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LA MUERTE VIOLENTA DE UN SENADOR

Vito Alessio Robles

CAPÍTULO DECIMOTERCERO



LA MAYORÍA DE SENADORES SE OPONE A QUE SE HAGA LUZ EN EL ASESINATO DE FIELD JURADO

Decididamente, la proposición del senador González y González para que se castigase a los asesinos del coronel José F. Estrada, muerto en Monterrey, había sido mal acogida. Todos los senadores se oponían a su aprobación, unos porque consideraban que el Senado no debería inmiscuirse en toda clase de atropellos, otros porque conceptuaban que la excitativa pedida violaba la soberanía del Estado de Nuevo León y los obregonistas y callistas incondicionales porque veían, con razón, que de aprobarse ésta hubiéranse visto constreñidos a aprobar la interpelación al general Obregón.

El Senado no podía oponerse a que se interpelase al general Obregón

Después del enérgico discurso del senador Federico González Garza, tomó la palabra el senador Francisco Labastida Izquierdo, que después se hizo célebre al proponer la reforma reeleccionista, que al aprobarse tendió un puente de plata entre el rancho de Náinari y el Palacio Nacional. Labastida también se opuso a la aprobación de la solicitud de González y González, pero pidió que se aprobase el aditamento de Alessio Robles, aduciendo que era algo a lo que el Senado no se podría rehusar, ya que se trata de la muerte trágica de uno de sus miembros, y, simplemente, de ir a pedir al señor Presidente de la República una relación, una explicación sencilla sobre lo que se ha hecho en este caso y nada más.

La presencia satisfactoria del senador José Ortiz Rodríguez

González y González no se daba por vencido y todos sus esfuerzos tendían a que se separasen las dos proposiciones, pero la atención se había fijado poderosamente en la moción de interpelación al Presidente. El senador michoacano don José Ortiz Rodríguez, íntimo amigo del senador Róbinson, ni siquiera se refirió a la moción de González y González.

Dijo que para satisfacción de los promotores de la proposición de que se vea al Presidente con objeto de que nos informe sobre lo que él ha hecho en el caso del asesinato del expresado señor Field Jurado iba a manifestar algo a los señores senadores.

Y ante la estupefacción de todos, informó que el día de los sucesos fue nombrado miembro de una comisión que se acercó al juez que iba a conocer del proceso, al procurador y al Ministro de Gobernación y que todos dijeron a la comisión que pondrían todo su celo para que fuera ministrada (sic) pronta y efectiva justicia, y agregó que él, personalmente, acompañó al juez Gómez Jáuregui a practicar las primeras diligencias. Nos dejó turulatos cuando terminó diciendo:

Expongo esto, no porque tenga nada que ver en el caso a discusión, sino para que los señores senadores vean que la Cámara de Senadores no ha descuidado el asunto que promovió el senador Alessio Robles.

Muchos senadores habían visto que la consignación de Morones hecha por el Senado había sido arrojada al cesto por la Comisión Permanente con la anuencia de catorce miembros de la Cámara Alta. Ya hemos visto también que ni el mismo juez de la causa se mostraba conforme y mucho menos satisfecho por la falta de cooperación de la Procuraduría de Justicia y de las autoridades policíacas. La satisfacción pregonada por el senador Ortiz Rodríguez resultaba asaz peregrina.

La proposición de González y González desechada y moción separada de Alessio Robles

Habló también el senador José J. Reynoso, pero este representante se refirió exclusivamente a la proposición de González y González. Para nada mencionó el caso de Field Jurado. Puesta a votación la primera, fue desechada en votación económica.

Ya la secretaría tenía en su poder la moción de Alessio Robles, que fue leída inmediatamente después. Decía:

H. Asamblea:

Me permito proponer que, con dispensa de todo trámite, se apruebe el siguiente

ACUERDO

UNICO. Nómbrese una comisión que se acerque al ciudadano Presidente de la República, a inquirir el resultado de las gestiones hechas por las autoridades a sus órdenes para descubrir a los responsables del asesinato del senador Field Jurado.

