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AUTOBIOGRAFÍA DE LA
REVOLUCIÓN MEXICANA

Emilio Portes Gil

CAPÍTULO OCTAVO

PORTES GIL, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA. SU DOCTRINA Y SU OBRA

LOS PARTIDOS DE OPOSICIÓN
Popular Socialista. Comunista. De Liberación Nacional. Acción Nacional. Sinarquista. Nacionalista. Frente Cívico Mexicano de Afirmación Revolucionaria.


Los partidos de oposición al régimen revolucionario, podemos clasificados en dos tendencias ideológicas: unos, que opinan que el movimiento social de 1910 y la Revolución Constitucionalista fueron de origen burgués, cuyos principios no están en consonancia con las nuevas directrices resultantes de concepciones filosóficas en las que el individuo no debe ser sino un diminuto engranaje del organismo social, cuyas opiniones deben estar total y absolutamente supeditadas a los intereses de la colectividad. Estos son los grupos francamente comunistas.

El segundo sector lo forman organismos que tienen como finalidad una filosofía conservadora y reaccionaria; abogan por una libertad individual e irrestricta, e impugnan la intervención del Estado para satisfacer necesidades colectivas, por considerar que tal intervención constituye una actividad contraria a sus intereses y una intromisión en la esfera reservada a la iniciativa privada.

Entre los primeros figuran:

I. El Partido Popular Socialista, fundado hace aproximadamente 18 años con el nombre de Partido Popular. Lo forman elementos de extracción revolucionaria que por diversas causas se han separado del Partido de la Revolución, muchos de ellos de ideología comunista. Su programa es revolucionario ortodoxo, de extrema izquierda, se aparta de la tradición mexicana, impugna el principio de que la Revolución Mexicana se hizo en México, por México y para México.

El líder principal de este organismo es el licenciado Vicente Lombardo Toledano, hombre de indiscutibles méritos revolucionarios, talentoso, de gran cultura y de una positiva y extrema honestidad.

El Partido Popular Socialista agrupa en su seno un sector numéricamente minoritario en relación con la población políticamente activa del país, y aunque sus postulados son de oposición al régimen y de lucha decidida en contra de los retrógradas y clericales, puede considerarse como una fuerza que, en un momento dado, apoyaría al movimiento revolucionario. Su actuación política ha sido muy desairada en sus resultados, y no representa ninguna fuerza electoral.

II. El Partido Comunista se fundó allá por el año de 1923, ingresando a él personalidades artísticas y políticas de relieve, como Hernán Laborde, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Valentín Campa y otros más.

El Partido Comunista no ha tenido jamás directores que hayan sabido organizarlo, y durante sus años de lucha ha sido centro de agitación constante, en que sus componentes han vivido en discordias, disputándose la hegemonía del grupo y causando al régimen graves perjuicios.

III. El grupo de francas tendencias comunistas llamado de Liberación Nacional. Este organismo, que tiene como bandera el logro de la paz universal, es indudablemente de inspiración soviética y realiza una abierta propaganda, sobre todo entre los grupos de campesinos descontentos, quienes por su falta de preparación están siendo sorprendidos y utilizados como catapulta en contra del régimen.

Se reconoce como órgano periodístico de este grupo la revista Política, inteligentemente dirigida por intelectuales comunistas, que hacen labor abierta y valiente contra el gobierno de la República.

Entre los partidos de perfiles conservadores y de ideas acordes con su concepción ideológica, se encuentran:

I. El Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, integrado por viejos generales, muchos de ellos de grandes méritos y respetables por todos conceptos. Este partido profesa ideas liberales y se considera el auténtico representativo del movimiento social mexicano.

Puede decirse que es una mescolanza de hombres representativos, principalmente del carrancismo, entre quienes figuran muchos que fueron leales al Primer Jefe en los últimos meses de su actuación, y otros a quienes éstos acusaron públicamente de haber traicionado a Carranza.

II. El Partido Acción Nacional, que se integra por elementos de agudo matiz individualista, que han demostrado en los últimos años que llevan de participar en las lides políticas, capacidad, cultura, civismo, tenacidad y sentido de responsabilidad. Dispone de recursos pecuniarios amplios para la consecución de sus fines, porque en él militan muchos de los individuos que manejan la industria, el comercio y las finanzas del país y que, si bien no actúan ostensiblemente, por trasmano, son quienes financian las actividades de Acción Nacional.

