Índice de Las grandes mentiras de nuestra historia, de Francisco BulnesPrimera parte - Capítulo IBiblioteca Virtual Antorcha

LAS GRANDES MENTIRAS DE NUESTRA HISTORIA

Francisco Bulnes

PRESENTACIÓN


Escrito en 1903, Las grandes mentiras de nuestra historia, el voluminoso ensayo que aquí presentamos -cerca de seiscientas páginas- del, en su época, controvertidísimo político, periodista, escritor e historiador mexicano Francisco Bulnes (1847-1924), conformante del grupo de los científicos, indiscutible brazo intelectual del porfirismo, aborda tres momentos cruciales del México recién independizado:

1.- La expedición del Brigadier Barradas, fállido intento español de reconquista;
2.- El conflicto escisionista texano, y;
3.- El primer conflicto bélico con Francia, conocido como La guerra de los pasteles.

Pero el tema central que da base, coherencia y sentido al ensayo, no es otro que la descarnada crítica al general Antonio López de Santa Anna y su partido.

En efecto, Pancho Bulnes, como le llamaba sus cuates, pone como auténtica cola de cochino al renombrado general Antonio López de Santa Anna, por muchos tenido como su alteza serenísima, a quien de inepto, mentiroso, cobarde y traidor no baja. Pero, dado que el santanismo jugó importantísimo papel en el México recién independizado, resulta prácticamente imposible abordar la historia patria de las décadas de 1830 y 1840 sin toparnos con ese movimiento.

Considerado como un héroe nacional por buena parte de la generación de mexicanos que enfrentó toda la problemática intrínseca al logro de la independencia de la monarquía hispana, al que veía como el personaje non plus ultra de aquellos tiempos, Antonio López de Santa Anna es materialmente despedazado por la corrosiva crítica desarrollada a lo largo de este trabajo de Francisco Bulnes. Lejos de concebírsele como un héroe, Santa Anna no sólo es ridiculizado, sino también señalado como el culpable directo de todas las desventuras que México, en cuanto país recién independizado, hubo de enfrentar, incluyendo, por supuesto la pérdida del inmenso territorio texano.

Pero, junto a la crítica en contra de su alteza serenísima, Bulnes también golpea, y con fuerza, el conjunto de desatinos y visiones trasnochadas que han ido arraigándose en el sentir y pensar colectivos del México independiente. Muchos de nuestros problemas actuales devienen, si otorgamos la razón a Bulnes, de una por completo falsa concepción tanto de nuestra realidad, en cuanto país perteneciente a la comunidad internacional, como de nuestra cotidianidad y nuestras posibilidades.

Si entendemos bien lo que Bulnes expresa en su ensayo, nuestro mayor problema es que tendemos a tomar nuestros sueños por realidades. En mucho nos sobrepreciamos llegando a aventuradas y rápidas conclusiones que casi siempre nos conducen a callejones sin salida. Tendemos a encajonarnos complicando nuestro presente y futuro, por tener una concepción errónea de nuestro pasado. Y así, encadenados a mitos y leyendas, somos, hasta cierto punto, incapaces de enfrentar la realidad desnuda.

Bulnes aborda tres momentos definitorios en los cuales fue acentuándose y estructurándose ese mundo de mentiras, de mitos y de fantasías que terminó conformando un velo en nuestros sentidos, lo que nos impide aceptarnos como somos, y nos estorba para tomar conciencia plena de nuestras debilidades, en vez de percatarnos, de una vez por todas, de nuestras limitaciones y de encarar la realidad de que ni somos el mejor pueblo del mundo, ni vivimos en el país más hermoso de la tierra. Así, deberíamos de comenzar aceptando, en primer lugar, que ni México es el lugar más bonito del mundo, ni tampoco el tan pregonado cuerno de la abundancia en el que languidecemos a causa de malos gobernantes, pésimos líderes, políticos corruptos y abusivos y depredadores países que nos explotan; ni de que somos un pueblo cuasi perfecto con las mejores leyes del mundo; ni de que tenemos la bandera más bonita del planeta y el himno más armonioso sobre la Tierra. Y en segundo lugar, que los problemas se solucionan, no de manera mágica, sino mediante la perseverancia del trabajo individual y colectivo realizado de manera coordinada bajo criterios disciplinarios autoimpuestos. En pocas palabras, deberíamos dejar atrás la tan acariciada idea de los milagros y el hondo suspiro a la espera de que lleguen caudillos salvadores.

Resultan bastante curiosas y sumamente interesantes las cuatro citas que Bulnes coloca al inicio de su obra, y que versan:

Pueblo sin historia, pueblo sin moral.
Buckle.

En materia de interés público, es delito ocultar la verdad y en materia de virtud, es inmoral temerla.
Holback.

Sólo la verdad civiliza.
Heine.

El pueblo que no ama la verdad es el esclavo natural de todos los malvados.
Maquiavelo.

En fin, este ensayo, Las grandes mentiras de nuestra historia, constituye una abierta invitación a la reflexión, a la crítica y la revalorización de nuestros conceptos tanto individuales como colectivos.

Chantal López y Omar Cortés.

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