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Capítulo 7

La intransigencia humillante del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista para la batalladora División del Norte.

En las conferencias celebradas en la coahuilense ciudad de Torreón en los días del 4 al 8 de julio de 1914, los delegados de las divisiones del Norte y del Noreste del Ejército Constitucionalista, aprobaron por unanimidad de votos, unos acuerdos designados por ellos como generales, y otros, de carácter privado. Entre los primeros hay algunos que merecen tal nombre y otros que deben ser llamados recomendaciones. Los privados deben recibir el nombre de peticiones al Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.

Los acuerdos fueron los siguientes:

1) La División del Norte reconocía como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista a don Venustiano Carranza y le reiteraba su adhesión.

2) El General Francisco Villa continuaría como Jefe de la División del Norte.

3) Las Divisiones del Ejército Constitucionalista recibirían de la Primera Jefatura todos los elementos que necesitaran para la pronta y buena marcha de las operaciones militares, dejando a la iniciativa de sus respectivos jefes, libertad de acción en el orden administrativo y militar, cuando las circunstancias así lo exigieran, pero quedando obligados a dar cuenta de sus actos para su ratificación o rectificación por parte de la Primera Jefatura.

4) El Presidente interino de la República convocaría a elecciones generales al triunfo de la revolución y entregaría el poder al ciudadano que resultara electo.

5) El Primer Jefe Militar de cada Estado convocaría a elecciones al triunfo de la Revolución.

6) Al asumir la presidencia interina de la República el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista de acuerdo con el Plan de Guadalupe, convocaría a una convención que tendría por objeto fijar la fecha en que se verificarían las elecciones y discutir el programa de gobierno que deberían poner en práctica los funcionarios que resultaran electos y, los demás asuntos de interés general.

7) El conflicto de Sonora debería ser resuelto por el Primer Jefe sin que se violara la soberanía de dicho Estado y respetando la persona del gobernador constitucional, ciudadano José María Maytorena.

8) Las Divisiones del Norte y del Noreste se comprometían a implantar en México el régimen democrático, a procurar el bienestar de los obreros y a emancipar económicamente a los campesinos haciendo una distribución equitativa de las tierras o por otros medios que tendieran a la resolución del problema agrario.

9) Era facultad exclusiva del Primer Jefe el nombramiento y remoción de empleados de la administración federal en los Estados y Territorios.

Entre los acuerdos llamados generales, había la recomendación de pedir al Primer Jefe el nombramiento de un nuevo gabinete y señalaban los nombres de varias personalidades revolucionarias para ocupar los puestos de ministros.

Todos los acuerdos que recibieron el nombre de particulares, eran peticiones atentas al Primer Jefe para que la División del Norte fuera elevada a la categoría de Cuerpo de Ejército, para que el General de Brigada Francisco Villa fuese ascendido a divisionario y que el General Felipe Angeles fuera repuesto en su cargo de Subsecretario de Guerra, cargo al que renunciaría inmediatamente.

Además, cada uno de los jefes de la División del Norte, por medio de cartas individuales dieron al Primer Jefe amplia y cumplida satisfacción, retirando los términos de su mensaje del 14 de junio y de su nota fechada el 15 del mismo mes.

La respuesta de don Venustiano Carranza.

Los delegados de la División del Noreste, Generales Antonio I. Villarreal, Cesáreo Castro y Luis Caballero, con su secretario Ernesto Meade, regresaron a Saltillo, en donde se encontraban el Primer Jefe y el General Pablo González. Entregaron al segundo el protocolo de las conferencias de Torreón y el pliego que contenía los acuerdos privados. El jefe de la División del Noreste envió copia de los citados documentos al señor Carranza, el que, en oficio fechado el 13 de julio de 1914, le hizo conocer su resolución sobre los mismos. El General González en telegrama fechado el mismo día, transcribió íntegra la nota del Primer Jefe a los delegados de la División del Norte, ingeniero Manuel Bonilla, doctor Miguel Silva y General José Isabel Robles.

