Índice de ¿Qué es una Constitución? de Ferdinand LassalleCapítulo anteriorCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha

POLÉMICA

(A los artículos publicados en el Volkische Zeitung, de Berlin, órgano del partido progresista (numeros del 10 y 13 de enero de 1863) en los que se atacaba duramente a Lasalle, aunque sin mencionarlo, por la idea expuesta en su discurso ¡Y ahora! hubo de contestar Lassalle con las dos notas siguientes publicadas en el Vossische Zeitung, números del 13 y 15 de enero)


I

Vossische Zeitung del 13 de enero de 1863.

El señor F. Lassalle nos envía la siguiente carta rogándonos su inserción:

Estimado señor director:

En el número 8 del Volkische Zeitung, del 10 de enero aparece, bajo el epígrafe de Supertensión y revisión, un artículo editorial en el que, sin mencionarme, se critica la proposición desarrollada y defendida en mi folleto ¿Y ahora?, consistente en que la Cámara suspenda sus sesiones por tiempo indefinido, en tanto que el Gobierno no aporte pruebas de haber puesto fin a los gastos desautorizados por el Parlamento. Está perfectamente dentro del orden que ese periódico se pronuncie en contra de mi idea, y no había que esperar de el otra cosa. Lo que ya no está tan bien ni me parece necesario es acudir, para combatirla, a una mentira descarada, con la cual mi proposición se convierte, además, de la manera más ridícula, en todo lo contrario de lo que es.

En efecto, el Volkische Zeitung dice que la Cámara de Diputados tendrá cosas más importantes qué hacer que ... convencerse durante catorce días enteros (?) de dieta, rumiando en el silencio su fracaso, de la virtud megalómana asignada a una simple resolución, para luego, cumplido ese plazo, volver a caer (??) en la misma comedia, reiterando aquella resolución, y sumergirse de nuevo con gesto imponente por otros catorce días (???). Mucho nos tememos que ni aun los más infalibles consejeros se atreviesen a repetir por tercera vez esta escena (???), pues catorce días (!!!) de silencio imponente, son realmente imponentes para el lector: pero, repetidos con tanta insistencia en la realidad, harían remitir, contra la propia voluntad de los organizadores, la supertensión, por tirante que ésta fuese.

Como se ve, este periódico da a entender que mi proposición tendía a aplazar las sesiones de la Cámara por catorce días, aplazamiento que luego se reiteraría por otro plazo de dos semanas, y así sucesivamente. Es, en realidad, una idea tan ridícula, que difícilmente podría encontrar albergue en otro cerebro que no fuesé el de un redactor del Volkische Zeitung. El hecho es que semejante proposición no ha sído formulada por nadie ni se contiene para nada en mi mencionado folleto. Lo que yo pido, en términos explicitos, es que la Camara suspenda sus sesiones indefinidamente, en tanto que el Gobierno aporta las pruebas mencionadas.

El Volkische Zeitung llega hasta poner entre comillas las palabras silencio imponente, queriendo dar a entender de este modo que las toma del folleto en cuestión. No hay tal. Tales palabras no se contienen ni en este folleto ni en el artículo publicado ayer en el Nationale Zeitung, al que podrían hacer referencia también las criticas del mencionado periódico. Lejos de eso, quedan a cien leguas de mi argumentación. Esta manera de provocar en cuantos no han leído el folleto, la creencia insidiosa de que en este se propone una suspensión, varias veces reiterada, por catorce días, podrá ser todo lo hábil, todo lo rabínica que se quiera, pero honrada no lo es. El Volkische Zeitung debió tomar por modelo al Kreuzzeitung, que, aun combatiendo, como era natural qce lo hiciese, mi conferencia, reproduce de una manera fiel y literal la proposición que en ella se hace.

Tratándose de un asunto tan importante, que afecta al país entero y en el que los periódicos deben dejar a todo el mundo en libertad para formarse un juicio sobre las diferentes proposiciones presentadas, esa falsificación representa una conducta que no queremos calificar, así en lo que toca a la ley de Imprenta como en le que respecta al decoro público.

Sólo cabe una hipótesis para explicarse, acaso, esa fábula de los catorce días. que el Volkische Zeitung me achaca. Puede ser --dígo yo- que el reglamento de la Cámara, que no conozco, disponga que sus sesiones sólo podrán suspenderse por un plazo de catorce días, y si es así, el redactor del periódico -obrando como cumple a su inteligencia y honorabilidad- se habría limitado a corregir reglamentariamente mi proposición.

Sin embargo, semejante dificultad reglamentaria no puede existir tampoco más que para un redactor del Volkische Zeitung. Pues aparte que la Cámara tiene facultades soberanas para derogar su reglamento, el Parlamento, que al tomar aquel acuerdo expondría su existencia, bien podría exponerse también a infringir una norma reglamentaria. El Volkische Zeitung puede estar tranquilo. La dificultad no está precisamente en el reglamento ... La idea desarrollada en mi folleto, y en la que aquí no puedo detenerme por falta de espacio, es cabalmente la opuesta, a saber: obligar al Gobierno a una de dos: someterse al derecho constitucional de las Cámaras, o desprenderse de toda la apariencia y aparato constitucionales y de cuantas ventajas se derivan de su posesión, implantando un Gobierno absoluto sin disfraces -o, lo que es lo mismo, apoyado en una Constitución feudal otorgada-, para tomar, tarde o temprano, unos derroteros que el Gobierno no puede en modo alguno ni quiere tomar, ni tomará.

