Índice de Historia verdadera de la conquista de la Nueva españa de Bernal Diaz del CastilloCapítulo anteriorSiguiente capituloBiblioteca Virtual Antorcha

Capítulo CXI

CÓMO PUSIMOS EN MUY BUENAS Y SANTAS DOCTRINAS A LOS INDIOS DE LA NUEVA ESPAÑA, Y DE SU CONVERSION, Y DE CÓMO SE BAUTIZARON Y VOLVIERON A NUESTRA SANTA FE, Y LES ENSEÑAMOS OFICIOS QUE SE USAN EN CASTILLA Y A TENER Y ADMINISTRAR JUSTICIA

Después de quitadas las idolatrías y todos los malos vicios que usaban, quiso Nuestro Señor Dios que con su santa ayuda, y con la buenaventura y santas cristiandades de los cristianisimos emperador don Carlos, de gloriosa memoria, y de nuestro rey y señor felicisimo e invictísimo rey de las Españas don Felipe, nuestro señor, su muy amado y querido hijo, que Dios le dé muchos años de vida con acrecentamiento de más reinos, para que en este su santo y feliz tiempo lo goce con su santa gloria, se han bautizado desde que lo conquistamos todas cuantas personas había, así hombres como mujeres y niños que después han nacido, que de antes iban perdidas sus ánimas a los infiernos, y ahora, como hay muchos y buenos religiosos de Señor San Francisco y Santo Domingo y de otras Ordenes, andan en los pueblos predicando, y en siendo la criatura de los días que manda nuestra Santa Madre Iglesia de Roma los bautizan; y además de esto con los santos sermones que les hacen el santo Evangelio que está muy bien plantado en sus corazones, y se confiesan cada año, y algunos de ellos que tienen más conocimiento en nuestra santa fe se comulgan; y además de esto, tienen sus iglesias muy ricamente adornadas de altares, y todo lo perteneciente para el santo culto divino. con cruces y candeleros y ciriales y cáliz y patena y platos, unos grandes y otros chicos, de plata, e incensario, todo labrado de plata; pues capas y casullas y frontales en pueblos ricos los tienen, y comúnmente, en razonables pueblos, de terciopelo y de damasco y raso y de tafetán, diferenciados en las colores y labores, y las mangas de las cruces muy labradas de oro y seda, y las cruces de los difuntos de raso negro, y en ellas figurada la misma cara de la muerte, con su disforme semejanza y huesos, y el cobertor de las mismas andas, unos tienen buenas y otros no tan buenas. Pues campanas, las que han menester, según la calidad que es cada pueblo; pues cantores de capilla de voces bien concertadas, así tenores como tiples y contraltos y bajos, y no hay falta; y en algunos pueblos hay órganos, y en todos los más tienen flautas y chirimías y sacabuches y dulzainas; pues trompetas altas y sordas no hay tantas en mi tierra, que es Castilla la Vieja, como hay en esta provincia de Guatemala, y es dar gracias a Dios y cosa muy de contemplación ver cómo los naturales ayudan a beneficiar una santa misa, en especial si la dicen los franciscos o dominicos, que tienen a cargo el curazgo del pueblo donde la dicen.

Otra cosa buena tienen: que así hombres como mujeres y niños que son de edad para aprenderlo, saben todas las santas oraciones en sus mismas lenguas, que son obligados a saber, y tienen otras buenas costumbres acerca de su santa cristiandad, que cuando pasan cabe un santo altar o cruz bajan la cabeza con humildad, y se hincan de rodillas y dicen la oración del Pater noster; y más que les mostramos los conquistadores, a tener candelas de cera encendidas delante de los santos altares y cruces porque de antes no se sabían aprovechar de ella en hacer candelas; y además de lo que dicho tengo les mostramos a tener mucho acato y obediencia a todos los religiosos y a clérigos, y que cuando fuesen a sus pueblos les saliesen a recibir con candelas de cera encendidas y repicasen las campanas y les diesen muy bien de comer, y así lo hacen con los religiosos. Y tenían estos cumplimientos con los clérigos; mas después que han conocido y visto de algunos de ellos y los demás sus codicias, y hacen en los pueblos desatinos, pasan por alto y no los querrían por curas en sus pueblos, sino franciscos o dominicos, y no aprovecha cosa que sobre este caso los pobres indios digan al prelado, que no lo oyen. ¡Oh, qué había que decir sobre esta materia, mas quedarse ha en el tintero!

Y volveré a mi relación. Y además de las buenas costumbres por mí dichas, tienen otras santas y buenas, porque cuando es el día de Corpus Christi o de Nuestra Señora, u otras fiestas solemnes que entre nosotros hacemos procesiones, salen todos los más pueblos cercanos de esta ciudad de Guatemala en procesión con sus cruces y con candelas de cera encendidas, y traen en los hombros y andas la imagen del santo o santa de que es advocación de su pueblo, lo más ricamente que pueden, y vienen cantando las letanías y otras oraciones y tañen sus flautas y trompetas, y otro tanto hacen en sus pueblos cuando es el día de las tales solemnes fiestas, y tienen por costumbre de ofrecer los domingos y pascuas, especialmente el día de Todos Santos, y esto del ofrecer los clérigos les dan tal prisa donde son curas, y tienen tales modos, que no se les quedará a los indios por olvido, porque dos o tres días antes que venga la fiesta les mandan apercibir para la ofrenda, y también ofrecen a los religiosos, mas no con tanta solicitud.

