Índice de Compendio de la historia de México de Manuel PaynoLección XLI de la Cuarta ParteLección XLIII de la Cuarta ParteBiblioteca Virtual Antorcha

COMPENDIO DE LA HISTORIA DE MÉXICO

Manuel Payno

Cuarta parte

HISTORIA MODERNA
De 1878 a 1879

LECCIÓN XLII
Continuación de la lección XL

Administración del general Díaz.- Subsistió durante todo el periodo constitucional.- Movimientos revolucionarios.- Lomelí.- El general Escabedo en la frontera.- Cae prisionero.- Sublevación de Tepic.- Nuevas cantribuciones.- Excitación de los fabricantes.- Pronunciamiento y manifiesto del general Negrete.- Pronunciamiento de Carrión.- Sucesos de Veracruz.


- En nuestra última lección, dejamos ya instalado al general don Porfirio Díaz en la presidencia, a la República regida otra vez por la Constitución, y a los nuevos empleados, partidarios en la mayor parte del Plan de Tuxtepec, funcionando en los más notables y pingües destinos. ¿Qué suerte corrió esa administración que tuvo realmente un origen revolucionario?

- Verdad es que el gobierno del general Díaz tuvo por base el triunfo obtenido en Tecoac, la salida del señor Lerdo del país, y la adhesión de toda la fuerza armada; pero el mismo general Díaz, obrando con prudencia y con un buen tacto político, en vez de continuar con la dictadura que sólo ejerció momentáneamente, trató de reconstruir su gobierno, tomando por base para obtener también el apoyo moral de la opinión, las reglas constitucionales, y bajo ellas continuó ejerciendo el poder.

- ¿Funcionaron regularmente las autoridades?

- Los diputados y senadores se reunieron en los periodos usuales, expidieron algunas leyes, decretaron los presupuestos aumentando las contribuciones, aprobaron los códigos y autorizaron al Ejecutivo para ciertos negocios, como los de arrendamiento de casas de moneda y construcción de ferrocarriles; la Corte de Justicia y tribunales continuaron también en sus funciones, concediendo amparos y despachando los negocios con la dificultad y lentitud que no ha podido vencerse todavía; en fin, los gobernadores de los Estados que fueron nombrados por las reglas constitucionaes, reorganizaron asimismo sus localidades, y todo quedó en lo aparente lo mismo, sin más variación que el personal, que se compuso en la mayor parte de los partidarios que se llamaban tuxtepecanos.

- ¿Es decir, que durante el periodo de que vamos hablando la paz se conservó inalterable en toda la grande extensión de la Republica?

- No dejó de turbarse, y en algunos momentos aun se creyó que hubiese un gran peligro, y que el gobierno de Tecoac fuese derrotado. Esto al menos lo tenían por seguro, y lo han tenido hasta hace algunos meses, los partidarios intransigentes del señor Lerdo y de la absoluta legalidad constitucional.

- ¿Cómo pasaron esos sucesos y qué movimientos revolucionarios ocurrieron?

- En principios de marzo de 1878 se pronunció Lomelí en Colodán (Jalisco). A pocos días anunció el Diario del gobierno que había sido derrotado.

Por el mes de junio, los movimientos revolucionarios en la frontera se presentaron con alguna seriedad. El general García Anaya, con cosa de trescientos hombres, pasó el río Bravo, y en una y en otra orilla reunió cosa de cuatrocientos hombres. Un telegrama de 13 de junio aseguró que García Anaya fue derrotado por don Jesús Alegría, pero todos esos días se dijo en el público que el general Escobedo había aparecido con fuerzas respetables en la frontera, donde tenía mucho prestigio, proclamando el restablecimiento del señor Lerdo. Tan no eran del todo infundadas estas noticias, cuanto que en efecto el general Escobedo se presentó provisto de armas y de algunos recursos, y expedicionó al principio en la frontera con algunas esperanzas de victoria, sublevando los pueblos y haciéndose cada día de mayor número de partidarios. El éxito no coronó los esfuerzos de este antiguo militar que tanto figuró en la guerra contra el imperio, y cayó prisionero en Cuatro Ciénegas, y el 25 de junio de 1878 en la noche llegó a Monterrey escoltado por cincuenta hombres de caballería. Más adelante fue conducido a México con todas las consideraciones debidas a su carácter, y encerrado en la prisión de Santiago. En el curso del tiempo, su familia y amigos lo visitaban en la prisión y más adelante pasó arrestado a su casa. Se le permitió después que saliera de la República, y habiendo regresado a ella cuando el general González estaba ya en el poder, se le devolvió la plena libertad y su empleo de general de división ganado en guerras extranjeras.

