Índice de Vidas de los filósofos más ilustres de Diógenes LaercioAnteriorSiguienteBiblioteca Virtual Antorcha

LIBRO TERCERO

Segunda parte


PLATÓN

22. Le pusieron como epitafio los epigramas siguientes:

PRIMERO

El divino Aristocles aquí yace,
que en prudencia y justicia
supo exceder a los mortales todos.
Si la sabiduría eleva a alguno
a loores excelsos, consiguiólo
este, sin que la envidia lo siguiese.

OTRO

La tierra aquí en su seno
el cuerpo de Platón oculto guarda,
y el alma los alcázares celestes.
Aun desde las regiones más distantes
todo varón honesto
venera la memoria
del hijo de Aristón, deificado.

Y OTRO MÁS MODERNO

Águila que volaste
ligera por encima del sepulcro,
¿qué estrellada mansión estás mirando?
Soy de Platón el alma, que al Olimpo
hoy dirijo mi vuelo,
y el terreno cuerpo en Ática se queda.

El que yo compuse dice así:

Si no hubieras criado, oh padre Febo,
a Platón en la Grecia,
¿quién hubiera sanado con las letras
los males y dolencias de los hombres?
Pues como fue Esculapio
médico de los cuerpos,
curó Platón las almas inmortales.

y otro sobre su muerte:

A Esculapio y Platón produjo Febo
para que de los hombres
aquel el cuerpo cure y éste el alma.
Queriendo celebrar nupcial convite,
a la ciudad partió que fundó él mismo
y que Júpiter puso en firme suelo.

23. Sus discípulos fueron Espeusipo Ateniense, Jenócrates Calcedonio, Aristóteles Estagirita, Felipe Opuncio, Hestieo Perintio, Dión Siracusano, Amicio Heracleota, Erasto y Corisco Escepcios, Timolao Ciziceno, Eveón Lampsaceno, Pitón y Heráclides Enienses, Hipotales y Calipo Atenienses, Demetrio Anfipolites, Heráclides Póntico, y otros muchos; además, dos mujeres: Lastenia Mantineense y Axiota Fliasia, la cual iba vestida de hombre, como escribe Dicearco. Algunos dicen que Teofrasto fue también discípulo suyo. Cameleón añade al orador Hispérides y a Licurgo. Asimismo Polemón supone discípulo suyo a Demóstenes, lo cual también dice Sabino en el libro IV De la materia de las declamaciones, por testimonio de Mnesistrato Tasio, y es cosa probable.

24. Y como tú eres con mucha razón amante de Platón, e inquieres con suma diligencia los dogmas de este filósofo, he tenido por inexcusable escribir sobre la naturaleza de su estilo, del orden de sus diálogos y la serie de su doctrina, en cuanto mis fuerzas lo permitan, tocándolo todo sumariamente, de forma que no se carezca de una suficiente noticia de sus dogmas y de su vida que escribo; pues querer explicarte todas las cosas con detalle, sería llevar lechuzas a Atenas, como dicen (213).

25. Cuentan que el primero que escribió diálogos fue Zenón Eleate. Y Aristóteles, en el libro I De los poetas, dice que fue Alexameno Estireo o Teyo, lo que también afirma Favorino en sus Comentarios. Pero, en mi sentir, Platón pulió su forma y estilo de manera que no se le pueda negar con justicia la gloria de la invención (214). El diálogo es un discurso compuesto de preguntas y respuestas sobre cosas filosóficas y políticas, con decencia de costumbres en las personas introducidas en él y adorno en las palabras. La dialéctica es el arte de disputar, por la cual refutamos o defendemos alguna cosa mediante preguntas y respuestas entre los que disputan. El carácter del estilo de Platón en sus diálogos, es de dos maneras, y en ambas excelente: uno, interpretativo o expositivo; y el otro, inquisitivo. El interpretativo se divide en otros dos tipos: uno especulativo y otro práctico. Y el especulativo se divide también en dos, que son: fisico y lógico (215); y el práctico en moral y político. El inquisitivo también se divide en dos principales caracteres: uno gimnástico Y otro agonístico (216). El gimnástico es institutivo (217) y de proyectos (218), y el agonístico es acusativo y destructivo (219).

26. Sé que algunos clasifican de otra manera los diálogos de Platón, a unos los llaman dramáticos, a otros narrativos y a otros mixtos; pero éstos dan una distinción de ellos más propia de la escena trágica que de la escuela filosófica. De estos diálogos unos versan sobre la fisica, como el Timeo; otros sobre la lógica, como el Político, el CratUo, el Parménides y el Solista; otros sobre la moral, como la Apología, el Critón, el Fedón, el Fedro, el Convite, el Menexeno, el Clitofón, las Epístolas, el Filebo, el Hiparco, y el Anterastes; otros sobre la política, como son la República, las Leyes, el Minos, el Epinomis y el Atlántico. Otros tratan sobre la institución, como los Alcibíades, el Teages, el Lisis y el Laques. A los de proyectos pertenecen el Eutifrón, Menón, el Jon, el Carmides y el Teeteto. Acusativo es el Protágoras, y el Eutidemo; los dos Hipias y el Gorgias son destructivos. Hasta aquí acerca de la naturaleza y diferencias del diálogo. Pero por cuanto anda muy controvertido si hay o no dogmas (220) en los de Platón, diré también algo acerca de ello.

27. Al dogmatista le toca establecer dogmas, como al legislador poner leyes. El dogma es en dos modos: aquello de que opinamos, y la opinión misma. La primera de ellas es la proposición, la segunda el parecer o existimación. Así que Platón expone lo que aprende o percibe; refuta lo falso, y en lo dudoso suspende el juicio.

