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AUTOBIOGRAFÍA DE LA
REVOLUCIÓN MEXICANA

Emilio Portes Gil

CAPÍTULO SEXTO

INICIACIÓN DE LA OBRA CONSTRUCTIVA DE LA REVOLUCIÓN

LA INVESTIGACIÓN DEL ASESINATO DEL GENERAL FRANCISCO VILLA
Debates en la Cámara de Diputados.


La lucha en la Cámara fue intensa, principalmente en contra mía, pues los delahuertistas me consideraban como el motor principal del callismo en la Cámara de Diputados.

La lucha se agravó por el asesinato del general Francisco Villa, que tuvo lugar en Parral el día 20 de julio de 1923. La Cámara nombró una comisión que se trasladó a Parral con el fin de hacer una investigación sobre el crimen.

La comisión fue encabezada por el diputado Emilio Gandarilla, en aquella época joven, apasionado, orador de combate y líder inquietísimo.

A su regreso la comisión informó a la Cámara de las investigaciones que realizó.

Antes de dar cuenta a la representación nacional se tuvo una sesión de bloque en la cual Gandarilla dio a conocer una carta que había recibido la comisión y de la cual se desprendía que el general Calles tenía alguna responsabilidad en ese crimen.

¿Quién firma esa carta? -pregunté a Gandarilla.

- Nadie, me dijo, pero es auténtica.

- Si nadie firma esa carta, le repliqué, es anónima, y debemos tener mucho cuidado de involucrar a la representación nacional en un asunto tan delicado como esa imputación que se hace al secretario de Gobernación.

Sin embargo, la mayoría cooperatista tomó aquel anónimo como una revelación y se dio cuenta de su contenido a la Cámara de Diputados.

Desfilaron por la tribuna los más conspicuos oradores callistas y delahuertistas, y es de justicia hacer constar que del grupo cooperatista muy pocos opinaron como Gandarilla.

Sobre mí cayó una lluvia de ataques injuriosos que me hicieron los más apasionados miembros del grupo delahuertista. Casi fuí el centro de aquella tempestad que estuvo a punto de degenerar en zafarrancho.

El famoso anónimo a que se refería Gandarilla fue leído en la tribuna de la Cámara y, como es natural, causó expectación.

Decía así:

Salas Barraza es el asesino del general Francisco Villa; el dia 22 del pasado llegó aqui a Torreón y estuvo diciéndoselo a un personaje; estuvo esa tarde y noche en la ciudad, el dia 23 salió por el tren que va de Piedras Negras a la ciudad de Monterrey, el dia 24 tomó el tren que va a Tampico, bajándose en Terán, lugar de donde salió para Soledad de la Mota, residencia del general Calles y volvió a tomar el tren el dia 25; el 26 estuvo de regreso en Torreón y salió ese dia para Durango; anduvo cambiando oro por plata en diversas partes.

Voy a decir lo que ya ansían que les diga los compañeros callistas -dijo Gandarilla. Para mí, como lo dije al compañero Puig Cassauranc, esta carta pudiera no tener significación, pues sólo me ha servido para recoger las fechas y hasta con esta sola carta el compañero Puig Casauranc, que es hombre honrado, a quien seguí conceptuando como tal, cuando yo le decía: ¿Qué te parece Calles?, con esa hombradía muy suya contestó: Matemático, compañero Gandarilla, matemático, pero no digas nada.

Gandarilla expresó como comentario, lo siguiente:

Hasta aquí, señores, todavía me puede decir algún partidario de Calles que no tiene valor alguno esta carta; pero ... y aquí va un terrible pero, compañero y general Campillo Seyde: estuvo en esta ciudad el ciudadano diputado Salas Barraza. En esta ciudad estuvo también el ciudadano oficial mayor del Gobierno del Estado de Durango, Alberto Sánchez, persona honorabilísima, de cuya manera de conducirse, decentísimamente, pueden dar fe todos y cada uno de los compañeros que lo hayan tratado, como el compañero Espinosa y Elenes, como el compañero Gámiz. ¿Es cierto, o no, compañeros? Y otros muchos. Alberto Sánchez goza en la región lagunera y en Durango de un prestigio envidiable como hombre honradísimo. Me encontraba con Aquilino Rama, compañero de diputación, conversando sobre esta carta, y me decía Rama con una sinceridad muy suya, como dicen los compañeros callistas con su sinceridad también, que era un simple an6nimo, que esto no tenía importancia ... Pero ... y aquí va el pero. Cuando me decía Aquilino Rama que esta carta no tenía importancia, entonces el hombre honrado, Alberto Sánchez, reconocido como tal por todos los que lo conocen, nos dijo a mí y a Rama, y lo repitió después delante de Azueta y de Barón Obregón: Este itinerario es exacto, porque a mí, honradamente, Jesús Salas B. me lo ha confesado, señores. De manera que Salas B. había confesado lo que esta carta decía. De manera que Salas B. había cometido el acto y después había ido, por misterios del destino, o bien atraído por la popularidad grandiosa del caudíllo de Soledad de la Mota, a dar cuenta, tal vez, de su cometido, compañero Portes Gil. ¡Si la confesión de un individuo no es prueba plena, no sé entonces qué podrá ser prueba plena, compañero Campíllo Seyde!.

Varias veces el orador fue interrumpido con siseos, aplausos o exclamaciones desordenadas.

