Índice de Compendio de la historia de México de Manuel PaynoLección XXXIX de la Cuarta ParteLección XLI de la Cuarta ParteBiblioteca Virtual Antorcha

COMPENDIO DE LA HISTORIA DE MÉXICO

Manuel Payno

Cuarta parte

HISTORIA MODERNA
De mayo de 1876 a principios de 1878

LECCIÓN XL

El general Díaz es electo presidente.- Instalación de la Cámara de Diputados.- Instalación del Senado.- Ministerio en fin del año de 1877.- Dificultades con los Estados Unidos del Norte.- Don Carlos en México.- Muerte del general Santa Anna y de otras personas notables.


- ¿Cómo aseguró el general Díaz su permanencia en el poder?

- No obstante los aprestos de la campaña, los manifiestos de Iglesias y la presencia aún en el país de don Sebastián Lerdo de Tejada, el gobierno interino del general Méndez continuó lo que se llamó la reconstrucción política, nombrando gobernadores interinos de los Estados y otros funcionarios de importancia, y por supuesto, todos adictos al Plan de Tuxtepec. Don Luis del Carmen Curiel fue nombrado gobernador del Distrito; don Luis Terán de Veracruz; don Carlos Pacheco de Morelos; don Francisco Mena de Guanajuato; don Agustín del Río marchó a la península de Yucatán; y otras personas ya con carácter público, ya como agentes privados, se esparcieron por toda la República, para asegurar la rápida y momentánea conquista que se había hecho, venciendo con un solo golpe a iglesistas y lerdistas.

El 23 de diciembre de 1876 fue expedida por el general Méndez la convocatoria para las elecciones de presidente, magistrados de la Corte y diputados; pues se declaró ilegal el Congreso que funcionaba en la administración de Lerdo. En los plazos fijados se verificaron las elecciones primarias y secundarias.

La Cámara de Diputados comenzó a funcionar, quedando el Poder Legislativo incompleto por la falta del Senado, a cuya institución hacían cruda guerra los tuxtepecanos netos. La cuestión, en definitiva, se decidió en favor del Senado, y se expidió la convocatoria Con fecha 2 de mayo de 1877.

En el mismo día 2 de mayo la Cámara se instaló en colegio electoral, y habiendo hecho el cómputo, declaró presidente constitucional de la República al general don Porfirio Díaz, por unanimidad de 127 votos.

El general Méndez cesó en el encargo el día 5, y a pocos días se marchó a su residencia de la sierra de Puebla, llevándose mucha artillería y gran cantidad de armamento moderno. En los Estados se hicieron también las elecciones y cesó el interinato de los gobernadores. Electos los senadores, las dos cámaras se instalaron el 19 de septiembre. Así han pasado las cosas, y el nuevo gobierno cuenta ya un año de existencia, sin que en todo este tiempo Se haya turbado de una manera seria la paz interior.

- ¿Ninguna otra cosa importante ha ocurrido?

- Las dificultades con el gobierno de los Estados Unidos.

- ¿Cuál ha sido la causa de ellas?

- En la frontera se cometen frecuentemente robos de ganado asesinatos y violencias de todo género. Los americanos se quejan de los merodeadores mexicanos, y las poblaciones de las orillas del Bravo se quejan a su vez de los aventureros texanos. Es un estado completo de disgusto y de desorden entre los vecinos fronterizos.