28. Lo que Platón percibe lo expone por medio de cuatro interlocutores, que son: Sócrates, Timeo, un huésped ateniense y otro eleate. Por estos dos huéspedes no se entienden Platón y Parménides, como creen algunos, sino que son personas supuestas y anónimas. Cuando Platón hace hablar a Sócrates y a Timeo, entonces establece dogmas; y cuando refuta opiniones falsas, trae a Trasímaco, a Calicles, a Polo, a Georgias, Protágoras, Hipias, a Eutidemo y a otros semejantes. En la conclusión de sus argumentos usa mucho la inducción, no la simple, sino la doble. Inducción es un discurso que de unas cosas ciertas va coligiendo e infiriendo otras a sí semejantes. Son dos las especies de inducción: una, la que llaman a contrario, y otra la de consiguiente o consecuencia. La primera es cuando de la respuesta que da el preguntado se infiere lo contrario a ella, por ejemplo: Mi padre, o es otro que el tuyo, o es el mismo; si es otro tu padre que el mío, siendo otra cosa que padre, no será padre; si es el mismo que mi padre siendo la misma cosa que mi padre, será mi padre sin duda. También: Si el hombre no es animal, será piedra o leño; no es piedra o leño, puesto que está animado y se mueve por sí mismo: luego es animal. Si es animal, y lo son también el perro y el buey, el hombre será animal, perro y buey. De esta inducción a contrario usa en sus controversias, no para establecer dogmas, sino para refutar o reargumentar.

29. La inducción de consecuencia es en dos maneras: una expone parcialmente lo que parcialmente se pregunta; la otra establece lo universal por medio de lo parcial o particular. La primera es de los retóricos, la segunda de los dialécticos. En la primera se inquiere: Si este, ha hecho el homicidio, la razón es haberlo hallado ensangrentado al tiempo en que se realizó. Esta especie de inducción es la propia de los retóricos, pues la Retórica versa sobre particulares, no sobre universales. Inquiere, no de lo justo en general, sino de esta o la otra cosa justa en particular. La otra especie es de los dialécticos, y prueba lo universal por cosas particulares, como cuando se pregunta Si el alma es inmortal, o si de los muertos, hay algunos que vivan; lo cual se prueba en el libro Del alma, por un universal, supuesto que las cosas contrarias nacen de las cosas contrarias. Este mismo universal se compone de diferentes particulares; como el sueño de la vigilia, y al contrario, lo mayor de lo menor, y al contrario. Esta especie de inducción la usaba para probar lo que le parecla verdadero.

30. Así como en la tragedia antigua había solamente el coro, después Tespis introdujo un actor, para que el coro descansara; luego Esquiles le dio dos actores; Sófocles, tres, y de esta forma se fue perfeccionando la tragedia; así también la Filosofia trataba solamente de una parte, que es la fisica; después Sócrates añadió la moral, y por último, Platón agregó la dialéctica y acabó por perfeccionar la Filosofia.

31. Trasilo dice que Platón compuso sus diálogos imitando al cuadriloquio trágico (221). Los poetas trágicos tenían sus certámenes dionisiacos, leneos, panateos y quitros. El cuarto de estos dramas debía ser satírico, y los cuatro se llamaban cuadriloquio. Los diálogos, según Trasilo, que son ciertamente de Platón ascienden a cincuenta y seis. La República se divide en diez libros (la cual, dice Favorino en el libro II de su Historia varia, se halla toda extractada en las Contradicciones de Protágoras); sus Leyes, en doce libros. Tiene nueve cuadriloquios. La República forma un volumen, y otro las Leyes. Pone por primer cuadriloquio los diálogos de argumento general o común a todos los otros, queriendo enseñar en él cuál debe ser la vida del filósofo. A cada libro pone dos epígrafes; uno contiene el nombre del diálogo, el otro indica su materia. Este primer cuadriloquio lleva por título Eutifrón o De la santidad, este diálogo es de los que arriba dijimos, de proyectos o de tentativa. El segundo es la Apología de Sócrates, diálogo moral. El tercero se titula, Critón, y trata de lo que debemos obrar; también es moral. Y el cuarto, Fedón o Del alma, moral.

32. El segundo cuadriloquio empieza por el Cratilo, o De la recta razón de los nombres; es diálogo lógico. Luego el Teeteto, o De la ciencia; diálogo de tentativa. El sofista, o Del ente; diálogo lógico. y El político, o Del reinar; lógico. En el tercer cuadriloquio se contienen el Parménides, o De las ideas; es diálogo lógico. Filebo, o Del deleite; moral. El convite, o De lo bueno; moral. El Fedro, o Del amor; también moral. El cuarto cuadriloquio incluye el Alcibíades, o De la naturaleza del hombre; diálogo institutivo. El segundo Alcibíades, o Del ruego; también institutivo. El Hiparco. o Del amor del lucro; moral. Y el Anteraste, o De la Filosofia; diálogo moral. El quinto comprende al Teages, o De la Filosofia; diálogo institutivo. Al Carmides, o De la templanza; tentativo. Al Laques, o Del valor; institutivo. Y al Lisis, o De la amistad; también institutivo. En el sexto se contienen el Eutidemo, o El contencioso; diálogo destructivo. El Protágoras, o Los sofistas; diálogo acusativo. El Gorgias, o De la Retórica; destructivo. Y el Menón, o De la virtud; diálogo de tentativa. El séptimo comprende los dos Hipias, el primero de los cuales trata De lo honesto, y el segundo De la mentira; son diálogos destructivos. El Ion, o De la llíada; tentativo, y el Menexeno, o el Epitafio; diálogo moral. El octavo comienza por Clitofón, o Exhortatorio; diálogo moral. Sigue la República, o De la justicia; diálogo civil. El Timeo, o De la naturaleza; diálogo fisico. Y el Cricias, o El Atlántico; moral. Finalmente, el noveno cuadriloquio contiene el Minos, o De la ley; diálogo político. Las leyes, o Del modo de hacerlas; también político. El Epinomis, o La asamblea nocturna, o sea El Filósofo; diálogo también político. Y trece Cartas, todas morales (sobre ellas pone por salutación bene agere: obrar bien. Epicuro ponía bene degere: vivir bien. Y Cleón, gaudare: estar alegre). Una a Aristodemo; dos a Arquitas; cuatro a Dionisio; una a Hermias, Erasto y Corisco; una a Leodamante; una a Oión; una a Perdicas, y dos a los amigos y familiares de Platón.

