Índice de Vidas de los filósofos más ilustres de Diógenes LaercioAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

LIBRO SEXTO

Tercera parte


MÓNIMO

1. Mónimo Siracusano, discípulo de Diógenes, fue doméstico de un banquero corintio, como dice Sosícrates (423). Jeníades, que fue quien compró a Diógenes, iba muchas veces a su casa; y como refiriese allí las virtudes de aquel, su porte y su admirable elocuencia, indujo a Mónimo a su amor. Al punto, pues, aparentando demencia, comenzó a derramar la moneda y dinero del Banco, hasta que, despedido por su amo, se fue con Diógenes. También siguió mucho a Crates Cínico y demás de esta secta, de lo cual tomó motivo su amo de tener por cierta su locura. Salió varón sabio; tanto, que aun Menandro el Cómico hizo memoria de él. Así habla en uno de sus dramas titulado Hipocomo:

-Fue Mónimo o Filón un varón sabio,
despreciado de todos,
con su zurrón pendiente.
-He aquí ya tres zurrones.-Pero hablaba
símiles elocuentes; y es seguro,
por Dios, que no hallo dicho
comparable al Conócete a ti mismo,
y a éste semejantes.
Fue sórdido y mendigo además de esto,
y a todo lo demás tuvo por lujo.

Fue tan constante que, despreciando la gloria mundana, anhelaba sólo la verdad. Escribió algunas cosas jocosas que encerraban sentido serio. Dos libros De los apetitos o pasiones, y otro De exhortaciones.


ONESICRITO

1. Oneslcrito, en la opinión de algunos, fue egineta; pero Demetrio de Magnesia lo supone de Astipalea. Fue también uno de los más hábiles discípulos de Diógenes. Parece que hubo entre él y Jenofonte alguna semejanza, pues Jenofonte militó con Ciro, y Onesicrito con Alejandro. Aquel escribió la Ciropedia; éste, el modo en que fue nutrido Alejandro. Aquel hace el encomio de Ciro, y éste el de Alejandro. Aun en la locución se acerca mucho a Jenofonte, y sólo se estima menos que éste al modo que una copia se estima menos que el autógrafo.

2. También fueron discípulos de Diógenes: Menandro, el llamado Drimo, admirador de Homero; Hegesias Sinopense, por sobrenombre Cloyo, y Filisco Egineta, ya mencionado.


CRATES

1. Crates, hijo de Ascondo, tebano, fue igualmente discípulo del Can. Pero Hipoboto dice que no fue discípulo de Diógenes, sino de Brisón Aquino. Se conocen de él estos versos jocosos:

Es noble la ciudad Zurrón llamada,
fastosa, aunque mugrienta,
bella, amena, fecunda, y nada tiene.
No entra en ella demente parásito,
ni pedicón obsceno
que de bardajerías se gloríe.
Produce, sin embargo,
ajos, higos y panes,
entre quienes no hay guerras mutuamente,
ni se mueven las armas
por pedazos de cobre ni por gloria.

También es suyo aquel diario conocido de todos, que dice:

Asienta minas diez al cocinero,
y al médico una dracma.
Pon al adulador cinco talentos,
y al consejero humo.
Póngasele un talento a la ramera,
y un trióbolo al filósofo se ponga.

2. Lo llamaban abridor de puertas, porque se metía en todas las casas para dar correcciones. También son suyos estos versos:

Cuanto estudié poseo, y cuanto pude
aprender con trabajo y con estudio.
La vanidad fastuosa
se llevó las demás felicidades.

Y lo que le había producido la Filosofia:

Un quénice (424), me ha dado de altramuces,
y de otra cosa alguna no cuidarme.

También se conoce como suyo lo de:

El hambre quita el amor, y si no, el tiempo;
y si usarlos no puedes, toma el lazo.

Floreció hacia la Olimpiada CXIII. Antístenes dice en las Sucesiones, que Crates, habiendo visto en una tragedia a Telefo con un esportillo en la mano, y miserable en todo lo demás, se dedicó a la Filosofia cínica. Así, vendido su patrimonio (pues era hombre de cuenta) y juntados hasta doscientos talentos, los distribuyó entre sus conciudadanos. Filosofó con tanta constancia, que el cómico Filemón hizo memoria de él, diciendo:

En verano llevaba ropa burda,
y delgada en invierno,
para tomar liciones de templanza.

