Índice de Las Cortes de Cádiz y la tercera campaña de Morelos de Lucas AlamánSucesos en las provincias de Puebla y VeracruzApéndiceBiblioteca Virtual Antorcha

LAS CORTES DE CADIZ

Y

LA TERCERA CAMPAÑA DE MORELOS

Lucas Alamán

CAPÍTULO SÉPTIMO

Tercera campaña de Morelos.- Derrota a Cerro en Citlala y hace retirar a Añorve y a Paris.- Obliga a levantar a Regules el sitio de Huajuapan. derrotandolo y quedando muerto Caldelas.- Sitúase en Tehuacan.- Ventajas de esta posicion.- Fuerzas que organizan él mismo y Matamoros.- Derrota D. Nicolas Bravo a Labaqui en S. Agustin del Palmar.- Muerte de D. Leonardo Bravo.- Accion heróica de su hijo D. Nicolas.- Noble caracter de este.- Situacion dificil del gobierno y recursos de que hace uso.- Varias disposiciones de las cortes.- Estado general de España y América en el periodo en que concluye este libro.


Hemos dejado a Morelos en Chautla (1), con Galiana y D. Miguel Bravo, reuniendo los dispersos de Cuautla miéntras que el comandante Paris, habiendo excitado una reaccion en favor de la causa real en Chilapa y Tixtla, lo esperaba en Ayutla con los capitanes Cerro y Añorve (2), persuadido de que completamente desbaratado en Cuautla, no le quedaba mas recurso que tomar aquel camino para refugiarse en la costa, habiéndolo pintado el Virrey en la proclama que hemos citado en su lugar (3), buscando una cueva en que ocultarse despues de la derrota que habia sufrido.

Desde aquí tiene principio la tercera y mas feliz de sus campañas, contando por la primera su expedición por los pueblos de la costa del Sur, desde la salida de su curato en Octubre de 1810, hasta la toma de Chilapa en Agosto de 1811; y por la segunda desde su marcha de Chilapa en fin de aquel año a batir a Musitu hasta la salida de Cuautla (4).

Vamos a verlo ahora en operaciones de mayor importancia y coronadas por mas brillantes resultados.

Aprovechó el mes que permaneció en Chautla en reunir mas de ochocientos hombres de las partidas de Galiana y de D. Miguel Bravo, y tomadas todas las disposiciones convenientes, se puso en marcha contra Añorve y Cerro que se hallaban el primero en Chilapa y el segundo en Tixtla, quedando Paris siempre estacionado en su posicion de Ayutla.

Entre tanto, informado Cerro de que D. Maximo Bravo con gente de Chilpancingo se disponia a atacarlo en Tixtla, dió aviso a Añorve y ambos estaban a punto de moverse con direccion a Chilpancingo, cuando este último recibió noticia de que Morelos con gran número de hombres estaba pasando en balsas el rio en Tlacosoutitlan a diez y seis leguas de Chilapa, al mismo tiempo que en combinacion con él, marchaban a atacarlo D. Julian Ayala por el camino de Petaquillas con gente del Veladero y de la costa, Bravo con la de Chichihualco y el cura Tapia con la de Tlapa.

Añorve, que no podia contar con mas tropa que las dos compañías de la division de milicias de la costa, pues todo lo demas eran los patriotas o realistas de Tixtla y Chilapa, gente allegadiza, mal armada y llena de temor; dió órden a Cerro para que fuese a unírsele, y ambos dispusieron retirarse a Ayutla con los vecinos de Tixtla y Chilapa que quisiesen seguirlos, pero antes de verificarlo, una avanzada de cincuenta hombres se encontró en las inmediaciones del pueblo de Citlala con Galiana, que marchaba con su gente dividida en dos secciones; Añorve mandó a Cerro con los realistas de Tixtla, algunos soldados de la cuarta compañía de milicias de la costa y los realistas de caballería de Chilapa a sostener la avanzada; los insurgentes fueron engrosando en número, y habiendo cargado Galiana con su caballería que de improviso salió de una barranca, se puso en fuga la de Chilapa, con lo que quedando descubierta la infantería y a riesgo de ser envuelta por su espalda, huyó también dejando en poder de Galiana muchas de sus armas y algunos prisioneros, los cuales Morelos, que durante la accion estaba en el pueblo de Mitepec, hizo conducir a Zacatula. Esta accion fue el 4 de Junio y en la noche, temiendo Añorve verse rodeado el dia siguiente, se puso precipitadamente en marcha y pudo llegar a Ayutla con las familias que lo siguieron, habiéndole mandado Paris al teniente Reguera con ciento cincuenta hombres, para que protegiese su retirada (5).

Morelos entró en Chilapa sin resistencia; el cura Rodriguez Bello, cuya cabeza habia sido puesta a precio (6), huyó con anticipacion, y su vicario salió a interceder en favor de la poblacion con el vencedor.

Poco dispuesto estaba este a la clemencia, por lo que castigó con severidad a algunos de los vecinos, dejando que sus soldados saqueasen las casas de aquella rica villa, cuya ruina se ha consumado con otro suceso semejante despues de hecha la independencia.

Publicó despues un bando de indulto, y mandó algunos individuos al presidio de Zacatula, entre ellos al gigante Martin Salmeron, a quien hizo volver al cabo de algun tiempo y lo incorporó en su escolta, de la que se retiró y murió en su casa (7).

El empeño que el Virrey habia tenido en representar a Morelos como enteramente destruido, hizo que fuese grande la sensacion que causó en México verlo aparecer ahora de una manera triunfante; las esperanzas de los adictos a la revolucion, abatidas con tantos golpes, se reanimaron, y la crítica severa de Calleja y sus tertulianos tuvo un ancho campo en que ejercerse, censurando en esta vez no sin razon, al Virrey Venegas, por no haber tomado las disposiciones oportunas para aprovechar la dispersion que Morelos habia sufrido en la salida de Cuautla, e impedir que de nuevo engrosase, dando así lugar a que la guerra se volviese a encender con mayor fuerza, lo que podia haberse evitado facilmente situando en Tixtla o Chilapa, poblaciones de buen clima y adictas a la causa real, una fuerte division.

Paris, no creyéndose seguro en Ayutla, o por las noticias que tuvo de que Victoriano Maldonado con la gente que tenia en el cerro del Metlastono, se dirigia a Ometepec para apoderarse de aquel punto aprovechando su ausencia y la de Caldelas, que como hemos visto, se hallaba con los negros de la costa en el sitio de Huajuapan, se volvió alla con su tropa y Morelos recobró todo el pais hasta las puertas de Acapulco, cuyo bloqueo habia continuado Ayala desde el cerro del Veladero; sin embargo Iguala, Taxco y todo el terreno situado a la derecha del Mescala, con el valle de Cuernavaca y el de Cuautla, permanecieron en poder de los realistas, aunque teniendo estos que defender estos puntos en repetidos ataques, en los que generalmente el triunfo quedaba por su parte, como sucedió tambien en el que Maldonado dió algun tiempo despues (en Octubre) al comandante Rionda en la cuesta de Santa Rosa, cerca de Jamiltepec, en la Costa chica en que fue aquel derrotado y perdió su artillería (8).