Pasemos adelante y digamos cómo todos los más indios naturales de estas tierras han aprendido muy bien todos los oficios que hay en Castilla entre nosotros, y tienen sus tiendas de los oficios y obreros, y ganan de comer a ello, y los plateros de oro y de plata, así de martillo como de vaciadizo, son muy extremados oficiales, y asimismo lapidarios y pintores, y los entalladores hacen tan primas obras con sus sutiles leznas de hierro, especialmente entallan esmeriles, y dentro de ellos figurados todos los pasos de la Santa Pasión de Nuestro Señor Redentor y Salvador Jesucristo, que si no las hubiese visto no pudiera creer que indios lo hacían, que se me significaba a mi juicio que aquel tan nombrado pintor como fue el muy antiguo Apeles, y de nuestros tiempos que se decían Berruguete y Miguel Angel, ni de otro moderno ahora nuevamente muy nombrado, natural de Burgos, el cual tiene gran fama como Apeles, no harán con sus muy sutiles pinceles las obras de los esmeriles ni relicarios que hacen tres indios maestros de aquel oficio, mexicanos, que se dicen Andrés de Aquino, y Juan de la Cruz, y el Crespillo. Y además de esto, todos los más hijos de principales solían ser gramáticos, y lo aprendían muy bien, si no se lo mandaran quitar en el santo sínodo que mandó hacer el reverendísimo arzobispo de México; y muchos hijos de principales saben leer y escribir y componer libros de canto llano.

Y hay oficiales de tejer seda, raso y tafetán y hacer paños de lana, aunque sean veinticuatrenos, hasta frisas y sayal, y mantas y frazadas, y son cardadores, pelaires y tejedores, según y de la manera que se hace en Segovia y en Cuenca; y otros son sombrereros y jaboneros; solos dos oficios no han podido entrar en ellos y aunque lo han procurado, que es hacer el vidrio y ser boticarios; mas yo los tengo por de tan buenos ingenios que lo aprenderán muy bien, porque algunos de ellos son cirujanos y herbolarios, y saben jugar de mano y hacer títeres y hacen vihuelas muy buenas; pues labradores, de su naturaleza lo son antes que viniésemos a la Nueva España, y ahora crían ganados de todas suertes y doman bueyes y aran las tierras, y siembran trigo, y lo benefician y cogen, y lo venden, y hacen pan y bizcocho, y han plantado sus tierras y heredades de todos los árboles y frutas que hemos traído de España, y venden el fruto que procede de ello, y han puesto tantos árboles, que porque los duraznos no son buenos para la salud y los platanales les hacen mucha sombra, han cortado y cortan muchos, y lo ponen de membrillales y manzanos y perales, que los tienen en más estima.

Pasemos adelante, y diré de la justicia que les hemos mostrado a guardar y cumplir, y cómo cada año eligen sus alcaldes ordinario y regidores y escribanos y alguaciles y fiscales y mayordomos, y tienen sus casas de cabildo donde se juntan dos días en la semana, y ponen en ellas sus porteros, y sentencian y mandan pagar deudas que se deben unos a otros, y por algunos delitos de crímenes azotan y castigan, y si es por muerte o cosas atroces remítenlo a los gobernadores si no hay Audiencia Real; y según me han dicho personas que lo saben muy bien, que en Tlaxcala y en Tezcuco y en Cholula y en Guaxocingo y Tepeaca y en otras ciudades grandes, cuando los indios hacen cabildo, que salen delante de los que están por gobernadores y alcaldes maceros con mazas doradas, según sacan los virreyes de la Nueva España, y hacen justicia con tanto primor y autoridad como entre nosotros, y se precian y desean saber mucho de las leyes del reino, por donde sentencien; además de esto, todos los más caciques tienen caballos y son ricos, traen jaeces con buenas sillas y se pasean por las ciudades y villas y lugares donde se van a holgar y son naturales, y llevan sus indios y pajes que les acompañan, y aun en algunos pueblos juegan cañas y corren toros y ponen sortija, especial si es día de Corpus Christi, o de Señor San Juan, o Señor Santiago, o de Nuestra Señora de Agosto, o la advocación de la iglesia del santo de su pueblo; y hay muchos que aguardan los toros aunque sean bravos y muchos de ellos son jinetes, y en especial en un pueblo que se dice Chiapa de los indios; y los que no lo son ni caciques, todos los más tienen caballos y algunos hatos de yeguas y mulas, y se ayudan con ello a traer leña y maíz y cal y otras cosas de este arte, y lo venden por las plazas, y son muchos de ellos arrieros, según y de la manera que en nuestra Castilla se usa. Y por no gastar más palabras, todos los oficios hacen muy perfectamente; hasta paños de tapicería saben tejer. Y dejaré de hablar más en esta materia y diré otras muchas grandezas que por nuestra causa ha habido y hay en esta Nueva España.

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