33. Así distribuye Trasilo, y algunos más, los libros de Platón. Pero otros, entre los que se encuentra el gramático Aristófanes, dividen los diálogos en triloquios. El primero contiene la República, el Timeo y el Cricias. El segundo contiene el Sofista, el Político y el Cratilo. El tercero, las Leyes, el Minos y el Epinomis. El cuarto, el Teeteto, el Eutifrón y la Apologia. El quinto, el Critón, el Fedón y las Cartas. Los demás van separados y sin orden especial. Algunos empiezan, como ya se dijo, por la República; otros, por Alcibíades mayor; otros, por Teages; otros, por Eutifrón; otros, por Clitofón; otros, por Timeo; otros, por Fedro; otros, por Tetero, y por último otros empiezan por la Apologia.

34. Se tienen por espurios los diálogos siguientes: el Midón o Hipostrofo, el Eurixias o Erasistrato, el Alción, el Acéfalo o Sisifo, el Axioco, el Feaces, el Demodoco, el Quelidón, el Séptima (222), y el Epiménides, de los cuales el Alción parece que es de un tal León, según afirma Favorino en el libro V de sus Comentarios. Usa mucha variedad de voces en sus obras, a fin de que no sean entendidas por los ignorantes; no obstante, es de sentir que la sabiduría consiste propiamente en el conocimiento de cosas intelectuales, como el de Dios, y el del alma separada del cuerpo. Da en particular a la Filosofía el nombre de Sabiduría, como que es un deseo o amor de la Sabiduría divina; pero en común da también nombre de sabiduría a toda pericia o inteligencia, como cuando llama sabio a un artista célebre.

35. También usa de unas mismas voces para significar cosas diferentes. Por ejemplo, usa de la voz phaulos para significar lo que haplous, igualmente que Eurípides la usa en la misma significación, hablando así de Hércules en su Licimnio:

Sencillo, sin adorno, en todo bueno,
y que toda la ciencia circunscribe
en la obra, no versado en elegancias (223).

También Platón usa algunas veces la misma palabra, en vez de tou calou (224), y aun por tou microu (pequeño). Y por el contrario, usa muchas veces diversas voces para un mismo significado, pues para significar la Idea usa de las palabras especie, género, paradigma, principio y causa. No menos usa de voces opuestas en un mismo significado, llamando sensible a lo existente y a lo no existente; a lo existente, por su generación; a lo no existente, por innata mutación. Llama idea a lo que ni se mueve ni está quieto, y una misma cosa a la unidad y a la pluralidad. Todo lo cual lo acostumbra hacer con mucha frecuencia.

36. De tres maneras se deben exponer sus escritos. Primero, conviene explicar qué cosa es cada una de las que aquí se dicen. Luego por qué se dice cada una de ellas: si como principal asunto, o como parte de algún símil; para establecer dogmas, o para convencer a su adversario. Y en tercer lugar, si tales cosas están correctamente dichas.

37. Y referente a que en sus libros se ponen ciertas señales o signos, diremos sobre ello algunas cosas. La X se aplica a las palabras y a las figuras, según costumbre de Platón (225). El Diple (doble), a los dogmas y opiniones propias de Platón. La X con un punto a cada lado, se pone a las sentencias más selectas y hermosas. El diple con dos puntos (226) se pone donde se enmiendan algunas cosas. El obelo con dos puntos (227), en las cosas vanas e ineptas. La antisigma con los dos puntos (228), cuando pueden dos cláusulas servir igualmente en un mismo pasaje, o para alguna traslación. El ceraunio (229), se pone en las cosas pertenecientes a la instrucción filosófica. El asterisco (230), cuando hay uniformidad de dogmas. Y el simple obelo (231), se pone cuando se reprueba algo. Estos son los libros de Platón y las notas que les ponen. De ellos dice Antígono Caristio, en su libro De Zenón, que recién publicados, si alguno quería leerlos, pagaba al que los tenía.

38. Él opinaba lo siguiente: decía que el alma es inmortal; que pasa de unos cuerpos a otros, y que tuvo principio numérico, pero que el cuerpo lo tuvo geométrico. Definía el alma diciendo que es la idea de un espíritu esparcido por todas partes, que se mueve por sí misma, y que está dividida en tres partes; que la parte racional reside en la cabeza; la irascible, en el corazón, y la concupiscible en el ombligo e hígado; que el alma, estando en el medio del cuerpo, retiene todas las partes de este en rededor; que se compone de los elementos, y que estando dividida al tenor de los intervalos armónicos, forma dos círculos unidos. Dividido en otros seis el círculo interior de estos dos, componen todos los siete círculos (232). Que dicho círculo yace retirado hacia la izquierda del diámetro, y el otro al lado, hacia la derecha, por cuya razón es único (233). El primero está dividido en la interno. Que este es propio de la naturaleza de Si mismo o del Mismo, y los demás del Otro (234). Que el primero es el movimiento del alma, y el segundo el del universo y los planetas.