Recibió Morelos en Chilapa el aviso que Trujano pudo hacerle pasar, del apuro en que se hallaba en Huajuapan y resolvió marchar en su socorro.

A los ochocientos hombres con que habia entrado en aquella villa hizo se reuniesen las demas fuerzas de que podia disponer, y a su paso por Tlapa y Chautla, lo siguieron mil indios armados solo con hondas y flechas (9). Al acercarse a Huajuapan dió aviso de su llegada, por medio del mismo indio que habia salido a pedir socorro.

Venérase en la parroquia de aquel lugar la imagen del Señor de los corazones, a la que Trujano hacia una novena, con asistencia de toda la guarnicion. Túvose por milagroso el haber recibido el aviso de la llegada del socorro el dia mismo en que se acababa la novena, con lo que se celebró este con salva, repiques e iluminacion, para la que dió abundante materia la gran cantidad de sebo de las matanzas que existia almacenado.

Régules viendo desde su campo todas estas señales de alegría, no sabia a que atribuirlas, pero hubo por fin de presumir la causa, y en una junta de guerra que celebró, propuso se levantase el sitio, a lo que Caldelas, mal avenido con él hacia algun tiempo se opuso y aun se dice que lo trató de cobarde, lo que lo comprometió a permanecer.

Morelos destacó a D. Miguel Bravo para que con la gente que habian vuelto a reunir los curas Sanchez y Tapia, tomase uno de los costados de la poblacion; lo cual pudo poner en riesgo su movimiento, porque habiendo cargado Caldelas sobre Bravo, lo desbarató, le quitó dos cañones que llevaba, y lo obligó a retirarse.

Morelos se presentó delante de Huajuapan el 13 de Julio, y habiendo hecho una salida vigorosa Trujano, al mismo tiempo que aquel cargaba por el frente, los realistas cogidos entre dos fuegos, fueron completamente destrozados. Caldelas murió a lanzadas, gritando hasta sus últimos alientos, Viva España; dícese que lleno de ira, viendo el desorden de los sitiadores, se dirigia con una pistola en la mano a matar a Regules, diciendo que lo habia comprometido y abandonado; era europeo, vecino de la costa del Sur, y uno de los oficiales mas bizarros que hubo en esta guerra.

Regules y Esperon huyeron a uña de caballo y el primero, habiendo dado con la cabeza contra la rama de un arbol, cayó en tierra arrojando sangre por la boca, y fue conducido a Yanhuitlan por un soldado que lo llevó en ancas de su caballo. Habiéndose reunido allí los dispersos, tomó el mando el canónigo San Martin, comandante del cuerpo de eclesiasticos; pero la tropa que allí habia, sobrecogida de terror con las noticias de la derrota, huia en pelotones, siendo necesario que los oficiales hiciesen guardia para impedirle la salida.

Por esto, y por temerse que Morelos marchase en seguida sobre aquel pueblo, en junta de guerra se acordó retirarse prontamente a Oaxaca, y para poder conducir sesenta heridos que habia, se dió libertad a cien presos que estaban en la carcel, a los que a la llegada a Oaxaca no se cumplió esta promesa, haciéndolos volver a la prision el asesor D. Antonio Izquierdo.

Morelos quedó dueño de la artillería y de casi todo el armamento de los realistas; estos tuvieron mucha pérdida de muertos (10), y cosa de ciento setenta prisioneros, de los cuales Morelos hizo que se uniesen algunos a su ejército, y a los demas los mandó al presidio de Zacatula.

Trujano siguió el alcance de los realistas hasta Yanhuítlan y no dió cuartel a ninguno. Morelos aumentó sus tropas con las que habia en Huajuapan, y con ellas formó un regimiento, al que dió el nombre de S. Lorenzo, porque habian estado expuestas al fuego por todos lados, e hizo coronel de él a Trujano.

Duró el sitio de Huajuapan ciento once dias; el botin que hizo allí Morelos fue muy considerable; catorce cañones, mas de mil fusiles, mucho parque y cantidad de víveres con algun dinero.

Esta victoria abria a Morelos las puertas de Oaxaca, en cuya capital hubiera podido entrar sin resistencia, y lo hacia dueño de las Mixtecas alta y baja, no quedando mas fuerzas enemigas en ellas que las divisiones de Paris y Rionda en la costa chica.

No obstante y a pesar de las instancias de Trujano, no trató por entonces de ocupar a Oaxaca y se dirigió con todas sus fuerzas a Tehuacan, donde entró el 10 de Agosto (11).

Hasele acusado de esta resolucíon como de un grave error, pues la ocupacion de Oaxaca, al mismo tiempo que le hubiera proporcionado muchos recursos, lo habria puesto a cubierto enteramente por aquel lado, e impedido que los realistas se rehiciesen en aquella ciudad reuniendo nuevas fuerzas, las cuales dirigidas por mano mas habil que la de Regules, hubieran podido causarle grandes dificultades.

Es de creer sin embargo, que no pudiendo ocultarsele estas tan evidentes ventajas, temió encontrar en una ciudad rica y populosa como era entonces Oaxaca, una resistencia que lo hubiera detenido mucho tiempo, y que le habria impedido ocupar el importante punto de Tehuacan, dando lugar a que se adelantase a hacerse dueño de él Llano, con las tropas de Puebla.

Bustamante atribuye la resolucion de Morelos, al objeto que se habia propuesto de arreglar las diversas partidas de insurgentes que estaban en la demarcacion que la junta de Zitacuaro habia puesto bajo su mando; esta empresa, añade, era muy dificil, pues para acabarla cumplidamente, hubiera sido preciso comenzar ahorcando a los primeros jefes, hombres escandalosos, inmorales, ladrones y enemigos de todo órden y buena disciplina (12).

Tal confesion que la fuerza de la verdad arranca a aquel escritor, demuestra lo que eran casi todos los hombres que por desgracia andaban en ]a revolucion con muy pocas excepciones, y ya veremos confirmadas estas calificaciones por el mismo Morelos y por Rayon, aun con respecto a sus propios compañeros de la junta soberana, y a algunos de los principales jefes de otras provincias.

La posicion de Tehuacan daba a Morelos grandes ventajas, y nada manifiesta tanto su instinto militar, como el haber escogido esta ciudad para situar en ella su cuartel general.

Colocado entre Oaxaca, Orizaba y el camino de Veracruz, Morelos amenazaba desde allí a estos tres puntos.