Su programa es definido, sobre todo en el aspecto económico que es capitalista. En apariencia coincide y está de acuerdo con algunos de los aspectos de la Revolución Mexicana, pero su postura es insincera y demagógica, ya que constituye sólo un medio para nutrir sus exiguas filas y tratar de obtener la adhesión de las fuerzas populares, que son el nervio y motor para los triunfos electorales.

Posee, como órgano de difusión, el periódico La Nación, en el que sus ideólogos analizan a través de bien documentados y serios ensayos y bajo el prisma de su ideal político, los problemas sociales, económicos y políticos del país.

La falta de un líder de valía, capacidad, amplia visión política y la carencia de un ideario que satisfaga los anhelos del pueblo mexicano, no le han permitido desarrollarse vigorosamente y arraigar en el corazón de los grupos que pudieran simpatizar con él.

Empero, la tenacidad que caracteriza a los integrantes de Acción Nacional y los cada vez más extensos y considerables recursos económicos de que dispone, pueden llegar a constituir una amenaza para la Revolución Mexicana, si ésta, en vez de renovarse y adoptar de nueva cuenta una actitud de lucha incesante, sigue por el camino fácil y cómodo de las transacciones.

Este partido ha logrado llevar a las Cámaras algunos representantes, y debido a la negligencia y a la falta de entusiasmo de los integrantes del Partido y definida postura confesional, sectaria, que tiene algún arraigo en los Estados del centro de la República, y en las casillas electorales se ven el día de las elecciones, colas de monjas que salen de las parroquias, seguramente aconsejadas por algún fraile, para hacer sentir su voto en las elecciones.

III. La Unión Nacional Sinarquista es otra de las organizaciones de clara y definida postura confesional, sectaria, que tiene gran arraigo en los Estados del centro de la República: Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Aguascalientes, San Luis Potosí y Jalisco. Sus postulados no esconden su ideología retardataria y clerical. Guarda similitud y está inspirada en el movimiento falangista que encabezó en España José Antonio Primo de Rivera. Su tendencia es totalitaria.

Declara amar la libertad y luchar contra las tiranías, pugnando por un gobierno justo, fuerte y respetable al servicio del pueblo e instituido para el progreso de la nación.

El sinarquismo se rebela contra el estado social producto de] capitalismo, en el que unos cuantos detentan la riqueza, mientras la mayoría está desheredada. Se inclina por un reparto justo y equitativo de la propiedad y porque las tierras ociosas y los latifundios sean repartidos a los campesinos. mediante títulos de propiedad privada que tos conviertan en dueños de la heredad y libres en su destino.

Adopta los postulados de la Revolución en lo que se refiere a los campesinos, combate el artículo 3° Constitucional y pugna porque sea obligatoria en las escuelas la enseñanza de la religión católica.

La Unión Nacional Sinarquista cuenta con líderes de gran catidad humana, cultura y valor cívico. Como sirve a los intereses del clero, ataca violentamente a la Revolución y a sus hombres, procurando organizar a sus militantes, hombres, mujeres y jóvenes, para que se preparen a la conquista del poder público cuando sea oportuno.

En cierta época dispuso de un partido político llamado Fuerza Popular, cuyos desmanes y desafío a las instituciones revolucionarias motivaron justificadamente su cancelación.

IV. El Partido Nacionalista de México es igualmente de carácter confesional y no tiene ideario político. Constituye una entelequia cuya actuación política ha sido risible y que más bien parece encaminada a dar la impresión de libre juego de tos partidos políticos en la vida institucional del país.

También han surgido en los últimos tiempos, al calor del oportunismo, grupos de tendencias conservadoras que, aparentando estar en pie de lucha en contra de un inexistente comunismo, han sido instrumento de agitación, provocación y desorden. Dichos grupos, antipatrióticamente, obedecen las consignas dictadas por los jerarcas clericales y sirven intereses extraños que, a través de ellos, pretenden intervenir sin derecho e ilegalmente en la vida institucional de México.