Posteriormente se recibió en la Cámara un mensaje del autor del asesinato del general Villa, Salas Barcaza concebido en los siguientes términos:

Según prensa local diputado Gandarílla dijo ante esa H. Cámara que el general Calles fue el autor intelectual asesinato Villa y que conferencié con él en Soledad Mota; tan pérfidas aseveraciones son absolutamente falsas; no conozco general Calles ni he conferenciado con él, ni he estado Soledad Mota. He manifestado repetidas ocasiones, y así declárolo ampliamente, soy único autor intelectual muerte bandolero Doroteo Arango, la cual llevé a cabo auxiliado otras personas por salvar patria monstruo más abominable ha tenido; mis antecedentes p6nenme cubierto toda sospecha haber procedido instigaciones otro; quien quiera fuese; pretender inmiscuir general Calles este asunto es una infamia indigna un representante popular. Gandarilla no deberá prevalerse fuero y condición encuéntrome, para calumniarme como hácelo. Contra su incorrecto proceder protesto enérgicamente.

Jesús Salas B.

Como es natural, el debate sobre este asunto seguía cada vez más apasionado.

Comentando el mensaje de Salas Barraza, y contestando a las alusiones que me había hecho Gandarilla, expresé lo siguiente en la tribuna de la Cámara:

El ciudadano Gandarilla ha basado toda la acusación que pretente hacer al general Calles en unos anónimos que dice él recibieron el ciudadano diputado Azueta y él mismo. Basa su acusación en que esos anónimos contienen precisamente una relación idéntica. La Asamblea, mejor conocedora de este asunto, puede juzgar y llegar a la conclusión seguramente de que un anónimo ante un hecho confesado por su autor, no puede envolver ni siquiera una sospecha en contra de nadie. Si no existiera en la cárcel de Parral el autor de la muerte de Villa que voluntariamente se presentó a las autoridades, un anónimo podría tener alguna insignificante importancia; pero ante el hecho cierto, real, confesado por el autor de la muerte de Villa, ¿qué importancia puede tener un anónimo? ... Sin embargo, el diputado Gandarilla insiste en que ese anónimo puede tener alguna importancia. Voy nuevamente a hacer que la Secretaría dé lectura a unas declaraciones que publicó el ciudadano diputado Salas, autor de la muerte de Villa, con motivo de una entrevista que los periodistas metropolitanos concertaron con dicho individuo en la penitenciaría. Suplico a la Secretaría que se sirva dar lectura a estas declaraciones.

El C. prosecretario Barragán, leyendo:

Yo entiendo, en medio de mi analfabetismo, que no sólo debemos defendernos nosotros, sino que debemos defender a nuestros semejantes cuando se les ataca en su vida, en su honor o en sus bienes.

Me satisface mucho no tener la moral de esos sabihondos que están probando no servir para defender a sus representados o a sus amigos, en una palabra, ni siquiera para agentes de policía, porque si esos diputados estuvieran a mis órdenes como detectives los destituiría por ineptos, dado que su labor policíaca en Parral, fue el fracaso más completo de sus investigaciones. Exceptúo de esos cargos al diputado Gandarilla, quien me dijo haber descubierto todo a su llegada a Parral; pero que por ciertas consideraciones de amistad no lo había hecho público.

El C. Portes Gil: ( continuando) ... En estas declaraciones de Salas Barraza se hace constar que el diputado Gandarilla conocía la verdad de los hechos acaecidos en Parral, y yo pregunto a la asamblea: Si el diputado Gandarilla conocía esos hechos, tal y como lo dice el diputado Salas Barraza, ¿por qué no los denunció a las autoridades? O el diputado Gandarilla es en este caso un calumniador al afirmar que el general Calles es el autor del asesinato de Villa, o el diputado Gandarilla es en este caso un cómplice y un encubridor, al saber los hechos y no ponerlos en conocimiento de las autoridades. Estos hechos, ciudadanos representantes, vienen a demostrar que lo que se ha dicho en multitud de ocasiones, que dentro de un grupo de cooperatistas se ha aceptado como arma política para atacar a uno de los candidatos a la presidencia de la República, la calumnia, y esto no pueden consentirlo muchísimos diputados de la mayoría cooperatista que son hombres honrados, que son hombres de bien y que saben hacer honor a sus ideas y a sus principios. Si un grupo pequeño de diputados ha aceptado como arma lícita la calumnia, los diputados de la mayoría, que son hombres de principios, deben de una vez por todas hacer que esos individuos que usan las armas de calumnia y de injuria tan cobardes, salgan de esa mayoría, o esa mayoría debe reprobar de una manera absoluta que se usen esas armas. He querido aclarar estos hechos para hacer resaltar la importancia del mensaje del ciudadano diputado Salas, para que se vea claramente y se haga constar ante la nación entera, que el ciudadano Gandarilla ha esgrimido en esta tribuna, como arma principal para atacar al general Calles, la calumnia más burda y más vergonzante.

La discusión había llegado a un grado de personalismo, de injurias, que la representación nacional parecía un pleito de chimoleras, más que una asamblea de representantes populares.

Sin embargo, en las siguientes sesiones no volvió a tratarse de este asunto, por considerar que la mayoría de los diputados no estaban de acuerdo con las absurdas pretensiones de los diputados que apoyaban a Gandarilla.

Aquella discusión disgustó mucho a don Adolfo de la Huerta. Así nos lo hizo ver a un grupo de diputados partidarios de él y del general Calles.

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