39. Estando, pues, hecha desde el medio la división de manera que se extiende y une a los extremos, el alma conoce y comprende las cosas existentes, puesto que tiene en sí misma los principios armónicamente. Que la opinión se hace por el círculo llamado Otro, y la ciencia por el llamado Mismo. Que los principios de todas las cosas son dos, a saber: Dios y la Materia, llamando a Dios Mente y Causa. Que la Materia es informe e infinita; pero de ella se forman y componen las cosas. Dice que habiéndose movido sin orden en algún tiempo esta materia, la fijó Dios y la unió en un lugar, teniendo por mejor el orden que el desorden. Que esta sustancia o materia se convirtió en los cuatro elementos o principios: fuego, agua, aire y tierra, de los cuales fue engendrado el mundo y cuanto hay en él. Solamente la tierra -dice- es inmutable; dando por causa la variedad de figuras en las partes de que constan los elementos que la componen. Las figuras de los principios de las demás cosas son homogéneas, es decir: compuestas todas de un triángulo prolongado, pero que la tierra tiene su figura propia. Las partes de que se compone el fuego son piramidales; las del aire son octaedrales (235); las del agua, de figura icosaedra (236); y las de la tierra, cúbicas (237); por lo cual ni la tierra se convierte en los demás elementos, ni ellos en tierra. Que cada cosa no tiene su propio lugar por separado, sino que la circunferencia, constriñendo y apretando hacia el centro, une las partes pequeñas y separa las grandes; así que, mudando de especie, mudan también de lugar.

40. Que el mundo es uno solo, y que Dios lo creó sensible (238). Que está animado, puesto que lo animado es más noble que lo inanimado. Que este edificio del mundo está sujeto a la Suprema causa. Que fue creado único (y no ilimitado), por ser también único el original según el cual fue creado. Que es esférico, por serlo también su Creador. Y que aquel contiene los demás animales; éste, las figuras de todos. Que es liso y sin órgano alguno en su circunferencia, por no serle de ningún uso (239). Que permanece sin acabarse, porque no se resuelve en Dios. Y que es Dios la causa de toda generación, por ser cosa natural al bueno el hacer bien. Que la Causa de la generación del cielo es excelentísima; pues lo más bello de las cosas creadas debe ser producción de la más excelente de las cosas intelectuales; y por cuanto Dios es tal, el cielo es a este Ser excelentísimo, semejante y en sí hermosísimo, no es semejante a ninguna criatura, sino sólo a Dios. Que el mundo consta de fuego, agua, aire y tierra. De fuego, para que sea visible; de tierra, para que sea sólido; de agua y aire, para que esté proporcionado, puesto que la rigidez de los sólidos se proporciona con los dos elementos medios para formar el universo. Y consta de todos, para que sea perfecto e inmortal. Que el tiempo fue creado a imagen de la eternidad, dura siempre, y es el movimiento del cielo: la noche, el día, el mes y semejantes son partes del tiempo. Así, que el tiempo no puede existir sin la naturaleza del universo, pues luego que hubo mundo, hubo también tiempo, habiendo sido creados el sol, la luna y los planetas para formar el tiempo. Que Dios encendió la lumbre solar para que fuese patente el número de las horas y lo percibiesen incluso los animales. Que la luna tiene su esfera sobre el círculo de la tierra; próximo al círculo de la luna está el del sol, y en los siguientes los demás planetas.

41. Que el universo está animado, por ir conexo con el movimiento que lo está. Que para que el mundo fuese perfecto y semejante a la Inteligencia animada, fue creada la naturaleza de los otros animales. Y como aquella tuvo mente, fue conveniente que la tuviese también el cielo. Que los dioses son de naturaleza ígnea. Que los demás animales son de tres géneros: volátil, acuátil y pedestre. Que la tierra es más antigua que los dioses que hay en el cielo (240). Que fue creada para que formase la noche y el día; y como ocupa el medio del universo, gira sobre el medio mismo. Dice que siendo dos las causas de las cosas, se ha de decir que unas proceden por deliberación de la mente; otras, por necesidad de la misma causa (241). Estas son el aire, el fuego, la tierra y el agua; los cuales no eran perfectamente elementos, pero eran capaces de serlo. Que se componen de triángulos combinados (242), y en ellos se resuelven. Que sus principios son el triángulo prolongado y el isósceles. Que el principio y causa de las cosas son las dos referidas, cuyo ejemplar son Dios y la materia; el cual por fuerza es informe, como las demás cosas capaces de forma. Que la causa de estas cosas es necesaria; pues produce las esencias según las ideas concebidas, se mueve por potencia disímil, y se mueven contrariamente las cosas por ella movidas. Que estas cosas al principio se movieron sin orden ni concierto alguno; pero después que comenzaron a componer el mundo, por su propia aptitud recibieron de Dios la conmensuración y orden.

42. Que las causas antes de la creación del cielo eran dos; luego se agregó la generación, que es la tercera; pero no eran manifiestas, sino sólo como huellas y sin orden; aunque después de creado el mundo, recibieron también ellas el orden debido. Que el cielo fue creado de todos los cuerpos antes existentes. Es de suponer que Dios es como incorpóreo, como también el alma; por cuya causa son incapaces de corrupción y pasiones. Pone las ideas, según dijimos, como ciertas causas y principios, las cuales hacen que las cosas existentes por su naturaleza sean tales cuales son realmente.

43. Acerca de los bienes y los males decía que el fin del hombre es la semejanza con Dios. Que la virtud es bastante por sí sola para la felicidad, pero necesita de los bienes del cuerpo como instrumentos, por ejemplo: la fortaleza, la salud, la agudeza de sentidos y demás cosas semejantes. También necesita de los bienes externos, como son: las riquezas, la nobleza, la celebridad (243), pero aunque falten estas cosas, no obstante será feliz el sabio. Antes por el contrario, gobernará la República, contraerá matrimonio y no quebrantará las leyes establecidas. Las dará también a su patria, útiles en cuanto quepa; a no ser que las crea infructuosas por la indocilidad y corrupción del pueblo. Es de sentir que los dioses atienden a las cosas humanas, y que hay espíritus (244); y es el primero que dijo que la noción de lo honesto va unida a la de lo laudable, de lo racional, de lo útil, de lo ilustre y de lo conveniente. Todas las cuales cosas encierran lo que por su naturaleza es racional y confesado por todos.

