Índice de La F.O.R.A:, ideologia y trayectoria de Diego Abad de SantillánCapítulo XVIIICapítulo XVIBiblioteca Virtual Antorcha

Capítulo 17

Congreso de fusión y fundación de la Unión Sindical Argentina (Marzo de 1922). Congreso de la F.O.R.A. (Marzo-Abril de 1923). El asesinato de Kurt Wilkens (16 de junio de 1923). Disidencias nuevas.

La polémica interna en torno del problema de la nueva fusión planteada fue demasiado absorbente durante varios años y consumió no pocas energías del movimiento obrero y revolucionario. La F.O.R.A. se negó a concurrir al congreso de unificación patrocinado por el Comité formado después del congreso extraordinario de la F.O.R.A. del quinto congreso y del congreso de La Plata de la del noveno. La gran afluencia de elemento nuevo a las filas de la organización gremial no conocía los antecedentes del fusionismo en la Argentina y no siempre llegaba a comprender las razones de la oposición de los anarquistas, siendo en la práctica como eran los más dispuestos a la solidaridad con toda lucha y al apoyo a toda reivindicación. Por eso la polémica en torno de la fusión de las fuerzas obreras originó desgarramientos, querellas, agrios enconos personales. Los trabajadores se cansaban y volvían las espaldas a la organización en general, iniciándose un nuevo período de descenso y de debilitamiento de la combatividad obrera.

El congreso de fusión sin embargo se hizo, concurriendo sindicatos de la Federación del noveno congreso y otros autónomos y fue entre ellos entre quienes se convino en marzo de 1921 constituir una nueva central obrera en sustitución de la F.O.R.A. sindicalista. Surgió así la Unión Sindical Argentina, con una declaración de principios que objetivamente no dejaba nada que desear, pero a la que los experimentados en esas cosas y conocedores de tácticas y de hombres, no daban mayor importancia, sabiendo de antemano que la nueva entidad habría de seguir la trayectoria de la Unión General de Trabajadores, de la Confederación Obrera Regional Argentina y de la Federación del noveno congreso, de quien era continuación directa y heredera.

En efecto, no sólo la declaración de principios, sino las resoluciones aprobadas pueden satisfacer, objetivamente, por la letra, aparte del exceso de reglamentación de la Carta Orgánica, a los anarquistas, que fueron los que tuvieron la voz dirigente en el congreso de fusión. Sin embargo la F.O.R.A. comprendió la inconsistencia de la obra fusionista y penetró sagazmente en los principios de desviación que esa corriente entrañaba. Han pasado diez años y son ya muy raros los anarquistas partidarios entonces de la fusión y fundadores de la Unión Sindical Argentina, en oposición a la F.O.R.A. del quinto congreso, que se cuentan todavía en la militancia activa; en su mayor parte se apartaron del movimiento obrero o se encenagaron abiertamente en el reformismo.

Lo más grato del congreso de fusión es el abandono del nombre de la F.O.R.A. por los llamados sindicalistas. Desde marzo de 1921 queda el campo obrero delimitado más claramente: la F.O.R.A., por un lado, la Unión Sindical Argentina, por otro, sobre una base de acción directa y de espíritu revolucionario en las declaraciones teóricas, y los sindicatos ferroviarios, en su mayor parte de tendencia francamente amsterdamiana, reformista.

A nuestro juicio, es el período que va de 1920 a 1930 de la historia de la F.O.R.A. el menos interesante, y en parte, también, el más negativo. No sólo por la acritud y la intensidad que tuvieron las polémicas internas, primero en torno de la dictadura del proletariado, después en torno de la fusión obrera, posteriomente frente a otros grupos anarquistas, sino porque en ese período no se hizo obra creadora, de elaboración de ideas, de renovación y de enriquecimiento del caudal ideológico; al contrario, encontramos en esos años una restricción de la visión, un cercenamiento más o menos grande del pacto federal del IV congreso. Por eso apenas mencionaremos algunos hechos de mayor resonancia. Por otra parte es historia reciente y buen número de compañeros la conocen por haberla vivido. Nuestro mayor interés estaba en la reseña de los jalones del desenvolvimiento de la F.O.R.A. hasta el congreso extraordinario de 1920.