México, 15 de octubre de 1924

El senador morelense José M. Muñoz firmó también €sta moción.

Una proposición que no necesitaba fundarse

El senador Alessio Robles expresó que esta proposición no necesitaba fundarse. Que todo atentado ameritaba una protesta, pero que en tratándose del asesinato del senador Field Jurado no se trataba de la muerte de un ciudadano sino de la respetabilidad de la Cámara de Senadores. Agregó que con la interpelación no se invadían atribuciones ajenas, ya que el mismo Presidente de la República había protestado enérgicamente por el atentado. Dijo que estimaba que el asunto no ameritaba discusión. y pidió la aprobación unánime del Senado.

Las revelaciones del senador José M. Muñoz

El senador morelense Muñoz, un hombre honrado, pidió la palabra para hacer revelaciones, que hicieron palidecer a más de un senador. Se refirió a un anónimo que le fue mostrado por Field Jurado en la mañana del día de su asesinato, que dirigido a la futura víctima decía:

En vista de que usted ha creído guasa que se le va a matar a usted para hacerse justicia la acción directa, manifiesto a usted que esta tarde será usted asesinado: un senador que salió con el Presidente de la República a Celaya ha traído la orden de asesinarlo a usted.

Y Muñoz, con su malicia de campirano, agregó:

Yo comprendo que ni el senador ni el Presidente de la República fueron capaces de decir semejante disparate; este fue algún sinvergüenza, de esos infames que no tienen escrúpulo en hacer cosas de esa naturaleza, y sólo así vino originado el anónimo a que me refiero. Creo que el Senado debe hacer luz en el asunto, porque el Presidente de la República es el más empeñado en que se esclarezca.

Una pregunta de Góngora y una aclaración de Alessio Robles

Pidió la palabra el senador Góngora no para oponerse a la proposición sino para que Alessio Robles le informara si no creía que sería más eficaz dirigirse al juez encargado de la causa y después, ya con los datos obtenidos, dirigirse al Presidente de la República.

Alessio Robles informó que sabía que todo el mundo se había negado a declarar, unos, por temor, y otros porque no deseaban hacer el papel de monigotes en dicha averiguación y que por ello el juez había tropezado con muchas dificultades. Agregó que, de acuerdo con el artículo 102 de la Constitución, el Procurador de Justicia, funcionario dependiente del Ejecutivo, era el encargado de la persecución ante los tribunales de todos los delitos y a él correspondía solicitar las órdenes de aprehensión contra los reos; buscar y presentar las pruebas que acreditaran la responsabilidad de éstos; hacer que los juicios se siguieran con toda regularidad, para que la administración de justicia fuese pronta y expedita; pedir la aplicación de las penas y, de acuerdo con la misma Constitución, el procurador era el consejero jurídico del Gobierno.

Una votación nominal muy desagradable para muchos senadores

Después de declarar el asunto suficientemente discutido, los senadores Macías Ruvalcaba y Alessio Robles pidieron votación nominal. Los senadores más escurridizos se salieron del salón de sesiones. La votación dio el resultado siguiente:

Votaron por la afirmativa, los dieciocho siguientes senadores: Pedro de Alba, Vito Alessio Robles, Atanasio Carrillo, Arturo Cisneros Canto, Adalberto Galeano Sierra, Federico González Garza, Victorio E. Góngora, José G. Heredia, Epafrodito Hernández Carrillo, Francisco Labastida Izquierdo, Pedro Laguna, José Macías Ruvalcaba, Alejandro Martínez Ugarte, José Maqueo Castellanos, José María Muñoz, Manuel Rivas, Pablo Emilio Sotelo Regil y J. Manuel Truchuelo.

Los senadores que no consintieron en que se interpelase al Presidente Obregón fueron los que siguen:

Antonio Ancona Albertos, Jesús Agustín Castro, José C. Cruz, Juan Espinosa Bávara, Pedro González, Manuel Gutiérrez de Velasco, Manuel Hernández Galván, Fernando López, Luis G. Monzón, José María Mora, Miguel F. Ortega, José Ortiz Rodríguez, José Padilla Gómez, Adalberto Palacios, Demófilo Pedrero, Manuel M. Prieto, Tomás A. Róbinson, Juan de Dios Robledo, Abel S. Rodríguez, Fernando Rodarte y Alberto Terrones Benítez.

Total: 21 senadores que votaron en contra de la moción, la que fue rechazada por una pequeña mayoría de tres votos.

El profundo silencio del general Alvaro Obregón

Todos los diarios de la capital dieron cuenta de los incidentes de esta sesión, y el Presidente, general Obregón, guardó el más profundo silencio. A pesar de los ofrecimientos del mismo general, de los de Morones y de los del propio coronel y regidor José Preve, los culpables continuaban disfrutando de la más completa impunidad. Los autores intelectuales y materiales se paseaban cínicamente por las calles de la capital y algunos de ellos ocupaban puestos prominentes. Esa impunidad se ha prolongado por cerca de doce largos años. Hasta ahora, uno de los responsables, el antiguo coronel y regidor José Preve, ha caído, pero no en manos de la justicia mexicana, sino por los dictados ineludibles de la justicia inmanente. De los senadores inodados cayó también Manuel Hernández Galván muerto a tiros en una cantina de la capital de la República. Viven todavía los principales autores intelectuales: Luis N. Morones y Tomás A. Róbinson. Viven también dos o tres senadores agentes de Róbinson, uno de los cuales era gobernador del Distrito Federal y hasta cambió de color cuando fue asesinado Field Jurado. Viven aún dos de los autores materiales: Ramírez Planas, empleado en aquel entonces del gobernador del Distrito Federal y Jaramillo, ayudante de Morones.

Acotaciones para la historia

Para terminar estos artículos, cuya publicación se inició en El Día el 20 de noviembre pasado, cuando don Luis N. Morones todavía no marchaba a Los Angeles con el ánimo de encampanar al general don Plutarco Elías Calles en una empresa torpe, ridícula y suicida, voy a extractar los datos contenidos en un interesante artículo del señor doctor F. de Juambelz, que tiene por título: Acotaciones para la Historia. El asesinato del senador Field Jurado y fue publicado en el diario El Siglo de Torreón, en 10 de septiembre del presente año (1935).

Dice el doctor De Juambelz:

Los datos que transcribimos arrojan clara luz sobre ciertas páginas rojas de nuestra historia. El asesinato del senador Field Jurado, ordenado en la época de la revolución encabezada por don Adolfo de la Huerta, tuvo por móvil castigar su oposición en la Cámara Alta, a los Tratados de Bucareli.

Quién era José Preve

El extinto coronel José Preve -sigue diciendo el doctor De Juambelz-, figuró por varios años como matarife máximo de un par de poderosísimos líderes obreros. El licenciado Dantón Cuen, narra que Preve inició su carrera como agente de la Primera Jefatura, en la época de don Venustiano, asesorado por el Chato Bernabé, correcto y disciplinado en aquellos tiempos.

Preve era un individuo de aspecto poco grato, pero que aparentaba haber pasado por la escuela y no ser de origen completamente rudo. Simulando un cateo, en compañía de su amigo el Chato, robó treinta mil pesos. Bernabé fue castigado y Preve se refugió en los Estados Unidos. Años después, lo encontró el licenciado Cuen vistiendo uniforme y ostentando grado de capitán segundo. Preve confesó que había falsificado documentos; así inició su carrera militar.

Lo conocí cuando era coronel y Jefe de Circulación en el Departamento de Tráfico. Viajó comisionado por Europa y ocupó puestos de categoría, entre ellos el de munícipe.