Resolvió el Primer Jefe:

Me es grato referirme al atento oficio de usted fechado ayer, al cual se sirvió acompañar adjunta copia certificada del protocolo de las conferencias celebradas en la ciudad de Torreón los días 4, 5, 6, y 8 del actual, que tuvieron por objeto el incidente surgido entre la Primera Jefatura del Ejército Constitucionalista y los Generales de la División del Norte de este ejército, habiéndome enterado detenidamente de las actas de las conferencias y habiéndome también enterado de las resoluciones a que los señores delegados llegaron para someterlas a la consideración de esta Primera Jefatura, debo manifestar a usted para que a su vez se sirva ponerlo en conocimiento de los señores Generales del Cuerpo del Ejército que es a su digno mando y de los señores Generales de la División del Norte, lo siguiente:

La Primera Jefatura del Ejército Constitucionalista, a mis órdenes, aprueba en lo general, los acuerdos tomados en las conferencias de Torreón por los señores representantes del Cuerpo de Ejército del Noreste y de la División del Norte con motivo del incidente surgido entre esta Primera Jefatura y la citada División, como una consecuencia de los mensajes que nos enviarnos en los días 13, 14 y 15 del mes de junio próximo pasado.

Considerando en lo particular cada una de las cláusulas aprobadas en las conferencias de Torreón, me refiero de un modo especial a aquellas que tuvieron que objetarse, en la inteligencia de que el resto de ellas se aprobarán o se tomarán en consideración en su caso, por esta Primera Jefatura.

Los señores representantes del Cuerpo de Ejército del Noreste y de la División del Norte acordaron que al tomar posesión el ciudadano Primer Jefe del Ejército Constitucionalista conforme al Plan de Guadalupe, del cargo de Presidente Provisional de la República, convocará una Convención que tendrá por objeto discutir y fijar la fecha en que se verifiquen las elecciones, el programa de gobierno que deberán poner en práctica los funcionarios que resulten electos y los demás asuntos de interés nacional. La Convención quedará integrada por delegados del Ejército Constitucionalista a razón de un delegado por cada mil hombres de tropa. Cada delegado a la Convención acreditará su carácter por medio de una credencial que será visada por el Jefe de la División respectiva, y esta Primera Jefatura después de prestar toda atención a la cláusula de referencia, ha resuelto que al tornar posesión de la presidencia interina conforme al Plan de Guadalupe, convocará a una junta a todos los señores Generales del Ejército Constitucionalista con mando de fuerzas, a la que asistirán también los señores gobernadores de los Estados, pudiendo los que no concurran, nombrar delegados que al efecto los representen.

La junta citada tendrá por objeto estudiar y resolver lo conducente a las reformas de distinta naturaleza que deban implantarse y llevarse a la práctica durante el gobierno provisional, así como también con el objeto de fijar la fecha en que deban llevarse a cabo las elecciones generales y locales en la República. Esto sin perjuicio de que la Primera Jefatura del Ejército Constitucionalista tome desde ahora las medidas que crea convenientes para el mejoramiento económico de los habitantes de la Nación.

Respecto a la cláusula octava que se aprobó en las conferencias, debo expresar que los asuntos emitidos en ella son ajenos al incidente que motivó las conferencias.

Y agregaba don Pablo González:

Lo más brevemente posible y por pliego certificado, remitiré a ustedes otros puntos de no menos importancia que los anteriores. Espero que al considerar las proposiciones del C. Primer Jefe lo harán ustedes con igual patriotismo que el que demostraron en las conferencias, pues que en todo ello se trata del bien de la Patria, que tanto anhelamos sus buenos hijos. Salúdoles afectuosamente.

Observaciones del Primer Jefe a los acuerdos privados.

Con fecha 14 de julio, el mismo General González transcribió a los delegados de la División del Norte las observaciones que el señor Carranza hizo a los acuerdos privados que se tomaron en Torreón. Helas a continuación:

Haciendo referencia a los acuerdos privados a que se llegó en las mismas conferencias, manifiesto a usted para que tenga a bien ponerlo en conocimiento de todos los interesados, que respecto al inciso primero por el que piden se eleve a la categoría de Cuerpo de Ejército a la División del Norte, actual, no me es posible hacer de esa División un Cuerpo de Ejército, porque dicha División está comprendida en el Cuerpo del Ejército del Noroeste y permanecerá independiente de dicho Cuerpo con el nombre y carácter que tiene actualmente.

Al tomar esta resolución he considerado que estando próximo el triunfo de nuestra causa, no tendría objeto la creación de un nuevo Cuerpo de Ejército, con tanta mayor razón que al terminar la campaña, habrá que darse al Ejército Constitucionalista una nueva organización.