44. Discutió sobre la rectitud de los nombres; y estableció primero la ciencia de responder y preguntar correctamente, usándola él mismo en sumo grado. En sus Diálogos establece por ley la justicia divina, a fin de incitar con más vehemencia los hombres a la virtud y al bien obrar, para que no padezcan los malhechores las debidas penas en la otra vida. Por esto algunos lo tuvieron por mitólogo, ya que entretejía en sus escritos estos apólogos para contener a los hombres, siendo incierto que después de la muerte suceden estas cosas (245). Hasta aquí sus opiniones.

45. Dice Aristóteles que dividía las cosas en esta forma: de los bienes, unos existen en el alma, otros en el cuerpo y otros fuera de nosotros. Colocaba en el alma la justicia, la prudencia, la fortaleza, la fragilidad y otras semejantes. En el cuerpo, la belleza, la buena constitución de partes, la salud y las fuerzas. Y entre los bienes externos, ponía los amigos, la felicidad de la patria y las riquezas. De lo cual consta que son tres las especies de bienes: unos están en el alma; otros en el cuerpo; y otros son exteriores. Que también son tres las especies de amistad: una es natural, otra social y otra hospital. Llamamos natural a la que tienen los padres a sus descendientes, y a la que se tienen mutuamente los consanguíneos. Esta se extiende aun hasta los demás animales. Llamamos social a la que se engendra del vivir juntos y sin conjunción de parentesco, como la de Pílades y Orestes. La amistad hospital es la que tenemos con los huéspedes, proveniente de recomendación o cartas. Algunos añaden una cuarta especie de amistad, que es la amorosa.

46. El gobierno civil es de cinco especies: democrático, aristocrático, oligárquico, monárquico y tiránico. El democrático es el de aquellas ciudades en las cuales impera el pueblo, eligiendo a los magistrados y poniendo las leyes. La aristocracia es cuando ni gobiernan los ricos ni los pobres ni los ilustres, sino los que en la República son más buenos. La oligarquía es cuando los magistrados son elegidos por las clases o estados, pues los ricos son menos que los pobres. El gobierno monárquico es por las leyes o por sucesiones (246). El de Cartago es según leyes y civil. El de Lacedemonia y Macedonia es de sucesión, pues suceden en el reino ciertas familias. Y la tiranía es cuando alguno se hace dueño del gobierno de un pueblo violentamente y por sorpresa. Así que los gobiernos civiles son: la democracia, la aristocracia, la oligarquía, la monarquía y la tiranía.

47. Las especies de justicia son tres: una acerca de los dioses; otra acerca de los hombres, y otra acerca de los difuntos. Los que ofrecen sacrificios según las leyes y cuidan de las cosas sagradas, son en verdad, píos para con los dioses. Los que restituyen el mutuo y depósito, son justos para con los hombres. Y los que cuidan de los monumentos, lo son con los difuntos. Luego la justicia es acerca de los dioses, de los hombres y de los difuntos.

48. También son tres las especies de ciencia: una práctica, otra poética y otra teórica. La edificación de casas y construcción de naves pertenece a la práctica, pues se ve la obra ejecutada, que es su resultado. La política, la pericia en tocar flautas, cítaras, etcétera, corresponde a la poética, pues terminado el acto, nada queda que ver, consistiendo todo en él, ya sea tocar la flauta, pulsar la cítara, gobernar la República, etc. Y la geometría, la armónica y la astrología pertenecen a la teórica; ni hacen ni construyen cosa alguna, sino que el geómetra considera las líneas, el armónico los sones y el astrólogo los astros y el cielo. Entonces las ciencias son teóricas, otras prácticas y otras poéticas.

49. Las especies de medicina son cinco: farmacéutica, quirúrgica, dietética, nosognomónica (247) y boetética (248). La farmacéutica cura las dolencias con medicamentos. La quirúrgica sana cortando y quemando. La dietética ahuyenta los males por medio de la dieta. La nosognomónica, por el conocimiento de la enfermedad. Y la boetética destierra las dolencias con el auxilio pronto y oportuno. Así que las especies de medicina son: farmacéutica, quirúrgica, dietética, boetética y nosognomónica.

50. La ley se divide en dos: una escrita y otra no escrita. Aquella con que se gobiernan las ciudades es la escrita. La no escrita es la de costumbre, como no salir desnudo a la plaza o no vestirse los hombres de mujer. Estas cosas ninguna ley (249) las prohíbe; pero la no escrita manda que no se haga esto. Entonces la ley es o escrita o no escrita.

51. Las especies de oración (250) son cinco. A la primera especie pertenecen las oraciones que dicen en los congresos los que gobiernan. Esta especie se llama política. A la segunda especie de oraciones pertenecen las que escriben los oradores en las demostraciones, para alabar, vituperar, acusar. Esta especie se llama retórica. La tercera especie de oraciones es la que usan las personas privadas para comunicarse entre sí. Esta especie se llama privada. La cuarta es la que usan los que preguntan y responden, discutiendo brevemente en el asunto. Esta especie se llama dialéctica. Y la quinta especie es la que usan los artistas cuando tratan las cosas de su profesión, y se llama técnica (251). Así que dichas especies son cinco: política, retórica, privada, dialéctica y técnica.

52. La música se divide en tres especies: una de la boca sola, como el canto; y otra de la boca y manos, como cantar y pulsar una citara. Y la tercera, de las manos solas, como sólo tocar la citara. Luego la música es: de la boca sola, de boca y manos, o sólo de manos.

53. La nobleza es de cuatro especies: en primer lugar se llaman nobles los que nacieron de padres virtuosos, buenos y justos. También los nacidos de padres poderosos y príncipes. Igualmente, aquellos cuyos padres adquirieron renombre en la milicia, o consiguieron la cotona en los certámenes (252), y la otra especie de nobleza es cuando uno tiene un alma noble, generosa y grande. Éste se llama noble, y su nobleza es la mejor. Por tanto, una especie de nobleza viene de los ascendientes buenos, otra de los poderosos, otra de los ilustres, y otra de la bondad y mérito propio.

