ES HORA DE REFLEXIONAR

Ante nuestra realidad, conviene realizar una detenida y amplia reflexión sobre lo que queremos, lo que podemos y las vías que visualizamos para alcanzar nuestros objetivos.

En efecto, la situación que vivimos en México nos obliga a realizar un pequeño alto para meditar sobre nuestros proyectos a futuro, nuestra condición actual, y las vías que imaginamos para alcanzar nuestras metas. Ya sea en el campo económico, político, social, o cultural, debemos diseñar nuestras respectivas estrategias para, dentro de nuestras posibilidades, avanzar en el logro de los objetivos que nos propongamos. El próximo año de 2016 se vislumbra como especialmente dificil, puesto que las condiciones económicas, en lo general, no serán, precisamente, de miel y rosas. Claramente podemos percibir que el mundo entero esta entrando a una zona de alta peligrosidad y que la posibilidad de una recesión a escala universal no puede ser descartada, amén de que se generen enfrentamientos muy serios entre naciones y diversos bloques de poder.

Tenemos que, después de la crisis internacional del 2008, los sectores financieros del capitalismo internacional idearon una manera de buscar sortear la crisis, y para tal efecto recurrieron, entre otras medidas, al exagerado abaratamiento del dinero. Suponíase que tal medida seria tan solo provisional, y que una vez superada la emergencia, las cosas habrían de volver a su anterior ritmo, pero lo que ahora estamos viendo es que no está sucediendo eso, y si bien el excesivo abaratamiento del dinero logró hasta cierto punto detener los negativos efectos de la crisis global, el hecho real es que ahora los mismos centros financieros que tomaron esa medida, simple y sencillamente no saben cómo hacerle para superar esa situación. Lo que teóricamente vislumbraron no está ocurriendo en la práctica. En pocas palabras: no encuentran la manera de salir del embrollo, y de aquí el constante atraso en la medida de reactivación de las tasas de referencia por parte de la Fed norteamericana. Temen, y con razón, que una subida en las tasas, por pequeña que esta fuese, ocasione un desbarajuste de alcances impredecibles; esto es, una crisis con muchísimo mayor alcance destructivo que la generada en el 2008. Todos estan conscientes de que tarde que temprano las tasas habrán de elevarse, y todos concuerdan en que las consecuencias serán de gravedad, sobre todo para las llamadas economías emergentes, pero lo que si nadie parece estar seguro es si será posible controlar la situación o si, por el contrario, se abriran las puertas del infierno y no habrá retorno.

En el caso de México, ya se ha pagado un excesivo precio para buscar mantener cierta estabilidad en la paridad del dólar y el peso, sacrificando en tal objetivo un alto porcentaje de reservas internacionales. Dícese y asegúrase que ese, y no otro, es el objetivo de haber acumulado las dichas reservas, sin embargo, permítasenos ser escépticos al respecto, ya que no consideramos como una táctica adecuada continuar con la quema de reservas como la única respuesta a la volátil situación del mercado internacional de divisas, sino que, quizá, una adecuada mezcla de quema de reservas, aunada al prudente aumento de las tasas de interés domésticas, pudiera traer mejores resultados. Además, llega a ser francamente decepcionante mantener esa actitud, por parte de las autoridades fnancieras mexicanas, de seguir el jueguito de lo que hace la mano hace la tras; esto es, seguir de manera rigurosa la huella de las acciones realizadas por las autoridades financieras norteaméricanas, como si no hubiese más remedio.

Ahora bien, es claro que no seremos nosotros quienes podamos brindar alguna salida a tan critica situación, pero igual de claro es que si no nos ponemos las pilas y buscamos la manera de protegernos de tan dificil entorno, nos puede cargar la tiznada. Así que, por simple sentido de supervivencia debemos de estar alertas para, llegado el momento, poder actuar en consecuencia.

Este fin de año será particularmente intenso debido al jaleo que con toda seguridad habrá de generarse cuando deba de discutirse en el Congreso la Ley de Egresos, esto es, cómo terminará de canalizarse el gasto público para el ejercicio del 2016. Sin duda el debate que ello genere sacará literalmente chispas y uno que otro trueno y relámpago, y es que, ante el auténtico derrumbe en los precios internacionales del petróleo, el de no pocas materias primas asi como la notoria depreciación del peso y la inminencia de la subida en las tasas de interés de Estados Unidos de Norteamérica, el futuro se ve color de hormiga.

Los tiempos por venir serán, a no dudar, bastante complicados, y muy dificil es el poder predecir cuál habrá de ser nuestro destino. La situación política no nos va a ser favorable, eso es casi seguro, y en lo que al aspecto social y cultural se refiere, quizá en este último será donde podamos encontrar ciertos escondrijos desde los cuales aglutinarnos. En pocas palabras: los tiempos por venir no van a ser amables con nosotros, y de ello debemos de estar bien conscientes. Tendremos, pues, que matizar, y en mucho, tanto nuestro discurso como nuestras pretensiones. Mas que en el voluntarismo deberemos de resguardarnos en la empatia que podamos tener o desarrollar con otras corrientes de pensamiento. Buscar y dar el apoyo con y en otros habrá de convertirse en la labor principal. No son los tiempos actuales, de sectarismo e intolerancia. Tampoco el radicalismo o el maximalismo constituirán, en lo futuro, guias seguras. Atemperar pasiones y calmar ansias será crucial en las luchas por venir. El aprender a escuchar y el respetar corrientes y tendencias, quizá alcance una inusitada importancia. En fin, habremos de continuar nuestras reflexiones sin desesperarnos ni ahogarnos en la impotencia. Siempre debemos tener muy claro que como sabiamente señala el refrán: a lo imposible, nadie está obligado

Noviembre de 2015
Omar Cortés