ANTE ADVERSIDADES Y PROVOCACIONES

Los severos efectos del derrumbe en el precio del petróleo, así como los cambios realizados por el Tesoro de los Estados Unidos en relación al movimiento de su tasa de interés, nos traen realmente mareados.

Ya no sabemos ni a qué santo encomendarnos con la acelerada depreciación del peso frente al dólar norteamericano. Y como si todo esto fuera poca cosa, para acabarla de amolar, habremos de soportar la increible e inexplicable provocación que el arribo del máximo jerarca de la iglesia católica, el llamado Papa Francisco, nos tiene preparada con la canonización del llamado niño cristero, un muchacho de nombre José Sánchez del Río quien, se afirma, fue ejecutado, previas lamentables condiciones de tortura, en el Estado de Michoacán, durante el conflicto religioso que asoló una considerable región del territorio nacional, en el año de 1928.

No dudo sobre la veracidad de esos hechos, pero lo que realmente no alcanzo a entender, es cuál es el objetivo de los señores del Vaticano al realizar la susodicha canonización, precisamente cuando el máximo jefe de la iglesia católica visita México. La verdad no encuentro otra explicación sino la de una terrible maquinación provocativa, y ello no solamente esta mal, sino que es una actitud pésima. Las consecuencias que puede traer consigo una majaderia diplomática de esa envergadura son enormes, y por supuesto que no habrían de manifestarse de manera inmediata, sino que muy probablemente seguirían el curso ese de que, arrieros somos y en el camino andamos.

Definitivamente no podemos pasar por alto que hoy por hoy existen relaciones diplomáticas formales entre la República Mexicana y el Estado del Vaticano, por lo que ese tipo de actitudes, como la referida canonización, resultan en acciones agresivas que de ninguna manera se deben alentar.

Pienso que aún está en tiempo el Estado del Vaticano en rectificar sus decisiones, y bueno sería que aplazaran la susodicha canonización unos cuantos meses más, total, y por favor no se vaya a tomar en sentido ofensivo lo que a continuación expreso: no pienso que el alma del niño José Sánchez del Río esté que se le quemen las habas por alcanzar la canonización. Ojalá y la cordura haga su aparición evitando provocaciones de ese tipo que al único lado que conducen es al de la confrontación, el resentimiento y los deseos de venganza. Ya es hora de parar tanta locura, y alguién debe dar el ejemplo.

También es de destacar la promulgación del decreto presidencial con el que se culmina la primera etapa de la denominada Reforma Política de la Ciudad de México; porque no es posible pasar por alto que ello representa la culminación de un larguísimo proceso de luchas cívico-populares, presente en la capital del país desde hace más de sesenta años. Desgraciadamente esta culminación se genera en momentos nada propicios por el enorme desconcierto y la grave incertidumbre que priva entre amplísimas capas de la población mexicana a consecuencia de la complicada situación económica que vivimos, además de la descomposición interna de agrupamientos políticos del campo progresista, que ha generado escisiones y enfrentamientos muy graves.

Por otra parte, muy lamentable igualmente resulta el patético espectáculo que la mayoría de los sectores progresistas de la ciudad de México están dando, al andar peleándose todos contra todos en momentos tan críticos como los actuales. Este tipo de actitudes están generando una confusión espantosa que obviamente es aprovechada por otros. Esto realmente es muy triste y, quizá más que triste, excesivamente peligroso, porque esa autopulverización de los organismos progresistas puede generar un panorama político, al futuro, realmente pavoroso. Entendible es que haya diferencias y que se hable y discuta de manera fuerte, pero no con el objetivo de pulverizar posibilidades. Ojalá y los actores políticos que tienen en sus manos la conducción de estructuras y organismos, rectifiquen en sus actitudes y le bajen un poco a sus pretensiones dando pruebas de humildad y entendimiento.

El futuro inmediato, por desgracia, no se nos presenta nada halagüeño. De que este año de 2016 será muy complicado, parece que todos estamos conscientes, por lo que habremos de esforzarnos en actuar a la altura de las circunstancias. No son momentos de dispersión ni de algarabía, sino de intentar la cohesión y compartir la reflexión.

Lo que hagamos o dejemos de hacer habrá de tener un peso formidable en nuestro desarrollo futuro tanto como individuos, grupos o colectividades.

Mantener la calma, el ánimo y esforzarnos por evitar las confrontaciones inútiles es, quizá, lo que debemos intentar hacer.

Febrero de 2016
Omar Cortés