Diocles dice que Diógenes le persuadió que diese sus posesiones para pasto de ganados, y si tenía dinero lo arrojase al mar. Se dice que Alejandro destruyó la casa de Crates, como Filipo la de Hiparquias (425).

3. Muchas veces apaleaba a sus parientes porque venían a removerlo de su instituto, y perseveraba constante en él. Demetrio de Magnesia dice que depositó su dinero en casa de un banquero, con la condición de que lo diese a sus hijos si eran idiotas, mas en caso de ser filósofos, lo distribuyese al pueblo. Eratóstenes refiere que habiéndole nacido un hijo llamado Pasicles, de Hiparquia, de que hablaremos, cuando fue ya crecido, lo llevó a casa de una esclava, y le dijo que ese era el casamiento que su padre le daba. Porque el premio de los adúlteros trágicos son los destierros y muertes; el de los cómicos, el meretricio; y el de la adulación y embriaguez, la demencia (426). Crates tuvo un hermano llamado Pasicles, que fue discípulo de Euclides, y de quien Favorino, en el libro II de sus Comentarios), dice una cosa chistosa. Es que como pidiese no sé qué al director del gimnasio, le tocó los muslos; mas indignándose éste, dijo Pasicles: ¿Qué es esto? ¿No son los muslos tan tuyos como las rodillas?

4. Decía Crates que es imposible hallar a uno que no haya errado, sino que, todos son como la granada, en la cual, andando el tiempo, siempre se pudre uno u otro grano. Habiendo una vez irritado al citarista Nicódromo, recibió un bofetón; mas él se pegó con pez en la frente un rótulo que decía: Nicódromo lo hacía (427). Perseguía con insultos a las rameras, ejercitándose con esto a sufrir injurias. A Demetrio Falereo, que le envió pan y vino, le respondió con enfado: ¡Ojalá que las fuentes manasen panes! Se sabe que siempre bebió agua. Los jueces de Atenas (428) lo reprendieron porque iba cubierto con una sábana, a los cuales respondió: También os mostraré yo a Teofrasto cubierto con una sábana. No creyéndolo ellos, los condujo a una tienda de barbero, donde estaba Teofrasto cortándose el pelo (429). Como lo azotase en Tebas el director del gimnasio (o bien Eutícrates en Corinto) y lo arrastrase de un pie, sin alterarse en nada, repetía:

Por el umbral sagrado,
cogido por los pies lo conducía (430).

Pero Diocles dice que quien lo arrastró fue Menedemo Eretriense; pues siendo éste hermoso, y pareciéndole a Crates que Asclepíades Fiasio se servía de él, tocándole los muslos, le dijo: Adentro, Asclepíades. Por lo cual, indignado Menedemo, lo arrastró por el suelo, y él dijo el verso referido.

5. Zenón Cititeo dice en sus Críos que cosió una vez al palio una piel de oveja, sin tener en cuenta la fealdad (431). Era feo de rostro, y cuando se ejercitaba en la palestra algunos se burlaban; pero él, levantando las manos, solía decir: Confía, Crates, en tus ojos y restante del cuerpo; tú verás presto que estos que se burlan ahora caerán enfermos, te confesarán dichoso y se tratarán a sí mismos de cobardes. Decía que se debe filosofar hasta tanto que los generales de ejército parezcan conductores de asnos. Que los que no tienen otra compañía que la de aduladores, están tan solos y abandonados como los ternerillos dejados entre los lobos, pues ni aquellos ni éstos son otra cosa que enemigos.

6. Sintiéndose ya cercano a la muerte, solía cantarse a sí mismo lo siguiente:

Vas, corcovado amigo,
bajando a las mansiones infernales,
por tu larga vejez doblado y corvo.

Pues por su mucha edad andaba muy inclinado de cuerpo. Como Alejandro le dijese si quería que se reedificase su patria, respondió: ¿Y para qué, si luego algún otro Alejandro la volverá a destruir? Y también:

Que él tenía por patria
el propio menosprecio y la pobreza,
a quienes la fortuna no consume.

Y además:

Que de Diógenes era ciudadano,
a quien nunca la envidia lazos puso (432).

Hace memoria de él también Menandro en sus Gemelos, diciendo:

Pasearás conmigo
cubierto con tu palio,
cual la mujer de Crates con su perro.

Casó a sus hijas con sus discípulos,

dándoles treinta días para prueba,

como él decía.


METROCLES

1. Metrocles, discípulo de Crates y hermano de Hiparquia, antes había estudiado con Teofrasto Peripatético, donde estuvo a punto de perder la vida. Fue el caso que, estando un día en la lección, se le escapó una ventosidad involuntariamente. Tanto fue el rubor y pena que de ello le sobrevino, que se encerró en su cuarto con ánimo de dejarse morir de hambre. Al saberlo Crates, entró con él a fin de consolarlo, y habiendo comido antes altramuces, lo procuró persuadir primero con palabras, diciendole que ningún absurdo había cometido, antes sería cosa monstruosa no despedir los flatos según la naturaleza; y luego, soltando él también su flato, lo curó de obra y lo alentó con razones. Desde entonces fue su discípulo, y salió un célebre filósofo.

2. Hecatón, en el libro I de sus Críos, afirma que Metrocles quemó todos sus escritos, diciendo:

Imágenes soñadas
es todo esto, y puras niñerías.

Algunos dicen que lo que quemó fue lo que había apuntado oyendo a Teofrasto, y que dijo:

Ven al punto, Vulcano (433);
Tetis te necesita.

Decía: De las cosas, unas se adquieren por dinero, como la casa; otras, con el tiempo y aplicación, como las disciplinas. Que las riquezas son nocivas si de ellas no se hace buen uso. Murió ya viejo, sofocándose él mismo. Tuvo por discípulos a Teombroto y a Cleómenes. De Teombroto lo fue Demetrio Alejandrino; y de Cleómenes, Timarco Alejandrino y Equecles Efesio, que también oyó a Teombroto. De éste lo fue Menedemo, de quien trataremos adelante. Fue también célebre entre ellos Menipo Sinopense.


HIPARQUIA

1. También Hiparquia, hermana de Metrocles, se dejó llevar por los discursos de Crates; ambos eran nativos de Maronea. Le agradaba tanto la vida y conversación de Crates, que ninguna ventaja de sus pretendientes, las riquezas, la nobleza ni la hermosura, la pudo apartar de su propósito, pues Crates era todas estas cosas para ella. Incluso amenazaba a sus padres con que se quitaría la vida si no la casaban con él. Finalmente, como sus padres rogasen a Crates que la removiese de su resolución, hizo éste cuanto pudo, mas nada consiguió. Sacó, por último, todos sus muebles a su presencia, y le dijo: Mira: éste es el esposo y éstos sus bienes; consulta contigo misma, pues no podrás ser mi compañera sin abrazar mi instituto. Lo eligió ella al punto, y tomando su vestido, andaba con Crates, usando públicamente del matrimonio, y concurriendo ambos a las cenas.

2. Se halló, pues, en un convite que dio Lisímaco, en que también estaba Teodoro, el apellidado Ateo, al cual propuso el argumento siguiente: Lo que pudo hacer Teodoro sin reprensión de injusto, lo puede hacer Hiparquia sin reprensión de injusta; hiriéndose Teodoro a sí mismo no obró injustamente; luego tampoco Hiparquia obra injustamente hiriendo a Teodoro. A esto nada opuso Teodoro, contentándose con tirarla de la ropa; pero ella no se asustó ni turbó como mujer, sino que como Teodoro le dijese:

¿Eres la que dejaste
la tela y lanzadera?,

respondió: Yo soy, Teodoro. ¿Te parece, por ventura, que he mirado poco por mí en dar a las ciencias el tiempo que había de gastar en la tela? (434) Éstas y otras muchas cosas se refieren de esta filósofa (435).

