Índice de Historia del movimiento machnovista de Pedro ArchinoffPresentación por Chantal López y Omar CortésNota biográfica de Nestor Machno por Ugo FideliBiblioteca Virtual Antorcha

Prólogo

La epopeya machnovista es demasiado seria y trágica, sangrienta, profunda y complicada como para que se pueda uno permitir tratarla a la ligera apoyándose en relatos y testimonios inciertos. Describirla sirviéndose únicamente de los documentos no podía ser nuestra misión porque los documentos son cosas muertas que están lejos de reflejar plenamente la vida. Escribir sin basarse más que en documentos será labor de los historiadores futuros que no tendrán otros materiales a su disposición. Los contemporáneos deben ser mucho más exigentes y severos porque es justamente a ellos a quienes la historia exigirá mucho más. Deben abstenerse de narraciones y de juicios sobre hechos en los que no han participado. No deben tampoco dejarse seducir por relatos y documentos para hacer la historia, sino más bien fijar su experiencia personal, si es que la hubo. En caso contrario, correrían el riesgo de dejar en la sombra la verdadera esencia de los hechos o, peor aún, de falsearlos. Ciertamente, la experiencia personal tampoco está exenta de inexactitudes. Pero esto no tendría tanta importancia. Dar un cuadro real y vivo de los acontecimientos es lo que importa; comparando luego este cuadro con los documentos y los demás datos, será fácil eliminar los errores. He ahí por qué el relato de un protagonista, de un testigo de los sucesos, es de tanta importancia. Cuanto más profunda y completa haya sido la experiencia personal, más importante y urgente es la realización de ese trabajo. Si además ese protagonista dispone, al mismo tiempo, de una vasta documentación y los otros testimonios, su relato adquiere una significación de primer orden.

Escribiré sobre machnovismo, pero a su debido tiempo, bajo una forma y a una luz especiales. Pues no puedo escribir una historia completa del movimiento machnovista, justamente porque no tengo un connocimiento detallado y completo del mismo. Participé en él durante cerca de seis meses -desde agosto de 1919 a enero de 1920-, pero no pude abarcarlo en toda su extensión. Conocí a Machnó en agosto de 1919. Perdí luego de vista al movimiento y a Machno mismo, por haber sido detenido él también en el mes de enero de 1920; tuve después contactos esporádicos con uno y otro durante quince días del mes de noviembre, en la época del tratado de Machno con el gobierno soviético. Y nuevamente perdí de vista al movimiento. De suerte que mi conocimiento personal no es perfecto, a pesar de que he visto y reflexionado mucho sobre él.

Por eso, cuando se me preguntó por qué no escribía sobre el machnovismo, he respondido siempre: porque hay quien puede hacerlo mejor que yo. Hablaba justamente del autor del presente volumen.

Conocí su larga actividad en el movimiento. En 1919 habíamos trabajado juntos. Sabía también que recogía cuidadosamente los materiales necesarios y que deseaba escribir una historia completa; sabía, en fin, que el libro había sido terminado y que el autor se disponía a publicarlo en el extranjero. Y estimaba que era justamente esa obra la que debía aparecer antes que cualquiera otra: una historia completa del machnovismo, escrita por quien, además de haber participado del movimiento, poseía una buena colección de materiales.

Existen todavía hoy muchas personas sinceramente convencidas de que Machno no fue más que un simple bandido, un héroe de pogroms, que arrastró tras de sí la masa oscura y siempre ávida de los soldados y de los campesinos corrompidos por la guerra. Hay otros que consideran a Machno como un aventurero y prestan fe a los cuentos malevolentes y absurdos que dicen que abrió el frente a Denikin, fraternizó con Petlura, se alió a Wrangel ... Por causa de los bolcheviques, mucha gente continúa calumniando a Machno como jefe del movimiento contrarrevolucionario de los campesinos kulaks (campesinos enriquecidos, acomodados) , y considerando su anarquismo como una invención ingenua de algunos y de la cual él habría sabido sacar hábilmente partido ... Pero Denikin, Petlura, Wrangel, no son más que brillantes episodios de guerra: se apoderan de ellos para acumular montones de mentiras. Ahora bien; la lucha contra los generales reaccionarios está lejos de ser el único móvil del movimiento, sin embargo, el fondo esencial del machnovismo, su verdadera sustancia, sus rasgos orgánicos permanecen casi desconocidos.