En el primero ejercia por este tiempo la autoridad superior el teniente general D. Antonio Gonzalez Saravia, que acabando de desempeñar el empleo de presidente de Guatemala, se dirigia a México para recibir el mando de las armas en calidad de comandante general, por deberse separar segun la constitucion de Cadiz del político que se dejaba a Venegas (13); o conforme otros dicen, como segundo de este, y no pudiendo pasar por la interceptacion de los caminos, se habia encargado de aquella provincia.

Persuadido del peligro en que se encontraba, pedia sin cesar auxilios al Virrey que no se los podia dar, y tenia que reducirse a solo los que le proporcionaba la provincia, careciendo de armamento y no contando con otras tropas que las que estaban ya acobardadas con los anteriores descalabros.

Al Oriente tenia Morelos a muy corta distancia la villa de Orizaba, con corta guarnicion, en la que, como hemos dicho, habia un grande depósito de tabacos, que por entonces constituian el principal recurso pecuniario del Virrey; mientras al Norte y Poniente se le presentaban la provincia de Puebla y el camino de Veracruz, que le ofrecian la oportunidad de atacar los convoyes, único medio de comunicacion que entonces habia, y para cuya custodia era menester destinar grandes fuerzas, distrayéndose así en diversos objetos las que el Virrey podia emplear, sin cubrir completamente ninguno.

Morelos en tan importante posicion, esperaba que por una u otra parte la ocasion le presentase la presa sobre que debia caer, y entre tanto, persuadido de la inutilidad de las grandes masas de gente indisciplinada e inerme que formaban las partidas de los insurgentes, se aplicó a regularizar y disciplinar sus tropas.

Otro tanto hacia el cura Matamoros en la hacienda de Santa Clara y despues en Izúcar, en donde habiendo sabido el bando del Virrey de 25 de Junio que desaforaba a los eclesiasticos que tomasen parte en la revolucion, para vengar este agravio hecho a la clase a que él mismo pertenecia, levantó un regimiento a que dió el nombre de San Pedro, con una bandera negra y una gran cruz encarnada en ella, a la manera de la que usan los canónigos en la ceremonia de la seña en la semana santa, en la que estaban escritas con letras rojas estas palabras: Inmunidad eclesiastica (14).

Tuvo Matamoros a su lado a D. Manuel Teran, lo que le proporcionó hacerse de buena y bien montada artillería, y comisionó a Rosains para que persiguiese a los ladrones, y esto le dió ocasion de vengarse del P. Tarelo, en cuyo poder encontró el ganado robado en la hacienda de Alzayanga. En seguida Rosains se presentó en Tehuacan a Morelos que lo nombró auditor de guerra y lo hizo despues su secretario; tambien se le presentó en aquella ciudad D. Antonio Sesma, que como Rosains, habia podido salir de la prision en que a ambos tenia Arroyo.

Tanto Morelos como Matamoros organizaron varios cuerpos, hasta llegar a tener un número considerable de tropas regularmente disciplinadas, dando a todos los regimientos nombres de santos, como el de Santiago de Galicia, de que era coronel el cura Sanchez.

No tardó Morelos en comenzar a sacar las ventajas que la excelente posicion de Tehuacan le proporcionaba. Desde que Llano salió de Veracruz con el convoy en principios de Agosto (15) no se volvieron a recibir en aquella ciudad noticias de la capital, continuando la absoluta interceptacion de las comunicaciones, con lo que escaseaban las harinas y otros artículos que se llevan a aquel puerto de Puebla y de otras provincias del interior.

Con el objeto de procurarselos y de hacer llegar a México porcion grande de correspondencia de España, se dispuso por el gobernador Davila y por el comercio de la plaza, que subiese a Puebla D. Juan Labaqui, con 300 infantes del batallón de Campeche, 60 caballos y tres cañones ligeros; mas como se tenia por imposible que esta corta fuerza pudiese abrirse paso por el camino de Jalapa, ocupado por muchas y fuertes partidas de insurgentes, se prefirió que marchase por el de las villas, que se creía mucho mas expedito, ignorandose entonces en Veracruz que Morelos se hubiese situado en Tehuacan.

Labaqui, aunque no era militar de profesion, tenia fama de poseer muchos conocimientos en el arte de la guerra, por haberse hallado en España en las tropas que la hicieron contra la Francia en 1793; por cuya razon, cuando en Veracruz se levantó el batallon de patriotas voluntarios que tomaron despues el nombre de realistas, se le nombró capitan de una compañía de tiradores, y en esta vez se le eligió para tomar el mando de esta expedicion.

En su marcha hasta Orizaba tuvo diversos encuentros en que salió vencedor, y pasando sin estorbo las cumbres de Aculcingo, llegó a la llanura que se extiende hasta Puebla y se alojó en el pueblo de San Agustin del Palmar.

Informado Morelos de la marcha de Labaqui (16), y excitado por D. Antonio Sesma, que le persuadió que seria ignominioso para sus armas, el que aquella corta fuerza pasase sin ser atacada a tan pequeña distancia de su cuartel general, dispuso que saliese a batirla D. Nicolas Bravo con 200 negros de la costa, que eran en todas las ocasiones de empeño la gente en que tenia mas confianza, acompañandolo D. Pabo Galiana y D. Ramon Sesma, hijo de D. Antonio, a quienes se agregaron Arroyo con su guerrilla de caballería y el Bendito con su partida, haciendo la fuerza total de 600 hombres (17).

Bravo salió de Tehuacan el 18 de Agosto a las nueve de la noche, y habiendo caminado toda ella, llegó al Palmar el dia siguiente a las once, dejando a Arroyo en la Cañada de Iztapa, para impedir que viniese a Labaqui socorro de Orizaba.

Al acercarse Bravo a la poblacion, Labaqui se fortificó en tres casas de la calle principal, no habiendo tenido tiempo para situarse en el cerrito del Calvario, por haberlo tomado con anticipacion los independientes. Estos, parapetados en las casas fronterizas a las que Labaqui ocupaba, rompieron el fuego, y habiendo desalojado a los realistas de dos de ellas, reconcentraron estos su fuerza en una sola. Defendiéronse en ella con valor hasta el dia siguiente, en que los insurgentes los atacaron a la arma blanca entrando por el zahuan (18), no obstante el vivo fuego de un cañon situado en él.

El capitan Palma que los guiaba, negro de la costa, dividió en dos partes de un machetazo la cabeza a Labaqui que habia salido al encuentro, y habiendo hecho lo mismo con otro oficial, cesó el fuego poniendo en la bayoneta de un fusil un pañuelo blanco, con lo que todos se rindieron a discrecion.

Los realistas tuvieron cuarenta y tantos muertos y algunos heridos; la pérdida de los independientes fue menor.