El nuevo presidente Hayes, queriendo distraer la atención del pueblo de los Estados Unidos, o por otras causas, fijó su atención en este estado de cosas, que había sido tratado no muy prudentemente por su antecesor el general Grant, y dio orden por el Ministerio de la Guerra al general Ord, para que persiguiera a las partidas de indios y ladrones de ganado, y pasase la frontera mexicana si era necesario. Esto causó grande disgusto y alarma en la nación mexicana, y muchas esperanzas de guerra y de conquista en los Estados Unidos. Las tropas del general Ord, por puntos lejanos y desiertos, pasaron tres veces a nuestra frontera, sin que hasta ahora se hayan seguido otras consecuencias mayores que justamente se temían. El gobierno de los Estados Unidos no ha reconocido al gobierno del general Díaz, y los señores Mata, que fue primero a Washington, y don Manuel Zamacona después, no han sido reconocidos con carácter alguno oficial. El primer abono se pagó a los Estados Unidos como resultado del tratado sobre reclamaciones, y el segundo también; habiéndose colectado de donativos voluntarios más de la tercera parte de su importe. La España y el Imperio alemán, y la República de Guatemala, han reconocido al nuevo gobierno y tienen acreditados sus ministros que residen en la capital. Don Ramón Corona, ministro en España, nombrado por el señor Lerdo, se ha quedado hasta ahora en su puesto, y el licenciado don Emilio Velasco se embarcó el 13 de enero para dirigirse a Italia con el carácter de ministro plenipotenciario, y se encontrará con Humberto I ya en el trono, por haber muerto el rey Víctor Manuel.

El coronel Foster, ministro en México de los Estados Unidos, parece que fue llamado por su gobierno, y salió para Nueva Orleáns el 24 de enero en el vapor City of Mexico.

- ¿Ya no hay otra cosa que deba consignarse en esta breve narración?

- Algunos sucesos que no dejaron de tener su importancia de actualidad.

Don Carlos de Barbón, pretendiente a la corona de España y que durante años luchó tenazmente en la frontera española, llegó a México de incógnito, pero no tardó en ser descubierto. Fue objeto de grande curiosidad y de los más señalados obsequios. Se le dieron bailes, funciones de teatro, días de campo y coleaderos, se le llevó a todos los establecimientos públicos, y se le trajo, como quien dice, en las palmas de las manos. Después de pasear sin descanso algunas semanas en la capital, salió para Puebla y Veracruz, y el 30 de junio se embarcó en el vapor City of Mexico con destino a Nueva Orleáns, sin haber ni de lejos correspondido a los entusiastas obsequios que se le hicieron. La buena sociedad de México que tanta parte tomó en estas festividades, no dejó de quedar disgustada, o mejor dicho, completamente chasqueada.

En esta época hubo en Europa una crisis monetaria que no dejó de afectar a México. La plata bajó de valor y los pesos mexicanos del águila dejaron de tener estimación en el mercado de Londres. En algunos meses el cambio era de 20 a 25 por ciento, lo que equivalía a disminuir en una cuarta parte la fortuna de los comerciantes. Esta crisis pasó, y los pesos mexicanos hasta cierto punto han recobrado su importancia para el comercio con la China. Estas crisis de la plata mexicana han tenido origen en el capricho y vanidad del ministro de Fomento, don Blas Balcárcel, que cambió el tipo de la moneda, y costó un año de lucha lograr que se volviese al cuño del águila, que es el conocido y estimado en China.

Los ministerios de los señores Iglesias y Lerdo desaparecieron de la escena política de México. El ministro de Hacienda, don Francisco Mejía, no acompañó al señor Lerdo en su peregrinación, y se presentó en México, donde fue reducido a prisión, juzgado y absuelto por la Cámara de Diputados.

El general Díaz una vez instalado definitivamente en la presidencia, pensó reorganizar su ministerio; pero tan indeciso como el señor Lerdo en este punto, dejó a las mismas personas, no obstante la oposición de los tuxtepecanos netos.

Por renuncia de don Justo Benítez que pasó a la Cámara de Diputados, fue nombrado ministro de Hacienda don Francisco Landero. Disgustado y deseando volver a su buen destino del Real el Monte, puso un término perentorio al presidente para separarse. A consecuencia de esto fue instantáneamente nombrado don Trinidad García, pero éste pasó a otro ministerio, y en la tarde del 24 de mayo de 1877 fue nombrado don Matías Romero, que ya había otras veces desempeñado ese puesto. Con esto terminó la crisis ministerial, y se dio regularidad a los asuntos de Hacienda, que habían marchado en el más grande desorden desde que comenzo a regir el Plan de Tuxtepec.El ministerio del general Díaz en principios de 1878, está compuesto como sigue:

Relaciones, don Ignacio Vallarta;
Hacienda, don Matías Romero;
Guerra, don Pedro Ogazón;
Gobernación, don Trinidad García:
Fomento, don Vicente Riva Palacio;
Justicia, don Protasio Tagle;
Tesorero general, don Bonifacio Gutiérrez, que comenzó a funcionar en 10 de agosto de 1877;
administrador de Veracruz, don Antonio Palacio Magarola, que entró a la Aduana el 6 de agosto del mismo año;
administrador de Correos, don Pedro Garay.

El general Cortina, de quien hemos hablado ya en este libro, no obstante haber sido partidario del general Díaz, se halla preso en Santiago Tlatelolco, y sujeto a un juicio.

En los años de 1876, 1877 y lo que va corrido de 1878, han fallecido varios mexicanos notables. El licenciado don Rafael Martínez de la Torre falleció del 23 al 24 de noviembre de 1876, de cincuenta y un años de edad, en los momentos mismos en que triunfaba la revolución antirreeleccionista. Era un elocuente orador, un excelente padre de una numerosa y distinguida familia, y hombre amable y utilísimo a la sociedad por las muchas y diversas empresas que acometía y por el empleo que daba a su dinero.

En 18 de mayo de 1877 murió don Antonio Escandón a los cincuenta y cuatro años, en el tren del ferrocarril de Sevilla a Madrid, depositándose su cadáver en la estación de Córdoba. Don Manuel Escandón, su hermano, comenzó bajo la dirección del ingeniero americano Talcot, la gran línea del ferrocarril de Veracruz a México, y don Antonio continuó con vigor la empresa, no obstante los obstáculos que se presentaron en Europa para la formación de la compañía. Terminó, sin embargo de todo, la construcción del ferrocarril, y tuvo la satisfacción don Antonio de inaugurar esta obra, que sin exageración puede llamarse maravillosa, bien que a costa de una gran parte de la fortuna que poseía. Además, regaló la magnífica estatua de Cristóbal Colón, que se colocó ya en una glorieta del Paseo de la Reforma. Agradaba mucho a Escandón vivir en Europa; pero como sus negocios le llamaban a México, atravesó el océano quizá más de treinta veces durante su vida. Era un cristiano ortodoxo, caritativo, afable, bueno y servicial. Deja una respetable familia con algunas comodidades, pero no en la opulencia como debió quedar, merced a sus muchas larguezas y a los compromisos que, como se ha indicado, contrajo en Europa para llevar adelante la conclusión del ferrocarril. Don Vicente Escandón, su hermano, persona también muy apreciable, le había precedido en el largo viaje de la eternidad, y la señorita Carlota le siguió a los pocos meses. (Estas líneas las consagra el autor, no sólo como tributo a una antigua amistad, sino como justicia debida a uno de los ciudadanos mexicanos más notables por sus empresas y más útiles a su patria).

En 22 de junio de 1877 falleció en su casa, calle de Vergara, el general don Antonio López de Santa Anna, seguramente de más de ochenta años de edad. Meses antes perdió la vista, y esto, y el olvido de sus pasados servicios en favor de la Independencia, hicieron más amargos y tristes sus últimos días. Hombre activo, valiente y afortunado, dispuso muchas veces de los destinos de México, y vio sucesivamente postrados a sus pies a todos los partidos. Si su historia es fatal, es también fatal la tristísima historia de nuestras revoluciones. Fue sepultado en la Villa de Guadalupe, acompañando su cadáver sólo unos cuantos amigos, sin que el gobierno hiciese, como debía, los honores que reclamaba el rango que había ocupado y sus servicios en las guerras extranjeras.

En 5 de enero de 1878 murió don Joaquín Gallo, ingeniero distinguido y encargado mucho tiempo por parte del Ministerio de Fomento, de la línea del ferrocarril de Veracruz. Tendría cuarenta años o muy poco más.

El mismo día falleció, a la edad de más de setenta años, el general de división don José Vicente Miñón. Era de los militares más antiguos y valientes, y desde los tiempos de la Independencia tomó parte en todas las campañas más importantes. Era uno de los pocos que vivían (quizá el único) de los que asistieron a la famosa acción de 30 contra 400, En los últimos años de su vida arrastraba una existencia trabajosa. Pobre y casi ciego, era una ruina visible, y un testimonio evidente de lo que son las glorias del mundo. En sus últimos momentos fue visitado y auxiliado por el general Díaz.

En 14 del mismo mes de enero falleció don José Higinio Núñez, uno de los pocos antiguos y útiles empleados que habían quedado, Núñez fue mucho tiempo oficial mayor de la Tesorería; después tesorero general, secretario de Hacienda del señor Juárez, precisamente en los momentos en que los franceses, a las órdenes del brutal e inepto general Forey, atacaban a Puebla. Desplegó entonces una grande energía, adquirió bastantes recursos y emigró con el gobierno hasta Monterrey. Después volvió a la capital, y en la administración del señor Lerdo fue diputado dos veces, y presidente del Ayuntamiento de la capital.

El 19 murió, a la edad de setenta y ocho años, el general don Jose García Conde, militar antiguo de la vieja escuela, rígido en el mando, caballeroso y amable en el trato, uno de los mejores organizadores militares. En su carrera política y militar siempre se portó con intachable honradez. Fue gobernador de Puebla, comandante general en varios Estados, y ministro de la Guerra en la administración de Comonfort.

En estos días se publicó la noticia del fallecimiento en Rímini (Italia) del general Ramírez Arellano. Este jefe, que no era de los militares tan antiguos como el señor García Conde, tomó una parte muy activa en favor del imperio y se encontró dentro de Querétaro, de cuya plaza logró escapar e introducirse en la de México esparciendo noticias falsas en favor de la causa del imperio. Después salió para Europa, donde vivió cerca de diez años. Era encarnizado enemigo de Márquez (don Leonardo), escribía con facilidad, y publicó diversos folletos sobre la guerra de Intervención dejando, según se dice, otros manuscritos que contendrán tal vez curiosas revelaciones.

- ¿Qué estado guarda la política en la República en principios del año de 1878?

- El partido conservador, muy debilitado, ha obtenido no sólo una tolerancia de parte del gobierno actual, sino que muchos de sus individuos ocupan empleos civiles y militares. El partido liberal está dividido hoy en porfiristas, tuxtepecanos netos y lerdistas.

- Explicadme el carácter de esas divisiones.

- Los porfiristas son los íntimos y particulares amigos del general Díaz, que siguen a su gobierno cualquiera que sea el rumbo de los acontecimientos, y lo ayudan a sostenerse en el poder. Los tuxtepecanos netos son aquellos que reconocen la Constitución en todo lo que no se oponga a los planes de Tuxtepec y Palo Blanco. Son contrarios al Senado y a toda fusión con las demás fracciones del partido liberal, y se hallan, como consecuencia forzosa, en pugna abierta con el actual ministerio del general Díaz. Los lerdistas consideran como usurpador a este gobierno y reconocen como único presidente constitucional al señor don Sebastián Lerdo de Tejada. El órgano enérgico de este partido es El Federalista. Algunos meses antes cruzaron el río Bravo partidas de lerdistas armados; pero faltos de recursos y de organización, se han ido disolviendo. La partida más temible era la que mandaba Valdez, al que llamaban en Texas Winkar, pero éste disolvió sus soldados, pidió indulto, y llegó a la capital por el 20 de enero. En principios de 1878 hay algunos síntomas de revolución por el Estado de Hidalgo, donde los indígenas han vuelto a la cuestión de los terrenos, y no deja de haber alguna que otra partida insurreccionada por otros rumbos.

Al terminar este capítulo ha comenzado el año de 1878 sin que en los días transcurridos haya ocurrido algo que pueda interesar a los que por estudio o por diversión recorran este libro.

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