No se podría conocer la verdadera naturaleza de las cosas por medio de artículos sin conexión, de notas aisladas, de obras parciales. Cuando se tiene que tratar un fenómeno de la grandeza y la complejidad que caracterizan al machnovismo, semejantes elementos ofrecen demasiado pocos recursos, no iluminan el conjunto y son devorados casi sin dejar rastros por el mar de las publicaciones. Para poner fin a todas las fábulas y allanar el camino a un estudio serio, profundo, es necesario publicar en primer lugar una obra más o menos completa, después de la cual sería provechoso tratar separadamente los diferentes aspectos, los episodios particulares y los detalles menores.

Es justamente tal obta la que se trata aquí. Y su autor estaba llamado a realizarla mejor que otro cualquiera. Es de lamentar únicamente que por circunstancias desfavorables haya aparecido con retardo.

Antes de la publicación, el autor, con el fin de hacer conocer pronto a los obreros y a los camaradas extranjeros algunos hechos esenciales del machnovismo, había publicado en periódicos extranjeros dos artículos titulados Néstor Machno y El machnovismo y el antisemitismo.

El autor de este libro es, pues, el hombre más competente en esta materia. Conoció a Néstor Machno mucho antes de los acontecimientos que describe y lo observó de cerca, en diferentes momentos, en el transcurso de los hechos. Conoció igualmente a los participantes más notables del movimiento. El mismo tomó parte activa en los acontecimientos, y siguió y vivió su desarrollo trágico y grandioso. Él, más que cualquier otro, llegó al fondo más íntimo del machnovismo: sus ensayos, sus aspiraciones y sus esperanzas, tanto ideológicas como organizativas. Ha sido testigo de su lucha titánica contra las fuerzas enemigas que lo asediaban por todos los frentes. Obrero, estaba profundamente penetrado por el espíritu genuino del movimiento: de la aspiración de las masas trabajadoras -aspiración esclarecida por la idea libertaria-, de tomar efectivamente en sus manos su propio destino y de conducir la construcción de un mundo nuevo. Obrero inteligente e instruido, ha meditado profundamente sobre la esencia del movimiento y ha sabido oponerla a la ideología de las otras fuerzas, de los otros movimientos y corrientes. En fin, ha estudiado cuidadosamente todos los documentos del machnovismo. Mejor que otro cualquiera, tuvo los medios de tratar críticamente todos los informes y datos, de separar lo esencial de lo accidental, lo peculiar de lo intrascendente, lo fundamental de lo secundario.

Todo esto le ha permitido profundizar y esclarecer de modo brillante -a pesar de las condiciones más adversas y de la pérdida reiterada de manuscritos, de materiales y de documentos- uno de los episodios más originales y más significativos de la revolución rusa.

En lo que concierne al fondo esencial del machnovismo, la obra lo pone magistralmente de relieve. Al mismo tiempo, el término mismo machnovismo recibe, bajo la pluma del autor, un sentido muy amplio, casi ejemplificador. El autor se refiere con este término a un particular movimiento de trabajadores, original e independiente, revolucionario y clasista, que aparece en el gran escenario de la historia y que se hace poco a poco consciente de sus propios derroteros y fines. El autor considera el machnovismo como una de las primeras y más notables manifestaciones de las clases trabajadoras y lo opone como tal a las otras fuerzas y movimientos de la revolución. Se deduce de esto que el término machnovismo no es sino fortuito. Sin Machno, el movimiento hubiera existido igual, porque hubieran existido las fuerzas vivas, las masas que lo crearon y lo desarrollaron, y que llevaron a Machno al frente sólo como un jefe militar cuya capacidad era necesaria. La esencia del movimiento habría sido la misma aunque su nombre hubiera sido otro y su teoría expresada con mayor o menor precisión.

La individualidad y el rol de Machno son delineadas perfectamente en esta obra.