A comienzos de marzo de 1923 se celebró un Congreso de la Federación Obrera Local Bonaerense, y a fines del mismo mes sesiona el segundo congreso de la Federación Obrera Provincial de Buenos Aires (fundada a comienzos de 1922). En ambos se debaten asuntos internos, se combate acerbamente la llamada organización por industria, ratificando una desviación del sistema de organización aprobado en el cuarto congreso y cortando con ello las posibilidades de desarrollo progresivo de la organización. En realidad no hay ninguna oposición entre la organización y estructuración de los sindicatos de oficio con la entente y federación de los oficios afines local, nacional e internacionalmente.

El noveno congreso de la F.O.R.A., puesto que ha sido desconocido el celebrado en 1915, tuvo lugar los días 31 de marzo al 6 de abril de 1923 en Buenos Aires.

Las resoluciones aprobadas son éstas:

Queda reafirmado el sistema actual de estampillado federal y lo mismo se reafirma el sistema de estampillado pro presos. Se suprime el sistema del carnet único.

Declaraciones de principios.

El IX congreso ordinario de la Federación Obrera Regional Argentina reafirma la declaración aprobada en el cuarto congreso, excepto aquello que se refiere a las Federaciones de oficio. Como agregado a esta declaración de principios, el congreso reafirma la recomendación del comunismo anárquico aprobada en el V congreso.

Intervención de elementos políticos.

Que se continúe como hasta aquí, sin dar intervención en nuestros cuerpos de relaciones a ningún elemento de notoria actuación política.

Colaboración de los anarquistas.

Que los compañeros anarquistas que se encuentran al margen de la F.O.R.A. tengan derecho a integrar los cuerpos de responsabilidad de la misma.

Nombre y emblemas.

Queda abolido el agregado comunista, como así también los atributos que ostenta el sello de la F.O.R.A., quedando para lo sucesivo con la siguiente leyenda: Federación Obrera Regional Argentina.

Federación de oficio.

Queda abolida la concesión acordada en el congreso extraordinario de la F.O.R.A. respecto a la existencia de la F.O.R. Portuaria y anexos, pasando las secciones a integrar las locales, comarcales y provinciales, por entender que no caben dentro de la F.O..R.A. Federaciones Regionales de Oficio.

Sistema industrialista.

Se rechaza ese sistema de industrialización.

Boicot.

El IX congreso regional ordinario de la F.O.R.A. resuelve aplicar en el orden regional el boicot a los productos de la cervecería Bieckert.

Problema agrario.

Que en lo que respecta a los colonos arrendatarios, la F.O.R.A. se circunscrrba a hacer entre ellos una propaganda puramente ideológica y no gremialista.

Organización ferroviaria.

El congreso considera que la organización ferroviaria está en los actuales momentos en gestación y que las normas de organización federal de oficio que el delegado de los sindicatos ya constituidos defiende ante este congreso, no constituye ningún problema de urgente solución. En consecuencia acuerda que perentoriamente los sindicatos ya constituidos y los a constituirse formen en las locales, comarcales y provinciales respectivas, debiendo una vez completada la organización discutir el asunto Federación de oficio con la F.O.R.A.

Dictadura proletaria.

Que se rechace en absoluto, como medio transitorio o definitivo, la llamada dictadura del proletariado, o cualquier clase de dictadura que se intentara establecer en el período revolucionario.

Relaciones internacionales.

Que el Consejo Federal pase ad referéndum de los gremios, el asunto intemacional, a fin de que ellos sean los que resuelvan al respecto. Que una vez que el referéndum se pronuncie, el Consejo Federal convoque a una reunión de delegados regionales, en cuya reunión se resolverá en definitiva sobre la base del referéndum, la posición de la F.O.R.A. ante la Asociación Internacional de los Trabajadores.