Bravo tomó tres cañones, trescientos fusiles, poco parque, porque en el acto de rendirse los realistas echaron en un pozo dos cajones que les quedaban, toda la correspondencia de España y doscientos prisioneros que envió a la provincia de Veracruz, cuyo mando le habia conferido Morelos.

Volvió luego a Tehuacan a conducir los heridos, y en el camino encontró el refuerzo que le mandaba Morelos a quien presentó la espada de Labaqui; en seguida pasó a la provincia de Veracruz y en el puente del Rey atacó un convoy que se dirigia a Jalapa, haciéndole muchos prisioneros (19).

La derrota fue tan completa, que no escapó ninguno de la division de Labaqui que llevase la noticia del suceso; la primera que tuvo Castro Terreño en Puebla, fue por el comandante de Acatzingo D. Manuel García, quien mandó al Palmar un espía de confianza que le instruyó de lo ocurrido, y al comunicar el aviso a Castro Terreño, le manifestó gran temor de ser atacado el mismo en aquel pueblo (20).

Esta derrota, la de Cerro en Citlala, y el haber hecho Morelos levantar el sitio de Huajuapan, restablecieron enteramente las esperanzas de los adictos a la insurreccion abatidas por tantos reveses, e hicieron subir la reputacion de Morelos al mayor punto a que habia llegado hasta entonces.

El Virrey veía que el enemigo mas temible que habia tenido el gobierno español en México se presentaba en campaña con nuevas y mayores fuerzas, y que era menester empezar otra vez la guerra contra aquel caudillo que habia dado por destruido, y los insurgentes aprendiendo a conocer mejor las ventajas de su posicion, no se acobardaban por las derrotas que sufrian.

Pocos dias despues de haber obtenido D. Nicolas Bravo un triunfo tan completo, su padre D. Leonardo espiró en México en el cadalso.

Conducido a aquella ciudad por Calleja a su regreso de Cuautla (21), se le juzgó al mismo tiempo que a D. José Maria Piedras y a D. Luciano Perez aprehendidos con él (22), Y aunque condenados a la pena capital, se suspendió la ejecucion por habérsele ofrecido a D. Leonardo la vida, si hacia que se presentasen al indulto su hijo y hermanos; D. Nicolas, bien que autorizado por Morelos para salvar a su padre admitiendo el indulto que se le ofreció por el Virrey Venegas, no creyó deber confiar en las seguridades que se le daban, por lo que habia acontecido en Tepecuacuilco en un caso semejante con los hermanos Orduñas, y en consecuencia, no habiendo admitido tampoco el Virrey el cambio que se le propuso por Morelos, de un cierto número de prisioneros por la vida de D. Leonardo, este, con sus dos compañeros Piedras y Perez, sufrió la pena de garrote el dia 13 de Septiembre en el ejido, en cuyo sitio se mandó despues de la independencia erigir un monumento a su memoria, lo que no ha tenido efecto.

D. Leonardo dió pruebas de gran firmeza en sus últimos momentos, como las habia dado tambien de valor en la campaña, especialmente en el sitio de Cuautla; mas por desgracia no estaba exento de aquella fria crueldad, que era como el caracter de la revolucion en que habia tomado parte (23).

Morelos comunicó a D. Nicolas Bravo, que se hallaba en Medellin a corta distancia de Veracruz, la noticia de la muerte de su padre, dandole al mismo tiempo orden de fusilar a los prisioneros que tuviese, que eran unos trescientos. Bravo la mandó cumplir, previniendo al capellan los dispusiese cristianamente para el dia siguiente; pero en el silencio de la noche, la reflexión de que iba a manchar su propia reputacion y la causa que sostenia con una accion atroz, debiéndose esperar mejores resultados en favor de aquella misma causa de una conducta mas política y humana que la que se habia seguido, no le dejó un momento de descanso y lo decidió a tomar una resolucion contraria a la órden que habia recibido, corriendo el riesgo de desagradar a Morelos, cuyo caracter le era bien conocido.

Reservando sin embargo su determinacion, mandó formar la tropa a las ocho de la mañana y sacar a los prisioneros como si la ejecucion fuese a verificarse, y colocados estos en el centro del cuadro, les manifestó que su padre habia perdido la vida en México en el cadalso, poniendo con tal hecho el Virrey en riesgo la de todos ellos, pues habia recibido órden de Morelos para quitarselas pero que muy léjos de ejecutarla, no solo no se llevaria a efecto la sentencia que se les habia hecho saber, sino que a todos los dejaba en libertad para que se fueran a donde les conviniese, lo que ellos, en el trasporte del mas vivo reconocimiento por tan generosa conducta, rehusaron quedandose a su servicio, excepto los pocos a quienes sus negocios obligaron a volver a Veracruz, entre los que se contaba un individuo de aquel comercio del nombre de Madariaga, los cuales manifestaron su gratitud, haciendo a Bravo repetidos y considerables regalos para sus tropas (24).

Pocos ejemplos presenta la historia antigua y moderna de un acto tan noble de generosidad, en un momento en que la venganza habria parecido autorizar aquellas crueles represalias, habiendo sido repetidos los rasgos de humanidad que en el curso de la revolucion se vieron en este digno jefe; siempre valiente en el campo de batalla, nunca fuera de él manchó sus manos con la sangre del rendido, y conservando pura su reputacion a traves de las vicisitudes de la guerra, constantemente sostuvo la nobleza de su caracter, mereciendo a justo título que se le aplique el timbre del caballero frances, que pudo llamarse con verdad sin miedo y sin tacha. ¡Que pocos fueron los que en esta desgraciada contienda pudieron pretender un elogio semejante!

La larga continuacion de la guerra, la destruccion que esta habia causado en todos los ramos productivos, y los cuantiosos e incesantes gastos que habia tenido que hacer el gobierno, habian agotado sus recursos y obligadolo a imponer nuevas contribuciones. En todos los pueblos se cobraban las que se habian establecido para la manutencion de los patriotas, y para el pago de la tropa se echaba mano de todos los fondos que existian y de que disponian los comandantes; las rentas eclesiasticas habian sufrido mas que ningunas otras, pues ocupadas por los insurgentes o destruidas las fincas rÚsticas, los propietarios no pagaban réditos de los capitales que sobre ellas reconocian, y los diezmatorios estaban los mas en poder de los insurgentes, y de los que estaban libres, los comandantes de las tropas reales tomaban casi todo lo que rendian, en términos que en solo el obispado de Michoacan, habian percibido estos en los primeros treinta meses de guerra mas de 90.000 ps., y habiendo aquel cabildo acudido al Virrey, pidiéndole permiso para fundir y acuñar la parte de la plata labrada de la iglesia que fuese menos necesaria para subsistir por ese medio, tuvo que dar de ella 7.250 marcos para auxilio de la guarnicion de Valladolid (25).