Lo cierto es que, violado el derecho constitucional de aprobar los presupuestos, queda violada toda la Constitución, y abolida ésta, no reporta ventaja ninguna para el país mantener la mera apariencia de que subsiste.

La claridad y la decisión, la alternativa resuelta que hemos expuesto, es lo único que puede salvarnos de esta grave crisis. Lo aproximado a la verdad es, en este caso, como suele serio siempre, lo más falso de todo.

Su afmo. s. s.

F. LASSALLE

Berlin, 10 de enero de 1863.


II

Vossische Zeitutig, número 12, del 15 de enero de 1863.

RÉPLICA

Dos negaciones forman una afirmación, pero dos mentiras no forman nunca, por mucho que se esfuercen, una verdad.

Acosado por mi declaración de ayer, el Volkische Zeitung declara en su número de hoy que el plan de suspender por etapas reiteradas de catorce días las sesiones de la Cámara de Diputados ha sido expuesto por una respetable e influyente personalidad. Cierto es, añade, que no se ha hecho todavía público, y que ahora (¡de repente!) se ha decidido prescindir de él. A este plan quiso referirse, según dice, sin pensar para nada en mi folleto. Se equivoca quien crea, añade el Volkische Zeitung, que nuestros articulos de fondo van nunca dingidos contra los fantasmas innocuos de un hueco pesimismo. Contra semejante peligro nos previen, concluye, un sentimiento de limpieza espiritual y la dignidad del periódico.

Aunque el fin primordial que me proponía está, después de esto, alcanzado, y los que hayan leído mi folleto y los editoriales publicados en los números 8 y 9 del Volkische Zeitung no abrigarán ya la menor duda, limitándose tan sólo a maravillarse en silencio de tanta y tan osada mendacidad, la mentira es tan hipócritamente insolente, que no tenemos más remedio que someternos a la vergüenza de una breve replica sobre los hechos, aunque no sea más que para poner en claro a los ojos de otros el carácter de ese periódico y su patente de limpieza espiritual.

En el editorial del número 8, el Volkische Zeintung toma por base de sus lucubraciones esta ingeniosa distinción: La representación popular es un poder, pero no tiene poder alguno, idea que se endereza contra la teoría que sirve de base a mi folleto, según la cual la verdadera Constitución de un país reside en los factortes reales y efectivos de poder que en ese pais rigen, sin que la Constitución escrita haga más que dar expresión a esos factores de poder, careciendo de todo valor en cuanto le falta esta base real. Por eso concluía yo que, primariamente y en última instancia, los problemas constitucionales no eran tanto problemas de derecho como de poder.

La referencia polémica a esta teoría desarrollada históricamente por mi, y que el Volkische Zeitung, naturalmente, no comprendió ni por asomo, impregna, línea a línea, las dos editoriales de los números 8 y 9.

En éste se me menciona a mí y se menciona a mi folleto de la manera más clara, aludiendo al Kreuzzeitung, que acababa de publicar dos artículos de fondo acerca de mi conferencia. Mas tampoco aquí acierta el Volkische Zeitung, llevado sin duda de la más pura limpieza espiritual que siempre lo inspira, a dejar de mentir del modo más descarado. Poniendo entre comillas las palabras el verdadero demócrata modelo, pretende sugerir hipócritamente a sus lectores la apariencia engañosa de que es el Kreuzzeitung el que así me califica, cuando a este periódico no se le pasó jamás por las mientes emplear semejante expresión ni ninguna otra que se le parezca, limitándose a combatir del modo más enérgico mi folleto, aunque reconozca en él una gran claridad y consecuencia lógicas, elogio que puede tributarse hasta al adversario más encarnizado y que no seria tal elogio si no viviésemos en una época en que el estilo y la argumentación del Volkische Zeitung empiezan a hacer escuela.

Ahora bien, si después de aludirme tan claramente, el Volkische Zeitung, orgulloso de sus suscriptores y sus faltas de sintaxis -34.000 dice que tiene, suscriptores, se entiende, pues las faltas de sintaxis exceden con creces de esa cifra en cada trimestre-, cree incompatible con su limpieza, habernos aludido en sus editoriales a mi y a mi folleto, en el cual pongo bastante de relieve, aunque sea de pasada, la pobreza espiritual de ese periódico y el daño politico que hace, no demostrará más que una cosa: que sus procedimientos, tratándose de reflejar simples hechos, son tan hipócritamente mentirosos como sus consejos politicos. A esto, sólo podemos replicar, con el poeta:

No se atreve el infernal Plutón a intentar aquello
a que se atreve el monje desenfrenado,
lleno por eso de viejas culpas
.

Que el redactor del Volkische Zeitung mande que se lo traduzcan.

F. LASSALLE

Berlin, 14 de enero de 1863.

Índice de ¿Qué es una Constitución? de Ferdinand LassalleCapítulo anteriorCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha