Índice de Emiliano Zapata y el agrarismo en México del general Gildardo Magaña y su colaborador el profesor Carlos Pérez GuerreroPrólogo del general Gildardo MagañaBiblioteca Virtual Antorcha

EMILIANO ZAPATA
Y EL
AGRARISMO EN MÉXICO

General Gildardo Magaña
Colaboración del Profesor Carlos Pérez Guerrero

PRESENTACIÓN


Después de un arduo y perseverante trabajo, colocamos en los estantes de nuestra Biblioteca Virtual Antorcha, esta valiosa obra iniciada a mediados de la década de 1930 por el general Gildardo Magaña y terminada a mediados de la década de 1940 por el profesor Carlos Pérez Guerrero. Efectivamente, Emiliano Zapata y el agrarismo en México, constituye un fabuloso y riquísimo cofre pletórico de documentos, reflexiones, recuerdos, interpretaciones y críticas en torno a los momentos más álgidos del proceso revolucionario mexicano de 1910 a 1914.

Verdaderamente es un auténtico placer el sumergirse en los cinco tomos que conforman esta obra, de más de mil quinientas páginas, editada a principios de la decada de 1950 por la editorial Ruta, que nos ha servido de base para estructurar la presente edición virtual.

La postura del zapatismo de cara al proceso revolucionario mexicano del periodo 1910-1914, emerje contundente y poderosa a través de las páginas de esta obra. Las simpatías libertarias del general Magaña y del profesor Carlos Pérez Guerrero son definitivas, y para muestra basta tan sólo echar una mirada a las citas introductorias de cada uno de los tomos.

En el primer tomo, el general Magaña estampa una poderosa y alusiva cita del anarquista francés Carlos Malato que versa:

Sólo la posesión de las fuerzas productoras y ante todo de la tierra, cuna primitiva de todas las riquezas, dará a la humanidad el bienestar, el desenvolvimiento físico de la especie, el refinamiento intelectual, la urbanidad en las costumbres.

En el segundo tomo, recúrrese a León Tolstoi, el principal representante de la corriente del anarquismo cristiano, utilizando la siguiente cita:

Porque todos hemos venido a la vida desnudos; ninguno ha nacido con tierras por añadidura, y si unos se han convertido en explotadores y otros en explotados, ha sido por nuestra estructura social, cada vez más combatida hasta que llegue el día de la justicia.

En el tercer tomo, es una cita del considerado padre del anarquismo, Pierre Joseph Proudhon, al que recurre:

Se dice que la propiedad así entendida, despojada de tal modo de todo aquello que no constituye el privilegio y el abuso, no es propiedad. Hombres prácticos, dejamos estas discusiones a los sabios; a nosotros nos basta, manteniendo la propiedad individual, con librarla de la desigualdad y el monopolio.

En el cuarto tomo, utilízase el versículo 34 del capítulo venticinco del Levítico:

Mas la tierra del ejido de sus ciudades no se venderá, porque es perpetua posesión de ellos.

Y en el quinto tomo se recurre a una cita del anarquista Jean Grave:

Cuando impacientes, sin ver llegar nada, agotados sus sufrimientos, llenos de miseria y de privaciones, exigían la realización de las promesas, les dieron hierro y plomo; con esto quisieron acallar sus gritos.

No es de sorprender la afinidad que muestra el general Gildardo Magaña hacia el ideario anarquista, puesto que fue ésa la fuente que nutrió su juvenil cerebro cuando estudiaba, a principios del siglo XX, en los Estados Unidos, en donde fue, dicho sea de paso, un lector fiel del periódico Regeneración, admirador de Ricardo Flores Magón y copartícipe, en la medida de sus posibilidades, del proceso de formación del Partido Liberal Mexicano. Los comentarios vertidos por Magaña y el profesor Guerrero, patentizan claramente el profundo respeto que tenían por el discurso político-social elaborado por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, presidida por Ricardo Flores Magón.

La visión del zapatismo correspondiente a esa parte del proceso de la Revolución Mexicana, comprendida entre 1910 y 1914, emerge poderosa, expresando su verdad, sus argumentos, sus pruebas, sus críticas y su sentencia.

Así, el mil veces llamado apóstol de la democracia, el señor Francisco I. Madero es retratado de cuerpo completo, exponiéndose su grandeza pero al mismo tiempo no ocultando su flaqueza, sus temores, sus pequeñeces. Y se enfatiza de manera clara, contundente, que el apóstol de la democracia terminó entregando en bandeja de oro, la Revolución misma a sus más acérrimos enemigos, mediante la firma de los tristemente célebres Tratados de Ciudad Juárez.

Quien en un principio fuese mimado, aplaudido y vitoreado, terminaría siendo escupido, abucheado y ninguneado. La proclamación de el Plan de Ayala, evangelio mismo del credo zapatista, enfáticamente desconocería la presidencia del señor Francisco I. Madero considerándole traidor.

Pero ese encono en contra de los desvarios políticos del señor Madero, tenía su causa en los principios enarbolados por los zapatistas, principios del todo antagónicos con las prácticas desarrolladas por el gobierno maderista.

Cuando Madero cae víctima de sus propios errores, el zapatismo se deslinda por completo de la jauría de chacales encabezada por el general Victoriano Huerta quien prácticamente hizo circo, maroma y teatro buscando atraerse las simpatías de las fuerzas sureñas encabezadas por el general Emiliano Zapata. Y son los zapatistas, no obstante su carencia de recursos económicos, y por ende militares, los primeros que enfrentaran, con las armas en la mano, la usurpación huertista.

Menospreciado y practicamente ninguneado por el Ejercito Constitucionalista, el zapatismo se vería empujado de manera brutal a la marginación, cuando las tropas del denominado Primer Jefe del Ejercito Constitucionalista, el señor Venustiano Carranza, entran a la ciudad de México en agosto de 1914.

Todo esto es acuciosa y cumplidamente descrito, comentado y reflexionado en esta obra, la cual alcanza su climax con el relato del proceso de conformación de la Soberana Convencion Revolucionaria y de las pugnas, grillerías, trampas y politiquería que en tal proceso se desarrollan.

La tragedia que el desencuentro entre las fuerzas revolucionarias en pugna ocasionó a la República mexicana al generarse lo que se conoce como la lucha de facciones, viene siendo la conclusión de la obra. ¿Quién o quienes pueden ser considerados culpables del desaguisado?

Desgraciadamente la obra termina con el desconocimiento por parte de Venustiano Carranza al gobierno emanado de la Soberana Convención Revolucionaria, quedando truncos los álgidos meses de 1915, durante los cuales la Convención gobernó una considerable extensión territorial de la República.

Esperamos que esta obra, Emiliano Zapata y el agrarismo en México llene las espectativas de los interesados en conocer las diferentes facetas del proceso revolucionario mexicano próximo a cumplir su primer centenario.

Chantal López y Omar Cortés

Índice de Emiliano Zapata y el agrarismo en México del general Gildardo Magaña y su colaborador el profesor Carlos Pérez GuerreroPrólogo del general Gildardo MagañaBiblioteca Virtual Antorcha