Que entre tanto el referéndum se expida, la F.O.R.A. siga manteniendo cordiales relaciones con la nueva Internacional.

Congreso sudamericano.

Se dan al Consejo Federal amplias facultades para que estudie la forma mejor de realizar la gira y congreso sudamericano, emprendiendo los trabajos necesarios en cuanto se presente una circunstancia favorable.

Como se recordará, la tragedia de la Patagonia, por causa del desconocimiento exacto de la verdad de lo que ocurría en aquellas regiones, quedó sin la debida protesta del proletariado. Pero el nombre del Teniente Coronel Varela se había convertido en símbolo de la criminalidad militarista al servicio del capitalismo. Un obrero alemán, Kurt Wilkens, concibió la idea de vengar a los caídos en el Sur, y el 23 de enero de 1923 arrojó una bomba contra el militar victorioso y luego lo ultimó a tiros de revólver. Wilkens se había hecho, como Radowitzky, una figura popular simpática desde el primer momento, no sólo por su gesto heroico, sino por su conducta ulterior. Y la reacción meditó en el modo de vengarse a su vez. Una noche, mientras dormía en su celda de la Penitenciaría Nacional; un soldado de la guardia, puesto expresamente para eso, lo asesinó de un tiro. La tragedia ocurrió el 16 de junio de 1923. Difícilmente se borrará del recuerdo de los que vivieron el horror y la indignación por el cobarde asesinato, la huelga general decretada de inmediato por la F.O.R.A. y que arrastró a casi la totalidad del proletariado. He aquí el manifiesto declarando el paro:

Kurt Wilkens fue asesinado.

¡Compañeros!

El más alevoso asesinato ha sido cometido por las hordas de la Prisión Nacional. La venganza que se venía tramando ha sido puesta en práctica ayer de madrugada, mientras nuestro querido compañero dormía.

Una descarga de fusil destrozóle el pecho. El asesinato no puede ser más bárbaro ni más baja la venganza. Han procedido, pues, como sólo saben hacerlo los cobardes.

La F.O.R.A., consecuente con sus principios, ha declarado la huelga general, como acto de protesta, en toda la República.

¡Trabajadores!

Que nadie se llame a silencio. No lanzarse a la calle en esta emergencia significa solidarizarse con los bárbaros sucesos de la Patagonia y con el repudiable asesinato cometido en la Prisión Nacional.

¡Compañeros proletarios, hombres libres, a la calle!

La violenta situación que al proletariado le ha creado el cobarde asesinato de Kurt G. Wilkens reclama como una inexorable obligación de honor que los trabajadores todos respondan al insolente y audaz militarismo con la huelga general. ¡Que todas las actividades cesen de inmediato! ¡Que los trabajadores, como una ola incontenible, enérgica y viril, inunden las calles de la Capital, haciendo vibrar su protesta!

En el día de hoy y sucesivos, todos los locales obreros deben estar llenos de trabajadores, donde se les informará y tendrá al corriente de la marcha del movimiento. Las comisiones administrativas deben permanecer constantemente reunidas para seguir la marcha de los acontecimientos.

¡Trabajadores, hombres dignos! Los momentos son de lucha y de coraje: frente al crimen vil y alevoso, se imponen los gestos enérgicos y las actitudes decididas. ¡Que cada uno ocupe su puesto!

El Comité de huelga de la F.O.R.A.

Ya el mismo sábado 16 de junio, declararon la huelga algunos gremios de la F.O.R.A. El movimiento se extendió a todo el país y fue hermoso exponente del sentimiento producido en la clase trabajadora por el vil asesinato. Se realizaron numerosas détenciones, y frente al local de la F.O.R.A., en la calle Bartolomé Mitre 3270, se produjo un choque sangriento con la policía, resultando dos obreros muertos y una treintena de heridos. También cayeron algunos empleados policiales.