V. Se ha organizado. últimamente, el llamado Frente Cívico Mexicano de Afirmación Revolucionaria, que está integrado por numerosos políticos de regímenes pasados, quienes no conformes con la situación de inactividad en que se encuentran, realizan también una labor tendenciosa, francamente derechista, aun cuando entre sus miembros existen muchos revolucionarios honorables de ideología avanzada.

Como denominador común de los partidos Acción Nacional, Sinarquista y Nacionalista, figura el clero católico, principalmente los curas españoles que ya suman algunos millares y quienes con flagrante violación de nuestras leyes, ejercen su ministerio y, en el púlpito, se dan el lujo de censurar acremente al gobierno en su política revolucionaria.

Estos curas españoles que vienen fogueados en el arte de la política y del golpe de Estado y que han desplazado a los sacerdotes mexicanos, relegándolos a las parroquias más pobres, observan una conducta irreverente y de franca desobediencia a las órdenes del Arzobispo, que ha predicado muchas veces el respeto a la Constitución.

El clero católico, con una tenacidad digna de mejores propósitos, y sin escarmentar por las duras lecciones que recibió en el pasado, en 1821, 1857, 1867, 1917, 1926, 1929 Y 1934, no cede en sus aviesos fines de recuperar el dominio temporal, descuidando su misión espiritual, que es la única que puede hacerlo respetable ante el pueblo católico de México.

Acontecimientos recientes, que están vivos y grabados indeleblemente en la conciencia nacional, ameritan que el gobierno de la Revolución adopte las medidas adecuadas para que cesen las flagrantes violaciones que viene cometiendo el clero católico a nuestras leyes, en su afán de reconquistar el predominio temporal. De no hacerlo ahora, después lamentaremos nuestra indecisión, el país sufrirá un estancamiento político y las conquistas sociales de la Revolución pueden peligrar.

Y es que ahora la iglesia católica recurre, como arma política que le permita readquirir el poder temporal y económico en la América Latina, a una tesis atrayente y novedosa: Ayudar al pueblo para liberarlo de sus dictadores.

Esto es, la iglesia contra los regímenes dictatoriales, actitud de suma conveniencia para ella ya que como son los directores eclesiásticos quienes califican por sí y ante sí a los dictadores, en sus manos está declarar la guerra y derrumbar a cualquier gobierno que no satisfaga sus pretensiones.

De esta tesis tan halagüeña, sugerente, justiciera y humanitaria, es autor un sacerdote italiano de nombre Ricardo Lombardi, quien dirige en Italia en las Colonias Albanas, una organización que tiene por lema per un mondo megliore, a cuya sede acuden en gran número los eclesiásticos de América para ser instruidos y preparados en la nueva doctrina política.

Lombardi ha estado varias veces en México y durante su permanencia imparte cursos especiales sobre las nuevas tácticas políticas de la Iglesia Católica, siendo notable el caso de que en Guadalajara se reunieran cerca de 100 obispos, entre los cuales se encontraba el Cardenal Luque, quienes vinieron de todos los países latinoamericanos.

La actividad de Roma, plantea nuevamente en México el antiguo problema de la supremacía del clero extranjero y la postergación de los sacerdotes mestizos e indios; quizá porque se les considera inferiores en cultura e inteligencia, o tal vez porque como lo han demostrado en reiteradas ocasiones, antes que ministros de una religión, son mexicanos.

Este viejo problema fue el que obligó a Hidalgo, a Morelos, a Matamoros, a rebelarse contra el poder español asesorado por los jerarcas de la Iglesia; a Fray Servando Teresa de Mier a propugnar por la libertad política del pueblo mexicano, al doctor José María Luis Mora, también teólogo, a presentar en el Congreso de 1833 su famoso proyecto de nacionalización de los bienes de la Iglesia, que sin duda fue un paso avanzado para la expedición de las Leyes de Reforma.