La demostración armada más ruidosa en contra de la administración de Tuxtepec, fue en el territorio militar de Tepic. Lerma y otros caudillos influentes en la sierra de Alica desconocieron al gobierno, y en México circuló un plan que era verdadero o apócrifo, en un sentido enteramente conservador. Por el mes de marzo de 1879, esta revolución que podía cundir a Sinaloa, tomó un carácter serio, y el gobierno comenzó a tomar medidas activas para sofocarla.

En mayo del mismo año, el Congreso decretó en el presupuesto, como hemos dicho, nuevas contribuciones que fueron la duplicación del timbre y un impuesto a las fábricas de tejidos de algodón. Esto causó alarma y hasta efervescencia.

El general don Ignacio Mejía regresó en esos días del extranjero, y fue bien recibido por el presidente de la República. El general don Miguel Negrete que desempeñaba la comandancia militar de México, se disgustó de que así se tolerase al que tuvo mucho empeño en fusilarlo cuando era secretario de Guerra, y renunció la comandancia. La renuncia le fue admitida.

Por el 2 al 4 de junio, la policía buscó al general Negrete en su casa y no lo encontró ya. A pocos días apareció un manifiesto muy fuerte en contra del gobierno. El secretario de Gobernación, que lo era el licenciado Pankhurst, tuvo un momento de terror, pues creyó que Negrete al ocultarse y lanzar su manifiesto, estaba de acuerdo con algunos individuos de la guarnición. La policía recogió los ejemplares del manifiesto y aprehendió en la noche del 2 de junio a don Vicente Villada, dueño de la imprenta del Republicano, y a don Francisco Gochicoa, uno de sus redactores. A los pocos días volvió la calma y los presos fueron puestos en libertad. Por estos días se pronunció el coronel Carrión por el rumbo de Tejupilco; pero tampoco tuvo éxito, y reunió bien poca gente. Carrión fue al fin aprehendido y conducido a Santiago Tlatelolco, donde continúa, y el general Negrete permaneció oculto, hasta que el general González tomó posesión de la presidencia y le concedió la libertad. La verdad es que el general Díaz sabía perfectamente lo que pasaba, y procuraba por medidas preventivas, que no progresara esta revolución. Los fabricantes se resignaron a pagar por el sistema de igualas una nueva contribución, y terminó también toda esta excitación moral con la expulsión del periodista español Llanos Alcaraz, el cual reside hoy en Nueva York redactando un periódico que se llama La Raza Latina.

Pero lo más serio y lo que conmovió hondamente a la sociedad, fue lo que aconteció en Veracruz.

Del día 23 al 24 de junio de 1879, el vapor de guerra mexicano Libertad, que estaba fondeado en Alvarado, se pronunció, o según otra versión, fue sorprendido por gente de tierra que obraba de acuerdo con algunos de la tripulación. El caso fue que el vapor salió a la mar, rebelado contra el gobierno federal. Con este suceso coincidió algún plan que tenía por objeto que estallase un pronunciamiento en el puerto de Veracruz, y de estas maquinaciones que se creían enteramente secretas, tenía noticias el gobierno y comunicaba las que creía conducentes al gobernador del Estado, que lo era el general don Luis de Mier y Terán. Sea que la revolución fuese en efecto a estallar, sea por el pánico que causó la sublevación del Libertad, sea que informes falsos o enemigos personales influyeron más o menos, el hecho fue que en la noche del 24 al 25 fueron fusilados en el cuartel del 23 de línea nueve personas, y siendo las más de ellas quizá inocentes, conocidas y estimadas en Veracruz, el terror, el sentimiento y la indignación no conocieron límites. La noticia fue transmitida a la capital con misterio, Con dudas y con diversos comentarios que la hicieron más funesta y terrible. Se dijo particular y aun oficialmente, que en los cuarteles del 23 y el 25 de línea se había promovido una sublevación y habían perecido en la refriega los que la promovieron. Nunca fue aceptada por el público tal versión. El general Terán fue acusado se formó un expediente, y cuando se constituyó la Cámara en gran jurado para entender en tan ruidoso asunto, después de algunos discursos que no tuvieron ni la importancia ni la vehemencia que se esperaba, se declaró incompetente el jurado. Posteriormente pidieron amparo los agraviados y se declaró de conformidad por el juez de distrito Ramírez. El asunto está aún pendiente.

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