3. De Crates se conoce un libro de Cartas, en las cuales filosofa excelentemente, y el estilo se acerca mucho al de Platón. Escribió también Tragedias con un estilo elevadísimo y filosófico; por ejemplo, estos versos:

No es mi patria una torre o una casa;
sí que todos los pueblos de la tierra
me sirven de mansión y de triclinio.

Murió muy viejo, y fue enterrado en Beocia.


MENIPO

1. Menipo, también cínico, y originario de Fenicia, fue esclavo, como dice Acaico en sus Morales, y Diocles añade que su amo fue póntico y se llamó Bato. Como por su mucha codicia pidiese importunamente, pudo hacerse tebano (436). No ha quedado de Menipo cosa de importancia; sus libros están llenos de chocarrerías, como los de Meleagro, coetáneo suyo. Hermipo dice que Menipo se hizo y fue llamado usurero diario (437). Practicó también la usura marítima, tomando prendas, con lo cual juntó mucho dinero. Finalmente, con asechanzas, fue privado de todo y se ahorcó de pena. Yo le compuse los versos siguientes:

¿Por ventura conoces a Menipo,
oriundo de Fenicia, y Can cretense?
Usurero diario lo llamaban,
pues en Tebas perdió cuanto tenía,
abiertas las paredes de su casa.
Si la naturaleza conociera
del perro, ¿crees tú que se colgara? (438)

Algunos dicen que los libros que andan en su nombre no son suyos, sino de Dionisio y de Zopiro, colofonios, que habiéndolos escrito por pasatiempo, se los entregaron a él, como suficientemente capaz de ponerlos en orden.

2. Hubo seis Menipos. El primero es el que escribió las cosas de Lidia, compendiando a Janto (439). El segundo, éste de que hemos tratado. El tercero fue sofista estratoniceo, oriundo de Caria. El cuarto, estatuario. El quinto y sexto, pintores, de quienes Apolodoro hace mención.

3. Los libros de nuestro cínico son trece, a saber: Funerarias, Testamentos, Cartas elegantes, En persona de los dioses, A los fisicos, matemáticos y gramáticos, La generación de Epicuro, La supersticiosa celebración epicÚrea del día vigésimo del mes (440) y otras obras.


MENEDEMO

1. Menedemo fue discípulo de Caloto Lampsaceno. Se dio a la superstición en tanto extremo que, según Hipoboto, iba por las calles vestido de Furia, y diciendo que venía del infierno a observar a los pecadores, para luego bajar allá y contárselo a los demonios. Su vestido era una túnica talar de color oscuro, ceñida con una zona encarnada; en la cabeza un casquete arcádico, que tenía bordados o tejidos los doce signos; coturnos trágicos, barba larguísima y con un báculo de fresno en la mano.

2. Hasta aquí las Vidas de los cínicos en particular; pondremos en común ahora sus dogmas, pues juzgo que esta fue secta filosófica, y no, como quieren algunos, cierto modo de vida. Los cínicos opinaban que se deben quitar de la Filosofia los tratados lógicos y fisicos (y en esto no difieren de Aristón Quío), empleándose sólo en la moral; lo cual, unos, lo atribuyen a Sócrates; y Diocles a Diógenes, afirmando que este dijo:

debemos inquirir
qué se hace malo o bueno en nuestra casa.

También reprueban las humanidades (441), y aun dice Antístenes que los que nacieron templados (442) ni siquiera deben saber las letras, para no pervertirse con lo ajeno. Quitan igualmente la Geometría, la Música y demás artes semejantes. Por lo cual Diógenes, a uno que le mostró un horoscopio, le dijo:

Utilísima cosa es esa para que no nos falte qué cenar.

Y a otro que se gloriaba de músico, le dijo:

La humana ciencia rige las ciudades;
pero las cantilenas, ni una casa.