En México siendo mayores los gastos, lo eran tambien las dificultades para cubrirlos.

Habíase ya echado mano de la plata labrada de los particulares; se habia establecido una contribucion sobre rentas de casas, pero nada de esto bastaba para las exigencias que iban siempre en aumento.

Con el fin de buscar medios para atender a ellas, convocó el Virrey una junta extraordinaria de hacienda que se celebró en su presencia el dia 19 de Agosto, a que asistieron el regente de la audiencia y fiscal de real hacienda, el superintendente de casa de moneda, los ministros del tribunal de cuentas, los de la tesorería y empleados superiores de hacienda, el consulado y el tribunal de minería. La discusion fue empeñada entre los comerciantes y los empleados, habiendo propuesto los primeros que se tratase de reducir los gastos, rebajando la tercera parte de todos los sueldos, lo que resistieron los segundos en cuyo apoyo se declaró el Virrey, y en aquella sesion no se hizo otra cosa que nombrar una comision que en la siguiente, que se señaló para el dia 21, propusiese algun plan (26).

En ella se resolvió adoptar el que de antemano tenia presentado el teniente coronel D. Francisco Crespo Gil, reducido a gravar todos los efectos de primera necesidad, sin eximir de esta contribucion, calificada de temporal y extraordinaria de guerra a ninguno de los cuerpos que gozaban excepciones, como las catedrales por sus diezmos y la minería por los artículos de su consumo, extendiéndose el pago del nuevo impuesto a los efectos ya introducidos y que existian en los almacenes y tiendas, de que se exigieron declaraciones juradas.

Se mandó ademas, a peticion del consulado, que se extendiesen escrituras renovando los préstamos hechos anteriormente que ascendian a 1.523.063 ps., haciéndoles gozar el interes de 5 por 100 desde 1° de Marzo de aquel año, como a los fondos tomados con hipoteca de la plata labrada y contribucion de casas, todo lo cual se publicó por bando el 26 de Agosto (27); mas como este arbitrio lo podia cubrir inmediatamente las urgencias del momento, necesitandose en la tesorería 700.000 ps. para el 1° de Septiembre, para los pagos del mes, el Virrey exigió un préstamo forzoso de esta suma, repartida arbitrariamente entre los sujetos pudientes del vecindario, a quienes se pasaron oficios previniéndoles la inmediata exhibicion de la respectivas cuotas (28).

Es notable este año por no haberse hecho en el por la primera vez despues de tres siglos, la ceremonia del pendon (29), con que se solemnizaba el dia 13 de Agosto, dedicado a S. Hipólito, patrono de la ciudad de México, en recuerdo de haberse apoderado de ella D. Fernando Cortés, en tal dia el año de 1521.

Las leyes habian querido que esta solemnidad se hiciese con la mayor pompa y hasta sus menores apices estaban prevenidos por ellas o reglamentados por autos acordados de la audiencia.

En la víspera de aquel dia, por convite prévio del ayuntamiento, estaban reunidos en la diputacion o casas municipales los caballeros y personas nobles de la ciudad, con todas las autoridades civiles y militares, y todos los individuos que ejercian cargos públicos, haciendo todos en esta ocasion muestra de su bizarría en soberbios caballos y ricos jaeces y libreas; los dos oidores menos antiguos iban a buscar a su casa al regidor alférez real, o si no lo habia, al que por turno le tocaba ejercer este cargo, y lo acompañaban hasta la casa del ayuntamiento, en donde tomando el pendón real, que era una bandera grande de seda en que estaban bordadas las armas reales y se usaba en la proclamacion de los reyes, se dirigia toda la comitiva al palacio en busca del Virrey y audiencia, y desde allí se ordenaba el paseo que presidia el Virrey, llevando a su izquierda al regidor con el pendon, y a su derecha al regente u oidor decano.

En este órden, con salvas y repiques, se encaminaba a la iglesia de S. Hipólito, donde se cantaban las vísperas, y quedando allí el pendon colocado en el presbiterio, la misma comitiva volvía el dia siguiente a sacarlo despues de la misa, para conducirlo a las casas municipales, desde las cuales los dos oidores que habian acompañado para salir de la suya al regidor alférez real en turno, volvian a dejarlo en la puerta, en la que tambien lo habian recibido, sin desmontar de las mulas ni entrar en el patio (30).

El ayuntamiento regalaba en esta ocasion un sombrero y unos guantes al Virrey y a los oidores, y todo terminaba con un refresco que el regidor alférez real daba en su casa al acompañamiento, excepto a los oidores que no asistían a él.

Esta ceremonia, que fue muy ostentosa miéntras se hizo en el órden referido y que vino a ser ridícula cuando, disminuido o acabado el espíritu de caballería, la comitiva iba en coches, asomando el pendon por la portañuela del del Virrey, podia ser ofensiva para los indios cuya conquista recordaba; pero de ninguna manera para la raza española, cuyo establecimiento en el pais habia sido efecto de aquella conquista. Sin embargo, los individuos de esta, desconociendo su posicion en el país y olvidando su origen, comenzaron a tenerla por degradante, y las cortes por decreto de 7 de Enero de este año, aunque calificandola de testimonio de lealtad, mandaron se aboliese, conservando únicamente la fiesta religiosa y reservando el sacar el estandarte real solo en la proclamacion de un nuevo monarca; todo con el fin, segun expresa el preambulo del decreto, de hacer desaparecer todo acto de inferioridad en las provincias de ultramar, que pudiera considerarse como monumento del antiguo sistema de conquista y de colonias (31).

A esta disposicion legislativa agregó el Virrey la orden para que no se representase una ridícula comedia, que en tal dia se daba en el teatro, titulada la Conquista de México (32).

En consecuencia, el Virrey asistió con la audiencia y autoridades que acostumbraban acompañarlo a la funcion de iglesia, como a una funcion ordinaria (33).

Despues de la independencia, viéndose cada vez con mas desden la conquista, S. Hipólito ha participado de él y México apénas se acuerda que lo tiene por patrono, celebrando su fiesta con suma pobreza y frialdad.

Publicaronse tambien otras providencias de las cortes, que tenian por objeto ganar los animos de los americanos, pero que eran insuficientes para lograrlo, pues como otra vez he tenido ocasion de hacerlo observar, en todo movimiento popular en que se versan grandes intereses, no hay medio entre vencer o ceder del todo; las concesiones parciales son recibidas con desprecio, o no sirven mas que de paliativo para cobrar a su sombra nuevo aliento el partido a quien se hacen, y en el caso presente, en una revolucion tan desastrosa, en que no habia ni jefe que la dirigiese ni plan a que se sujetase, es muy verosímil que la misma independencia que tanto se deseaba, no hubiese bastado a sosegarla.

Entre estas providencias, algunas habia que ya por la inoportunidad con que se dictaban, o ya por las circunstancias en que se publicaban, eran materia de mofa o se consideraban como insulto.

El dia en que fueron ejecutados Bravo y sus dos compañeros, en el mismo diario en que se publicó el extracto de sus causas, se insertó el decreto de las cortes de 24 de Enero, aboliendo la pena de horca y substituyendo en su lugar la de garrote, por ser aquella un espectaculo demasiado repugnante a la humanidad y al caracter generoso de la nacion española.

¿Qué efecto debian producir estas palabras en los animos de los insurgentes ocultos de la capital, ulcerados con la muerte de uno de los mas distinguidos jefes de la revolucion, y cuando se fusilaban centenares de personas por los comandantes militares, sin siquiera la forma de proceso?

Por decreto de 31 de Enero, las cortes habilitaron a los súbditos españoles que por cualquiera línea trajesen su orígen de Africa, para que fuesen admitidos a las matrículas y grados de las universidades y que pudiesen ser alumnos de los seminarios, tomar el habito en las comunidades religiosas y recibir los órdenes sagrados (34) lo que no era sin duda una compensacion por la privacion de los derechos de ciudadanía, y antes bien, con la ilustracion que se les proporcionaba adquirir, se les debia hacer mas sensible aquella.

Por otros decretos, queriendo las cortes premiar los servicios señalados prestados a la causa de España en varias provincias de América, declararon ciudad al pueblo de Tepic, con el título de noble y leal (35), y concedieron otras distinciones a la de Guayana en costa firme (36).

El estado político de las cosas en el periodo que abraza este libro, habia cambiado notablemente en España; los franceses obligados a retirarse de Portugal, no habian podido sostenerse en las margenes del Tajo, y Lord Wellington con el ejército aliado, habia ganado el 21 de Julio la importante batalla de Salamanca o de los Arapiles, en la que perdió un brazo el mariscal Marmont que mandaba el ejército francés; en consecuencia los franceses abandonaron a Madrid, en donde entraron triunfantes los aliados el 11 de Agosto y el 13 se proclamó y juró la constitucion; levantóse tambien el sitio de Cadiz, y las tropas españolas ocuparon sucesivamente a Sevilla, Córdova y Granada, retirandose el rey José del lado de Valencia, que habia sido tomada poco tiempo antes por el mariscal Suchet, y aunque reunidas allí nuevas fuerzas, y operando en combinacion con las que habia en Castilla la Vieja, volvieron los franceses a Madrid, replegandose el ejército aliado hasta Portugal con no poco desorden e indisplina en la retirada; la suerte final de la guerra estaba decidida, tanto mas que ya se veia inevitable el movimiento de la Rusia, que seguido por las demas potencias del Norte, acabó por echar por tierra el imperio de Napoleon.

Para que las operaciones de las tropas aliadas en España fuesen mas uniformes, las cortes nombraron a Lord Wellington general en jefe de los ejércitos españoles, con cuyo motivo pasó a Cadiz para combinar los planes de campaña y fue recibido con singulares muestras de consideracion, concediéndosele entre otros honores asiento en las cortes entre los diputados.

Antes habia sido nombrado duque de Ciudad Rodriga, por la toma de aquella ciudad, se le habia dado la grandeza de España y las grandes cruces de las órdenes españolas, y despues se le concedió la propiedad del Soto de Roma, hermosa posesion cerca de Granada, que habia vuelto a la corona, por haber sido despojado de ella Godoy, a quien Carlos IV la habia dado.

La suerte de las armas habia sido tambien favorable en lo general para la causa de España, en todas las provincias insurreccionadas de América.

Las victorias de Goyeneche, quien por una de ellas obtuvo el título de conde de Guaqui, en el alto Perú y provincias del rio de la Plata confinantes con aquel reino, habian asegurado su posesion para España por algun tiempo. En la capitanía general de Venezuela, un temblor de tierra de extraordinaria violencia, acaecido el Jueves Santo 26 de Marzo de este año, habia causado los mayores estragos en la ciudad de Caracas y en otras muchas poblaciones de la costa.

El terror que siempre inspira tan tremendo fenómeno, se aumentó considerablemente por muchos incidentes, que hicieron se le viese como un castigo manifiesto del cielo por haber abandonado a España en las circunstancias de su mayor angustia.

El temblor acaeció el mismo dia en que se cumplian dos años que se habia proclamado la independencia, y a la misma hora en que se habia hecho la proclamacion en Caracas; en esta ciudad se arruinaron la catedral y casi todos los templos, con muerte de muchos individuos que estaban reunidos en ellos para la celebracion de los divinos oficios, y los cuarteles, que era un edificio cuadrado de piedra, muy sólido se desplomó sepultando bajo sus ruinas a los soldados que allí estaban alojados; el puerto de la Guaira padeció mucho, y la elevada montaña, situada sobre la cordillera que separa la Guaira de Caracas, que se llama la Silla, a la que se habia dado el nombre de la Independencia, comenzó a arrojar humo, amenazando hacer una erupcion; pero lo que entre tantos sucesos espantosos llamaba mas la atencion del pueblo y que los predicadores adictos a la causa real hacian valer desde los púlpitos con mayor empeño era, que estos estragos habian recaido principalmente sobre las poblaciones que habian proclamado la independencia, miéntras que Coro y otras que habian permanecido fieles a la España habian sido casi del todo exentas de ellos (37).

En el mismo dia de Juéves Santo, la expedicion venezolana que salió de Cumana para atacar por mar y tierra a la Guayana española, fue completamente batida y tomados todos los buques que la componian.

El comandante de las tropas reales de Coro D. Domingo Monteverde, aprovechandose de tantas ventajas, marchó sobre Caracas, recibiendo a su transito los testimonios de adhesion de los pueblos aterrorizados, con lo que pudo decirse del todo sometida la provincia, habiendo sido remitidos presos a Puerto Rico el marques de Toro y los principales miembros del congreso, y conducidos a Cadiz el general Miranda y varios individuos, que dieron motivo a las empeñadas contestaciones en las cortes, de que hemos dado razon (38).

Miranda permaneció preso mucho tiempo en el castillo de Santa Catalina, hasta que la Inglaterra obtuvo su libertad, retirandose a aquella isla en la que murió.

En Santa Fé y en Quito, habian obtenido tambien ventajas las armas reales y en todo el continente de América, donde no triunfaban, defendian el terreno con honor.

Las islas pertenecientes a España en el archipiélago de las Antillas habian permanecido tranquilas, no obstante las violentas convulsiones que agitaban al continente vecino, y de ellas se habian sacado grandes auxilios para sostener la causa real en la costa firme; pero en Marzo de este año, la de Cuba, la principal de ellas, se vió amenazada de una revolucion, que a no haberse cortado en tiempo, hubiera podido ser de la mayor trascendencia (39).

Un hombre libre, de color, llamado José Antonio Aponte, comenzó a inquietar los animos de los esclavos en los distritos de Puerto Príncipe, Bayamó, Holguin, y especialmente en las inmediaciones de la Habana, cooperando a sus miras otros individuos de la misma clase que lograron seducir algunos esclavos, persuadiéndoles que las cortes habian decretado su libertad, y que el gobierno de la isla impedia y ocultaba esta gracia, a favor de cuya especie Aponte aspiraba a hacerse rey de la isla, como Cristóbal lo era de Haiti o Santo Domingo, y sus adherentes a apoderarse de las fortunas de los particulares y de los principales empleos y honores.

Tanto habian adelantado en sus intentos, que la revolucion llegó a estallar, habiendo incendiado el ingenio de Peñas Altas los mismos esclavos que en él servian y dado muerte a algunos individuos los de Trinidad, estando señalado el movimiento en la Habana, para el mismo dia Jueves Santo de este año, tan fecundo en grandes sucesos.

Las providencias activas del gobernador marques de Someruelos y demas autoridades, pudieron cortar la revolucion antes que tomase mas cuerpo, y habiendo sido aprehendidos los principales motores, fueron condenados a la pena de horca Aponte y otros cinco individuos libres y tres esclavos del ingenio de Trinidad. Pocos dias despues tomó posesion del gobierno de aquella isla D. Juan Ruiz de Apodaca, y la tranquilidad se conservó, no obstante los nuevos embates a que la veremos expuesta.

Hemos recorrido hasta aquí todos los principales sucesos de la revolucion de Nueva España, desde su principio en Dolores hasta la conclusion de su primer periodo con la prision y muerte de Hidalgo, Allende y sus compañeros; hemos visto la insurreccion que se creía extinguida con aquel suceso, sostenerse en las provincias del centro del reino, y tomar cierta organizacion regular con el establecimiento de la junta de gobierno en Zitacuaro; crecer y propagarse rapidamente por las victorias de Morelos en las del Sur y acercarse aquel jefe a la capital poniendo en riesgo la silla misma del gobierno; marchar contra él el ejército del centro despues de poner en fuga a la junta de gobierno, con la toma de Zitacuaro; empeñarse la lucha entre este ejército hasta entonces vencedor en las provincias del Norte, y las tropas de Morelos, que tambien lo habian sido en las del Sur, y el pueblo abierto y sin defensa de Cuautla detener por largo tiempo todas las fuerzas de que el Virrey podia disponer; apoderarse estas por fin de Cuautla, y salir Morelos con reputacion rehaciéndose pronto de gente y armas, y el ejército del centro dividido en diversos cuerpos, recobrar en poco tiempo lo perdido durante el sitio de aquel pueblo; morir en el cadalso a Torres y Albino García, los mas temibles jefes de la revolucion en las provincias centrales, extendiéndose entre tanto esta por las que forman el litoral del Seno mexicano; y por último hemos visto a Morelos presentarse otra vez en campaña y restablecer su credito con nuevos triunfos, ocupando por fin una posicion desde la cual amenazaba igualmente los puntos que el gobierno tenia mas interes en conservar.

La insurreccion pues, en el periodo de ella a que hemos llegado, sin tener otro jefe temible que Morelos, ni otras fuerzas importantes que las que este reunia bajo su mando, se hallaba diseminada en casi toda la extension del reino; no habia camino en que no hubiese una cuadrilla que lo interceptase, ni distrito en que no se conociese algun capataz que no hubiese adquirido funesta nombradía a fuerza de robos y desastres; todos inconexos entre sí, sin reconocer autoridad alguna superior, burlandose de la de la junta que habia querido ejercerla, pero todos siguiendo el mismo impulso y ejecutando el mismo plan que habia tenido su principio en Dolores.

El clero y el desorden eran precisamente lo que sostenia la revolucion; sin el primero hubiera carecido de jefes; sin el segundo, no habria tenido secuaces.

Esto mismo era lo que constituia la gran dificultad de reprimirla. Si se hubiese tratado de una guerra regularizada, hecha entre dos potencias civilizadas, las grandes victorias conseguidas por los realistas habrian puesto en breve fin a ella. Pero en este caso, las victorias no hacian mas que multiplicar y esparcir en una superficie mayor los elementos de la guerra, y sacando esta, como acabamos de decir sus recursos del desorden, cuanto mayor era este, tanto mas aquella se encendia y propagaba.

El país entre tanto se consumia y arruinaba, y el gobierno, obligado a hacer gastos excesivos para cubrir tan multiplicadas atenciones, se iba encontrando cada vez mas exhausto de recursos y tenia que hacer uso de medios violentos para proporcionarselos.

El envío de tropas de España, tan repetidamente pedidas por los españoles residentes en México, se iba haciendo de una manera que no podia producir un efecto decisivo y momentaneo, siendo sin embargo de grande utilidad al gobierno, pues fueron las únicas que defendieron la provincia de Puebla durante el sitio de Cuautla, y contribuyeron tambien a formar este.

El Virrey, en medio de tantas dificultades, hacia frente a la revolucion por todas partes; sus tropas algunas veces derrotadas, pero casi siempre victoriosas, suplian con su valor y con la actividad de sus movimientos, el número que era escaso para atender a tan vasta extension de terreno.

El uso de la guerra habia ido formando y dando a conocer jefes capaces de mandar con acierto. El mismo Virrey desde la capital atendia a todo reprimiendo al propio tiempo por su vigilancia, los movimientos que pudieran haberse excitado en ella; pues aunque fuese el foco principal de la revolucion, los que desde ella la fomentaban, tenian que reducirse a medios muy indirectos, ya mandando algunos artículos a los periódicos de Tlalpujahua, ya sorprendiendo alguna vez a los censores de imprenta para insertar en el Diario la constitucion de los Estados Unidos, con una excitacion a los mexicanos para imitarla, y ya esparciendo noticias falsas o alarmantes; pero todo estaba contenido con la mano fuerte de la autoridad, y mas con el temor que con el escarmiento, porque es justo decir que no habia habido excesiva severidad, ni habia sido México ensangrentado con frecuentes ejecuciones.

El gobierno pues luchaba en todas partes, y luchaba con ventaja, aunque el desacierto de no perseguir con empeño a Morelos, habia dejado en pié a su principal enemigo e iba a obligarlo a abrir nueva campaña, aventurando el éxito de la guerra, que en gran parte dependia de su pronta terminacion.

Toda la inmensa superficie de la América española se hallaba pues ardiendo en revolucion; los triunfos de las tropas reales habian podido reprimirla y contenerla, mas el gérmen existia siempre y era muy probable que volviese a desarrollarse presentandose la ocasion.

