Índice de Un lustro de lucha de Antonio de P. AraujoSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

Presentación

La selección de textos de Antonio de P. Araujo que aquí presentamos, fue elaborada a finales de la década de 1980 con la intención de publicarla en la Serie Los magonistas de nuestra editorial Ediciones Antorcha. Sin embargo, razones de índole económico y anímico nos condujeron a dejarla congelada en espera de tiempos mejores. Y es hasta ahora cuando decidimos colocarla en los anaqueles de nuestra Biblioteca Virtual Antorcha.

De Antonio de P. Araujo podemos señalar que fue uno de los más importantes y distinguidos miembros del Partido Liberal Mexicano, organismo político presidido por Ricardo Flores Magón.

Su labor como organizador en el seno de la estructura liberal, data de la etapa heróica de construcción que culminaría con la expedición del Manifiesto y Programa del Partido Liberal Mexicano, el 1° de julio de 1906, y con las intentonas revolucionarias encabezadas por esa organización político-militar, llevadas a cabo precisamente en ese año.

Como activista liberal ocupó el importante puesto de delegado general, cuya principal tarea era establecer el enlace entre el centro neurálgico de la organización liberal, esto es, la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, y los Clubs e individualidades miembros del Partido. Asímismo, realizó innumerables comisiones ordenadas por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, entre las cuales hubieron giras de propaganda y de información.

Designado para organizar los dispersos y muy encontrados elementos adheridos al Partido Liberal en el fronterizo Estado norteamericano de Texas, recibiría la encomienda y el apoyo de la Junta para fundar el periódico Reforma, Libertad y Justicia, mismo que debiese intentar consolidarse como vocero de la organización partidaria en el territorio texano, buscando dar coherencia a la multitud de pequeños periódicos, simpatizantes del credo liberal, que pululaban en esa zona, pero que al mismo tiempo, y esto es sumamente necesario el precisarlo, mantenían, en opinión de los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, un excesivo nivel de independencia, que impedía la ciega aceptación de las directrices emanadas del centro neurálgico del organismo liberal. Así, Antonio de P. Araujo tuvo que deambular por los obscuros senderos del intento de manipuleo político que, por desgracia, se vería obligada a efectuar la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, a consecuencia de los fracasos insurreccionales realizados en 1906.

Sin desear entrar en detalles sobre tan innegable hecho, es prudente precisar que fue precisamente a raíz del fracaso de las intentonas insurreccionales promovidas, dirigidas y alentadas por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, que el Partido en sí experimentaría una notorísima fractura interna, misma que culminaría con el desquebrajamiento de este organismo en el año de 1911.

Antonio de P. Araujo realizaría, de manera ejemplar, la labor encomendada por la Junta en territorio texano, sin embargo no lograría dar la cohesión deseada al Partido Liberal en Texas, ya que para lograrlo se necesitaba mucho más que la sola voluntad y el mero entusiasmo. Además, el consolidar el tipo de organización político-militar que por aquél entonces -año de 1907- la Junta parecía empeñada en imponer al Partido Liberal en su conjunto, requería de un largo proceso de estructuración y maduración que ni los elementos integrantes de la Junta, ni tampoco los delegados generales estaban dispuestos a transitar.

Todo queríase hacer rápido, prácticamente de la noche a la mañana. Y ante ese conflictivo y negativo panorama de una organización cuyo centro neurálgico encontrábase invadido por la desesperación y un purismo altanero expresado en constantes llamados a jugarse el todo por el todo en el laberinto de un activismo provocativo y suicida, lógicamente Araujo fue incapaz de consolidar la organización liberal en tierras tejanas, sino que antes bien él mismo sucumbiría en aquel torbellino de calenturientas pasiones y dementes pesadillas, siendo finalmente detenido en 1908, acusado de violar las leyes de neutralidad. No abandonaría la prisión sino hasta 1911, cuando precisamente escribió los artículos que aquí digitalizamos.

Araujo, una vez libre, de inmediato milita en el seno del Partido Liberal Mexicano, llegando a ser nombrado por los integrantes de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, miembro de la misma. Deberá, entonces, enfrentar la penosa y titánica tarea de tratar de hacer renacer tanto el prestigio como la gloria del Partido Liberal, envuelto, en esos momentos, en las pugnas producidas a raíz de la escisión que en sus filas había provocado la defección de personajes de la talla de Antonio Villarreal y Juan Sarabia, quienes antaño hubieran desempeñado los cargos de secretario y vicepresidente en el seno de la Junta.

Y por si lo anterior hubiese sido poca cosa, debió igualmente enfrentar la intentona liberal en territorio bajacaliforniano que traería como resultado, además de la irreparable pérdida de elementos de gran valía, el que sus enemigos les anatematizaran con la etiqueta de filibusteros. Y, para completar el trágico cuadro, también tuvo que encarar la angustiante situación en que se vió acorralada la Junta con la detención de Ricardo y Enrique Flores Magón, Librado Rivera y Anselmo L. Figueroa, quedando él, Antonio de P. Araujo, como el único miembro de ese organismo en libertad.

Grandes responsabilidades hubo de enfrentar Araujo en aquel trepidante año de 1911, y, sin embargo, curiosamente hasta este momento no se le había otorgado el lugar que a pulso se gano dentro del Partido Liberal Mexicano, lo que viene a confirmar la tétrica sentencia que versa: ¡Ay de los vencidos!

Esperamos que mediante la publicación de esta breve selección de artículos publicados originalmente en el periódico Regeneración, logre rescatarse, aunque sea sólo la memoria de uno de los más destacados, aguerridos, entusiastas y perseverantes miembros del Partido Liberal Mexicano.

Chantal López y Omar Cortés

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