9.- Al estarse discutiendo este punto, entre los generales Scott, Funston y Obregón, sobrevino el asalto de Glens Springs.

10.- Temiendo que los Estados Unidos enviaran otra expedición en persecución de los bandidos, Obregón fue instruído para decir que no se permitiría el paso de tal expedición por el gobierno mexicano, y que ya se habían dado órdenes a los comandantes militares para que se opusieran a ella.

11.- Scott y Funston, en respuesta a eso, aseguraron a Obregón que no sería ordenada ninguna expedición a México con motivo del incidente de Boquillas y que no entrarían más soldados a México. Esta seguridad que preciamente recibió Obregón, fue reiterada después por Scott a Juan Neftali Amador.

12.- El gobierno mexicano deseando entonces demostrar su buena fe y sus buenas intenciones al gobierno de los Estados Unidos, propuso a Scott y a Funston que cooperarían en la vigilancia de la frontera para evitar nuevas incursiones.

13.- La conferencia terminó sin que se llegara a un acuerdo en lo referente a la salida de las tropas americanas. Scott insistió en las condiciones que él había propuesto, y no tomó en consideración el plan que se le proponia para la vigilancia de la frontera. Entonces se convino en dejar la cuestión para que fuera arreglada diplomáticamente, y como ningunas complicaciones habían surgido del incidente de Boquillas, Scott y Funston dejaron creer al gobierno mexicano que tampoco sobrevendrían después.

14.- Sin embargo, el gobierno mexicano acaba de ser informado que se encuentran 400 hombres en México, habiendo cruzado la frontera de Boquillas. Este hecho fue dado a conocer por el comandante de las fuerzas americanas, quien informó al comandante de la guarnición mexicana en Esmeralda, que él había cruzado la frontera mediante un arreglo entre el gobierno de los dos países, y con el consentimiento del agente consular mexicano en Del Río.

15.- El gobierno mexicano no puede admitir que esta segunda expedición haya sido debida a un error por el cual haya ordenado el envío de tropas a México, sin el consentimiento del gobierno mexicano. Tampoco puede creer que un comandante del ejército de los Estados Unidos pueda entrar a territorio mexicano, sin el consentimiento de sus superiores o imaginar que podría obtener tal consentimiento de un agente consular.

16.- Este último acto de las fuerzas americanas causa nuevas dificultades para el gobierno mexicano, y aumenta la tirantez de la situación internacional, aumentando la imposibilidad de una solución satisfactoria. El gobierno mexicano no puede considerar este último incidente más que como una invasión de su territorio por las tropas americanas, contra la voluntad expresa del gobierno mexicano, y es su deber requerir la inmediata evacuación de estas nuevas fuerzas y la abstención por posteriores envíos de tropas.

17.- La obligación para la protección de la frontera, que el gobierno mexicano reconoce está compartida por los Estados Unidos. Se espera que el gobierno de este país comprenda las dificultades prácticas de esta prueba, ya que las tropas americanas mismas, a pesar de su número y de que no tienen otros deberes militares a que atender, son incapaces de proteger la frontera sobre el lado americano. El gobierno americano debería comprender que si de cuando en cuando han ocurrido incursiones lamentables por bandoleros irresponsables tales casos quedan sujetos a reparaciones pecuniarias y dan lugar a una defensa cooperativa, pero nunca puede ser motivo de invasión del territorio mexicano. Las incursiones de partidas de bandoleros a territorio americano son un incidente deplorable; pero por ningún motivo puede tenerse al gobierno mexicano como responsable de esos actos, puesto que ha hecho todo lo posible por evitarlos.

18.- El gobierno mexicano, por todo esto, insiste en que la expedición de Boquillas sea retirada desde luego y no se envíen más tropas americanas a territorio mexicano. Habiendo manifestado terminante su aversión para permitir esta expedición, no podrá menos que considerar esta en cualquier caso como una invasión a su territorio y proteger contra cualquier fuerza americana que pueda encontrar dentro de él.
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