Se volvió al trabajo el jueves 21 de junio, con el siguiente manifiesto de la F.O.R.A. y de la Federación Obrera Local Bonaerense:

Compañeros, Trabajadores:

Los comités de huelga, juntamente con los dos Consejos Federales y un buen número de trabajadores de responsabilidad de los diversos gremios plegados al paro general, reunidos en la tarde de ayer para estudiar la situación del movimiento, y teniendo en cuenta la actitud de los eternos traidores del proletariado, acordaron dar la vuelta al trabajo para hoy jueves, a las seis horas.

Una vez más el proletariado revolucionario ha hecho sentir su viril protesta.

Todos los hombres conscientes supieron en esta ocasión afrontar las exigencias que demandaba la lucha, a pesar de la traición con que se pretendió enlodar a los trabajadores dignos y conscientes. La F.O.R.A. pues, ha dejado sentir una vez más su espíritu solidario y la potencia de su organización. Los obreros del interior supieron responder unánimemente al llamado de la F.O.R.A., con lo que se ha evidenciado el verdadero lugar que ocupa el proletariado de la región.

¡Proletarios!

La vuelta al trabajo fue acordada debido a múltiples circunstancias y esperamos de vosotros que os mantengáis alerta, firmes en vuestros puestos de lucha, para responder a las provocaciones policiales en caso de que la reacción se desate sobre el proletariado consciente. Debemos, pues, estar atentos a los acontecimientos, dispuestos a repeler el ataque de todos nuestros enemigos coligados.

El Consejo Federal de la F.O.R.A. dará a publicidad, a la brevedad posible, un extenso y documentado manifiesto, historiando el desarrollo de la huelga general reciente, a fin de poner en esa forma las cosas en el lugar que les corresponde.

Los Consejos y el Comité de Huelga.

El Comité pro presos de Buenos Aires atendió en los días de la huelga a 350 trabajadores detenidos, algunos de los cuales, como Eusebio Barraza, fueron procesados y condenados a varios años de prisión.

Pasamos por alto numerosos movimientos generales de protesta, de reivindicaciones, de solidaridad, como la huelga decretada por la extradición de Silveyra, un obrero condenado a muchos años de prisión por un hecho gremial, fugado de la cárcel y descubierto en el Uruguay, país que lo entregó a la Argentina, volviendo luego a fugarse; la huelga contra la ley de jubilaciones, un movimiento que obligó al gobierno a derogar una ley y que contó con gran simpatía obrera y popular. Los repetidos paros generales han podido trabar el desenvolvimiento numérico de la organización, pero han hecho de la F.O.R.A. la organización de combate, siempre alerta para salir en defensa de las víctimas de la injusticia y de los derechos obreros conculcados.

Cuando ya la polémica motivada por la dictadura del proletariado y la fusión obrera había decaído o había pasado de moda, surgió en las propias filas anarquistas una nueva disidencia que debilitó no poco el movimiento: nos referimos a la resolución tomada en los primeros días de septiembre de 1924, en una reunión de delegados. Dice así:

Se considera al margen de la F.O.R.A. a todos los elementos que hacen labor derrotista y obstaculizan la propaganda del comunismo anárquico.

Se resuelve aislar a los grupos La Antorcha, Pampa Libre e Ideas, no consintiéndoles ingerencia en los organismos federados y retirándoles todo concurso material y moral.

Excluir de los cargos representativos en las entidades federadas a las personas que respondan a la tendencia de dichos grupos.

Se consideran separadas de la F.O.R.A. las entidades que no acepten este temperamento.

Esta moción fue presentada por la Federación Obrera Provincial Sanjuanina y por la Provincial de Mendoza.

Fue también éste un grave error que mantuvo una enconada actitud en las propias filas anarquistas desde entonces y que el buen sentido de la mayoría de los militantes ha dejado después de varios áños sin efecto.

No faltaron en todos esos años la agitación y la prapaganda dentro o fuera de la F.O.R.A., pero coincidente. Creemos que se ha hecho mucho, pero se hubiese podido hacer mucho más, en agitación, en organización y en propaganda, si no hubiesen absorbido tantas energías y malogrado tantas iniciativas las discusiones internas, jamás agotadas.


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