Acababa de pasarse y aun se estaba pasando por una terrible prueba, pero habian resistido a ella las instituciones creadas en la conquista, conservadas y mejoradas por tres siglos de experiencia; a estas debia el gobierno el respeto que gozaba, la obediencia que habia encontrado en las tropas, los recursos que sacaba de la riqueza y prosperidad a que el pais habia llegado. Sin embargo, este momento de crisis fue el que las cortes reunidas en Cadiz escogieron, para echar por tierra esas mismas instituciones cuya solidez acababa de probarse, cuya estabilidad habia podido resistir a tan recios vaivenes, y para socabar esa autoridad cuyo respeto habia podido conservarse en tan deshecha tormenta y defenderse a sí misma y a la corona, sin mas tropas ni recursos que los que ministraba el pais. Estos fueron los resultados de la publicacion de la constitucion política de la monarquía española proclamada en Cadiz el dia 19 de Marzo de 1812, de cuyo establecimiento en Nueva España vamos a ocuparnos en el libro siguiente.



Notas

(1) Tom. 2°, fol. 336.

(2) Tom. 2°, fol. 343.

(3) Idem, fol. 346.

(4) Vuelvo a tomar por guia en esta tercera campaña al mismo Morelos en sus declaraciones.

(5) Todo este pormenor esta tomado del parte de Paris, fecho en Ometepec el 11 de Julio y publicado en la Gaceta de 25 de Agosto, n. 278. f. 898.

(6) Así lo dice con aseveracion el obispo de Puebla Campillo en su manifiesto, contestando a Morelos que habia desmentido la especie.

(7) Carta de D. Nicolas Bravo, Apéndice, documento núm. 5. El retrato de Sa!meron esta en la Universidad de México en el museo. Habla de este hombre extraordinario el baron de Humboldt. Es. pol., tomo 1°, lib. 2°, cap. 6°, fol. 276. Véase el apéndice núm. 5.

(8) Gaceta de 21 de Noviembre, núm. 320. fol. 1233, por declaraciones de pasajeros.

(9) No hablan de este desastre las Gacetas y papeles del gobierno, y Morelos en sus declaraciones no refiere mas que el resultado, por lo que todos los pormenores los he tomado del Cuadro histórico de Bustamante, quien dice los tuvo de buenos informes en el mismo Huajuapan. Véase tomo 2° fol. 74.

(10) Bustamante dice 400; Morelos en sus declaraciones dice que hubo algunos muertos por ambas partes.

(11) Morelos dice que tenia entonces 3600 hombres, inclusa la guarnicion de Huajuapan.

(12) Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 108.

(13) Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 109.

(14) Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 149.

(15) Véase el capítulo anterior folio 151.

(16) Todo lo relativo a la derrota de Labaqui lo he tomado de Noticias verbales del mismo D. Nicolas Bravo, de la carta de este general publicada en el Apéndice, documento n. 5, y del Cuadro histórico de Bustamante, tomo 2°, fol. 176 en los papeles del gobierno no se habla nada de esto, y el mismo Bustamante da una idea enteramente erronea del motivo de la expedicion de Labaqui.

(17) Así lo dice Morelos en sus declaraciones.

(18) He estado en la casa en que fue muerto Labaqui, y examinado por mí mismo todo el lugar de la escena.

(19) Bustamante en el Cuadro histórico en el lugar citado, refiere que Morelos hizo fusilar en Tehuacan a 19 de los prisioneros, no obstante las instancias de Bravo para salvarlos de tan desgraciada suerte; que agregó algunos a su ejército, y a los demas los mandó a Zacatula. Morelos no dice en sus declaraciones que hiciese fusilar a ninguno, y yo he debido seguir de preferencia lo que dice el mismo general Bravo en la carta inserta en el Apéndice, documento número 5.

(20) Bustamante, Cuadro histórico, tomo 2°, fol. 180, copia el parte de García, trasmitido por Castro Terreño al Virrey que se halla en la secretaría del virreinato. No lo he visto, no habiéndose podido encontrar el legajo en que debe estar.

(21) Véase tomo segundo, folio 346.

(22) Publicóse el extracto de las causas en el Diario de México del mismo dia en que se hizo la ejecucion.

(23) Entre las personas a quienes mandó quitar la vida y saquear su casa dejando arruinada a su familia, no obstante ser su compadre y tener relaciones de amistad con él, fue D. Joaquin Sanchez Munive, europeo respetable, vecino de Chilpalcingo y padre del estimable sujeto del mismo nombre, que es actualmente uno de los principales vecinos de Yautepec.

(24) Para todo lo relativo a este suceso he hecho uso de las noticias que contiene la carta con que me ha favorecido el mismo general Bravo, y que se ha puesto en el núm. 5 del Apéndice.

(25) Véase el Manifiesto de la lealtad y patriotismo del M. I. V. cabildo de Valladolid de Michoacan, en la presente insurreccion. Impreso en México en 1813 en la oficina de Doña María Fernandez de Jauregui, folios 13 y 14.

(26) Arechederreta. Apuntes históricos manuscritos.

(27) Esta inserto este bando y la tarifa de contribuciones en los Diarios de México de 28 y 29 de AgostO.

(28) Arechederreta. Apuntes históricos manuscritos.

(29) Ibidem.

(30) Ley 56, libro 3, tít. 15 de la Recopilacion de Indias, tomo 2°, fol. 69, y Montemayor, Autos acordados de la audiencia de México, auto 142 del primer foliage y 60 del tercero.

(31) Publicóse por bando el 25 de Septiembre y se insertó en el Diario de México del 27.

(32) En esta comedia bajaba del centro del cielo en el patio, un muchacho montado en un caballo de palo, representando a Santiago y gritando a los españoles en un combate que se figuraba a ellos Cortés valeroso; expresion que habia venido a ser proverbial. En el año en que este tomo se imprime, se ha representado en México una comedia que recuerda el 16 de Septiembre, que ha venido a ocupar el lugar de la que con justa razon se mandó que no se representase en aquel tiempo, la que es tan extravagante y ridícula como aquella.

(33) Areched., Apuntes históricos.

(34) Diario de México de 26 de Septiembre.

(35) Idem de 27, Decreto de 24 de Julio de 1811.

(36) Decreto de 6 de Febrero, Diario de México de 19 de Septiembre.

(37) Véase la relacion de los sucesos de Venezuela y provincias limitrofes, en la Gaceta de 25 de Agosto de 1812, núm. 278, fol. 894, y en el Diario extraordinario de México de 11 de Septiembre del mismo año.

(38) Véase folio 67 de este tomo.

(39) La relacion de los sucesos de la isla de Cuba, esta tomada de la proclama que con este motivo publicó el gobernador marques de Someruelos en 7 de Abril, inserta en los Diarios de México de 23 y 25 de Septiembre.

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