La tesis del padre Lombardi per un mondo megliore es sin duda atrayente para las multitudes: mejorar su condición política y evitar que sean gobernados por tiranías, mejorar su situación económica procurando un mejor nivel de vida, es un programa social avanzado que en México no se conocía; pues es inconcuso que la Iglesia, a través de toda nuestra historia, ha sido la aliada más poderosa con que contaron siempre los gobiernos opresores, así como el imperialismo capitalista: el Virreinato, Iturbide, Santa Anna, la Intervención Francesa, Díaz y Huerta. Ahora pretende cambiar la táctica y hacerse revolucionaria, es decir, la Iglesia que anteriormente ofrecía a los desventurados la felicidad en la otra vida, ahora les brinda la felicidad en la tierra. Por esto es urgente que el régimen que nos gobierna desde el año de 1910, vuelva sobre sus pasos y propugne porque el programa social que ha transformado al pueblo y que ha realizado tan grandes y elocuentes conquistas para el proletariado, se siga implantando sin claudicación alguna; que los organismos que integran el régimen revolucionario despierten del letargo en que se encuentran y se preparen con entusiasmo, con decisión, para seguir obteniendo nuevas conquistas en beneficio de México y de las clases oprimidas; pues de lo contrario, la bandera de reivindicaciones que hemos tremolado durante 50 años nos será arrebatada por las fuerzas representativas del retroceso, que pueden convertirse en postulantes de los nuevos ideales de reivindicación humana.

Para que no se dude de que la iglesia está resuelta a participar en las lides políticas, transcribimos a continuación, por ser suficientemente ilustrativa, la declaración hecha pública en agosto de 1956, por los arzobispos y obispos mexicanos:

Cada mujer tiene -notadlo bien- tiene la obligación, la estricta obligación en conciencia, lejos de abstenerse, de entrar en acción, en la forma y medio adecuado a la condición de cada una. Se os ha llamado a participar en la vida pública, ¿dejatéis acaso a otros el monopolio y la organización de la sociedad en que la familia es el factor primario en su unidad económica, jurídica, espiritual y moral? Se juega el destino de la familia y el destino de las relaciones humanas. Ambos destinos están en vuestras manos.

Arrastrar a la Iglesia a algún partido, o querer tenerla por auxiliar para vencer a los adversarios, es propio de hombres que abusan inmoderadamente de la religión.

Declaramos que las presentes normas sobre deberes cívicos valen tanto para los varones como para ias mujeres. De las enseñanzas pontificias se deducen las siguientes conclusiones:

1. Los católicos tienen el deber de amar y obedecer siempre a la Iglesia y asimismo de amar y servir a la patria.
2. Los católicos tienen el estricto deber de respetar y obedecer a las autoridades civiles en todas las disposiciones que se dirijan al bien social; que estas autoridades no se excedan tratando de exigir obediencia en cosas contrarias a la fe y a la conciencia. (Esto, como puede verse, es una recomendación sediciosa).
3. Los católicos deben interesarse en los asuntos públicos y, consiguientemente, pueden pertenecer a partidos políticos siempre que estos partidos en nada atenten contra los derechos de Dios y de la Iglesia.
4. Los católicos, como ciudadanos que son, están obligados a votar por los candidatos que más garanticen el bien público, los derechos de Dios y de la Iglesia.
5. Los católicos tendrán gravÍsima responsabilidad en el desorden actual de la sociedad, si no se ocupan de los asuntos públicos, como sucedería con la abstención electoral, que puede tener graves consecuencias.

Lo antes expuesto, quiérase o no, es significativo y alarmante, como lo es también el gran número de conventos, monasterios y templos que se están construyendo en todos los ámbitos de la República. Pero, sin duda, es más grave aún, el manifiesto poder económico del clero católico, que le permite invertir en grandes empresas y especular para su beneficio.

Tampoco debe soslayarse el control que el clero ejerce sobre la mayoría de los centros particulares de educación, en donde infringe la ley impartiendo educación religiosa.

No hay que olvidar, asimismo, que la investigación practicada por las autoridades educativas con motivo del alza inmoderada de las colegiaturas de los colegios particulares, que constituyen una fuente importantísima de ingresos para el clero católico, exentos de impuestos, ha dado pie y motivo para los actos subversivos que a últimas fechas se han producido en el país.