La víspera del asesinato

En los días álgidos de la revuelta delahuertista, cenábamos en el Café Colón, ignorantes de sus antecedentes -sigue hablando el doctor De Juambelz-, en compañía de Preve y de un gordito bonachón dotado con una sonrisa placentera, ingenua, angelical: Ramírez Planas, entonces jefe de un Departamento en el Gobierno del Distrito; la mesa contigua fue ocupada por otros acompañantes del militar, que llegaron momentos antes tripulando un automóvil Dodge, negro, sin placas y con las cortinas bajadas. Llamaban a este coche la ametralladora. Uno de ellos vestía sweater rojo sumamente llamativo, era el capitán Centellas.

Al día siguiente de esta cena, el senador Field Jurado fue acribillado a tiros en plena calle, por varios individuos gue descendieron de un auto Dodge con las características de la ametralladora y cuyas señas coincidían con las de Ramírez Planas y Centellas; el resto de los siniestros personajes no son conocidos.

La coartada de los aseslnos

Preve atendía entonces su salud en el consultorio que teníamos -dice el doctor De Juambelz- el doctor Fisch y yo. El día de los hechos se presentó más o menos a la hora del asesinato, para atenderse. Pasó lista de presente. La lectura de los diarios nos dio las señas de los autores del crimen y experimentamos la repugnancia natural.

Años después encontré a Preve en estado de ebriedad muy avanzada, y le espeté a quemarropa: ¿Sabe quién lo anda buscando? ... Field Jurado, que ha resucitado y sabe que usted lo mató ... No fui yo, fue el gordo Planas, me contestó, pero inmediatamente reaccionó su cerebro trastornado y trató de cambiar el sesgo del asunto.

Las hojas del calendario, vuelven a caer en el devenir de los tiempos; habla la prensa de los asesinatos y cita los nombres de la trágica hermandad: Preve y Ramírez Planas. El par de líderes con altos puestos oficiales, aseguran que ambos sujetos, cuando ocurrió la muerte del senador Field Jurado, cumplían una comisión en tal o cual Estado de la República.

El fin del coronel Preve

A los testigos de su presencia innegable en esta capital, nos viene a la mente aquella anécdota que presenta al marido engañado sorprendiendo in fraganti a su mujer y recriminándola. Ella se yergue y contesta: Parece mentira que des más crédito a lo que miran tus ojos, que a lo que digo yo. Aquel marido creyó. Ante los documentos oficiales nosotros debemos hacer otro tanto ...

Corren meses; alguien cuenta: Preve fue envenenado y ha muerto. Tropiezo en el 5 de Mayo con una sombra semejante a él. Me explica que ingirió sopa con gran cantidad de láudano; pero que habiéndose manifestado los síntomas delatores, fue atendido. Culpa al líder obeso, uno de los del par que fueran tan influyentes. Guardaba demasiados secretos para ser persona grata.

La incursión de mexicanos a Venezuela para ayudar a la revolución contra Juan Vicente Gómez, fue capitaneada por el coronel José Preve. Cayeron en emboscada; Preve herido teme a la muerte y la llama disparándose un pistoletazo ... Así tenninó uno de los ases en la administración de la medicina infalible, que emplearon ciertos políticos poderosos ...

Epílogo

La responsabilidad histórica no prescribe nunca. El general Obregón tiene la enorme responsabilidad histórica de haber sido el principal autor intelectual del asesinato de un senador y del plagio de otros tres y de haber arrojado, según sus propias palabras, un bálsamo sobre el prestigio de la Revolución misma. Viven dos de los principales autores intelectuales: el opulento líder Luis N. Morones y el exsenador Tomás A. Róbinson, además de sus comparsas. Viven también Ramírez Planas y Camarillo, autores materiales. ¡El honor del Senado y los manes de Field Jurado reclaman justicia!

Publicado en El Día, de México, D. F., en la edición del 19 de diciembre de 1935.
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