DE PRESUPUESTOS Y OTRAS MENTADAS

De golpe y porrazo nuestro México lindo quedó enredado en una encrucijada de los mil demonios. La combinación de la renuncia del Secretario de Hacienda, aunado ello a la presentación del presupuesto de egresos federal para el ejercicio del año entrante, y a una salvaje depreciación de la moneda nacional de cara al dólar norteamericano, prendieron todos los focos rojos.

El asunto se complico porque el presupuesto presentado por el nuevo titular de la dependencia fue realmente elaborado por el equipo del pasado secretario, tomando como base una realidad económica que ha variado dramáticamente, por lo que, sin meternos en laberintos de discusiones en torno a si es o no correcto lo señalado en dicha propuesta presupuestaria, debemos de aceptar, de manera realista, que ese presupuesto, simple y sencillamente ya no sirve. Bástenos tan sólo echar una miradita al valor que se le otorga al dólar en ese presupuesto para percatarnos de su inutilidad. Puede, sí, por supuesto que si, y así habrá de ser, servir de base para la elaboración de un presupuesto realista acorde con las realidades actuales de la República, pero solamente eso.

Ahora bien, de acuerdo a la mecánica existente, curiosamente habrá de corresponder al Congreso de la Unión estructurar por completo el susodicho presupuesto, y a la Secretaria de Hacienda, la representación del Ejecutivo de la Unión, actuar en concordancia con lo que el Congreso acuerde, por lo que los papeles han cambiado dramáticamente.

Así, la propuesta original de establecer un recorte presupuestario sin elevar las tasas impositivas ni crear nuevas contribuciones, ha quedado sin sustento, por lo que habrá de corresponder al Congreso de la Unión el determinar si sube o no las tasas impositivas y/o crea o no nuevas contribuciones.

El recorte anunciado por la Secretaria de Hacienda en su propuesta presupuestaria fue considerado, por algunos, como excesivamente severo pero, por otros, entre quienes destacan los centros de opinión empresariales, muy laxo, ya que en opinión de esos organismos el ajuste debería ser mucho mayor. Sin embargo, si mantenemos nuestro criterio de que esa propuesta presupuestal simple y sencillamente resulta ya inoperante, pues lo de los recortes presupuestales va junto con pegado. Además, existe un nuevo factor que de seguro habrá de incidir en la tormentosa discusión que deberá de desarrollarse en torno al susodicho presupuesto: nos referimos al acuerdo alcanzado por la Organización de Paises Productores de Petróleo, la cual ha determinado una reducción aproximada de setecientos cincuenta mil barriles de petróleo diarios, con el objeto de nivelar el precio del llamado oro negro, determinación que seguramente logrará una moderada apreciación del barril de petróleo lo que, también, constituirá un elemento que distorsionará la base que en el presupuesto otorgose al precio del petróleo, lo que nos da más elementos para mantener nuestra postura de que el proyecto presupuestario presentado, ya no es de utilidad.

Tenemos entonces que la moneda sigue en el aire y que todo lo asentado en el proyecto presupuestario pues quedará como solo un recuerdo de lo que pudo haber sido pero ... no fue.

Sin embargo, desde nuestra óptica, continua con validez la advertencia del gran peligro que para el futuro tiene el mantener ese incontenible apetito por el endeudamiento, por lo que meterle freno al gasto no es, definitivamente, una mala idea. Al contrario será muy positivo que en la elaboración del presupuesto federal se retome esa actitud, por muchos criticada de timorata, pero que en realidad es bastante sensata.

Ahora bien, no se trata de caer en los excesos de ajuste exigidos por algunos sectores de la iniciativa privada, que de plano se vuelan la barda saliendo con propuestas tan insensibles y, perdónesenos la palabra, tan inútiles, como la de los gastadores empedernidos. Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre, señala un conocido refrán popular, que cae ni mandado a hacer para lo que tratamos.

