Índice de La conjuración de Martín Cortés de Juan Suárez de PeraltaCapítulo undécimo Primer apéndiceBiblioteca Virtual Antorcha

La conjuración de Martín Cortés

Juan Suárez de Peralta

CAPÍTULO DUODÉCIMO

Que trata de la llegada de la armada a Sevilla, y en ella el licenciado Muñoz, y el marqués de Falas, y los presos, y lo que más sucedió


Llegados que llegaron los navíos, en que iban los presos y Muñoz, a Sevilla, en salvamento, luego puso a recado el juez los que llevaba a su cargo, que eran los condenados, y dio aviso a Su Majestad y al Consejo de su llegada.

Iba en ellos Baltasar de Aguilar, el cual en el navío había hablado mucho en favor del marqués del Valle, y dicho que no tenía culpa, y que él lo había de decir así al rey y a su Consejo, porque no padeciese el pobre caballero sin culpa, y que lo que últimamente había depuesto, en el tormento que los jueces le dieron, fue por miedo de los tormentos, que fueron muy graves; mas que él hablaría; y de estas cosas diz que decía muchas.

Llegadas las naos a Sanlucar, luego supo el duque de Medina lo que hablaba Baltasar de Aguilar, y como deudo del marqués, y aunque no lo fuera sino tan cristianísimo como es, procuró vede y saber de él lo que le habían dicho. Hízole mucha merced. Y túvole en su casa, y avióle para la corte dándole cartas de favor, que por ellas no procedieron contra él como con los demás; y en lugar de decir lo que había prometido se rectificó contra el marqués. Con estas variedades anduvo, que si fuera constante y siempre sustentara lo que una vez había dicho. no hay duda sino que se le hiciera mucha merced, por ser. como fue, el primer descubridor, y así, por variar, paró en lo que después se vio; aunque le alzaron el destierro de la corte y de las galeras, y por sus días le mandó dar Su Majestad quinientos ducados de renta de los pueblos que le habían quitado.

Uno de los que más daño hicieron al marqués del Valle y al de Falces, fue el que decimos. Nuestro Señor los perdone, que allá están todos.

Deán de México

Llegados los presos y el proceso se prosiguió en la causa, y por los indicios y culpa que se le halló al deán de México que estaba en Madrid, que había sido remitido a España, se le dieron grandísimos tormentos, siendo sacerdote y caballero, y no confeso; quedó privado de su dignidad, y aun manco de lo que pasó en el tormento.

Sentenciaron al marqués al servicio con ciertas lanzas en Orán, y destierro perpetuo de todas las Indias, y muchos millares de ducados, y privado de la jurisdicción de su estado, que fue una cosa esta harto grave y en menoscabo de su renta, como ha parecido después que Su Majestad le pone justicias en todo él.

Costóle al pobre caballero su honra y mucha suma de ducados, y salir de la mejor tierra que calienta el Sol, donde fuera más que querido, si pudiera ser, y señor de mucha moneda. Trocóse la ventura en mal y ésta le persiguió con grande extremo.

Después de salido de México el licenciado Muñoz, empezó a gobernar la audiencia; y ya no se hacían más diligencias en lo de la rebelión, porque habían dejado la tierra los jueces bien castigada y no se les había quedado cosa por hacer.
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