Indice de Ricardo Flores Magón, el apóstol de la Revolución Mexicana de Diego Abad de Santillán Presentación de Chantal López y Omar Cortés Prólogo de Librado RiveraBiblioteca Virtual Antorcha

RICARDO FLORES MAGÓN,
el apóstol de la Revolución Mexicana

Diego Abad de Santillán

NOTA EDITORIAL
A la edición en papel



Entre los ensayos analíticos y/o descriptivos de la actividad política desarrollada por Ricardo Flores Magón, ocupa un primerísimo lugar el texto de Diego Abad de Santillán, que con toda justeza puede afirmarse que es ahora un clásico sobre el tema.

Hablar, aunque sea en breves líneas, del autor y, por ende, de su trabajo como escritor, traductor, periodista y militante anarquista, es tarea obligada.

Tuvimos oportunidad de conocerle personalmente en 1975, cuando se encontraba aquí en México trabajando sobre un estudio de la revolución mexicana. En aquel entonces pudimos comprobar el gran respeto y cariño que sentía por Ricardo Flores Magón a quien consideraba el gran incomprendido, tanto por los liberales, como por los socialistas e incluso por los propios anarquistas.

Nacido en España en 1897, Diego Abad de Santillán emigra, muy joven, a Argentina, regresando momentáneamente a su país natal en donde, debido a su participación política, es arrestado en el año de 1917. Vuelve a Argentina en 1918 y colabora en el diario anarquista La Protesta. Su participación en el seno del movimiento anarquista argentino lo lleva a ubicarse en el cauce de una de sus corrientes: el sindicalismo anarquista, que encontrará su marco de desarrollo a través de la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.).

La tesis de la cual partía Diego Abad de Santillán era la siguiente: el sindicalismo, como instrumento de defensa y ataque de la clase obrera, no puede ser ajeno a las ideologtas presentes en el campo social, ya reaccionarias o revolucionarias.

Por completo opuesto a la idea de un sindicalismo neutro, combatía la para él simplista y ridícula concepción de quienes veían en el sindicalismo el punto de unión y convergencia del proletariado, tachándola de absurda y burda tesis economicista, ya que en su opinión, el sindicalismo que aglutinaba a sus miembros únicamente en torno a su condición de proletarios, dejando a un lado su ideología y su concepción del mundo, no podía, en manera alguna, destruir al capitalismo, sino que por el contrario se convertiría en su más poderoso aliado. Lo importante para el Diego Abad de Santillán de aquellos años (década de los 20´s), era el contenido ideológico de las agrupaciones sindicales, ya que la existencia de sindicatos católicos, socialistas, anarquistas y de otras tendencias, era el reflejo de una ardua lucha ideológica que se venía dando en el campo social; así, cada uno de ellos tenía miras hacia fines y objetivos diversos, cuando no antagónicos. Por lo tanto la, en aquel tiempo, tan pregonada consigna de lograr la unión internacional del proletariado mediante el sindicalismo, no podía ser considerada por él más que como una quimera.

Los anarquistas -tal era su idea-, debían tener sus propios sindicatos, al igual que los socialistas, los católicos y los marxistas tendrían los suyos; hablar de una hipotética unión, basada también en hipotéticos y economicistas intereses comunes, era trampear la situación, porque a fin de cuentas, siendo los objetivos, tácticas y medios usados por completo diferentes, e incluso antagónicos, no podía haber unión posible debido a que detrás de ésta, lo que realmente ocurriría sería la sumisión de las diversas ideologías presentes en los sindicatos, a la directríz ideológica de la corriente que se impusiera.

En Argentina, Santillán debió enfrentar a la vertiente denominada los anarquistas expropiadores, esto es, a la que hacía de la acción violenta su razón de ser, y cuya figura más representativa fue Severino Di Giovanni; ya que partícipe del sindicalismo anarquista no dudó en señalar públicamente, mediante artlculos periodísticos, a Di Giovanni y a su grupo como anarco-bandidos. Ahora bien, tomando en cuenta el tipo de actividad desarrollada por Di Giovanni y su grupo, bien se puede comprender hasta que punto estuvo en peligro la propia vida de Santillán. También debió encarar el frío sentir de los anarquistas europeos respecto a los movimientos ácratas de otros continentes. Correctamente señalaba que la actividad del anarquismo argentino era tan vasta e importante como la desarrollada en los países europeos y, aún así, no recibía el apoyo debido e incluso pasaba inadvertida e ignorada, por no decir menospreciada.

En 1922 viaja a Alemania en donde colabora con la Asociación Internacional de los Trabajadores (A.I.T.), y escribe la obra que aquí publicamos. Vuelve a Argentina en 1927 y, en 1930, se traslada a Uruguay, para partir al año siguiente a España, en donde asiste, en Madrid, al Congreso de la A.I.T.

Ya en España, Santillán irá abandonando su concepclón anarquista mantenida en Argentina, seguramente influenciado por el movimiento anarquista español, tan distinto al argentino. Allí, sería partícipe del desarrollo y potencialidades mostradas por los anarquistas en el seno de la Federación Anarquista Ibérica (F.A.I.) y la Confederación Nacional del Trabajo (C.N.T.), durante la revolución de 1936-1939.

Y vendría la derrota.

Los anarquístas españoles se dividirían en el exilio en diversas y encontradas facciones, dando lugar a una lucha interna en la que Diego Abad de Santillán participó para, posteriormente, retirarse, de hecho, del anarquismo.

Su labor como escritor, traductor e impulsor de periódicos y revistas anarquistas fue valiosísima. Cientos de artículos periodísticos, traducciones de las obras de los más importantes teóricos anarquistas, así como estudios, tanto históricos como interpretativos, constituyen una herencia invaluable para las nuevas generaciones.

El ensayo que a continuación publicamos, editado por primera vez en 1925 por el Grupo Cultural Ricardo Flores Magón, cuyo principal animador era Nicolás T. Bernal, no es, como suele considerársele, una biografía, sino más bien una descripción de las actividades de Ricardo Flores Magón, reforzada con una exposición de su pensamiento político y social.

Es preciso destacar que este ensayo fue el primero que se escribió sobre Ricardo Flores Magón; y a pesar de haber sido elaborado hace ya cerca de sesenta y cuatro años (Téngase en cuenta que la edición en papel que publicamos en nuestra editorial Ediciones Antorcha, data del año de 1988, por lo que ahora, en el año 2011, habrán transcurrido ochenta y siete años. Precisión de Chantal López y Omar Cortés), guarda una frescura que el tiempo no ha logrado disipar. Si bien los objetivos de este ensayo tenían mucho de propagandísticos al ensalsar a Ricardo Flores Magón, y a través de éste a la ideología anarquista que sustentaba, la obra en su conjunto no pierde agilidad ni hace decrecer el interés del lector.

Como bien señala Librado Rivera en el prólogo, este escrito no puede ser considerado como un libro completo, sino más bien como un esbozo histórico al que habría que agregar mucho.

Desde que este ensayo fue elaborado, muchos estudios se han publicado sobre este tema, sin embargo, en opinión nuestra, ninguno ha logrado opacarle; así, la lectura de esta obra de Diego Abad de Santillán sigue siendo básica para abordar y comprender la actividad e ideología de Ricardo Flores Magón.

Chantal López y Omar Cortés
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