Realmente es una lástima que los sectores de análisis económicos de la iniciativa privada tomen una actitud maximalista tan absurda, porque no se dan cuenta del enorme vacío que con sus aceleres generan para la sociedad en general. Expliquémonos: entender, tan solo entender lo que representa la elaboración de un presupuesto federal para un país como México, no es precisamente un enchilame otra. La inmensa mayoría, si no es que la totalidad de la ciudadanía, nos tatemamos el coco buscando entender todo este rollo, y por lo general acabamos como comenzamos, sin entender ni papa de nada. Y ello resulta lógico, pues acostumbrados como cotidianamente estamos a movernos en medios en los que las estrecheces económicas son el pan de todos los días, es imposible que comprendamos las carretadas de miles de millones que se manejan en los presupuestos de oficinas y secretarias. Nosotros, que cuando ganamos los cuarenta o cincuenta mil pesos ya nos sentimos supermillonarios, ¿cómo demonios vamos a entender las partidas presupuestarias de miles y miles de millones? Es entendible que requeriramos de ayuda, y ahi es donde esos organismos de análisis económicos del sector privado podrían, si no fueran tan obtusos y tan miopes, colaborar con la sociedad explicándonos y mostrándonos caminos y alternativas. Pero no, optan por el camino de la confusión, y con tal de ponerle en la torre a los gobernantes en turno, de su caballo no se bajan y ahí están dale que dale con sus irracionalidades.

Y hablando de irracionalidades, ¿qué decir del bochornoso e increible espectáculo que la depreciación del peso ha traido consigo? Ahora resulta que el debate de candidatos presidenciales entre el pato Donald y la pata Daisy, con sus cua-cua-cua se llevaron al baile al peso mexicano. ¡¡¡Increible!!!

Todo este asunto de la depreciación del peso y el conjunto de razones que se esgrimen, realmente es un galimatias. La verdad es que aquí si ya no se sabe si reir o llorar. Es todo tan irracional, tan absurdo, tan ilógico, que francamente no puede abordarse este asunto desde una óptica más o menos seria, no vaya a ser que los inversionistas se asusten de nuestras conclusiones y ... ¡¡¡sopas!!! el dolar se vaya a cincuenta por uno.

Los terribles miedos de la clase dirigente mexicana, quizá sean entendibles pero ... no se vale que nos pasen la factura. Resulta que existen sectores de esa clase dirigente, que estan verdaderamente apanicados por la sola posibilidad de que el pato Donald resultase electo presidente del vecino país del norte, y con sus miedos irracionales lo único que están generando es un estado de nerviosismo alarmante entre buena parte de la sociedad, a la que le están trasmitiendo toda su amargura e insensatez. Si el pato Donald es electo, dicen, a México se lo carga la tiznada, concluyen, y lo peor del caso es que buena parte de la sociedad los toma en serio.

Lo que está en el centro de esa preocupación es que el Tratado de Libre Comercio felpe, y su finiquitación traiga severas consecuencias para con la economía nacional.

Ahora bien, el asunto es que el criterio de libre comercio está realmente jaqueado en todo el mundo, y hoy por hoy los criterios proteccionistas tienden a irse imponiendo. Si ello es bueno o malo, es algo que bien puede discutirse pero ... siendo realistas y previsores, más vale tomar muy en serio ese dicho de que cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar, esto es, adelantándonos un poco a los acontecimientos, mal no estaría el ver como diablos nos las arreglamos para ir preparando un plan B de contingencia y poder enfrentar, de la mejor manera posible, el temporal del proteccionismo que francamente esta a la vuelta de la esquina. Porque no podemos hacernos tontos prendiendole velas a la Providencia para que ilumine el triunfo de la pata Daisy, ya que ello no es garantía alguna de que el peligro del proteccionismo sería superado. En pocas palabras, desde nuestra óptica, los criterios proteccionistas en nuestros vecinos del norte habrán de desarrollarse asi gane la pata Daisy o el pato Donald, en pocas palabras, es algo ya irreversible, que, por supuesto, presentaria variaciones en su intensidad dependiendo del pato triunfador, pero de que viene, viene.

Asi que mientras son peras o manzanas, lo más recomendable es que, dentro de lo posible, mantengamos la calma y busquemos superar ese estado de alarma constante en que buena parte de nuestra sociedad ha caido.

Octubre de 2016
Omar Cortés