54. La belleza se divide en tres especies: una es laudable, como la de un rostro hermoso. Otra útil, como la de un instrumento o causa, la cual además de bella, es útil. La otra consiste en las leyes y estudios, pues estas cosas son bellas por la comodidad. Así, una belleza es laudable, otra útil y la otra cómoda.

55. El alma tiene tres partes: una racional, otra concupiscible y otra irascible. De ellas la racional es la causa y origen del consejo, del pensar, del consultar y demás semejantes. La parte concupiscible es la causa de apetecer la comida, el coito y semejantes. Y la parte irascible es la causa del ánimo, del deleite, del dolor y de la ira. Por tanto, el alma es racional, concupiscible, o irascible.

56. Las especies de virtud perfecta son cuatro: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. De estas, la prudencia es la causa de hacer rectamente las cosas; la justicia, de operar justamente en la sociedad y tratos; la fortaleza, de perseverar y no acobardarse en los peligros y temores; y la templanza, de refrenar los apetitos desordenados, y de no dejarse cautivar por ninguna pasión, sino vivir honestamente. Luego las especies de virtud son: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.

57. El gobierno se divide en cinco especies: legal, natural, de costumbre, hereditario y violento o tiránico. Los magistrados que en las ciudades son elegidos por los ciudadanos, gobiernan legalmente. Por naturaleza domina la especie masculina, no sólo entre los hombres, sino también entre los otros animales, pues por lo común en todas partes imperan los hombres a las mujeres. El mando de costumbre es el que tienen los pedagogos con los muchachos, y los maestros con los discípulos. El gobierno hereditario o de sangre es como el de los reyes de Lacedemonia, que obtienen el reino por descendencia, igualmente que el de los macedones, que también es por descendientes. Y cuando algunos imperan por violencia y engaño en ciudades que lo rehusan, se dice que imperan tiránicamente. Así que el gobierno es: según las leyes, según la naturaleza, según la costumbre, por descendencia, o por tiranía.

58. Las especies de oratoria son seis: cuando se exhorta a hacer la guerra o dar socorro a alguno: esta especie se llama exhortación. Cuando no se exhorta a hacer la guerra, ni a dar auxilio, sino a estarse quieto, la oratoria se llama disuasoria. La tercera especie de oratoria es cuando uno manifiesta la injusticia que alguno le ha hecho y la causa de los males padecidos: esta especie se llama acusatoria. La cuarta especie de oratoria se llama defensa, y es cuando uno manifiesta no haber procedido injustamente, ni haber cometido insolencia alguna; esta especie también se llama apología. La quinta especie de oratoria es cuando el orador sólo habla bien de uno, y lo demuestra bueno y honesto; esta especie se llama encomio. Y la sexta especie es cuando se demuestra que uno es malo; ésta se llama vituperación. Así que las especies de oratoria son: encomio, vituperación, exhortación, disuasión, acusación, y defensa.

59. El bien decir u orar se divide en cuatro: uno, es decir lo que conviene; otro, decir cuanto conviene; tercero, a quienes conviene decir, y cuarto, cuando conviene decir. Decir lo que conviene es decir las cosas que han de ser útiles al que dice y al que oye. Decir cuanto conviene es decir lo que baste, ni más ni menos. Decir a quienes conviene es acomodar las palabras a la edad de aquellos a quienes se dicen, ya sean ancianos o jóvenes, y decir cuando conviene es que no sea demasiado pronto, ni demasiado tarde, de lo contrario, se peca contra las reglas del bien decir.

60. La beneficencia es de cuatro modos: o con dinero, o con el cuerpo, o con las ciencias, o con las palabras. Con dinero, cuando uno socorre con él al necesitado que pide, en cuanto puede racionalmente. Con el cuerpo se ayudan mutuamente los hombres, cuando se socorren contra quien los hiere. Los maestros, los médicos y los que enseñan alguna cosa útil, benefician con las ciencias. Y cuando uno sube al tribunal de justicia para favorecer a otro, y habla bien de él, beneficia con las palabras. Luego la beneficencia es, o con dinero, o con el cuerpo, o con las ciencias, o con las palabras.

61. El fin de las cosas se divide en cuatro especies. Primeramente toman fin las cosas según la ley, cuando se hace un decreto, y la ley misma lo perfecciona o conduce al fin. Lo toman según la naturaleza, como el día, el año y las estaciones de éste. Lo toman según el arte, como la arquitectura civil cuando uno concluye una casa, y la naval cuando una nave. Y lo toman según la casualidad o suerte, cuando las cosas acontecen por diversas causas, y no como uno esperaba. Luego el fin de las cosas es, o según la ley, o según la naturaleza, o según el arte, o según la casualidad.

62. El poder o potencia se divide en cuatro especies: una es mental, pues podemos pensar y opinar con la mente. Otra corporal, pues podemos caminar, dar, recibir, y otras cosas parecidas. La tercera es cuando somos poderosos a fuerza de ser soldados o de dinero; y de esta forma se dice que puede mucho un rey. La cuarta especie de poder es que podemos padecer o hacer bien o mal, como estar enfermos, ser instruidos, sanar de las dolencias, y todas las demás cosas de esta clase. Así que una especie de poder reside en el ánimo, otra en el cuerpo, otra en las tropas y el dinero, y otra en la acción y pasión.

63. La humanidad (253) es de tres especies: una es a manera de obligación, como cuando uno se encuentra a otro y se saludan, y dándose las manos se alegran mutuamente. Otra especie es cuando uno da socorro a los infelices. Y la otra es cuando son convidados a la mesa los amigos. Luego la humanidad se encierra en saludar a los amigos, en socorrerlos y en convidarlos a comer y estar con ellos.