Según el distinguido escritor revolucionario e íntegro historiador don Manuel Angel Peral, las fuerzas organizadas que controla la Iglesia son las siguientes:

1. Las mujeres católicas que se están organizando y que suman muchos millares.
2. La Federación de Colegios Particulares que agrupa a más de cinco mil miembros en toda la República.
3. La Legión Mexicana de la Decencia que cuenta con más de 3,750 miembros en todo el país.
4. Las cofradías de las iglesias que son como 10,000.
4. Los Caballeros de Colón que son más de 3,500.
6. La Unión Nacional de Padres de Familia que cuenta con más de 5,000 miembros.
7. La Acción Católica Mexicana que agrupa a más de 20,000 miembros.
8. La Unión de Católicos Mexicanos que agrupa a 18,000.
9. La Unión Femenina Católica Mexicana con 25,000 miembros.
10. Los seminarios que cada día se multiplican.
11. Los conventos de las monjas de todas las órdenes.
12. La Asociación Católica de la Juventud Mexicana, con 10,000 miembros.
13. La Juventud Femenina Católica Mexicana que cuenta con 15,000.
14. El Partido Acción Nacional que agrupa 90,000 miembros.

Pero afortunadamente para nuestra patria, muy a pesar de que la inmensa mayoría del pueblo mexicano es católico, el pueblo desprecia al clericalismo, porque:

Primero. Recuerda que éste ha sido el factor determinante de las desgracias de México, primero, durante la Colonia Española, que usó como instrumento de persecución y de tortura la llamada Santa Inquisición, formada por los altos dignatarios de la iglesia.
Segundo. Porque se opuso a la independencia excomulgando y martirizando a Hidalgo, a Morelos y demás caudillos.
Tercero. Porque recibió bajo palio a los invasores norteamericanos.
Cuarto. Porque durante la época de Juárez encendió la llamada Guerra de Tres Años, que al grito de ¡Religión y Fueros!, ocasionó tanto derramamiento de sangre.
Quinto. Porque los altos dignatarios de la iglesia fueron quienes trajeron al ejército francés y apoyaron al Segundo Imperio.
Sexto. Porque durante la época del general Díaz, fueron el instrumento más eficaz para que la dictadura se prolongara treinta años.
Séptimo. Porque durante la Revolución Constitucionalista fueron el factor determinante para el sostenimiento de Victoriano Huerta, oponiéndose al programa reivindicador de la misma, y, finalmente, porque durante los años de 1926 a 1934, desconoció la legitimidad de la Constitución y fomentó la rebelión cristera que tantas víctimas causó a la República.

Entre las instituciones mejor organizadas de la iglesia católica figura el llamado Opus Dei, que nació en España, fundado por José María Escrivá, hace 33 años.

Esta institución actúa de modo claro y abierto, figurando entre sus postulados, las siguientes instrucciones:

Que pase inadvertida vuestra condición, como pasó la de Jesús durante treinta años.

Yo te pondré un martirio al alcance de la mano; ser apóstol y no llamarte apóstol; ser misionero, con misión, y no llamarte misionero; ser hombre de Dios y parecer hombre de mundo; ¡pasar oculto!

Ojalá seas como un viejo sillar oculto en los cimientos donde nadie te vea; por ti no se derrumbará la casa.

Recomienda también:

Por ser audaces, no olvidaremos la sagacidad de las serpientes.

Para quienes son paracaidistas en terreno enemigo, la discreción es virtud sobrenatural y humana imprescindible para la lucha.

Y:

Queremos salvar a nuestro mundo ... sin alardes, sin ruido, sin propaganda ... Queremos trabajar en el silencio.

Es el silencio' para los que no quieren que se les vaya la fuerza por la boca ... y cuando llegue -si llegare- el momento de dar la cara: ¡dadla!

Este grupo tiene como mira la conquista de la juventud que asiste a las reuniones, centros de cultura, y quienes actúan generalmente son jóvenes cultos de aspecto agradable, y llevan una vida social activa.

En la Universidad Nacional Autónoma de México, en las secretat:ías de Estado y en muchas oficinas públicas, existen connotados miembros del Opus Dei, quienes para entrar al país lo hacen como profesores de universidades y altos centros de cultura.

Sin embargo, no debemos los revolucionarios refugiamos en nuestros marchitos laureles y conquistas logradas. Antes bien, tenemos la indeclinable obligación de organizar y vivificar las fuerzas en que se sustenta el régimen surgido del movimiento social de 1910, enmendar los errores cometidos, luchar infatigablemente y con renovados bríos por la total realización de los postulados nacionalistas de justicia social que forman el credo revolucionario.

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