Las relaciones entre el movimiento machnovista y las diferentes fuerzas enemigas -la contrarrevolución, el bolchevismo- están descriptas de una manera exhaustiva. Las páginas dedicadas a los diversos momentos de la lucha heroica del machnovismo contra esas fuerzas son vivas y conmovedoras.

Lo más importante y meritorio de la presente obra es lo siguiente:

1° El autor demuestra, con datos irrefutables, la falsedad de la opinión de quienes no vieron -y no ven todavía- en el machnovismo más que un peculiar episodio militar, una acción guerrillera audaz, con todos los defectos y toda la esterilidad del militarismo. (Justamente sobre esta opinión errónea fundaron muchos su actitud negativa frente al movimiento machnovista). Con la mayor precisión, provisto de datos concretos, el autor desplega ante nuestros ojos el cuadro de un movimiento libre, penetrado por ideales profundos, esencialmente creador y organizador -no obstante su brevedad-, un movimiento de vastas masas trabajadoras, que formaron sus fuerzas militares estrechamente unidas a su vida, sólo con el fin de defender su revolución y su libertad. Un prejuicio muy difundido sobre el machnovismo ha sido derribado de este modo.

Hay que notar que si algo reprocha el autor seriamente al machnovismo, es justamente haber despreciado el aspecto militar y estratégico. En el capítulo sobre los errores de los machnovtzi, afirma que si éstos hubiesen organizado a tiempo una guardia segura de las fronteras, la revolución en Ucrania primero, y la revolución general después, habrían podido desenvolverse mejor. Si el autor tiene razón, entonces se podría relacionar la suerte del machnovismo con la de otros movimientos revolucionarios del pasado sobre los cuales los errores militares tuvieron igualmente repercusiones fatales. En todo caso, llamamos particularmente la atención de los lectores sobre este punto que puede dar lugar a reflexiones muy útiles.

2° La independencia verdadera y completa del movimiento -que fue consciente y enérgicamente defendida de todas las fuerzas enemigas- está en este libro claramente delineada.

3° La conducta de los bolcheviques y del poder soviético hacia el machnovismo está demostrada de una manera clara y precisa. Se ha dado un golpe fulminante a todas las invenciones y justificaciones de los comunistas. Todas sus maquinaciones criminales, todas sus mentiras, todo su fondo contrarrevolucionario, han sido puestos al desnudo. Se podría poner como epígrafe a esta parte del libro las palabras escapadas una vez al jefe de la sección de operaciones secretas de la Cheka, Samsonoff (durante mi detención, al ser llamado a comparecer ante el juez de instrucción para el interrogatorio). Cuando yo le hice notar que consideraba la conducta de los bolcheviques hacia Machno -en la época de su tratado con él- como traidora, Samsonoff replicó vivamente: ¿Llama Ud. a eso traición? En nuestra opinión eso no demuestra sino que somos estadistas muy hábiles: mientras Machno nos fue útil, supimos explotarlo; cuando nos resultó inútil, supimos destruirlo.

4° Muchos revolucionarios sinceros consideran al anarquismo como una fantasía idealista y justifican el bolchevismo como la única realidad posible, inevitable en el desenvolvimiento de la revolución social mundial. Además, consideran que marca una etapa en esa revolución, de suerte que los aspectos sombríos del bolchevismo parecen poco importantes y hallan justificación histórica.

La presente obra da un golpe mortal a esa concepción. Establece dos puntos cardinales: a) las aspiraciones anarquistas aparecieron en la revolución rusa -en tanto ésta se mostró como una verdadera revolución de las masas trabajadoras-, no como una dañosa utopía de soñadores, sino como un movimiento revolucionario de masas, concreto y real; b) como tal ha sido premeditada, feroz y vilmente aplastada por el bolchevismo.

Los hechos expuestos en este libro demuestran claramente que la realidad del bolchevismo es en esencia la misma del zarismo. Confirman de manera concreta y clara, y contraponen a la realidad del bolchevismo la profunda lealtad y la realidad del anarquismo -como única ideología verdadera revolucionaria de las clases trabajadoras-, y privan al bolchevismo de toda sombra de justificación histórica.

Volín

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