64. La felicidad se divide en cinco partes: una es el buen consejo; otra, la integridad de sentidos y sanidad del cuerpo; la tercera, la fortuna en el obrar; la cuarta, la estimación y gloria entre los hombres; y la quinta, la abundancia de dinero y demás cosas útiles a la vida. El buen consejo dimana de la educación y de la experiencia en muchas cosas. La buena constitución de cuerpo y sentidos procede de la aptitud de sus partes y órganos, como de los ojos si ve bien, de los oídos si oye, y de la nariz y boca si ejercen debidamente sus propios oficios. Esta es la integridad de sentidos. La fortuna en el obrar depende de considerar y ejecutar correctamente las cosas y según corresponde a un varón diligente. La estimación y gloria humana nacen del buen concepto y opinión en que estamos. Y la abundancia es cuando uno está tan provisto de las cosas necesarias a la vida que puede hacer bien a los amigos y darles lo necesario con abundancia. Quien tiene todas estas cosas es perfectamente feliz. Así que la felicidad consiste en el buen consejo, en la integridad de sentidos, en la sanidad del cuerpo, en la fortuna, en la estimación y gloria, y en la abundancia.

65. Las artes se dividen en tres clases: primera, segunda y tercera. De la primera es la metalúrgica (254) y la corta de madera; éstas son preparativas. De la segunda, la metálica y la tectónica (255), las cuales son transformativas, pues del hierro la metálica hace armas, y la tectónica, de madera hace flautas y liras. Y la tercera clase es la que hace uso de las mismas cosas construidas, como el arte de montar a caballo, que usa los frenos; la bélica, las armas; la música, las flautas y las liras. Así que el arte se divide en tres clases: primera, segunda, y tercera (256).

66. Lo bueno es de cuatro especies, la primera de las cuales es cuando llamamos virtuoso a uno por poseer este bien. La segunda es la virtud misma y la justicia, a las cuales llamamos bien. La tercera, los alimentos, el ejercicio conveniente y las medicinas. Y la cuarta es el arte de tocar la flauta, la histriónica y otras semejantes. Así que son cuatro las especies de bien: poseer la virtud; la virtud misma; el alimento y ejercicio moderado, y la pericia en tocar la flauta, la histriónica y la poética.

67. De las cosas existentes, unas son malas, otras buenas, y otras indiferentes. Llamamos malas a las que pueden dañar siempre, como la intemperancia, la imprudencia, la injusticia y otras así; las contrarias a éstas son buenas. Las cosas que a veces aprovechan y a veces dañan, como pasear, estar sentado, comer; o bien las que nunca aprovechan ni perjudican, son indiferentes o neutras, puesto que no son buenas ni malas. Luego de las cosas existentes unas son buenas, otras malas, y otras indiferentes o neutras.

68. El buen gobierno es de tres maneras: en primer lugar, cuando las leyes son buenas, decimos que el gobierno lo es. En segundo lugar, si los ciudadanos se sujetan a las leyes establecidas. Y en tercer lugar, cuando no habiendo leyes se gobiernan bien los ciudadanos según algunas costumbres y máximas, pues también a éste llamamos buen gobierno. Entonces el recto gobierno es tener buenas leyes, sujetarse a ellas, y regirse por buenas máximas y costumbres.

69. El mal gobierno se divide en tres especies: la primera de ellas es cuando las leyes que hay son malas, no sólo para los forasteros, sino también para los ciudadanos. La segunda, cuando no se observan las establecidas. Y la tercera, cuando no hay leyes.

70. Las cosas contrarias son en tres maneras, como cuando decimos que los bienes son contrarios a los malos; como la justicia a la injusticia, la ciencia a la ignorancia, y semejantes; que unos males son contrarios a otros, como la prodigalidad a la avaricia, el castigo injusto al justo, pues estos son males contrarios a otros males. Lo grave y lo leve, lo breve y lo tardado, y lo negro y lo blanco son contrarios entre sí del modo que lo son las cosas neutras a las neutras. Así que las cosas contrarias lo son, unas como las buenas a las malas, otras como las malas a las malas, y otras como las neutras a las neutras.

71. Son tres las especies de bienes: unos los poseídos, otros los participados, y otros los por sí subsistentes. Los poseídos son los que podemos tener, como la justicia, la salud. Los participados son los que no pueden en sí tenerse, pero podemos participar de ellos, como no podemos tener el bien mismo, pero podemos ser participantes de él. Los bienes subsistentes por sí mismos son aquellos de los que ni podemos participar, ni los podemos tener en sí, pero convienen que estén en nosotros, como el ser diligentes y ser justos, lo cual es un bien. Así que los bienes son: poseídos, participados y por sí existentes.

72. El consejo se divide en tres partes: uno se toma de los tiempos pasados, otro de los venideros, y otro del presente. El de los tiempos pasados, por medio de ejemplares, como qué es lo que padecieron los lacedemonios por guardar fidelidad. El del tiempo presente, manifestando; como la flaqueza de los muros, la cobardía de los hombres, la cortedad de víveres. Y el de los tiempos futuros; como que no lleven las embajadas apariencia de injustas, para que Grecia no pierda su opinión y gloria. Luego el consejo es de los tiempos pasados, de los presentes y de los futuros.

73. La voz es de dos especies: una animada y otra inanimada. La voz animada es la de los animales; la inanimada son los sones y los ruidos. La voz animada, o es docta o indocta; docta, la de los hombres; indocta, la de los animales. La voz es entonces animada e inanimada.

74. De las cosas existentes, unas son divisibles y otras indivisibles. De las divisibles, unas son de partes semejantes, otras de partes distintas. Indivisibles son las que no admiten división, ni se componen de otras, como la unidad, el punto, el sonido. Divisibles, las que se componen de algo, como las sílabas, la sinfonía, los animales, el agua, el oro. De partes semejantes son las cosas que se componen de semejantes y su todo no se diferencia de sus partes, sino en el número, como el agua, el oro y otras de esta especie. De partes distintas son las cosas que se forman de partes que no son semejantes, como una casa y otras cosas así. Luego de las cosas existentes unas son divisibles y otras indivisibles. De las divisibles, unas son de partes semejantes y otras de partes distintas.