3. Establecen, por fin, el vivir según la virtud, como dice Antístenes en su Hércules, lo mismo que los estoicos, pues hay cierta analogía entre estas dos sectas; y así llamaron al cinismo un camino compendioso o un atajo para la virtud. De la misma manera vivió Zenón Citireo. Gustan asimismo de una vida fácil y simple, usando de la comida sobriamente, y sólo de palios. Menosprecian la riqueza, la gloria y la nobleza. Muchos de ellos se contentan con hierbas, y siempre beben agua fría. No buscan otro albergue que el que ocurre, aunque sea una tinaja, como Diógenes, el cual decía que es propio de los dioses no necesitar de nada, y de los que se parecen a los dioses necesitar de poquísimas cosas. Asientan que la virtud es enseñable (como dice Antístenes en su Hércules), y que también es admisible. Que el sabio es digno de ser amado, no peca, es amigo de sus semejantes y nada deja al dominio de la fortuna (443). A las cosas medias entre la virtud y el vicio las llaman indiferentes, como igualmente Aristón Quío.

4. Estos fueron los cínicos; ahora pasaremos a los estoicos, el primero de los cuales fue Zenón, discípulo de Crates.


Notas

(423) En las ediciones antiguas se lee Sócrates por Sosícrates. Hizo esta corrección Is. Casaubono, constando de muchos lugares que Sosícrates Rodio escribió Las sucesiones de los filósofos.

(424) Del quénice tratamos en la nota 369.

(425) En las ediciones westeniana y lipsiense añade el intérprete latino la dicción destructa; pero no estando en el texto griego ni versiones antiguas, se debe mirar como suplida, que puede ser buena o mala. ¿Y por qué razón en la destrucción de Tebas, patria de Crates, no pudo Alejandro mandar que se perdonase la casa de éste, como Filipo la de Hiparquias en la destrucción de Maronesa, su patria? El lector podrá suplir la palabra que le acomode, sea destructa, servata u otra.

(426) Menagio sospecha con fundamento que el texto no está aquí íntegro. Pienso que Crates, dando a su hijo por mujer una esclava, quiere mostrar que en ninguna especie de drama podía ser su condición sacada al teatro, pues ni era casamiento de noble ni de ingenuo. Los errores de los grandes dan asunto a las tragedias, y los del pueblo ingenuo a las comedias; los esclavos nunca son protagonistas de ningún drama, pues nada pudieran interesar sus casos.

(427) Frase tomada de los pintores y escultores antiguos, que en sus obras solían poner, por ejemplo: Apeles faciebat, como que no las daban por perfectas y acabadas.

(428) Vocablo griego que no podemos reproducir.

(429) Se suple que estaba cubierto con una sábana, esto es, los paños del barbero.

(430) Verso de Homero.

(431) Vocablo griego que no podemos reproducir.

(432) Esto es, era ciudadano de Pera, o zurrón, ciudad fundada por Diógenes, como se dijo arriba.

(433) Este verso de Homero lo dijo también Platón, como vimos en su Vida, pár. 4. Es el 392 del lib. XVIII de la Ilíada.

(434) Parece que alude esto a la respuesta que da a Cadmo su hija Agrave en la tragedia de Eurípides titulada Las Bacantes.

(435) Soy del sentir de Kühnio acerca de que estas dos Vidas de Metrocles e Hiparquía son parte de la de Crates, como el mismo contexto manifiesta. Menagio, para separarlas, hace varias correcciones en el texto absolutamente arbitrarias. En la Vida de Zenón Estoico también se incluyen las de Aristón, de Herilo y de Dionisio.

(436) A saber: salió de esclavitud redimiéndose, y se hizo ciudadano de Tebas.

(437) Debía de prestar dinero a plazo y usura diaria, lo cual no es hoy desconocido.

(438) Parece que quiso decir que siendo cínico no debía colgarse por haber perdido sus bienes, debiendo bastarle el zurrón. El haberse colgado indica que no era cínico verdadero.

(439) Janto había escrito cuatro libros sobre las cosas de Lidia, de los cuales hizo compendio dicho Menipo. Así, no son obras diversas las que parece que indica el texto.

(440) De esto se trata en la misma Vida de Epicuro.

(441) Véase la nota 127.

(442) Vocablo griego que no podemos reproducir.

(443) Vitruvio, en el prefacio del libro VI.

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