Por lo que respecta al segundo inciso, no creo (conveniente) por ahora, el conceder el ascenso a General de División al de Brigada a Francisco Villa, excusándome manifestar los motivos que tengo para tomar esa resolución, manifestando al mismo tiempo que ese ascenso podré concederlo en su oportunidad.

Contestando a la petición contenida en la cláusula segunda (sic por tercera), en la que solicitan los señores representantes de ambas partes, ser repuesto en su cargo de Subsecretario de Guerra, el General Felipe Angeles, en la inteligencia que presentaría en seguida su renuncia; debo manifestarle que no puedo acceder a tal solicitud.

Con la comunicación de usted a que tengo el gusto de hacer referencia, recibí también las copias de los mensajes cambiados en los días 13, 14 y 15 de junio próximo pasado ... así como la copia de las cartas que por separado dirigieron a los señores General José Isabel Robles y doctor Miguel Silva, los señores Generales de la División del Norte, por medio de las cuales, los suscritos me dan amplia y cumplida satisfacción, retirando los términos del mensaje de 14 de junio próximo pasado y de su nota del 15 del mismo mes.

Puede usted, General, haciendo referencia a estas cartas, manifestarles a los señores Generales de la División del Norte que las suscriben, que acepto la satisfacción amplia y cumplida que me dan con motivo de los mensajes y nota del 14 de junio próximo anterior.

Sírvase usted, General, expresar a los señores representantes del Cuerpo de Ejército del Noreste, a los de la División del Norte y a todos los señores Generales de una y otra parte, que es altamente grato para esta Primera Jefatura el que el incidente surgido entre ella y la División del Norte haya terminado de un modo satisfactorio, pues todo redundará en beneficio de la causa constitucionalista por la que estamos luchando.

La intransigencia del Primer Jefe ahonda la división.

Transcribimos íntegros los anteriores documentos por ser casi desconocidos. Y lo hicimos respetando la pésima redacción de las resoluciones intransigentes del Primer Jefe, que no tuvieron otro resultado que ahondar la división, ante la actitud correcta y hasta sumisa de todos los Generales de la División del Norte.

Sin embargo, las decisiones que tendían a humillar a la batalladora División del Norte y a su jefe no fueron las que más disgustaron a los Generales de la mencionada división. Lo que entre ellos causó una gran indignación fue que el Primer Jefe rechazara la cláusula octava con el pretexto de que los asuntos emitidos en ella son ajenos al incidente que motivó las conferencias.

Se trataba de los compromisos celebrados por los delegados de las Divisiones del Noreste y del Norte, contenidos en la que el licenciado Andrés Molinia Enríquez llamó la cláusula de oro, opinando sobre su esencia lo que sigue:

El Primer Jefe, Sr. Carranza, que no se creía obligado por los convenios de las Conferencias, no promulgó las reformas convenidas: más tarde, al contrario, ratificó el Plan de Guadalupe sin las reformas de referencia; el mismo Primer Jefe y sus adictos trataron siempre de restar importancia a los expresados Convenios, y sin embargo, la cláusula octava, que nuestros lectores pueden leer en la página siguiente, marca el punto más alto alcanzado por los mestizos y los indios, desde que Morelos proclamó la Independencia hasta los días que corren, en el empeño de hacer efectivas las reformas agrarias para dar asiento económico a su nacionalidad. La afirmación terminante del objeto social de la Revolución: la decisión de barrer con todos los obstáculos que se pudieran oponer a las reformas; y el imperativo preciso y categórico de imponer las reformas agrarias fundamentales y las del trabajo complementarias, quedan consignadas en una acta a la que daban sanción de ejecución inmediata, los representantes de las fuerzas armadas de una revolución victoriosa. Claro es que las dificultades de ejecución aparecerían más tarde; pero el propósito de una aspiración nacional ya indiscutible, quedaba fijado para siempre. Las Conferencias de Torreón, han tenido en nuestra revolución agrarista, la misma importancia trascendental que tuvo la Convención en la Revolución Francesa.

Y si no bastaran los motivos anteriores, en Estados Unidos bajo la dirección del licenciado Rafael Zubaran, Secretario de Gobernación y agente confidencial del Primer Jefe en Washington, se hacía una intensa campaña de prensa contra el General Villa y se gestionaba que se impidiera la adquisición de municiones que se destinaran a la División del Norte.


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