75. De las cosas existentes, unas se llaman por sí mismas, otras para otro. Las por sí mismas son las que no necesitan de exposición; de esta clase es el hombre, el caballo y demás animales, los cuales no admiten interpretación alguna. Las llamadas para otro, necesitan de explicación, como lo que es mayor que otro, lo más veloz que otro, lo mejor que otro, etcétera; pues lo que es mayor lo ha de ser de lo que es menor; lo más veloz lo será de algún otro. Y así, de las cosas, unas se llaman por sí mismas, y otras para otro. De esta manera dividía Platón las cosas primeras y principales, como dice Aristóteles.

76. Existió otro Platón, filósofo rodio, discípulo de Panecio, según escribe Seleuco Gramático en el libro I De la Filosofia. Otro, peripatético, discipulo de Aristóteles. Hubo otro que fue discípulo de Praxifanes; y otro que era poeta de la comedia antigua.


Notas

(213) En este párrafo habla Laercio con una señora a quien dedica la presente obra. En el libro De la triaca, atribuido a Galeno, se dice que esta señora se llamaba Arria, y que era muy estimada y honrada de los emperadores romanos de su tiempo (que serían Septimio Severo y Caracalla, o bien Marco Antonino y Septimio Severo). Véase Reynesio, lib. II, cap. XII, var. lect. Llevar lechuzas a Atenas, fue proverbio antiguo, semejante al nuestro: llevar agua al mar, porque en Atenas se crían muchísimas lechuzas, por ser lugar en que se coge aceite.

(214) Véase el párrafo 15 sobre Platón.

(215) O sea, natural y racional.

(216) Uso de esta voz por no hallar otra equivalente a la griega.

(217) También esta voz es nueva, aunque no su raíz.

(218) O de tentativa.

(219) A saber; o que acusa a uno, o disuelve los argumentos opuestos.

(220) Si dogmatizó.

(221) Vocablo griego de imposible reproducción.

(222) Vocablo griego que no podemos reproducir.

(223) Es sencillo, o sea no doble. Lo mismo puede significar ordinariamente ignorante, malo, perverso, etc. Véase la nota 98.

(224 Honesto, bello.

(225) A las palabras y figuras nuevas que usa.

(226) San Isidoro, Orig., lib. I, cap. XX, lo figura así: (Símbolo que no podemos reproducir),

(227) Su forma era esta: (Símbolo que nos resulta imposible reproducir). San Isidoro lo figura así: (Idem); y al obelo con dos puntos lo llama limnisqus.

(228) Es figurado así: (Símbolo que no podemos reproducir) San Isidoro no pone más que la de un punto dentro.

(229) El Ceraunio, o digamos Rayo, se figuraba de esta forma: V.

(230) Que era una estrella.

(231) Que se figuraba así: (Símbolo que no podemos reproducir). San Isidoro pone muchos signos diferentes de estos.

(232) Parece que quiere significar los siete orbes celestes de los siete planetas, puestos por intervalos armónicos, según la doctrina pitagórica. Que a su imitación arreglaban también el alma por intervalos armónicos, lo dice más abajo.- Platón, en su Timeo; Cicerón, en el libro De universo.

(233) No está dividido en seis, como el antecedente.

(234) Esto es, que el círculo no dividido es de sí mismo; los demás son del otro que no está dividido. Son estas locuciones muy oscuras y dificiles de comprender, cuanto más de explicar. Podrá leerse el mismo Platón en su Timeo, Plutarco en su Opúsculo de la procreación del alma, etc.

(235) De ocho lados o faces.

(236) De veinte faces.

(237) De seis faces.

(238) Sujeto a nuestros sentidos.

(239) Las palabras de Platón en su Timeo son: este globo lo pulió y alisó sumamente en rededor, de modo que no tuviese ningunas eminencias ni hoyos. Más adelante sigue diciendo: ni tenía necesidad de instrumento alguno por donde recibiese alimento. Lo mismo dice en su Timeo Locrense, por estas palabras: Estando, pues (el universo), sumamente liso y terso en su exterior, no ha menester los órganos mortales que a los otros animales se adoptan y acomodan para sus usos.

(240) Los gentiles hicieron a la tierra no solo diosa, sino madre de todos los dioses; y por consiguiente más antigua que ellos. Es de notar que el texto de Timeo, o de Platón, no pone aquí dioses, sino cuerpos, diciendo que la tierra es el más antiguo cuerpo de los celestes; pero Laercio pone dioses, y Cicerón, traduciendo el pasaje, dice deorum. Aun el mismo Platón, en su primer Timeo, escribe cuerpos, aunque el intérprete latino traduce deorum.

(241) Aquí parece haber padecido alguna alteración el texto laerciano. Sigo la corrección de Mer. Casaubono, que me parece la más fundada.

(242) Literalmente suena compuestos o agregados y unidos entre sí.

(243) Vocablo griego que no podemos reproducir.

(244) Vocablo griego de imposible reproducción.

(245) Habla aquí Laercio como gentil.

(246) Secundum genus, por sangre. Estas dos especies juzgo que corresponden a lo que nosotros llamamos corona electiva, como fue la de los godos; y hereditaria, como es la presente de España. Véase el párrafo 57.

(247) La que procura el conocimiento de las enfermedades.

(248) Auxiliadora.

(249) Escrita.

(250) La voz que usa aquí Laercio no sólo puede significar una oración retórica, sino cualquier razonamiento, sermón, discurso, plática, conversación, argumento, libro, etc. Véase el párrafo 56.

(251) Esto es, artística o facultativa.

(252) Esta tercera especie de nobleza dada a los que eran coronados en certámenes literarios (de que sin duda trata Platón aquí), parece análoga a la que en nuestros tiempos se adquiere por los grados que dan las universidades.

(253) El amor a los hombres.

(254) A saber, la perteneciente a la primera preparación de los metales cuando salen de la mina.

(255) O sea técnica, como en el párrafo 51.

(256) Esto es, cada arte se puede considerar en tres grados o estados.

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