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Alfonso Quiroga

MÉXICO EN 1916

VIGÉSIMO OCTAVO COMENTARIO

CONFERENCIAS ENTRE LOS GENERALES SCOTT Y OBREGÓN



Todavía a fines de abril no contestaba el gobierno de Washington la nota en que el señor Carranza pedía el retiro de las tropas del general Pershing.

Varias veces se habían reunido el presidente Wilson y sus ministros para estudiar lo que llamaban cuestión mexicana y otras tantas se había dicho que ya estaba lista la nota para el señor Carranza; pero parece ser que nunca en el seno del gobierno americano se llegó a un definitivo acuerdo sobre el particular, y a ello, sin duda, se debía el que la anunciada nota saliera de la Casa Blanca.

En cambio, se envió a la frontera con México al jefe de Estado Mayor del ejército americano, general Hugo L. Scott, para que se enterara personalmete de la situación y obrara en consecuencia, según se dijo entonces.

El general Scott es hombre que tiene fama en los Estados Unidos, de militar entendido y político discreto, y a él parecía que se dejaba encomendado el arreglo de las dificultades creadas por la permanencia de las tropas americanas en México.

Para el mejor desempeño de tan importante y delicada comisión, contaría el jefe del Estado mayor americano, con un buen auxiliar, el general Federico Funston, que tenía el mando de todas las tropas en el sur de los Estados Unidos y estaba muy al corriente de todos los últimos acontecimientos desarrollados en México.

Fue el general Scott quien sugirió la idea de que el punto relativo al retiro de la expedición punitiva, se trarara en unas conferencias que podrían celebrarse en el lugar fronterizo que previamente se acordase entre los gobiernos de uno y otro país.

El gobierno del señor Carranza, que lo que quería era que los soldados americanos salieran de México, no importaba en qué forma, aceptó desde luego la idea de las conferencias, las cuales tendrían lugar en Ciudad Juárez.

El mismo gobierno mexicano nombró su representante, para que tratara con el general Scott, al ministro de la Guerra, general Alvaro Obregón, quien recibió todas las facultades necesarias para el efecto.

Después de cambiarse visitas de cortesía, pasando los generales Scott y Funston a Ciudad Juárez la noche del 28 de abril y Obregón y sus acompañantes a El Paso la mañana del 29, la tarde de ese mismo día se celebró la primera conferencia en el local de la Aduana de la primera de dichas poblaciones.

Los puntos que se tratarían en esas conferencias serían los siguientes:

1° Que la expedión americana fue enviada a México para perseguir a Villa hasta aniquilarlo o hasta que estuviera Carranza en la capacidad de tomar por su cuenta esa persecución. La declaración hecha por Wilson de que el sólo objeto de la expedición era coger a Villa, no podía considerarse abandonada por las órdenes enviadas a Funston.

2° Que la expedición en México estaba sin el permiso expreso de Carranza, pero sí con su consentimiento tácito, y que si ese consentimiento era retirado, las tropas americanas debían salir de México o intervenir.

3° Que el presidente Wilson había declarado que se oponía a la intervención y había asegurado a Carranza que no habría violación de la soberanía de México.

A esos hechos agregaba Obregón los siguientes argumentos:

1° Que las bandas que encabezaba Villa habían sido dispersadas; que muchas de ellas se habían rendido y que la persecución del bandolero era entonces más estrecha que nunca.

2° Que la columna americana se encontraba muy lejos de su base de operaciones para obrar con efectividad, y que su permanencia en México incitaba al pueblo a demostraciones hostiles y constituía una amenaza de intervención que podría venir forzosamente.

3° Que el prestigio del constitucionalismo en México estaba viéndose debilitado por la presencia de los americanos.

Al cabo de tres conferencias, llegaron los generales Scott y Obregón a acordar que firmarían un protocolo, que debería quedar sujeto a la aprobación del presidente Wilson y del Primer Jefe Carranza; pero tal documento no llegó a firmarse, por nuevas dificultades que surgieron después, por motivo de haber pasado de México una partida de hombres armados que sorprendió a la pequeña guarnición de Glen Springs, Texas, y saqueó e incendió aquel poblado.

Esto dió lugar a que pasaran a México más tropas americanas y a que se creyera muy probable la ruptura de relaciones entre México y Washington.

Sin embargo, Scott y Obregón reanudaron sus pláticas, en El Paso, Texas, y lograron, por fin, tener un acuerdo verbal el día 13 de mayo, con lo cual dieron por terminada su misión.

Acerca de este acuerdo, que nunca fue publicado, nos parece pertinente reproducir aquí lo que el mismo día 13 de mayo se decía en un mensaje de prensa fechado en Washington:

No poca sorpresa causó hoy en esta capital la declaración hecha de que ambos gobiernos, tanto el de México, como el de Washington, están satisfechos con el convenio verbal que tuvieron en El Paso los generales Obregón y Scott.

El jefe del Estado Mayor del ejército americano envió un telegrama a la Secretaría de Guerra, informando que el convenio era más satisfactorio que si se hubiera escrito y firmado, pues evita así el resentimiento que pudiera haberse creado con la publicación de los términos de un convenio formal.

Obregón convino, según los informes de Scott, en iniciar las medidas para la supresión del bandidaje en Chihuahua y enviar tropas suficientes para protejer la frontera, en la región opuesta al distrito del Big Bend. La ejecución del proyecto por parte de Obregón ha empezado ya a desarrollarse. El general Scott, por parte del gobierno de los Estados Unidos, convino en que las tropas americanas que forman la columna expedicionaria del general Pershing, se retirarían a Colonia Dublán, en donde permanecerían durante las nuevas operaciones de las tropas mexicanas, a fin de ver los resultados de esa campaña.
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